Matrimonio

De protestantes a católicos por la Teología del Cuerpo: una familia en busca de reverencia y Verdad

El testimonio de Vicki y Bruce Larson, 7 años buscando de iglesia en iglesia

Matrimonio

Vicki Larson y su esposo Bruce fueron luteranos y protestantes devotos durante muchos años, pero las contradicciones entre las distintas teologías protestantes y profundizar en la Teología del Cuerpo católica les llevaron a entrar en la Iglesia Católica en 2005 tras un proceso intenso de 7 años en búsqueda activa de la verdad.

Luteranos de siempre

Vicki estudió en un pequeño instituto luterano de secundaria, y tanto ella como Bruce se titularon en una universidad luterana de Letras. Enseguida se casaron y tuvieron tres hijas. En 1984 Vicki empezó una época como educadora parroquial en una parroquia grande de la ELCA, una de las principales denominaciones luteranas. Bruce era profesor y entrenador en un instituto católico. En esa época, en una campaña de evangelización del famoso predicador itinerante Billy Graham, ambos entregaron su vida a Cristo, y creció su amor por la Palabra de Dios.

Caos doctrinal: ¿quién enseña la Verdad?

Pero al pasar los años, dos tipos de temas les fueron inquietando acerca de cómo servir a Dios en una iglesia.

Por un lado, la ELCA se fue haciendo cada vez más exagerada en su desobediencia a la Palabra de Dios. En temas de moral sexual y familiar, parecía defender cualquier cosa, y el mayor signo se dio cuando en verano de 2009 aceptó la ordenación de pastores homosexuales y lesbianas sexualmente activos, así como la bendición de uniones homosexuales. Esta congregación, que nació con 5,2 millones de miembros en 1988 al unificar tres denominaciones previas, en 2018, apenas 3 décadas después, tenía ya sólo 3,3 millones de miembros bautizados (no necesariamente practicantes): muchos se han ido a otras iglesias o han creado nuevas congregaciones luteranas conservadoras.

Por otro lado, incluso entre protestantes conservadores había graves desacuerdos doctrinales. La misma Vicki se daba cuenta de que ella enseñaba a los niños de su parroquia luterana el Pequeño Catecismo de Lutero, que permite el bautismo de niños pequeños, mientras que ella misma, leyendo la Biblia, llegaba a la conclusión de que sólo los creyentes (es decir, los de cierta edad) pueden recibir el bautismo. Y los temas de desencuentro podían ser más, pese a que los protestantes insisten en que la Biblia es clara para guiar al creyente. ¿”Una vez salvados, siempre salvados” o “la salvación puede perderse”? La comunión con el vino y el pan: ¿es “sólo un símbolo” o “hay consubstanciación”, como dicen habitualmente los luteranos? (Los católicos hablan de “transubstanciación”, mucho más radical y milagroso).

“Ambas cosas no podían ser verdad al mismo tiempo. Necesitábamos encontrar la verdad, pero ¿qué denominación la tenía?“, escribe Vicki en su testimonio en inglés en CHNetwork.org.

A partir del año 2000 acompañaban a su hija menor a sus campeonatos de voleibol por distintas ciudades cada fin de semana, y probaban cada domingo en todo tipo de iglesias protestantes: luteranas, baptistas, evangélicas libres… No buscaban simplemente un pastor con el que estar de acuerdo. ¿Qué pasa si el pastor se va de la comunidad o cambia de ideas? Buscaban una Iglesia que enseñara la Verdad.

El misterio asombroso de la Teología del Cuerpo

En cierto momento, Vicki dejó su trabajo en la parroquia luterana y pasó a trabajar como directora de educación en abstinencia sexual hasta el matrimonio en una clínica cristiana especializada en familia y maternidad.

Empezó a estudiar mucho sobre matrimonio, sexualidad, castidad… En sus largos viajes en coche para los campeonatos deportivos, escuchaba CDs sobre estas temáticas, que resultó que también le gustaban a su marido. Dios Trinidad es amor: uno que Ama, uno que es Amado, un Espíritu de Amor, y vive en los bautizados. Más aún, en cada matrimonio cristiano hay algo sagrado, una imagen de la Trinidad. “Empecé a llamar ‘sacramento’ al matrimonio, como hacían los católicos”, recuerda.

Después, en la clínica le hablaron de la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II. Empezó a explorarla por su cuenta y reflexionar sobre algo que antes no había pensado: la anticoncepción no era algo aceptado por Dios. El matrimonio es entrega total, incluyendo entrega de la fertilidad, igual que Cristo se entregó a la Iglesia con gran fertilidad. Un día, escuchando un CD de Santa Edith Stein sobre el pecado, entendió que su época empleando anticoncepción había sido un “no” a Dios, al esterilizar sus uniones. “Nos dolió. Nos pusimos de rodillas ante Dios para confesar y arrepentirnos entre lágrimas“, recuerda. Entendieron que la cultura de la anticoncepción, admitida por los protestantes a partir de 1930, era una de las causas del caos sexual, el sexo egoísta y muchos males sociales y familiares.

En otoño de 2002, Karin, su hija mayor, cansada de escuchar a su madre hablar de estos temas de forma fragmentaria, pidió los CDs de Teología del Cuerpo para escucharlos en el coche “y decidir por mí misma”. Cuando los escuchó, admitió: “esto tiene mucho sentido”. Y empezó en la joven un fuerte despertar espiritual. Ahora ella también buscaba una iglesia, y quería que fuera reverente en su culto. “Señor, ¿dónde quieres que vaya?“, rezaba también Karin.

La Misa explicada en una charla

Una noche, Bruce y Vicki, insaciables consumidores de CDs con charlas espirituales, escucharon la cinta “El padre Larry Richards explica la misa”. Para unos protestantes, era una introducción detallada a todo un mundo. ¿Santigüarse con agua bendita? ¿Arrodillarse en ciertos momentos? ¿Por qué sólo un sacerdote o diácono pueden proclamar la lectura del Evangelio? ¿Y de verdad Cristo está con Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la comunión, y el pan y vino son sólo apariencia, especies? Vicki quedó asombrada al ver que también su marido se sentía atraído por todo esto. Querían comulgar eso, así, recibir así a Jesús.

Una convención de Teología del Cuerpo

En 2004 Vicki y su hija Karin acudieron a una convención sobre Teología del Cuerpo organizada en Pensilvania. De los 80 asistentes, casi todos eran católicos, sólo había 4 protestantes. Estaban mirando libros en la librería cuando entró el obispo Samuel Aquila, entonces obispo de Fargo, en Dakota (el único obispo que ha participado en dos abortos siendo un joven sanitario, como él mismo explica con pesar). Gran activista provida y profamilia, el librero le propuso bendecir a los asistentes. De repente, todos ellos se arrodillaron. Vicki y Karin también lo hicieron, aunque como protestantes no tenían costumbre. Lo hicieron por no destacar, pero hoy lo recuerda como su primera bendición episcopal y un punto de cambio.

“Cada mañana la jornada empezaba con misa. Había agua bendita en la entrada, pero no nos atrevíamos a poner los dedos en ella. Observábamos lo que pasaba. La gente iba a recibir la comunión, veíamos cuán increíblemente reverentes eran. Sus cuerpos hablaban un lenguaje que revelaba su espíritu”, recuerda. Esa semana aprendieron mucho sobre los sacramentos, sobre la Virgen María, sobre la comunión de aquellos que son “uno” porque comen el mismo Pan que es verdadera Comida.

“Una señora encantadora me invitó a adoración. Yo no tenía ni idea de lo que era. Recé pidiendo sanación por mí y por Karin”. Y la enseñanza sobre Teología del Cuerpo les impactó y transformó más. En su interior se sentían ya católicas.

Vuelta a casa y una fecha especial

De vuelta a casa, su marido Bruce, sin consultarlas, ese domingo las llevó a una misa católica. Vicki experimentaba cada signo de la misa con gran intensidad y reverencia. “¿Se daban cuenta esas personas de que el Señor de Cielo y Tierra estaba en cada uno de ellos?”, pensaba. Era 15 de agosto, fiesta de la Virgen. Pío XII declaró el dogma de la Asunción ese día de 1950… el mismo año que Bruce y Vicki nacieron.

Tomaron la decisión de recibir la catequesis adecuada y hacerse católicos. “Era duro para nuestros padres, que habían crecido oyendo siempre cosas horribles de la Iglesia Católica, que les preocupaban. Y hacerse católicos cambiaría nuestras vacaciones, fiestas, funerales… Era duro, pero no podíamos hacer otra cosa”.

En 2005 Vicki, Bruce y su hija Karin entraron plenamente en comunión con la Iglesia Católica.

Aún tuvieron tiempo de vivir los últimos 7 días de pontificado de Juan Pablo II, y la experiencia de su muerte y funeral. “Sin su Teología del Cuerpo, no habríamos visto la Verdad de la Iglesia. Gracias, Juan Pablo II”, expresa.

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