Agustinas Contemplativas

VI Domingo de Pascua

Agustinas Contemplativas

CITA

San Agustín:«Aunque nada más se dijese en alabanza del amor en todas las páginas de esta Carta; aunque nada más se dijera en todas las páginas de las Sagradas Escrituras y únicamente oyéramos por boca del Espíritu Santo: “Dios es Amor”, nada más deberíamos buscar» (Comentario a la Primera Carta de San Juan 7,5).


«La fuente de todas las gracias es el amor que Dios nos tiene y que nos ha revelado, no exclusivamente con las palabras, sino también con los hechos. El amor divino hace que la segunda persona de la Santísima Trinidad, el Verbo, el Hijo de Dios Padre, tome nuestra carne, es decir, nuestra condición humana, menos el pecado,. Y el Verbo, La Palabra de Dios es la Palabra de la que procede el Amor» (De Trinitate 9, 10).

San Bernardo afirma:«El amor basta por sí solo y por causa de sí. Su premio y su mérito se identifican con él mismo. El amor no requiere otro motivo fuera de él mismo, ni tampoco ningún provecho; su fruto consiste en su misma práctica. Amo porque amo, amo para amar. Gran cosa es el amor, con tal que se recurra a su principio y origen, con tal que vuelva el amor a su fuente y sea una continua emanación de la misma» (Sermón 83).

San Gregorio Magno¿Qué debemos hacer en consecuencia, hermanos, para amar a nuestros hermanos con afecto de caridad, si no es no mantener maldad alguna en el corazón, para que así Dios omnipotente tenga en cuenta nuestra caridad para con el prójimo y dispense su piedad a nuestras iniquidades? Hom. 7, Dirigida al pueblo en la basílica de San Pancracio el día de su natalicio. Obras, tomo X, Cuarenta Homilías sobre los Evangelios , BAC, Madrid, 1958, Pág. 668-674

San Juan Crisóstomo“Como si les dijera: Pues Yo os amo, tened confianza. Si es gloria del Padre que fructifiquéis, no temáis mal alguno. Y nuevamente, para no hacer que desmayen de ánimo, mira cómo los une consigo: Permaneced en mi amor”.Homilías sobre el Evangelio de san Juan, 76

S. Juan Pablo IIMuchos se encierran en sí mismos porque piensan que Cristo es una amenaza para su propia libertad, un estorbo en la ansiosa búsqueda de la felicidad; nosotros sabemos, en cambio, que el único camino para ser verdaderamente libres y plenamente felices, ahora y toda la eternidad, es abrir las puertas del corazón a Cristo

Rainiero Cantalamessa “Enseña a un niño un juguete y le verás lanzarse para agarrarlo. ¿Qué le empuja? Nadie; es atraído por el objeto de su deseo. Enseña un Bien a un alma sedienta de verdad y se lanzará hacia él. ¿Quién la empuja? Nadie; es atraída por su deseo”.Homilía 21-05-2006El «deber» de amar

ANÉCDOTA

Cuenta John Jewell que su médico, un judío, se divierte haciendo bromas sobre sus respectivas religiones. En una de sus visitas le preguntó: ¿Sabe cuál es el pecado imperdonable?

Según algunas interpretaciones, le dijo, es la blasfemia contra el Espíritu Santo.

No. El pecado imperdonable es amar a todos.

Eso no me parece un pecado, le contestó John.

Lo es, insistió. Si un judío ama a un árabe, para muchos judíos eso es imperdonable, si un comunista ama a un capitalista es imperdonable… No, en la mayoría de los sitios y para la mayoría de las personas no está bien visto ni es aceptable amar a todos.

Hace algunos años, en las olimpíadas para personas con discapacidad de Seattle,también llamadas Olimpíadas especiales, nueve participantes, todos con deficiencia mental, se alinearon para la salida de la carrera de los cien metros planos.

A la señal, todos partieron, no exactamente disparados, pero con deseos de dar lo mejor de sí, terminar la carrera y ganar el premio.Todos, excepto un muchacho, quetropezó en el piso, cayó y rodando comenzó a llorar…Los otros ocho escucharon el llanto, disminuyeron el paso y miraron hacia atrás. Vieron al muchacho en el suelo, se detuvieron y regresaron… ¡Todos!

Una de las muchachas, con síndrome de Down, se arrodilló, le dio un beso y le dijo: “Listo, ahora vas a ganar”. Y todos, los nueve competidores entrelazaron los brazos y caminaron juntos hasta la línea de llegada.

El estadio entero se puso de pie y en ese momento no había un solo par de ojos secos. Los aplausos duraron largos minutos, las personas que estaban allí aquel día, repiten y repiten esa historia hasta hoy.

Juan Camilo López

CANTO

Salmo 97 Los confines de la tierra han contemplado

El mandato JAVIER BRU

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela