Desde la Escritura: Predicación de la palabra en éfeso

Durante la prolongada estancia de Pablo en Éfeso, en su
tercer viaje apostólico, fue a la sinagoga de modo continuado, durante
tres meses, discutiendo con los judíos, y tratando de persuadirlos de
todo lo referente al Reino de Dios. Sin embargo más adelante, al ver que
los judíos eran reacios a escuchar la palabra de Pablo, este prefirió
formar un grupo aparte con los adictos, en la escuela de Tirano. Eso
hizo a lo largo de dos años, de suerte que, tanto los judíos que lo
deseaban, como los gentiles, pudieron escuchar la Palabra de Dios.
Además realizó muchos signos, de modo que, tanto los aquejados de
enfermedades, como los poseídos por espíritus inmundos, conseguían
liberarse de su enfermedad o de su posesión diabólica y seguir al Señor
en libertad.


Siete exorcistas judíos, hijos del Sumo Sacerdote Escevas, querían
expulsar demonios de gente poseída, utilizando el nombre del Señor
Jesús. Pero el espíritu malo reconoció conocer a Jesús y a Pablo, pero
no así a ellos. El espíritu malo se lanzó sobre ellos y los hizo huir.
Entonces los habitantes de Éfeso se plegaron a Pablo y compañeros, de
tal modo que los que practicaban la magia quemaron sus libros, y la
palabra de Dios cogió gran pujanza en la ciudad.


Entonces Pablo despachó a Timoteo y Erasto –dos de sus ayudantes- y
se dispuso a ir a Jerusalén, pero pasando antes por Macedonia y Acaya
(Sur de Grecia).


José Fernández Lago

pastoralsantiago.es

Foto: Miguel Castaño