CITA
“Cuando Dios toca la flauta, no hay ningún punto en el redil que sea capaz de retener el rebaño”.
(P. Claudel)
San Agustín: «se ama lo que se conoce, y (…) se conoce lo que se ama»
¿Quién es, pues, el asalariado? Hay en la Iglesia algunos jefes, de quienes el apóstol Pablo dice: los que buscan lo suyo, no lo de Jesucristo(Flp 2,21). ¿Qué significa «los que buscan lo suyo»? Los que no quieren gratis a Cristo, no buscan a Dios por Dios, persiguen ventajas temporales, codician ganancias, de los hombres apetecen honores. Tratado 46: Comentario a Jn 10, 11-13
Si existen buenas ovejas habrá también buenos pastores, pues de entre las buenas ovejas salen los buenos pastores (Sermón 46, sobre los pastores).
El mal pastor lleva a la muerte incluso a las ovejas fuertes (Sermón 46, sobre los pastores).
San Ambrosio «El que tiene el Espíritu de Dios se convierte en hijo de Dios. Hasta tal punto es hijo de Dios que no recibe un espíritu de servidumbre, sino el espíritu de los hijos, de modo que el Espíritu Santo testimonia a nuestro espíritu que nosotros somos hijos de Dios» (Carta 35,4).
San Gregorio «Lo primero que debemos hacer es repartir generosamente nuestros bienes entre sus ovejas, y lo último dar, si fuera necesario, hasta nuestra misma vida por estas ovejas. Pero el que no da sus bienes por las ovejas, ¿cómo ha de dar por ellas su propia vida?».
San Cirilo de Alejandría «El distintivo de la oveja de Cristo es su capacidad de escuchar, de obedecer, mientras que las ovejas extrañas se distinguen por su indocilidad. ».
San Clemente de Alejandría, “Tal es nuestro pedagogo en verdad bueno. No he venido a ser servido -dice- sino a servir (Mc 10, 45). Por eso, se dice en el evangelio que estaba cansado (Jn 4,6) aquel que se ha agotado por nosotros prometiendo, incluso, dar la propia vida en rescate por muchos (Mc 10,45)”. (El Pedagogo 9, 83 3- 85, 2).
San Pedro Crisólogo, “Él es también el Maestro que anda en búsqueda de compañeros y colaboradores para sanar el mundo entero, y dice: „Aclamad al Señor, tierra entera” (Salmo 99,2). Por lo tanto, debiendo subir al cielo, confía sus ovejas a Pedro para que las guié: „Pedro, ¿Me amas? Apacienta mis corderos” (Discurso 6)
Santo Tomás, el buen pastor es aquel que busca el bien de sus ovejas; en cambio, el mal pastor es el que persigue su propio bien (Coment. Evang. S. Juan,10,3).
San Juan de la Cruz “Amar es despojarse de todo lo que no es Dios por Dios” ().
San Juan de Ávila: Si oyes la voz de tu pastor y le sigues, él te seguirá, él te guardará que no perezcas para siempre. (Sermones, Ciclo Temporal, Obras completas, BAC, Madrid, 1970, pp. 259-264)
Fray Luís de León, citando a Platón. “El nos llama y nos corrige, y nos lava y nos sana y nos santifica y nos deleita y nos viste de gloria. El administra lo que a su grey conviene; que él la apasta y abreva y la trasquila y la castiga y la reposa y la recrea y hace música y la ampara y defiende”.
Santo Tomás De Villanueva, Cuatro son las condiciones que debe reunir el buen pastor: En primer lugar el amor : fue precisamente la caridad la única virtud que el Señor exigió a Pedro para entregarle el cuidado de su rebaño. Luego, la vigilancia , para estar atento a las necesidades de las ovejas. En tercer lugar, la doctrina , con el fin de poder alimentar a los hombres hasta llevarlos a la salvación. Y finalmente la santidad e integridad de vida ; ésta es la principal de todas las cualidades. (Sermón sobre el Evangelio del Buen Pastor , www.stfrancischapel.org )
Dante, “Como las ovejas salen de dentro… y lo que hace la primera hacen también las otras… simples y quietas y no saben el porqué” (Purg. III, 79 ssq).
Goethe,”¡ Qué dicha es ser amado!¡ Y qué ventura, oh Dios, es amar!”.
J. H. Newman «Esto fue la obra de Cristo, que dio la vida por todos: y por esto es llamado el Buen Pastor» (Parochial and Plain Sermons, 16, London 1899, pág. 235).
San Josemaría Escrivá, Pierde el miedo de llamar al Señor por su nombre -Jesús- y a decirle que le quieres (Camino, n. 303).
Catecismo, 754: La Iglesia, en efecto, es el redil cuya puerta única y necesaria es Cristo. Es también el rebaño cuyo pastor será el mismo Dios, como Él mismo anunció. Aunque son pastores humanos quienes gobiernan las ovejas, sin embargo es Cristo mismo el que sin cesar las guía y alimenta; Él, el Buen Pastor y Cabeza de los pastores, que dio su vida por las ovejas.
S.S. Pablo VI, La devoción al Corazón de Jesús puede bien atribuirse a la fuente evangélica que ahora evocamos: ‘Yo soy el Buen Pastor’” (25-IV-66).
San Juan Pablo II “Como se ve, toda la predicación de Cristo, toda su misión mesiánica se orienta a «reunir» el rebaño. No se trata solamente de cada uno de sus oyentes, seguidores, imitadores. Se trata de una «asamblea», que en arameo se dice «kehala» y, en hebreo, «qahal«, que corresponde al griego «ekklesia«. La palabra griega deriva de un verbo que significa «llamar» («llamada» en griego se dice «klesis«) y esta derivación etimológica sirve para hacernos comprender que, lo mismo que en la Antigua Alianza Dios había «llamado» a su pueblo Israel, así Cristo llama al nuevo Pueblo de Dios escogiendo y buscando sus miembros entre todos los hombres. Él los atrae a Sí y los reúne en torno a su persona por medio de la palabra del Evangelio y con el poder redentor del misterio pascual”. (Catequesis: Audiencia General 15-06-1988).
El Buen Pastor nos conoce a cada uno con el conocimiento del amor salvífico y nos lleva al Padre. Lleva incluso a las ovejas que no son de este redil (10,16). (2-V-1982)
«Cada llamada de Cristo es una historia de amor única e irrepetible». Carta a los Obispos de Estados Unidos», L’Osservatore Romano 18 (1989) 302.
«¡Qué maravilloso es este conocimiento!: “Yo conozco… y ellas conocen”»
Benedecto XVI El Hijo de Dios … abandona la gloria del cielo, para ir en busca de la oveja e ir tras ella, incluso hasta la cruz. La pone sobre sus hombros, carga con nuestra humanidad, nos lleva a nosotros mismos, pues Él es el buen pastor, que ofrece su vida por las ovejas ()
Papa Francisco, “Pastores con olor a oveja, pastores en medio de su rebaño”. 28 mar 2013
San Cesáreo de Arlés explicaba cómo el pueblo de Dios debe ayudar al pastor, y ponía este ejemplo: cuando el ternerillo tiene hambre va donde la vaca, a su madre, para tomar la leche. Pero la vaca no se la da enseguida: parece que la conserva para ella. ¿Y qué hace el ternerillo? Llama con la nariz a la teta de la vaca, para que salga la leche. ¡Qué hermosa imagen! “Así vosotros -dice este santo- debéis hacer con los pastores: llamar siempre a su puerta, a su corazón, para que os den la leche de la doctrina, la leche de la gracia, la leche de la guía”. Y os pido, por favor, que importunéis a los pastores, que molestéis a los pastores, para que os demos la leche de la gracia, de la doctrina y de la guía (Papa Francisco).
P. Raniero Cantalamessa, Pertenecer a su rebaño no es caer en la masificación, sino ser preservados de ella. «Donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad» (2 Corintios 3, 17)
CONTO
EL BUEN PASTOR
“Al final de una cena, un conocido actor de teatro entretenía a los invitados declamando textos de Shakespeare.
Después se ofreció a que le pidieran alguna pieza extra. Un tímido sacerdote preguntó al actor si conocía el salmo 23.
El actor respondió: ‘Sí, lo conozco, pero estoy dispuesto a recitarlo con una condición; que después lo recite usted’.
El sacerdote se sintió un poco incómodo, pero accedió.
El actor hizo una bellísima interpretación, con una dicción perfecta:
El Buen Pastor‘El Señor es mi Pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.’
Al final, los invitados aplaudieron vivamente.
Llegó el turno del sacerdote, que se levantó y, tras un momento de silencio y cerrando los ojos, recitó lentamente las mismas palabras del Salmo. Esta vez, cuando terminó, no hubo aplausos, sólo un profundo silencio y el inicio de lágrimas en algún rostro.
El actor se mantuvo en silencio unos instantes, después se levantó y dijo: ‘Señoras y señores, espero que se hayan dado cuenta de lo que ha sucedido esta noche: yo conocía el Salmo, pero este sacerdote conoce al Pastor”.
Web católico de Javier
EL PASTOR Y EL MAR.
Un pastor que cuidaba su rebaño en las costas, veía al mar muy calmado y suave, y planeaba con hacer un viaje de comercio.
Entonces vendió todo su rebaño y lo invirtió en un cargamento de dátiles, y se echó a la mar. Pero vino una fuerte tempestad, y estando en peligro de hundirse la nave, tiro por la borda toda la mercancía, y escasamente escapó con vida en la barca vacía.
No mucho tiempo después cuando alguien pasaba y observaba la ordenada calma del mar, él le interrumpía y le decía:
-De nuevo está el mar deseando dátiles y por eso luce calmado.
Esopo.
ANÉCDOTA
Antes del fin del Concilio, en 1964, el Papa Pablo VI hace del domingo IV de Pascua la jornada mundial de oración por las vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras.
Los beduinos del desierto nos brindan hoy una idea de la que fue, en un tiempo, la vida de las tribus de Israel. En esta sociedad la relación entre pastor y rebaño no es sólo de tipo económico, basada en el interés. Se desarrolla una relación casi personal entre el pastor y el rebaño. Pasan días y días juntos en lugares solitarios, sin nadie más alrededor. El pastor acaba conociendo todo de cada oveja; la oveja reconoce y distingue entre todas la voz del pastor, quien frecuentemente habla con las ovejas.
Tomado de P. Raniero Cantalamessa
¿CREEN LOS PASTORES EN LO QUE PREDICAN?
A principio del año 1992 el obispo protestante sueco Jonás Anders Backstrom, hizo una encuesta entre todos sus pastores y ministros en la que les preguntaba sobre sus convicciones personales en materia de fe. Insistió en una dos condición importante: contestar la verdad bajo palabra de honor. El anonimato de cada uno sería escrupulosamente respetado. La pregunta llave del cuestionario era la siguiente: ¿Cree Ud. .en lo que predica? Un 70% de los pastores contestaron que no.
La periodista que firmaba el reportaje ampliaba así esa información: “La mayoría opina que las pláticas religiosas de cada Domingo son “una especie de representación de teatro” ya que los pastores no están convencidos de que lo que predican es verdad”
Y si hicieran una encuesta a nuestros cura párrocos, agentes de pastoral, catequistas etc.? ¿Cómo serían las respuestas? En lo que se refiere a las verdades fundamentales del cristianismo, no hay duda, hay unanimidad. Pero no se podría decir lo mismo en cuanto a la moral. Aquí las opiniones son bastantes disparejas y el pueblo no instruido se siente muchas veces desorientado. Hace falta, como insistió Juan Pablo II volver a leer y practicar las orientaciones del Concilio Vaticano II.
C.Vallés Querida Iglesia pag. 72)
Tomado de Cuentos para pensar
NOMBRES DE CRISTO
Sabemos que Cristo tiene muchos nombres: Fray Luis de León escribió un libro sobre ellos, el libro religioso mejor escrito que hay en castellano; por ejemplo: Pimpollo o Retoño, Rostro de Dios, Camino, Monte, Rey de por Dios, Pujanza de Dios, Hijo, Verbo, Salvador, Jesús ( Jeshoah ), Cordero de Dios, Esposo, Amado, Padre del Siglo Venidero, Príncipe de la Paz, Profeta Sumo.., y Camino, Verdad y Vida, Viña, Hijo del Hombre se llamó Él a sí mismo. Pero ese nombre de Pastor es el que se impuso El solemnemente al final de su predicación y lo explicó largamente; para lo cual no tuvo más que entretejer los dichos de Isaías y Ezequiel, y de un profeta menor, Zacarías. Esto es lo que hacían los buenos recitadores de estilo oral y éste era su procedimiento literario. No salían con una cosa rara enteramente sacada de su cabeza, como los poetas de hoy: se apoyaban en la tradición literaria -en este caso no literaria-usando por lo común las mismas frases hechas (o sea, los hallazgos verbales ya acuñados, como cuando nosotros hablamos con refranes) de los maestros precedentes: y dándoles el toque personal ; que a veces podía ser genial, como en Cristo. Y el toque personal en este recitado, además de la composición nueva, fue la nota que ningún profeta antiguo se atrevió a poner: “El Buen Pastor muere por sus ovejas”, que Cristo añadió inmediatamente.
Tomado de P. Leonardo Castellani, El Evangelio de Jesucristo , Ed. Vórtice, Bs. As., 1957, Pág. 170-173)
ANZUELO O CAYADO
Monseñor Ronald Knox dijo que la Iglesia Católica avanza por anzuelo o cayado (“hook or crook”). Es decir por el anzuelo del pescador y el cayado del pastor. Es el anzuelo que agarra al nuevo miembro y el cayado que lo mantiene. Monseñor Knox era un experto en anzuelo – presentar la fe en una forma clara, convincente y atrayente. El mismo entró en la Iglesia como adulto y trajo centenares, quizás miles, de otros. Pero, al final de su vida, reconoció la mayor importancia del cayado. Por eso dedicó su última década casi exclusivamente al cuidado pastoral.
Tomado de P, F. Bloom
DIVINA PASTORA DE LAS ALMAS
Es una advocación de la Virgen María. Hay muchas imágenes y cuadros que representan a Santa María vestida de pastora y cuidando de las ovejas. La descripción de uno de estos cuadros es: En el centro y bajo la sombra de un árbol, la Virgen Santísima sedente en una peña, irradiando de su rostro divino amor y ternura. La túnica roja, pero cubierto el busto hasta las rodillas de blanco pellico, ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado al hombro izquierdo, envolverá el contorno de su cuerpo, y hacia el derecho, en las espaldas, llevará el sombrero pastoril, y junto a la diestra aparecerá el báculo de su poderío. En la mano izquierda sostendrá unas rosas y posará la mano derecha sobre un cordero que se acoge hacia su regazo. Algunas ovejas rodearán a la Virgen, formando su rebaño, y todas en sus boquitas llevarán sendas rosas, simbólicas del avemaría con que la veneran. En lontananza se verá una oveja extraviada y perseguida por el lobo -el enemigo emergente de una cueva- con afán de devorarla, pero pronuncia el avemaría, expresado por un rótulo en su boca, demandando auxilio; y aparecerá el arcángel San Miguel, bajando del Cielo, con el escudo protector y la flecha, que ha de hundir en el testuz del lobo maldito.
Tomado de Anécdotas y catequesis
“PASTOR BUENO”
Conviene aquí hacer una anotación sobre el vocabulario utilizado en el evangelio. En griego hay dos palabras que se traducen por “bueno”: (1) el término “agathós”, que describe la cualidad moral de una persona que buena; (2) el término “kalós”, que también se traduce como “bello”, el cual le añade a la bondad una cualidad encantadora que hace a la persona que la posee atractiva y simpática (como cuando decimos: “¡Es una bellísima persona!”, refiriéndonos a sus cualidades internas como la amabilidad, la paciencia, la disposición para el servicio, etc.) y que hace que todo mundo quiera ser amigo de esa persona. Cuando leemos “Buen Pastor”, vemos que en griego dice “Kalós”, es decir, el “pastor bello”, indicando así que más que la eficacia (administrativa) lo que le caracteriza es la belleza integral de su personalidad. Junto con la fuerza y la eficacia, en Jesús “Buen Pastor” se reflejan su amor y su simpatía.
Tomado de P, Fidel Onoro
DAR LA VIDA
El buen pastor se entrega él mismo por las ovejas. La vida (psukhên) se identifica con la persona. En griego existen tres palabras para designar vida: “bios”, “zoê” y “psukhê”. No significan lo mismo, y por eso pueden causar confusión. Psukhên significa persona, es decir, capacidad de sentimientos y afectos. “Tithesin” no significa dar, sino poner, o mejor, exponer, arriesgar. Como pastor excelente, Jesús pone su persona al servicio de los demás durante toda la vida. Jesús se desvive por los demás.
Desvivirse: Mostrar incesante y vivo interés, solicitud o amor por una persona (DRAE). Es exactamente lo que quiere decir aquí Juan de Jesús. La entrega de la vida física es la manifestación extrema de su continua entrega durante toda su vida. Quien no ama hasta dar la vida no es auténtico pastor. El máximo don de sí es la comunicación plena de lo que él es. No se trata de que, por su muerte, se nos conceda algo venido de fuera. Se trata de que su Vida, puesta al servicio de todos, prende y se desarrolla en nosotros.
DOS IMÁGENES
Nos ayudan en nuestra reflexión. La primera es la pintura del siglo III del buen Pastor en las catacumbas de san Pedro y Marcelino. El buen Pastor se presenta como un joven que, en medio de los pastos, ha recogido la oveja perdida y la lleva sus hombros, rodeado por otras dos ovejas. En la sencillez de la pintura paleocristiana se pone en evidencia el interés de ese Pastor que no deja que se pierda ni una sola de sus ovejas; que va por la descarriada y que se alegra cuando, habiéndola encontrado, la carga a los hombros y la devuelve al redil. ¡Así será la alegría por un pecador que se convierta! Se trata de ese pastor generoso y magnífico, como comenta Celemente de Alejandría: “Tal es nuestro pedagogo en verdad bueno. No he venido a ser servido -dice- sino a servir (Mc 10, 45). Por eso, se dice en el evangelio que estaba cansado (Jn 4,6) aquel que se ha agotado por nosotros prometiendo, incluso, dar la propia vida en rescate por muchos (Mc 10,45). Demuestra así sólo de ser el buen pastor. Generoso y magnífico que llega al punto de dar la vida por nosotros. Verdaderamente al servicio de los hombres y pleno de bondad es aquel que pudiendo ser el Señor del hombre, ha venido a ser su hermano. Bueno hasta el punto de morir por nosotros”. (San Clemente de Alejandría, El Pedagogo 9, 83 3- 85, 2).
Otra imagen completa hoy nuestra reflexión: la del Pastor de la Puerta Santa en el vaticano. Aquí ya no aparece aquel joven satisfecho que camina sobre prados llevando feliz la oveja al hombro. Aquí tenemos un pastor esforzado, que se atreve a descolgarse por el abismo en busca de la oveja despeñada. Es el pastor que da la vida, que arriesga la propia existencia, que no se reserva nada para sí, pues está en juego la vida de la oveja. ¡Misterioso e inconmensurable amor del Padre que ha amado al hombre hasta el punto de dar a su Hijo en rehenes! Para rescatar al esclavo ofreció al Hijo. ¡Qué valor tendrá a los ojos de Dios la vida del hombre! ¡La salvación de las almas!
Tomado de P. Octavio Ortiz
CHISTE
Un matemático pasea por el campo, sin nada que hacer, aburrido.
Encuentra a un pastor que cuida un numeroso rebaño de ovejas, y decide divertirse un poco a costa del paleto.
– Buenos días, buen pastor.
– Buenos días tenga usted.
– Solitario oficio, el de pastor, ¿no?
– Usted es la primera persona que veo en seis días.
– Estará usted muy aburrido.
– Daría cualquier cosa por un buen entretenimiento.
– Mire, le propongo un juego. Yo le adivino el número exacto de ovejas
que hay en su rebaño, y si acierto, me regala usted una. ¿Qué le parece?
– Trato hecho.
El matemático pasa su vista por encima de las cabezas del ganado, murmurando cosas, y en unos segundos anuncia:
– 586 ovejas.
El pastor, admirado, confirma que ése es el número preciso de ovejas del rebaño. Se cumple en efecto el trato acordado, y el matemático comienza a alejarse con la oveja escogida por él mismo.
– Espere un momento, señor. ¿Me permitirá una oportunidad de revancha?
– Hombre, naturalmente.
Pues ¿qué le parece, que si yo le acierto su profesión, me devuelva usted la oveja?
– Pues venga.
El pastor sonríe, porque sabe que ha ganado, y sentencia:
– Usted es matemático.
– ¡Caramba! Ha acertado. Pero no acierto a comprender cómo. Cualquiera con buen ojo para los números podría haber contado sus ovejas.
– Sí, sí, pero sólo un matemático hubiera sido capaz, entre 586 ovejas, de llevarse el perro.
POEMA
Pastor, te bendigo por lo que me das.
Si nada me das, también te bendigo.
Te sigo riendo si entre rosas vas.
Si vas entre cardos y zarzas, te sigo.
¡Contigo en lo menos, contigo en lo más,
y siempre contigo!
Amado Nervo
EL BUEN PASTOR
Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño;
Tú, que hiciste cayado de ese leño
en que tiendes los brazos poderosos,
vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguir te empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
Oye, Pastor, que por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.
Espera, pues, y escucha mis cuidados…
Pero ¿cómo te digo que me esperes
si estás, para esperar, los pies clavados?
Lope de Vega
ORACIÓN
Lo que quiero ser
Quiero ser pastor
que vele por los suyos;
árbol frondoso
que dé sombra
al cansado;
fuente donde
beba el sediento.
Quiero ser canción
que inunde los silencios;
libro que descubra
horizontes remotos;
poema que deshiele
un corazón frío;
papel donde se pueda
escribir una historia.
Quiero ser risa en los
espacios tristes,
y semilla que prende
en el terreno yermo.
Ser carta de amor para el solitario,
y grito fuerte para el sordo…
Pastor, árbol o fuente,
canción, libro o poema…
Papel, risa, grito, carta, semilla…
Lo que tú quieras, lo que tú pidas,
lo que tú sueñes, Señor…
eso quiero ser.
José María Rodríguez Olaizola, sj
Tomado de Pastoral sj
PELÍCULA
DAR LA VIDA POR LOS AMIGOS
¿Hay alguien que aún no haya visto La sociedad de la nieve? Numa Turcatti, que aparece como hilo conductor de la película, se erige como un ejemplo de fe y auténtica entrega a los demás hasta el final.
Turcatti estudió en el Colegio Seminario de Montevideo (Uruguay), centro que pertenece a la Compañía de Jesús. Uno de sus mejores amigos, Raúl Zorrilla, habla en en esta entrevista del legado profundo que dejó la educación en Numa y en su forma de hacer las cosas tras el accidente, así como cómo la fe sostuvo la amistad en Los Andes.
Una de las escenas más impactantes, por su significado a nivel espiritual, es la del papelito que esconde en la mano antes de fallecer, con la frase del Evangelio: «No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15, 13). Y, ahora que se va acercando el Jueves Santo, cobra más sentido que nunca.
¿Qué he aprendido de esta escena y de la película? Que la grandeza de tus actos no depende de lo mucho que los muestres, sino de la intención real que haya en tu corazón, algo que se empieza a entrenar desde pequeño: ahí es el lugar donde se forjan las grandes historias.
Siempre he escuchado que es fundamental saber rodearte de buena gente. Mi abuela, cada vez que me ve, me dice que se siente orgullosa por ver quiénes son mis amigos. Qué importante que es tener buenos amigos, ¿verdad? Y más aún saber cuidarlos.
Todo lo trascendental, duradero y que merece la pena es digno de mimos, detalles y entrega sin miramientos. Y la verdadera amistad está ahí: en lo desinteresado de tus actos e intenciones.
Tomado de Pastoral sj
MEDITACIÓN
“CÓMO VA A SER TU DÍA HOY”
“Esta mañana desperté emocionado con todas las cosas que tengo que hacer antes que el reloj sonara. Tengo responsabilidades que cumplir hoy. Soy importante. Mi trabajo es escoger qué clase de día voy a tener.
Hoy puedo quejarme porque el día está lluvioso o puedo dar gracias a Dios porque las plantas están siendo regadas.
Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dinero o puedo estar contento que mis finanzas me empujan a planear mis compras con inteligencia.
Hoy puedo quejarme de mi salud o puedo regocijarme de que estoy vivo.
Hoy puedo lamentarme de todo lo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendo o puedo sentirme agradecido de que me permitieran haber nacido.
Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas o puedo celebrar que las espinas tienen rosas.
Hoy puedo autocompadecerme por no tener muchos amigos o puedo emocionarme y embarcarme en la aventura de descubrir nuevas relaciones.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar o puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela o puedo abrir mi mente enérgicamente y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.
Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que hacer las labores del hogar o puedo sentirme honrado porque tengo un techo para mi mente, cuerpo y alma.
Hoy el día se presenta ante mi esperando a que yo le de forma y aquí estoy, soy el escultor. Lo que suceda hoy depende de mí, yo debo escoger qué tipo de día voy a tener.
Que tengas un gran día… a menos que tengas otros planes.»
Mario Benedetti
Tomado de Alejandro Illescas, Los cuentos de mis homilías
SER PASTORES “CON OLOR A OVEJA”
El Papa Francisco presidió esta mañana en la Basílica de San Pedro su primera Misa Crismal de Jueves Santo. A los sacerdotes presentes, unos 1600, que en esta Eucaristía renuevan sus promesas sacerdotales, les pidió renovar el espíritu de santidad con el que fueron ungidos el día de su ordenación y compartir la “unción” que recibieron con todos los que están a su cargo, especialmente con los que “no tienen nada de nada”.
A continuación el texto completo de la homilía del Santo Padre:
Queridos hermanos y hermanas
Celebro con alegría la primera Misa Crismal como Obispo de Roma. Os saludo a todos con afecto, especialmente a vosotros, queridos sacerdotes, que hoy recordáis, como yo, el día de la ordenación.
Las lecturas, también el Salmo, nos hablan de los «Ungidos»: el siervo de Yahvé de Isaías, David y Jesús, nuestro Señor. Los tres tienen en común que la unción que reciben es para ungir al pueblo fiel de Dios al que sirven; su unción es para los pobres, para los cautivos, para los oprimidos…
Una imagen muy bella de este «ser para» del santo crisma es la del Salmo 133: «Es como óleo perfumado sobre la cabeza, que se derrama sobre la barba, la barba de Aarón, hasta la franja de su ornamento» (v. 2). La imagen del óleo que se derrama, que desciende por la barba de Aarón hasta la orla de sus vestidos sagrados, es imagen de la unción sacerdotal que, a través del ungido, llega hasta los confines del universo representado mediante las vestiduras.
La vestimenta sagrada del sumo sacerdote es rica en simbolismos; uno de ellos, es el de los nombres de los hijos de Israel grabados sobre las piedras de ónix que adornaban las hombreras del efod, del que proviene nuestra casulla actual, seis sobre la piedra del hombro derecho y seis sobre la del hombro izquierdo (cf. Ex 28,6-14). También en el pectoral estaban grabados los nombres de las doce tribus de Israel (cf. Ex 28,21).
Esto significa que el sacerdote celebra cargando sobre sus hombros al pueblo que se le ha confiado y llevando sus nombres grabados en el corazón. Al revestirnos con nuestra humilde casulla, puede hacernos bien sentir sobre los hombros y en el corazón el peso y el rostro de nuestro pueblo fiel, de nuestros santos y de nuestros mártires, que en este tiempo son tantos.
De la belleza de lo litúrgico, que no es puro adorno y gusto por los trapos, sino presencia de la gloria de nuestro Dios resplandeciente en su pueblo vivo y consolado, pasamos ahora a fijarnos en la acción. El óleo precioso que unge la cabeza de Aarón no se queda perfumando su persona sino que se derrama y alcanza «las periferias».
El Señor lo dirá claramente: su unción es para los pobres, para los cautivos, para los enfermos, para los que están tristes y solos. La unción, queridos hermanos, no es para perfumarnos a nosotros mismos, ni mucho menos para que la guardemos en un frasco, ya que se pondría rancio el aceite… y amargo el corazón.
Al buen sacerdote se lo reconoce por cómo anda ungido su pueblo; esta es una prueba clara. Cuando la gente nuestra anda ungida con óleo de alegría se le nota: por ejemplo, cuando sale de la Misa con cara de haber recibido una buena noticia.
Nuestra gente agradece el evangelio predicado con unción, agradece cuando el evangelio que predicamos llega a su vida cotidiana, cuando baja como el óleo de Aarón hasta los bordes de la realidad, cuando ilumina las situaciones límites, «las periferias» donde el pueblo fiel está más expuesto a la invasión de los que quieren saquear su fe.
Nos lo agradece porque siente que hemos rezado con las cosas de su vida cotidiana, con sus penas y alegrías, con sus angustias y sus esperanzas. Y cuando siente que el perfume del Ungido, de Cristo, llega a través nuestro, se anima a confiarnos todo lo que quieren que le llegue al Señor: «Rece por mí, padre, que tengo este problema…». «Bendígame, padre», y «rece por mí» son la señal de que la unción llegó a la orla del manto, porque vuelve convertida en súplica, súplica del Pueblo de Dios.
Cuando estamos en esta relación con Dios y con su Pueblo, y la gracia pasa a través de nosotros, somos sacerdotes, mediadores entre Dios y los hombres. Lo que quiero señalar es que siempre tenemos que reavivar la gracia e intuir en toda petición, a veces inoportunas, a veces puramente materiales, incluso banales –pero lo son sólo en apariencia– el deseo de nuestra gente de ser ungidos con el óleo perfumado, porque sabe que lo tenemos.
Intuir y sentir como sintió el Señor la angustia esperanzada de la hemorroisa cuando tocó el borde de su manto. Ese momento de Jesús, metido en medio de la gente que lo rodeaba por todos lados, encarna toda la belleza de Aarón revestido sacerdotalmente y con el óleo que desciende sobre sus vestidos. Es una belleza oculta que resplandece sólo para los ojos llenos de fe de la mujer que padecía derrames de sangre.
Los mismos discípulos –futuros sacerdotes– todavía no son capaces de ver, no comprenden: en la «periferia existencial» sólo ven la superficialidad de la multitud que aprieta por todos lados hasta sofocarlo (cf. Lc 8,42). El Señor en cambio siente la fuerza de la unción divina en los bordes de su manto.
Así hay que salir a experimentar nuestra unción, su poder y su eficacia redentora: en las «periferias» donde hay sufrimiento, hay sangre derramada, ceguera que desea ver, donde hay cautivos de tantos malos patrones. No es precisamente en autoexperiencias ni en introspecciones reiteradas que vamos a encontrar al Señor: los cursos de autoayuda en la vida pueden ser útiles, pero vivir nuestra vida sacerdotal pasando de un curso a otro, de método en método, lleva a hacernos pelagianos, a minimizar el poder de la gracia que se activa y crece en la medida en que salimos con fe a darnos y a dar el Evangelio a los demás; a dar la poca unción que tengamos a los que no tienen nada de nada.
El sacerdote que sale poco de sí, que unge poco –no digo «nada» porque, gracias a Dios, la gente nos roba la unción– se pierde lo mejor de nuestro pueblo, eso que es capaz de activar lo más hondo de su corazón presbiteral. El que no sale de sí, en vez de mediador, se va convirtiendo poco a poco en intermediario, en gestor.
Todos conocemos la diferencia: el intermediario y el gestor «ya tienen su paga», y puesto que no ponen en juego la propia piel ni el corazón, tampoco reciben un agradecimiento afectuoso que nace del corazón. De aquí proviene precisamente la insatisfacción de algunos, que terminan tristes, sacerdotes tristes, y convertidos en una especie de coleccionistas de antigüedades o bien de novedades, en vez de ser pastores con «olor a oveja» –esto os pido: sed pastores con «olor a oveja», que eso se note–; en vez de ser pastores en medio al propio rebaño, y pescadores de hombres.
Es verdad que la así llamada crisis de identidad sacerdotal nos amenaza a todos y se suma a una crisis de civilización; pero si sabemos barrenar su ola, podremos meternos mar adentro en nombre del Señor y echar las redes. Es bueno que la realidad misma nos lleve a ir allí donde lo que somos por gracia se muestra claramente como pura gracia, en ese mar del mundo actual donde sólo vale la unción –y no la función– y resultan fecundas las redes echadas únicamente en el nombre de Aquél de quien nos hemos fiado: Jesús.
Queridos fieles, acompañad a vuestros sacerdotes con el afecto y la oración, para que sean siempre Pastores según el corazón de Dios.
Queridos sacerdotes, que Dios Padre renueve en nosotros el Espíritu de Santidad con que hemos sido ungidos, que lo renueve en nuestro corazón de tal manera que la unción llegue a todos, también a las «periferias», allí donde nuestro pueblo fiel más lo espera y valora.
Que nuestra gente nos sienta discípulos del Señor, sienta que estamos revestidos con sus nombres, que no buscamos otra identidad; y pueda recibir a través de nuestras palabras y obras ese óleo de alegría que les vino a traer Jesús, el Ungido.
Amén.
Tomado de Aciprensa
CANTO
El Buen Pastor – Jésed
Buen Pastor | Cristóbal Fones, SJ
Delegación para el Clero de Santiago de Compostela