Manuel Martínez, laico uruguayo y secretario ejecutivo de las Comunidades de Vida Cristiana (CVX), ha explicado en VaticanNews cómo viven estas comunidades el carisma y la espiritualidad de San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús.
“La Comunidad de Vida Cristiana (CVX) es una asociación internacional de cristianos laicos reconocida por la Iglesia Católica. Nos reunimos en pequeños grupos para compartir la fe, la vida, la misión, discernir, acompañarnos y celebrar juntos. Estamos presente en cerca de 80 países de los 5 continentes. Cada comunidad nacional presente en un país es parte de un solo Cuerpo Apostólico, de una sola Comunidad Mundial”, explica Manuel Martínez.
Explica que en las CVX hay 3 pilares:
– la espiritualidad ignaciana;
– la vida comunitaria;
– y la misión
San Ignacio de Loyola, junto con sus primeros compañeros, fue creando grupos de laicos, “en donde se ponía la persona de Jesús en el centro y reflejaban un claro sentido apostólico. Esas primeras fueron el antecedente de lo que se conocía como Congregaciones Marianas, que, a su vez, en 1967, dan paso al nacimiento de la CVX porque se entendió que así se podría responder más fielmente a los desafíos de nuestra Iglesia en el mundo, después del Concilio Vaticano II”.
Beber de la fuente de los Ejercicios Espirituales
Así, los Ejercicios Espirituales de San Ignacio son la fuente específica e instrumento característico de esta espiritualidad. En los ejercicios, sus miembros se encuentran con el Señor. “Por medio de los Ejercicios nace todo y sostiene la dimensión comunitaria y la misión”, explica Manuel.
“Comunidad es pensar en el otro, es pensar en lo mejor para el otro, y es pensar juntos en lo mejor de nosotros, para todos los otros”, añade.
El tema del discernimiento es central en esta espiritualidad y en la vida comunitaria. “Hoy estamos llamados a profundizar y compartir esto con otros. Animar a preguntarnos allí donde estamos (en nuestra familia, apostolado, trabajo, comunidad) como contribuir del mejor modo posible a construir un mundo más humano, más digno, más justo. Y mucho más, la experiencia del discernimiento en común es importante, luego del Covid.19. Ahí, la CVX siente que tenemos una responsabilidad. La práctica del discernimiento personal y en común para construir algo nuevo”.
Para finalizar, añade: “vivimos en un tiempo de sobreabundancia de información, de muchísima noticia, bombardeados por muchos lados”. En una época así propone recuperar la enseñanza de San Ignacio que decía: “No el mucho saber arte satisface el alma sino el sentir y gustar de las cosas internamente”.