Boletin Nº 140

El sentimiento de lo desconocido está generando incertidumbre ante el futuro y afectando a certezas que parecían consolidadas. Es necesario volver a las raíces.

CUANDO SE RENUNCIA A LA DISTINCIÓNENTRE LO QUE ES VERDADERO Y LO QUE ES FALSO, ENTONCES EL ESPÍRITU ENFERMA
« “Santo Apóstol Santiago, haz que desde aquí resuene la esperanza”. ¡Muchas gracias, Majestades, por su presencia para presentar la Ofrenda al Apóstol Santiago, Patrono de España, en este Año Santo, tiempo de gracia, de sanación y de encuentro en el que se nos convoca a cultivar la memoria penitencial para liberar el futuro de las propias insatisfacciones, confusiones o proyecciones, sabiendo que “el que pierda su vida por Cristo, la encontrará” (Mt 10,39)! Esta es la novedad liberadora que acucia los ojos de nuestra alma para dar respuestas creíbles a nuestras preguntas, reconociendo que no podemos sustituir la realidad por la ideología en el intento de liberar los asuntos humanos de la propia vulnerabilidad tan palpable en el pórtico de la Gloria de nuestra Catedral. “Paradójicamente en el corazón de la Gloria están las llagas que identifican al Resucitado con el Crucificado y al Transfigurado con el Desfigurado… El Resucitado no se avergüenza de sus heridas, no las esconde como si fueran marcas para olvidar, sino que las manifiesta muy claramente porque sin ellas no seríamos capaces de reconocerlo” (B. Daelemans). El sentimiento de lo desconocido está generando incertidumbre ante el futuro y afectando a certezas que parecían consolidadas. Es necesario volver a las raíces. “La tempestad, decía el Papa Francisco, nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad. Pone al descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos; todas esas iniciativas de anestesiar con aparentes rutinas salvadoras, incapaces de apelar a nuestra raíces”. En una civilización occidental con el alma mermada, ya surgen no pocas voces de pensadores fuera del cristianismo, que afirman que necesitamos a Cristo. Ciertamente sólo Él da la esperanza para que la vida no se vea condenada a la insignificancia. Pero la esperanza es inseparable del amor solidario. “Vivir en la caridad es pues un gozoso anuncio para todos, haciendo creíble el amor de Dios que no abandona a nadie”. El hombre desorientado necesita razones verdaderas para seguir esperando. Nuestro mañana reflejará la esperanza del hoy.
Con el Apóstol Santiago hacemos memoria de la necesidad de identificarnos con la historia y persona de Cristo, en la búsqueda paciente de la verdad para promover la cultura del cuidado común que nos posibilita comprender la unidad y la historia de los pueblos de España, vertebrada con lo común de todos y lo específico de cada uno. No es la irracionalidad, sino el afán de verdad lo que promueve la fe cristiana, decía Benedicto XVI porque “cuando se renuncia a la distinción entre lo que es verdadero y lo que es falso, entonces el espíritu enferma” (Guardini).»
(MONS. JULIAN BARRIO, de la Homilía en la Misa de la Solemnidad del Apóstol Santiago, 25-7-2021)

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