La Universidad Francisco de Vitoria, la Universidad San Pablo CEU y la Facultad de Teología del Norte (con sede en Burgos) han unido fuerzas para ofrecer un Máster online de Matrimonio y Familia, para formar a matrimonios, docentes, acompañantes y agentes pastorales, en una época en que la familia es especialmente atacada y jóvenes, parejas y niños sufren sus consecuencias.
Al acto de presentación del nuevo Máster han acudido Mario Iceta (arzobispo de Burgos, experto en Bioética y uno de sus impulsores); el obispo José Mazuelos, llegado desde Canarias (que también es médico y responsable de temas de Familia y Vida en el episcopado español), el arzobispo Carlos Escribano, de Zaragoza, y Daniel Sada, rector de la Universidad Francisco de Vitoria, entre otras personalidades académicas.
El presentador del acto, José Antonio Méndez, director del portal católico Aleteia, contó una historia aleccionadora. “Hugo es hijo de una familia cristiana tradicional, metodista, que quiere transmitir su forma de vivir la familia, pero su forma es evitar hablar de sexualidad, de afectividad y hasta reprimir los signos de afecto. En realidad, este Hugo es Hugh Hefner. Dijo que la educación que recibió en casa fue lo que le llevó a fundar el imperio “Playboy”, que ha dañado la vida de jóvenes y adultos durante décadas. Por eso tiene sentido que vengamos a una universidad a hablar de un Máster de Familia”, explicó.
La pregunta que se planteó a los ponentes es “¿Qué se pierde si se pierde la familia?”
El arzobispo Iceta señaló que el proyecto de colaborar las tres universidades empezó creando un chat el 13 de octubre de 2021 para diseñar el Máster que ahora se ofrece, “viendo los desafíos actuales de la familia”.
Una necesidad de la Iglesia y las familias
“A veces cuesta presentar a Dios como padre bueno en catequesis a niños que han tenido malas experiencias con sus padres”, apuntó. Los tiempos son duros para la familia. “Ideología de género, posthumanismo, transhumanismo, una sociedad desvinculada, 6 millones de personas que viven solas en España, lo que genera problemas sociales y mentales, aumento de suicidios entre los jóvenes… Entre los jóvenes prima el emotivismo. Proliferan leyes ideologizadas. Hay una deficiente educación afectivo-sexual, muchos jóvenes están quemados en lo afectivo. Ya un 53% de niños en España nacen fuera del matrimonio“, resumió el arzobispo.
“También hay testimonios esperanzadores de vida y familia. Hoy ya en todas las diócesis españolas hay Centros de Orientación Familiar que ayudan. Existe la necesidad de formar a novios y matrimonios”, insistió. El arzobispo recordó que el Papa Francisco ha dedicado dos Sínodos a temas ligados a la familia.
La propuesta, dijo, es recuperar la belleza, verdad y bondad del matrimonio y la familia, “frente a una sociedad triste, desesperanzada y desvinculada”. “Este Máster responde a lo que pide Amoris Laetitia en su párrafo 204″, explicó: ahí el Papa pide más acompañamiento y formación para la familia y cursos para agentes de pastoral familiar.
“El curso hará bien, ante todo, a matrimonios, a profesionales, pedagogos, educadores, sanitarios, y a agentes de pastoral… En mi diócesis hay 1.100 parroquias. Si hubiera cien matrimonios acompañantes ya me sentiría contento”, apuntó.
Dar respuesta a los retos de la Bioética y la técnica
Elena Postigo, la profesora de Bioética de este Máster, planteó la tríada matrimonio, familia y vida, “tres términos que deben ir unidos”. “La familia es el lugar natural donde la vida debe ser cuidada y acompañada“.
La bioética es necesaria en un Master así, dijo, porque en la familia se plantean retos bioéticos: el estatuto del embrión humano, la contracepción, las técnicas de procreación asistida, el aborto, la eutanasia, la disforia de género... “Hoy, donde la ciencia y la técnica entran con intervenciones muy agresivas en la vida humana, hay que argumentar con argumentos técnicos, éticos y antropológicos”.
Mediación familiar y salud mental
Nacho Tornel, mediador familiar y docente de la Universidad CEU San Pablo, recordó que recientemente, tras 80 años de investigar sobre causas de la felicidad, el mayor estudio de Harvard sobre la familia concluye que lo que aporta más felicidad son las relaciones cercanas, íntimas y personales. “¿Y qué es eso, si no es el matrimonio y la familia?”, planteó.
Como mediador familiar -profesión regulada por una ley de mediación- señaló que, por desgracia, la mediación nace en España ligado a las leyes de divorcio y a la mentalidad divorcista. Pero, dijo, “la mediación familiar que defendemos es restauradora, una mediación kintsugi, la técnica japonesa que une piezas con resina de polvos de oro, las cicatrices que al final dan más belleza, dejan un matrimonio más fuerte. La mediación es profesión. Pero muchas personas pueden y deben acompañar”.
El acompañante aporta objetividad y sensatez a parejas que, hundidas en su huracán, no pueden mirar con objetividad su situación. “Acompañar ayuda a aliviar el dolor y ayudar a mirar mejor, y animar a mejorar la relación y el matrimonio. ¡Cuántas cosas se resolverían con un buen acompañamiento!”, afirmó.
Tasio Pérez, psicólogo y docente en el Máster, señaló que “lo primero que se pierde al perder la familia es la salud mental”. Calculó que en España “el 60% de los matrimonios se divorcian; los niños viven su deterioro, luego la separación, un fin de semana con un padre, otro con otro; viven la sensación de que si quieren a uno traicionan al otro. Ven los nuevos novios y nuevas parejas de los padres. Todo eso afecta al desarrollo psico-afectivo”.
Comparó la vida familiar con una carrera con 4 cursos: el primero, aprender a ser hijo (confiar, obedecer…); el segundo, aprender a ser hermano (enseña igualdad, diversidad, compartir…); el tercer curso es ser esposo (comprometerse); el cuarto curso es ser padres. “Si perdemos la familia perdemos el mejor camino para ser persona plena. Creo que es en El Señor de los Anillos donde se dice que cuanto más oscura es la noche más brillantes se ven las estrellas. Así, las familias que se quieren se convierten en referente para jóvenes de familias rotas, que ven el valor de los vínculos y la belleza de algo que por desgracia no han conocido de cerca”.
Un trabajo académico, de comunión y alto nivel
Carmen Fernández de la Cigoña, vicedirectora de la Universidad CEU San Pablo, destacó el hecho de que tres “instituciones hermanas” colaboren para dar respuesta a esta situación. “Todavía no han calado todos los eslóganes y campañas [contra la familia] y si preguntamos a las personas, dicen que siguen apreciando a su familia”, constató. “Si se pierde la familia, se pierde humanidad, se pierde sociedad, se pierde fortaleza, se pierde humildad”, enumeró.
De izquierda a derecha, María Lacalle, el arzobispo Iceta, Carmen Fernández de la Cigoña, los impulsores del nuevo Máster 100% online, que implican respectivamente a la Universidad Francisco de Vitoria, la Facultad de Teología del Norte y la Universidad San Pablo CEU.
María Lacalle Noriega, directora académica del Máster, apreció la dimensión trascendente que aporta el Máster, también en clave interdisciplinar (psicológica, jurídica, bioética…). Destacó que será un Máster que afrontará los retos concretos de nuestra época. “Tendrá un alto nivel académico, apuntes preparados ad hoc, con vídeos que pueden explicar oralmente, y otros recursos, una bibliografía especializada para profundizar. El covid nos ha enseñado, hay que decirlo, que es posible tener una relación intensa online con los alumnos en foros, tutorías, etc… Aspiramos a crear una verdadera comunidad entre profesores y alumnos”.
Explicó los 4 módulos de este Máster:
– quiénes somos: cómo nos forma la familia;
– el matrimonio, base de la sociedad, base en la Biblia;
– la familia, célula social, la educación de los hijos, bioética;
– el acompañamiento familiar y conyugal.
Los estudiantes del Máster, detalló, deberán hacer un Trabajo de Fin de Master (TFM) “aportante, que les ayude en su profesión o situación”. Una semana de convivencia marcará el final del Máster.