La Palabra

V Domingo de Pascua

La Palabra

CITA

Mi padre tiene una viña, que ni la poda, ni la cava, ni tampoco la vendimia

«Hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace».»

P. Rubio

San Cirilo de Alejandría, “Fuimos generados a partir de Él y en Él, en el Espíritu, para dar frutos de vida”

“Pues, así como la raíz hace llegar su misma manera de ser a los sarmientos, del mismo modo el Verbo Unigénito de Dios Padre comunica a los santos una especie de parentesco consigo mismo y con el Padre, al darles parte en su propia naturaleza, y otorga su Espíritu a los que están unidos con Él por la fe: y así les comunica una santidad inmensa, los nutre en la piedad y los lleva al conocimiento de la verdad, y a la práctica de la virtud” (In Ev. Joann. lib 10,2).

«El Señor, para convencernos que es necesario que nos adhiramos a Él por el amor, ponderó cuan grandes bienes se derivan de nuestra unión con Él, comparándose a Sí mismo con la vid y afirmando que los que están unidos a Él e injertados en su persona, vienen a ser como sus sarmientos y, que, al participar del Espíritu de Cristo, éste nos une con Él. La adhesión de quienes se vinculan a la vid consiste en una adhesión de voluntad y de deseo; en cambio, la unión de la vid con nosotros es una unión de amor y de inhabitación» (Comentario al Evangelio de San Juan 10,2).

“Permaneciendo unidos a Cristo ¿qué otra cosa puede querer los fieles sino lo que es conforme a Cristo? ¿Qué otra cosa pueden querer permaneciendo unidos al Salvador, sino aquello está orientado a la salvación? En efecto, una cosa queremos en cuanto estamos en Cristo, y otra cosa distinta queremos en cuanto estamos en el mundo. Puede suceder que el hecho de demorar en este mundo nos impulse a pedir algo que, sin darnos cuenta, no ayuda a nuestra salvación. Pero si permanecemos en Cristo, no seremos escuchados porque él no nos concede, sino aquello que nos ayuda a nuestra salvación. Por lo tanto, permaneciendo nosotros en Él y sus palabras en nosotros, pidamos lo que queramos que lo obtendremos. Si pedimos y no obtenemos quiere decir que cuanto pedimos no se concilia con su demora en nosotros y no es conforme a sus palabras que moran en nosotros…” (Del Tratado sobre san Juan, 81, 2-4, 82).

San Agustín: «Dios quiere que hagamos lo que podamos, le pidamos lo que no podamos y Él nos ayudará para que podamos».

De todos modos, sea poco o mucho, no podemos hacerlo sin él, puesto que sin él no podemos hacer nada. Porque cuando el sarmiento produce poco fruto, el agricultor lo poda para que produzca más; sin embargo, si no está unido a la vid y no toma alimento de la raíz, no podrá dar por sí mismo ningún fruto (Comentario al evangelio de Juan, 80,2).

Los sarmientos de la vid son de lo más despreciable si no están unidos a la cepa; y de lo más noble si lo están. Si se cortan no sirven de nada ni para el viñador ni para el carpintero. Para los sarmientos una de dos: o la vid o el fuego. Si no están en la vid, van al fuego: para no ir al fuego, que estén unidos a la vid.

Juan Taulero Aquellos que entregan completamente a Dios sus dones corporales y espirituales, son los únicos que se hacen capaces y dignos de recibir, en todo tiempo, más gracias todavía… Hijos míos, existen estos hombres como el tronco de la vid. («El que permanece en mí, y yo en él, ése da mucho fruto» Sermón 7)

Beato cisterciense Guerrico d’Igny: «Oh Señor Jesús…, sin ti no podemos hacer nada, porque tú eres el verdadero jardinero, creador, cultivador y custodio de tu jardín, que plantas con tu palabra, riegas con tu espíritu y haces crecer con tu fuerza» (Sermo ad excitandam devotionem in psalmodia: SC 202, 1973, 522).

Santo Tomás de Aquino Tamdiu homo orat, quamdiu totam vitam suam in Deum. ordinat (El hombre ora tanto cuanto a Dios ordena toda su vida) Comment in Rom c.I lect 5.

Francisco de Sales «La rama unida y articulada al tronco da fruto no por su propia virtud, sino en virtud de la cepa: nosotros estamos unidos por la caridad a nuestro Redentor, como los miembros a la cabeza; por eso las buenas obras, tomando de él su valor, merecen la vida eterna» (Trattato dell’amore di Dio, XI, 6, Roma 2011, 601).

Todo nuestro bien depende de la gracia de Dios, en la cual ponemos toda nuestra confianza. Las tres leyes. VI, 107

Madre Teresa de Calcuta: “El servicio más grande que podéis hacer a alguien -y ella hacía grandes servicios a los más pobres- es conducirlo para que conozca a Jesús, para que lo escuche y lo siga, porque sólo Jesús puede satisfacer la sed de felicidad del corazón humano, para la que hemos sido creados”.

San Josemaría Escrivá, Mirad esos sarmientos repletos, porque participan de la savia del tronco; sólo así se han podido convertir en pulpa dulce y madura, que colmará de alegría la vista y el corazón de la gente, aquellos minúsculos brotes de unos meses antes. En el suelo quedan quizá unos palitroques sueltos, medio enterrados. Eran sarmientos también, pero secos, agostados. Son el símbolo más gráfico de la esterilidad (Amigos de Dios, n. 254).

Catecismo, 736 “Gracias a este poder del Espíritu Santo los hijos de Dios pueden dar fruto. El que nos ha injertado en la Vid verdadera hará que demos «el fruto del Espíritu que es caridad, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza»” ().

787: Desde el comienzo, Jesús asoció a sus discípulos a su vida; les reveló el Misterio del Reino; les dio parte en su misión, en su alegría y en sus sufrimientos. Jesús habla de una comunión todavía más íntima entre Él y los que le sigan: «Permaneced en mí, como yo en vosotros… Yo soy la vid y vosotros los sarmientos» (Jn 15, 4-5). Anuncia una comunión misteriosa y real entre su propio cuerpo y el nuestro: «Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él» (Jn 6, 56).

1108“La finalidad de la misión del Espíritu Santo es poner en comunión con Cristo para formar su Cuerpo. El Espíritu es como la savia de la vid del Padre que da su fruto en los sarmientos” ().

2074 Jesús dice: ‘Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí como yo en él, ése da mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada’ (Jn 15,5). El fruto evocado en estas palabras es la santidad de una vida hecha fecunda por la unión con Cristo. Cuando creemos en Jesucristo, participamos en sus misterios y guardamos sus mandamientos, el Salvador mismo ama en nosotros a su Padre y a sus hermanos, nuestro Padre y nuestros hermanos. Su persona viene a ser, por obra del Espíritu, la norma viva e interior de nuestro obrar. ‘Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado’ (Jn 15,12).

San Juan Pablo II Unidos a Cristo, vivimos de su misma vida divina y obtenemos lo que pidamos; separados de Él, nuestra existencia se hace estéril y carente de sentido. (5 de Mayo de 1985)

Benedecto XVI «Sólo mediante hombres tocados por Dios, Dios puede regresar a los hombres».

Si el fruto que debemos producir es el amor, una condición previa es precisamente este «permanecer», que tiene que ver profundamente con esa fe que no se aparta del Señor. (Joseph Ratzinger – Bendicto XVI, Jesús de Nazaret I, Editorial Planeta, Santiago de Chile, 2007, p. 294 – 295.301 – 310)

Papa Francisco, “No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termina clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos” (E.G., nº 49).

«No existe peor alienación que experimentar que no se tienen raíces, que no se pertenece a nadie. Una tierra será fecunda, un pueblo dará fruto, y podrá engendrar el día de mañana sólo en la medida que genere relaciones de pertenencia entre sus miembros, que cree lazos de integración entre las generaciones y las distintas comunidades que la conforman; y también en la medida que rompa los círculos que aturden los sentidos alejándonos cada vez más los unos de los otros» Fratelli tutti.

Franz Jalics, nos señala lo que tenemos que hacer para mantener la vida en los sarmientos: La vid hace que los frutos crezcan si los canales están abiertos. Los sarmientos no tienen que llevar por sí solos el agua, sino que deben asegurar la unión con la fuente y dejar fluir a través de ellos la fuerza de la vid”.

Paul Claudel: “Nunca los hombres han sido tan solitarios, ni han estado tan solos”.

Kostas Axelos:” La pareja no se apoya sobre la permanencia del amor y la sexualidad, sino sobre la permanencia de la ternura”.

Mariano Aguiló poeta mallorquín afirma:” Si el hombre orgulloso supiese lo ridículo que aparece ante quien le conoce, por orgullo sería humilde”.

Addison, dramaturgo inglés:” Nos estamos volviendo serios, y, dejadme decirlo, esto es un paso inmediato hacia ser aburridos”

Adenauer “Todos vivimos bajo el mismo cielo, pero ninguno tiene el mismo horizonte”

Richard Branson: «Si tus sueños no te asustan es que son lo suficientemente grandes».

Víctor Hugo: «Sé cómo el pájaro que, deteniendo su vuelo un rato en ramas demasiado débiles, siente cómo ceden bajo su peso, y sin embargo canta, sabiendo que tiene alas».

Mario Benedetti: «No te rindas por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aun hay fuego en tu alma, aun hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo, porque esta es la hora y el mejor momento, porque no estás sola, porque yo te quiero».

Jacques Philippe: «Mirarnos menos y mirar más a Dios y dejarnos mirar por Él. Aunque no nos atrevemos a mirarle Él nos mira primero como hijos. ¡Dejémonos mirar por Jesús!».

Giovanni Cucci SJ, «El hombre es estructuralmente un ser en relación, y solo cuando decide hacerse cargo del otro, aceptando con ello el esfuerzo de la conflictividad y la gratuidad, se encuentra y se conoce plenamente a sí mismo» La fuerza que nace de la debilidad.

CONTO

Un misionero en África tenía una planta eléctrica que iluminaba la iglesia y su pequeña casa. Un día le hicieron una visita unos hombres de unos campos lejanos. Uno de ellos se fijó en la bombilla que colgaba del techo de la sala. Cual no fue su sorpresa cuando el cura le dio al interruptor y la bombilla se encendió.

Uno de los visitantes le pidió una bombilla y pensando que la quería como adorno o Juguete le dio una bombilla fundida.

En una de sus visitas a los poblados el misionero entró en la choza del que le había pedido la bombilla y la vio colgada de una cuerda cualquiera.

El misionero tuvo que explicarle que para que diera luz necesitaba una planta, unos cables, una conexión y una bombilla nueva.

Tomado de P. Félix Jiménez

EL GALLO QUE SE CREÍA IMPORTANTE

“Un gallo estaba convencido de que era la potencia y belleza de su canto lo que hacía despertar al sol cada mañana. Y que si, por desgracia, un día dejase de cantar, el sol ya no saldría. Pero la realidad era muy diferente de aquella que el gallo suponía. Porque un día, agotado, se quedó dormido y descubrió que eran los rayos del sol quienes hacían posible el amanecer y no su canto como él pensaba”.

Tomado de P, Diego Millán

EL SUEÑO DE DIOS

UN hombre se adentró en el desierto a fin de luchar consigo mismo y de esta ma­nera, poder encontrarse con Dios. La lucha fue larga. Hubo que vencer espejismos: de los de afuera y de los de adentro. Atravesó momentos de miedo al futuro y de nostal­gia por el pasado. Días enteros se debatió contra las dudas. ¿Valía realmente la pena to­do aquel esfuerzo? ¿No estará engañándose a sí mismo, peleando contra sus propias ilusiones, buscando metas que no existían?

Pero Dios lo acompañaba en su lucha, y siempre encontraba motivos para amanecer. Finalmente, luego de muchos años, y cuando Dios quiso, llegó la paz. Paz para él mis­mo, y para compartir con los otros. Porque, simultáneamente, comenzaron a lloverle los problemas de todos los demás, que acudían a él con sus dudas y preguntas. Precisa­mente, porque lo veían con paz, no lo dejaban en paz.

Dios le regaló una mirada clara. Miraba las cosas con la mirada de Dios. Por eso ve­nían a consultarlo. Le traían sus angustias y sus esperanzas, sus proyectos y sus mie­dos, y se llevaban una visión de verdad sobre sí mismos. Lograban intuir cuál era el pa­pel en el sueño que Tatá Dios tenía para ellos.

Pero no todos quedaban tan convencidos. Y hubo quien quiso ponerlo a prueba. Es­te personaje atrapó viva a una golondrina. Y con ella en la mano se dirigió a la morada del ermitaño. Al llegar allí escondió la mano en la que tenía atrapada la avecilla. Se la colocó debajo del poncho y oculta detrás de su espalda. Pensaba preguntarle al ancia­no si aquella golondrina estaba destinada a la vida o a la muerte. En el caso que éste respondiera que el ave viviría, él le aplastaría la cabeza y tirándola a sus pies le mos­traría que estaba ya muerte. Y por si acaso respondiera que el ave moriría, entonces él la soltaría para que reemprendiera el vuelo en libertad, demostrando que se había equi­vocado.

Y así lo hizo. Dirigiéndose al anciano le preguntó: «¿Maestro, esta golondrina que tengo en mi mano aquí detrás de mi espalda, ¿está destinada a morir o a seguir viviendo?».

El anciano lo miró benévolamente, y sonriendo para sus adentros, se dedicó a conti­nuar escribiendo en el suelo con un palito que tenía en la mano.

El hombre insistió en su pregunta, creyendo que el ermitaño estaba evadiéndose con el silencio. Y finalmente, consiguió la respuesta, que llegó acompañada de la misma sonrisa benévola: «Mira, mi hijo: que la golondrina esté viva, es un milagro de Dios. Que es­té muerta, eso depende de ti».

Es cierto que todo depende de Dios. Pero siempre hay algo que podemos hacer tam­bién nosotros, porque estamos en el sueño de Dios.

 Mamerto Menapace

Tomado de Alejandro Illescas, Los cuentos de mis homilías

ANÉCDOTA

CUATRO HORAS AL DÍA DE ORACIÓN

En una ocasión, un periodista fue enviado a convivir durante quince días con la comunidad de la Madre Teresa de Calcuta con el fin de elaborar un artículo bien documentado sobre su forma de vida y su tarea asistencial. Al concluir la experiencia, y cuando se despedía de la Madre Teresa, le dice: “Bien, muy bien; me ha parecido todo estupendo. Pero hay algo que no entiendo. He visto que están desbordadas de trabajo, de pobres que las asedian; y he visto que se pasan ustedes cuatro horas al día de oración. Cuatro horas por tres mil religiosas que forman el Instituto son 12.000 horas, que ustedes podrían emplear al servicio de los pobres más pobres”. La Madre Teresa se le queda mirando fijamente, le tiende la mano y, dibujando una sonrisa compasiva y comprensiva, le dice: “Lo siento mucho, pero usted no ha entendido nada de lo nuestro”. No es que sea sólo la Madre Teresa y sus religiosas.

Con frecuencia se oye el testimonio de cristianos y cristianas comprometidos que dicen: “Si no cultivo el encuentro con Cristo, si no escucho su Palabra, si no oro, desfallezco, empiezo a decaer en mi compromiso cristiano”.

Tomado de P, Juan Jáuregui

40 VECES “PERMANECER”

Permanecer es un término propio y técnico de Juan. Lo usa cuarenta veces en su evangelio y veintitrés en su primera carta. Expresa la íntima, permanente y vital unión del discípulo con Jesús. Es permanencia mutua: vosotros “en mí y yo en vosotros”.

Tomado de Francisco Bartolome Gonzalez

Acercamiento A Jesus De Nazaret- 4 .Págs. 200-208

“Permanecer” es una palabra clave en el vocabulario de san Juan. En el original griego (menein) lo encontramos 68 veces en los escritos de san Juan y 118 en el Nuevo Testamento. En el sentido más fuerte expresa la unión entre el Padre y el Hijo. En sentido más amplio expresa la unión entre Dios y aquel que tiene fe y observa sus mandamientos. La parábola de la vid y lo sarmientos nos invita de modo particular a “permanecer unidos a Cristo”.

Tomado de P. Octavio Ortiz

“YO SOY”

Más de 20 veces en san Juan, Jesús se atribuye el Nombre divino; en hebreo: Yahweh, vyvh; en griego: “Egô eimi”, Yo soy.

Es el nombre revelado a Moisés en la zarza ardiendo.(Encontramos esta revelación del Nombre del “Dios de vuestros padres” en el libro del Éxodo 3, 13-15. El hebreo se lee de derecha a izquierda, lo que da: YHWH.) “Yo soy”… el Mesías (a la Samaritana; 4, 26). “Si no crees que soy yo, morirás con tus pecados” (8, 24). “Entonces sabrás quién soy” (8, 28). “Antes que Abrahán existiera, existo yo” (a los fariseos; 8, 58). “A fin que creáis quién soy” (a los discípulos; 13, 19). “Yo soy el pan de vida” (6, 48). “Yo soy la luz del mundo” (8, 12). “Yo soy la puerta de las ovejas” (10, 7). “Yo soy el buen pastor” (10, 11 et 14). “Yo soy la resurrección y la vida” (11, 25). “Yo soy la verdad, el camino y la vida” (14, 6). Y hoy, yo soy la viña verdadera” (15, 1).

Tomado de P. Felipe Santos, SDB

“7 VECES YO SOY”

Hasta 7 veces dice Jesús en este Evangelio “Yo soy”, algo que en la Biblia sólo se atribuye a Dios, quien se definirá ante Moisés diciendo de sí mismo “Yo soy el que soy”.

LA SANTIDAD SE PARECE A LA ESCULTURA.

Leonardo da Vinci definió la escultura como «el arte de quitar». Las otras artes consisten en poner algo: color en el lienzo en la pintura, piedra sobre piedra en la arquitectura, nota tras nota en la música. Sólo la escultura consiste en quitar: quitar los pedazos de mármol que están de más para que surja la figura que se tiene en la mente. También la perfección cristiana se obtiene así, quitando, haciendo caer los pedazos inútiles, esto es, los deseos, ambiciones, proyectos y tendencias carnales que nos dispersan por todas partes y no nos dejan acabar nada. 

Un día, Miguel Ángel, paseando por un jardín de Florencia, vio, en una esquina, un bloque de mármol que asomaba desde debajo de la tierra, medio cubierto de hierba y barro. Se paró en seco, como si hubiera visto a alguien, y dirigiéndose a los amigos que estaban con él exclamó: «En ese bloque de mármol está encerrado un ángel; debo sacarlo fuera». Y armado de cincel empezó a trabajar aquel bloque hasta que surgió la figura de un bello ángel.

Tomado de Raniero Cantalamessa

LA VIÑA

El antiguo pueblo de Israel halló en las viñas uno de los mejores símbolos para expresar la Tierra Prometida. El vino pasó a convertirse en producto alimenticio de primer orden y signo de Ɵ erra prometida. La viña se convirtió en símbolo del pueblo de Israel. Una viña de oro adornaba el muro del Templo de Jerusalén en tiempo de Jesús. El racimo de uvas es símbolo ornamental en monedas y capiteles. Las antiguas ciudades de Canaán ya conocían en vino antes que llegara el pueblo de Israel. Lo elaboraban en lagares comunales.

Tomado de Tiempo interior

“EL VIÑADOR”.

El término griego “georgós” significa agricultor (de ahí viene el nombre propio “Jorge”). La obra del Padre es como la de un jardinero que cuida de la viña. Su obra es a favor de la vida: que ella brote, se desarrolle y madure. La imagen del agricultor y sus oficios propios, asociada a la obra de Dios, nos permite comprender toda la dedicación de Dios por nosotros y el sentido de su presencia en nuestras vidas. El viñador no sólo escoge la cepa -buscando siempre la mejor- para su viña sino que se ocupa de ella observándola todos los días de punta a punta, para eliminar de ella todo lo la pueda amenazar y, sobre todo, para hacer salir de ella los mejores frutos.

Tomado de P. Fidel Oñoro

CHISTE

Hola, ¿es usted el jardinero?

Si, ¿en qué le puedo ayudar?.

¿Cuándo van a arreglar un poco estas plantas?

Cuándo podamos.

POEMA

“No hay otro oficio ni empleo que aquel que enseña

al hombre a ser un Hombre”.

El Hombre es lo que importa.

El Hombre ahí,

desnudo bajo la noche y frente al misterio,

con su tragedia a cuestas,

con su verdadera tragedia,

con su única tragedia…

la que surge, la que se alza cuando preguntamos,

cuando gritamos en el viento.

¿Quién soy yo?

Y el viento no responde… Y no responde nadie.

¿Quién es el Hombre?…

Tal vez sea Cristo…

Por que el Cristo no ha muerto…

Y el Cristo no es el Rey, como quieren los cristeros

y los católicos políticos y tramposos…

El Cristo es ‚el Hombre…

La sangre del Hombre…

de cualquier Hombre.

Esto lo afirmo. No lo pregunto.

¿No puedo yo afirmar?…

León Felipe

Tomado de Ángel Calvo

ORACIÓN

¡Señor Jesús!

Mi Fuerza y mi Fracaso

eres Tú.

Mi Herencia y mi Pobreza.

Tú, mi Justicia,

Jesús.

Mi Guerra

y mi Paz.

¡Mi libre Libertad!

Mi Muerte y Vida,

Tú,

Palabra de mis gritos,

Silencio de mi espera,

Testigo de mis sueños.

¡Cruz de mi cruz!

Causa de mi Amargura,

Perdón de mi egoísmo,

Crimen de mi proceso,

Juez de mi pobre llanto,

Razón de mi esperanza,

¡Tú!

Mi Tierra Prometida

eres Tú…

La Pascua de mi Pascua.

¡Nuestra Gloria por siempre

Señor Jesús!

Pedro Casaldáliga

“Edificaste una torre

para tu huerta florida;

un lagar para tu vino

y, para el vino, una viña.

Y la viña no dio uvas,

ni el lagar buena bebida:

sólo racimos amagos

y zumos de amarga tinta.

Edificaste una torre,

Señor, para tu guarida;

un huerto de dulces frutos,

una noria de aguas limpias,

un blanco silencio de horas

y un verde beso de brisas.

Y esta casa que es tu torre,

este mi cuerpo de arcilla,

esa sangre que es tu sangre

y esta herida que es tu herida

te dieron frutos amargos,

amargas uvas y espinas.

¡Rompe, Señor, tu silencio,

rompe tu silencio y grita!

Que mi lagar enrojezca

cuanto tu planta lo pise,

y que tu mesa se endulce

con el vino de tu viña. Amén”

(De la Liturgia de las Horas)


MEDITACIÓN

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

El arte de vivir en íntima unión con Jesús se puede ejercitar de tres maneras: en primer lugar, manteniéndonos siempre en su presencia, sin perderlo nunca de vista. Este arte consiste, esencialmente, en acostumbrarse a oír a Jesucristo en sí mismo mediante el recuerdo de su divina presencia en nosotros, mediante la costumbre arraigada de realizar actos de amor con él y mediante la gracia que Dios nos concede a Fin de crear unas íntimas relaciones de familiaridad entre él y el alma. La disposición más importante que se requiere es pensar en él con motivo de todo, representarnos su vida, su pasión y sus dichos, porque de este modo es como se crea una dulce familiaridad.

En segundo lugar, corresponder fielmente y con exactitud a las inspiraciones del cielo. Es preciso seguir a Jesús con corazón atento, ávido de escuchar su Palabra y seguir sus invitaciones. En tercer lugar, con humildad de corazón: así como los que viven en la corte deben seguir la regla de una perfecta corrección exterior, también Ios que Forman la corte de nuestro Señor deben ser conscientes de la grandeza de la vocación cristiana y vivir con ansiedad y amor humilde

(J. J. Surin, 1 fondamenti Bella vita spirituale, Roma 1994).

CANTO

Amaos KAIROI

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela