CITA
” Dichosa la ciudad donde se admira menos la hermosura de los edificios que las virtudes de sus habitantes”.
Zenón
Epicuro (341-270 a. C) “Donde estoy yo, no está la muerte, y donde está la muerte, no estoy yo, por tanto, ¿para qué preocuparse?”.
El Pastor de Hermas, «todo hombre alegre obra el bien, piensa el bien y desprecia la tristeza. Pero el hombre triste siempre obra el mal» [ Mand X, 3, 2-3 (ed. J.J. Ayán Calvo, Madrid 1995, p. 161).].
San Clemente de Alejandría «La vida entera del cristianismo es un largo día de fiesta». (Stromata)
Adagio clásico decía que «la gracia no destruye la naturaleza, sino que la perfecciona»
S. Ambrosio «No hay nadie bueno sino Dios, y, por lo tanto, todo lo bueno es divino y todo lo divino es bueno» ()
San Hilario de Poitiers, ¿Dónde está, cristianos, vuestra esperanza? (De Comentario a los Salmos 118, 15, 5-7)
San Agustín: Decía que el pecado es amor de sí hasta el desprecio de Dios. (Sermón 238).
«Malos tiempos, tiempos fatigosos, así dicen algunos… Vivamos bien y serán buenos los tiempos. Los tiempos somos nosotros; cuales somos nosotros, así son los tiempos» (Sermones 78,8).
“Si era cuerpo, si resucitó del sepulcro lo que colgó en el madero ¿cómo pudo entrar a través de las puertas cerradas? Si comprendes el modo, no es milagro. Donde no alcanza la razón, allí está la edificación de la fe”. (Serm. 247; PL 38,1157).
San Ignacio de Antioquía, Yo sé que después de su resurrección tuvo un cuerpo verdadero, como sigue aún teniéndolo. Por esto, cuando se apareció a Pedro y a sus compañeros, les dijo: Tocadme y palpadme, y daos cuenta de que no soy un ser fantasmal e incorpóreo…Quiero insistir acerca de estas cosas, queridos hermanos, aunque ya sé que las creéis. Carta a la iglesia de Esmirna:
San Gregorio Magno comenta que «el pez asado al fuego no significa otra cosa que la pasión de Jesús, Mediador entre Dios y los hombres.» (Hom. in Evang XXIV, 5: ccl 141, Turnhout, 1999, p. 201).
San Gregorio Nacianceno «La Pascua es, para nosotros, la fiesta de las fiestas, la solemnidad de las solemnidades, superior a no sólo a las fiestas humanas y terrenales, sino también a las fiestas del mismo Cristo que se celebran en su honor» ()
San Ambrosio comenta que penetró en el recinto sagrado no porque su naturaleza fuese incorpórea, sino porque tenía la cualidad de un cuerpo resucitado.
San Cirilo «El Señor queriendo probar que la muerte ha sido vencida y que su naturaleza humana ya había dejado la corrupción, les enseña en primer lugar las manos y los pies y los agujeros de los clavos».
San Beda Para demostrarles la veracidad de su resurrección, no sólo quiso que le tocasen sus discípulos, sino que se dignó comer con ellos para que viesen que había aparecido de una manera real y no de un modo fantasmal».
San Anselmo: «Yo te pido, Señor, que reciba todo lo que prometes por tu fidelidad, para que mi gozo sea perfecto. Que éste sea el hambre de mi alma y la sed de mi cuerpo: que todo mi ser lo desee, hasta que entre en el gozo del Señor, que es Dios trino y uno, bendito en todos los siglos. Amén» (Proslogion 26).
San Francisco de Asís Dichoso quien no tiene más gozo y alegría que las palabras y obras del Señor.
San Antonio de Padua, Creo yo que hay cuatro razones por las que el Señor enseña a los apóstoles su costado, sus manos y sus pies. Primeramente par dar pruebas de que, verdaderamente, había resucitado y así quitar de nosotros toda duda. En segundo lugar para que «la paloma», es decir, la Iglesia o el alma fiel, ponga su nido en sus llagas, como «en las grietas de la roca» (Ct 2,14), y encuentre en ellas protección contra el gavilán que la acecha. En tercer lugar para dejar impresas en nuestros corazones, como unas insignias, las marcas de la Pasión. En cuarto lugar para prevenirnos y pedirnos que tengamos compasión de él y no le traspasemos de nuevo con los clavos de nuestros pecados. Sermones para el domingo y fiestas de los santos
Santo Tomás de Aquino explica que «es necesario reconocer, de acuerdo con la fe católica, que Cristo todo está presente en este sacramento de la Eucaristía… porque la divinidad jamás abandonó el cuerpo que había asumido» (S. Th. III, q. 76, a. 1).
Santa Teresa, Y fiad de su bondad, que nunca falló a sus amigos (Vida,1 1,4).
San Francisco de Sales Un santo triste es un triste santo.
“Una mirada a Jesucristo nos reanima y nos alienta”.
S. Juan de la Cruz, «A la tarde de la vida te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición» (Avisos Espirituales, Obras, Burgos 1982, 60).
San Ignacio de Loyola “Considerar cómo la Divinidad, que parecía esconderse en la pasión, parece y se muestra ahora tan milagrosamente en la santísima resurrección, por los verdaderos y santísimos efectos de ella” (Ejercicios Espirituales 223)
San Juan María Vianney Siempre florece la alegría en el alma unida a Dios.
San Alfonso María de Ligorio, El apóstol san Juan nos exhorta a evitar el pecado; pero, temiendo que decaigamos de ánimo, al recordar nuestras pasadas culpas, nos alienta a esperar el perdón, con tal que tengamos la firme resolución de no caer, diciéndonos que tenemos que habérnoslas con Cristo, que no murió sólo para perdonarnos, sino que además, después de muerto, se ha constituido abogado nuestro ante el Padre celestial (Reflexiones sobre la Pasión, cap. 9, 2).
Santa Teresa del Niño Jesús: «Jesús, mi alegría es amarte a ti» (Poesía 45/7).
San Josemaría Escrivá «Quiero que estés siempre contento, porque la alegría es parte integrante de tu camino» (Camino, n. 665).
«La alegría que debes tener no es esa que podríamos llamar fisiológica, de animal sano, sino otra sobrenatural, que procede de abandonar todo y abandonarse en los brazos amorosos de nuestro Padre-Dios» (Camino, n. 659).
«¿No hay alegría? –Piensa: hay un obstáculo entre Dios y yo. –Casi siempre acertarás» (Camino, n. 662).
«La aceptación rendida de la Voluntad de Dios trae necesariamente el gozo y la paz» (Camino, n. 758).
«Si nos sentimos hijos predilectos de nuestro Padre de los Cielos, ¡que eso somos!, ¿cómo no vamos a estar siempre alegres? –Piénsalo» (Forja, n. 266);
«La alegría es consecuencia necesaria de la filiación divina, de sabernos queridos con predilección por nuestro Padre Dios, que nos acoge, nos ayuda y nos perdona» (Forja n. 332).
«Que estén tristes los que no se consideren hijos de Dios» (Surco, n. 54).
«La tristeza es la escoria del egoísmo; si queremos vivir para el Señor, no nos faltará la alegría, aunque descubramos nuestros errores y nuestras miserias» (Amigos de Dios, n. 92).
Caras largas…, modales bruscos…, facha ridícula…, aire antipático: ¿Así esperas animar a los demás a seguir a Cristo?.
Nunca te desanimes si eres apóstol. —No hay contradicción que no puedas superar. —¿Por qué estás triste?
Padre Pío Vivid en santa alegría.
A. Einstein Vivimos en una sociedad que «se caracteriza por la perfección de medios y la confusión de fines».
H. de Lubac «encarnar la esperanza del mundo» ()
K. Rahner «Somos oyentes de la Palabra, si al mismo tiempo que escuchamos el mensaje, escuchamos también las objeciones y problemas implicados» ().
Concilio Vaticano II: «La humanidad se halla hoy en un periodo nuevo de su historia, caracterizado por cambios profundos y acelerados, que progresivamente se extienden al universo entero. Los provoca el hombre con su inteligencia y su dinamismo creador’ (GS, 4).
Magisterio, «Este día queda grabado en la memoria, con razón, como el primer momento en que… se percibe la importancia del encuentro personal con Jesús» (Exhort. ap. postsin. Sacramentum caritatis, 19).
Catecismo, 643: Ante estos testimonios es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del orden físico, y no reconocerlo como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe de los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y de la muerte en cruz de su Maestro, anunciada por Él de antemano. La sacudida provocada por la pasión fue tan grande que (por lo menos, algunos de ellos) no creyeron tan pronto en la noticia de la resurrección. Los evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad arrobada por una exaltación mística, nos presentan a los discípulos abatidos y asustados. Por eso no creyeron a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y «sus palabras les parecían como desatinos» (Lc 24, 11). Cuando Jesús se manifiesta a los once en la tarde de Pascua, «les echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes le habían visto resucitado» (Mc 16, 14).
644: Tan imposible les parece la cosa que, incluso puestos ante la realidad de Jesús resucitado, los discípulos dudan todavía (ver Lc 24, 38): creen ver un espíritu (ver Lc 24, 39). «No acaban de creerlo a causa de la alegría y estaban asombrados» (Lc 24, 41). Tomás conocerá la misma prueba de la duda y, en la última aparición en Galilea referida por Mateo, «algunos sin embargo dudaron» (Mt 28, 17). Por esto la hipótesis según la cual la resurrección habría sido un «producto» de la fe (o de la credulidad) de los Apóstoles no tiene consistencia. Muy al contrario, su fe en la Resurrección nació —bajo la acción de la gracia divina— de la experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado.
645: Jesús resucitado establece con sus discípulos relaciones directas mediante el tacto y el compartir la comida. Les invita así a reconocer que Él no es un espíritu, pero sobre todo a que comprueben que el cuerpo resucitado con el que se presenta ante ellos es el mismo que ha sido martirizado y crucificado, ya que sigue llevando las huellas de su pasión. Este cuerpo auténtico y real posee sin embargo, al mismo tiempo, las propiedades nuevas de un cuerpo glorioso: no está situado en el espacio ni en el tiempo, pero puede hacerse presente a su voluntad donde quiere y cuando quiere porque su humanidad ya no puede ser retenida en la tierra y no pertenece ya más que al dominio divino del Padre. Por esta razón también Jesús resucitado es soberanamente libre de aparecer como quiere: bajo la apariencia de un jardinero o «bajo otra figura» (Mc 16, 12) distinta de la que les era familiar a los discípulos, y eso para suscitar su fe.
646: La Resurrección de Cristo no fue un retorno a la vida terrena como en el caso de las resurrecciones que Él había realizado antes de Pascua: la hija de Jairo, el joven de Naím, Lázaro. Estos hechos eran acontecimientos milagrosos, pero las personas afectadas por el milagro volvían a tener, por el poder de Jesús, una vida terrena «ordinaria». En cierto momento, volverán a morir. La Resurrección de Cristo es esencialmente diferente. En su cuerpo resucitado, pasa del estado de muerte a otra vida más allá del tiempo y del espacio. En la Resurrección, el cuerpo de Jesús se llena del poder del Espíritu Santo; participa de la vida divina en el estado de su gloria, tanto que San Pablo puede decir de Cristo que es «el hombre celestial».
999 «¿Cómo? Cristo resucitó con su propio cuerpo: ‘Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo’ (Lc 24,39); pero Él no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en Él ‘todos resucitarán con su propio cuerpo, que tienen ahora’ (Concilio de Letrán IV), pero este cuerpo será ‘transfigurado en cuerpo de gloria’ (Flp 3,21), en ‘cuerpo espiritual’ (1Cor 15,44)»
Pablo VI: La paz del corazón es la felicidad auténtica… Es el primer don del resucitado, el sacramento de un perdón que resucita (Jn 20,23). Catequesis, Audiencia General, 09-04-1975
«En el mismo Dios, todo es alegría porque todo es un don» (Ex. ap. Gaudete in Domino, 9 mayo 1975).
San Juan Pablo II “En su resurrección hemos resucitado todos” (Prefacio pascual II): he aquí la buena nueva que los discípulos de Cristo no se cansan de llevar al mundo, ante todo mediante el testimonio de su propia vida. Este es el don más hermoso que esperan de nosotros nuestros hermanos en este tiempo pascual. (18 de Abril de 2001)
España… ¡sé también hoy testigo de Jesucristo resucitado!. Homilía, 04-05-2003. Misa de Canonización. Plaza de Colón (Madrid)
«si habéis encontrado a Cristo, ¡vivid a Cristo, vivid con Cristo! Y anunciadlo en primera persona, como auténticos testigos: “para mí la vida es Cristo” (Flp 1, 21)» ().
Benedecto XVI Sólo podemos ser testigos conociendo a Cristo y, conociendo a Cristo, conociendo también a Dios. (20-01-2010)
Papa Francisco, la alegría es auténtica «respiración del cristiano» viernes 22 de junio de 2018.
«un cristiano que no es alegre en el corazón —afirmó— no es un buen cristiano». (ibid)
«no es algo que se compra o yo la hago con el esfuerzo: no, es un fruto del Espíritu Santo».(ibid)
«no se puede vivir cristianamente sin alegría, al menos en su primer grado que es la paz».(ibid)
“la alegría del evangelio llena el corazón y la vida entera de quien se encuentra con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría.” (EG 1)
“A veces estos cristianos melancólicos tienen más cara de pepinillos en vinagre que de personas alegres que tienen una vida bella”. (10/5/13)
El cristiano es un testigo de la verdadera alegría, la que da Jesús. SS Francisco (10/5/13)
“Después de su resurrección, donde llegaban los discípulos había una gran alegría” (Exhortación Gaudete et exsultate).
Apasionante aventura de comunicar la hermosura y la alegría del Evangelio y de buscar a los perdidos en esas inmensas multitudes sedientas de Cristo ().
Romano Guardini: «El Señor ha cambiado. Ya no vive como antes. Su existencia … no es comprensible. Sin embargo, es corpórea, incluye… todo lo que vivió; el destino que atravesó, su pasión y su muerte. Todo es realidad. Aunque haya cambiado, sigue siendo una realidad tangible» (Il Signore. Meditazioni sulla persona e la vita di N.S. Gesù Cristo, Milán 1949, p. 433).
Raniero Cantalamessa – La resurrección de Cristo es también la nuestra. Ésta no es sólo un gran milagro, un argumento o una prueba a favor de la verdad de Cristo. Es más. Es un mundo nuevo en el que se entra con la fe acompañada de estupor y alegría.
Manuel Gª Hernández “Solo desde dentro, desde la mirada de corazones que ven con ojos nuevos, podrán vislumbrar las respuestas sabias que necesitamos encontrar en estos momentos de incertidumbres personales y sociales” (Ensayo sobre la vida espiritual (Ed. Desclée de Brouwer, Bilbao 1915)
José Luis Sicre Somos testigos de la expansión del evangelio entre personas que, como dice la primera carta de Pedro a propósito de Jesús: «lo amáis sin haberlo visto». Esta es la mejor prueba de su resurrección.
De Lubac: “Si yo falto al amor o falto a la justicia, me aparto infaliblemente de Ti, Dios mío, y mi culto no es más que idolatría. Para creer en Ti tengo que creer en el amor y en la justicia. Vale mil veces más creer en estas cosas que pronunciar tu nombre. Fuera de ellas es imposible que te encuentre”.
Teilhard de Chardin “no dejamos de ser”, sino que “seremos en Dios de otra manera”
Bouyer-L «Todo el culto cristiano no es más que una celebración continua de la Pascua; el sol que no cesa de levantarse sobre la tierra arrastra tras sí una estela de eucaristías que no se interrumpe en un solo instante; y toda misa celebrada es la Pascua que se prolonga» ().
Caritas Atentos. La fracción del pan es provocadora. No se puede partir el pan y quedar ilesos. La eucaristía siempre nos debe tocar: o el corazón o las manos o el bolsillo. Porque eucaristía y amor son la misma cosa. Ven…/Cuaresma Y Pascua 1994.Pág. 215-219 s.
José Antonio Pagola “Cuando olvidamos la presencia viva de Jesús en medio de nosotros; cuando lo ocultamos con nuestros protagonismos; cuando la tristeza nos impide sentir todo menos su paz; cuando nos contagiamos unos a otros pesimismos e incredulidad … estamos pecando contra el Resucitado. Así no es posible una Iglesia de testigos. Para despertar la fe, Jesús no les pide que miren su rostro, sino sus manos y sus pies. Que vean sus heridas de crucificado. Que tengan siempre ante sus ojos su amor entregado hasta la muerte. No es un fantasma: “Soy yo en persona”. El mismo al que han conocido y amado por los caminos de Galilea.”
Montesquieu:” Si sólo se tratara de ser felices no sería difícil: lo malo es que queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque siempre les imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad”.
Soren Kierkegaard: «La vida sólo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia delante» Paloma Sánchez-Garnica, Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido .
M. Blondel «proponer la fe sin razones es tan injusto para la razón como peligroso para la fe» () y porque «una fe que no se reflexiona, deja de ser fe cristiana»
Pascal «el corazón tiene razones que la razón no comprende»
«La felicidad es un artículo maravilloso. Cuanto más se da, más le queda a uno»
Saint-Exupery-A «sólo se ve bien con el corazón, pues lo esencial es invisible a los ojos» ().
Martín Descalzo “Para ser feliz no hace falta ponerse una careta con “sonrisa-profidén”.
Carlyle «Dame un hombre que canta mientras trabaja. Seguro que trabajará más, que trabajará mejor, que trabajará durante más tiempo».
Charles Chaplin «La vida es una tragedia si se contempla de cerca; pero una comedia, si se ve desde un plano general de conjunto».
José Luis Cortés, «¡Por el humor de Dios…! El humor es todo aquello que desahoga tensiones. El humor cristiano tiende a favorecer el proceso de cristianización». El Señor de los A m i g o s
CONTO
“USTED NO ME HABLÓ DE DIOS PERO ME LO HIZO VER”
En un hospital una hermana había curado con infinita ternura a un paciente totalmente incrédulo. Nunca le pudo hablar de Dios ni de Jesucristo. Cuando le dieron de alta, este hombre le dijo a la religiosa: “Hermana, usted no me habló de Dios, pero hizo mucho más: me lo hizo ver”.
Tomado de Pedro Chinaglia
APRENDER A VER
Un muchacho vivía solo con su padre; ambos tenían una relación extraordinaria y muy especial.
El joven pertenecía al equipo de fútbol americano de su colegio. Usualmente no tenía la oportunidad de jugar, bueno casi nunca, sin embargo su padre permanecía siempre en las gradas haciéndole compañía. El joven era el más bajo en estatura de su clase. A pesar de eso, cuando comenzó la secundaria insistió en participar en el equipo de fútbol del colegio. Su padre le daba orientación y le explicaba claramente que él no tenía que jugar fútbol si no lo deseaba en realidad… pero él amaba el fútbol, no faltaba a una práctica, ni a un juego. Estaba decidido a dar lo mejor de sí, ¡se sentía felizmente comprometido!
Durante su vida en secundaria, lo recordaron como “El calentador de banco”, debido a que siempre permanecía sentado. Su padre lo animaba con su espíritu de aliento y el mejor apoyo que su hijo alguno podía esperar.
Cuando comenzó la Universidad, intentó entrar al equipo de fútbol; todos estaban seguros que no lo lograría, pero a todos venció, entrando al equipo.
El entrenador le dio la noticia, admitiendo que lo había aceptado además por la manera como él demostraba entregar su corazón y su alma en cada una de sus prácticas y al mismo tiempo le daba a los demás miembros del equipo el entusiasmo perfecto. La noticia llenó por completo su corazón, corrió al teléfono más cercano y llamó a su padre, quien compartió con él la emoción. Le enviaba en todas la temporadas todas las entradas para que asistiera a los juegos de la universidad. El joven atleta era muy persistente, nunca faltó a una práctica ni a un juego durante los cuatro años de la universidad, sin embargo, nunca tuvo la oportunidad de participar activamente en algún juego.
Era el final de la temporada y justo unos minutos antes que comenzara el primer juego de las eliminatorias, el entrenador le entregó un telegrama. El joven lo tomó y luego de leerlo lo guardó en silencio, tragó muy fuerte y temblando le dijo al entrenador:
“Mi padre murió esta mañana. ¿No hay problema de que falte al juego de hoy?”. El entrenador le abrazó y le dijo: “Toma el resto de la semana libre, hijo, y no se te ocurra venir el sábado”.
Llego el sábado y el juego no estaba muy bien. En el tercer cuarto cuando el equipo tenía 10 puntos de desventaja, el joven entró al vestuario, calladamente se colocó el uniforme y corrió hacia donde estaba el entrenador y su equipo, quienes estaban impresionados de ver a su luchador compañero de regreso.
“Entrenador, por favor, permítame jugar… yo tengo que jugar hoy”, imploró el joven. El entrenador pretendía no escucharle. De ninguna manera él podía permitir que su peor jugador entrara en el cierre de las eliminatorias, pero el joven insistió tanto, que finalmente el entrenador sintiendo lástima lo aceptó: “Bien, hijo, puedes entrar. El campo es todo tuyo”. Minutos después el entrenador, el equipo y el público, no podían creer lo que estaban viendo.
El pequeño desconocido, que nunca había participado en un juego, estaba haciendo todo perfectamente bien. Nadie podía detenerlo en el campo, corría fácilmente como toda una estrella. Su equipo comenzó a ganar, hasta empatar el juego. En los últimos segundos de cierre, el muchacho interceptó un pase y corrió todo el campo hasta ganar por un punto al equipo rival. La gente que estaba en las gradas gritaba emocionadas y su equipo lo levantó en hombros por todo el campo.
Finalmente cuando todo terminó, el entrenador notó que el joven estaba sentado calladamente y solo en una esquina. Se acercó y le dijo: “Muchacho, no puedo creerlo, !estuviste fantástico!… Dime: ¿cómo lo lograste?”
El joven miró al entrenador y le dijo: “Usted sabe que mi padre murió… pero, ¿sabía que mi padre era ciego?” El joven hizo una pausa y trató de sonreír. “Mi padre asistía a todos mis juegos, tenía total fe en mis posibilidades, sin él yo nunca lo hubiera seguido intentando, pero hoy sería la primera vez que él podría verme jugar…y yo quise demostrarle que podía ser el mejor jugador del mundo”.
Tomado de P, Diego Millán
DIOS ES COMO EL AZÚCAR
La profesora de Segundo de Primaria preguntó a sus niños si alguien sabía explicar quién era Dios.
Uno de los niños levantó la mano y dijo:
– “Dios es nuestro Padre que está en el cielo, que hizo los cielos y la tierra; el mar y los océanos y todos los animales que hay en ellos. Y a nosotros los hombres nos hizo sus hijos; Y nos enseñó la oración del <Padre nuestro>
La profesora, buscando más respuestas continuó preguntando:
– “¿Cómo sabéis que Dios existe si nunca lo habéis visto?”
Todo el salón quedó en silencio.
Pedrito, un niño muy tímido, levantó su mano y dijo:
– “Mi madre dice que Dios es como el azúcar en mi leche que me hace todas las mañanas, yo no veo el azúcar que está dentro de la taza mezclado con la leche; si no lo tuviera no tendría sabor. Dios existe, él está siempre en medio de nosotros sólo que no lo vemos, pero si se fuera, nuestra vida quedaría sin sabor.”
La profesora sonrió y dijo:
– “Muy bien Pedrito, yo os enseño muchas cosas a vosotros, hoy tú me has enseñado algo más profundo que todo lo que yo sabía. ¡Ahora sé que Dios es nuestro azúcar y que está todos los días endulzando nuestra vida!”
Le dio un beso y quedó sorprendida por la respuesta de aquel niño.
La sabiduría no está en el conocimiento, sino en la vivencia de Dios en nuestras vidas.
Tomado de Ángel Calvo, En otras palabras
ANÉCDOTA
AGALIASIS
El cristiano tiene que vivir y reflejar en su rostro siempre y por encima de todo la alegría de la salvación, la «agaliasis» que vivían los primeros cristianos: «Alegraos, pues, aunque de momento tengáis que sufrir» (/1P/01/06); «estad siempre alegres en el Señor y celebrad la Acción de Gracias” (/1Ts/05/16); «estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres; el Señor está cerca» (/Flp/04/04-05); creemos en un «Dios de la esperanza que nos colma de alegría y paz en la vivencia de nuestra fe hasta rebosar por la fuerza del Espíritu» (/Rm/15/13).
Tomado de Laurentino Novoa Pascual
FELICIDAD
Creemos que seremos felices si no nos falta nada para vivir, si no tenemos problemas, si nos vemos exentos del sufrimiento, si tenemos todo el placer al alcance de la mano, etc. Pero, aún con todo esto, el hombre no termina satisfecho, no acaba por saciar su sed de felicidad.
En 1952, la Madre Teresa de Calcuta escribió un artículo en el que entrevistaba a Dios y le preguntaba: ¿Qué es lo que le pedirías a tus hijos? A lo que Dios responde: “…que aprendan que de lo que siembran, cosechan, si siembran amor cosecharán felicidad. Que aprendan, que la verdadera felicidad no es lograr sus metas, sino aprender a ser feliz con lo que tienen. Que aprendan que la felicidad no es cuestión de suerte, sino producto de sus decisiones. Ellos deciden ser felices con lo que son y tienen, o morir de envidia y celos por lo que les falta y carecen. Que dos personas pueden mirar una misma cosa y ver algo totalmente diferente”.
Tomado de Catholic.net
LA EUCARISTÍA Y LOS POBRES
Una de las veces en que la Madre Teresa de Calcuta ha venido a España le pidió un periodista, en la rueda de prensa, que diera como una consigna para los que trabajaban por los pobres. Ella respondió: «Que celebren bien la Eucaristía». Al periodista le debió de parecer que la buena señora no le había entendido y formuló de nuevo su pregunta, explicitando que también aquí, religiosos y laicos, se dedican a los más abandonados, y que les diera una palabra de aliento. “Que celebren bien la Eucaristía”, volvió a decir la Madre Teresa. “Si yo me dedico a los más marginados, y les atiendo, es porque acabo de comulgar. Al mismo Cristo, a quien he adorado y recibido en la Misa, es al que veo presente en la persona del prójimo, sobre todo de los más pobres».
Tomado de Dies Domini
SANTO TOMÁS MORO
Cuando escribió a su hija Margarita desde su prisión en la Torre de Londres: «Hija queridísima, nunca se turbe tu alma por cualquier cosa que pueda ocurrirme en este mundo. Nada puede ocurrir sino lo que Dios quiere. Y yo estoy muy seguro de que, sea lo que sea, por muy malo que parezca, será de verdad lo mejor»[6]. Y san Josemaría le hizo eco: «Dios es mi padre, aunque me envíe sufrimiento. Me ama con ternura, aun hiriéndome. Y yo, (…) siguiendo los pasos del Maestro, ¿podré quejarme, si encuentro por compañero de camino al sufrimiento? Constituirá una señal cierta de mi filiación, porque me trata como a su divino Hijo» (Via Crucis, Estación I, n. 1).
Tomado de Opus Dei.org
«¡CRISTO HA RESUCITADO!»
Esta dimensión más profunda de la Pascua es particularmente sentida por nuestros hermanos ortodoxos. Para ellos la resurrección de Cristo es todo. En el tiempo pascual, cuando se encuentran a alguien le saludan diciendo: «¡Cristo ha resucitado!», y el otro responde: «¡En verdad ha resucitado!». Esta costumbre está tan enraizada en el pueblo que se cuenta esta anécdota ocurrida a comienzos de la revolución bolchevique. Se había organizado un debate público sobre la resurrección de Cristo. Primero había hablado el ateo, demoliendo para siempre, en su opinión, la fe de los cristianos en la resurrección. Al bajar, subió al estrado el sacerdote ortodoxo, quien debía hablar en defensa. El humilde pope miró a la multitud y dijo sencillamente: «¡Cristo ha resucitado!». Todos respondieron a coro, antes aún de pensar: «¡En verdad ha resucitado!». Y el sacerdote descendió en silencio del estrado.
Tomado de Rainiero Cantalamessa
INCORRUPTOS
Ustedes saben, por supuesto, que cuando morimos nuestros cuerpos se descomponen rapidamente – pero no todos. Unos cuerpos se quedan incorruptos, aun sin embalsamar. Un ejemplo es un joven italiano llamado Pier Giorgio Frassati que vivio al principio del siglo veinte. Era un estudiante de ingenieria que participo en grupos juveniles que opusieron al fascismo y servieron a los pobres. Mientras visitaba a los enfermos, el mismo se enfermo y murio a la edad de veinticuatro. En 1981 – casi seis decadas despues de su fallecimiento – desenterraron su cuerpo como parte de la proceso de canonizacion. Tuvieron una sorpresa. Cuando abrieron su ataud, descubrieron que su cuerpo estaba incorrupto. Los que van al Dia Mundial de Jovenes van a tener la oportunidad de rezar ante la tumba del Beato Pier Giorgio.
Estan trasladando su cuerpo desde Torino hasta Sydney. Los que asisten al Dia Mundial de Jovenes pueden ver este ejemplo de un cuerpo incorrupto.
El Beato Pier Giorgio no es unico cuyo cuerpo no se descumpuso. Hay varios, incluyendo a San Franciso Javier, Santa Clara, Beato Juan XXIII y el Padre Pio – sus cuerpos estan parcial o completamente incorruptos. Se refieren a estos santos como los “incorruptibles.” No estoy exactamente que pensar de este fenomeno, pero indica algo revelado en la Biblia. Jesus no vino solamente para salvar nuestras almas, sino un dia restaurar nuestros cuerpos a una forma inmortal. Como dice San Pablo, Jesus “transformara nuestros cuerpos fragiles y hacerlos gloriosos como el suyo.”
Salmo 16:
“Se me alegra el corazon y se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena;
porque no me entregaras a la muerte,
ni dejaras a tu fiel conocer la corrupcion.”
Tomado de Padre Felipe Bloom
GILBERT K. CHESTERTON
Describe cómo eran los días en su casa cuando niño, cómo su padre se tomaba la vida con un optimismo que supo contagiar a sus hijos, y cómo, más tarde, esta actitud fue la que le abrió las puertas del catolicismo: «Había algo así como una mañana eterna en aquel estado de ánimo».
El mismo Chesterton elogió, después de su conversión al catolicismo, a san Francisco, precisamente por su carácter alegre: «Fue asceta, pero no sombrío. A su humanismo añadía su buen humor de seguir siempre su camino con una excentricidad que consistía en volverse de continuo hacia dentro».
Tomado de Carmen María Imbert
ALEGRÍA CRISTIANA
El beato Pier Giorgio Frassati (1901-1925) experimentó tantas pruebas en su breve existencia; una de ellas concernía su vida sentimental, que le había herido profundamente. Precisamente en esta situación, escribió a su hermana: «Tú me preguntas si soy alegre; y ¿cómo no podría serlo? Mientras la fe me de la fuerza estaré siempre alegre. Un católico no puede por menos de ser alegre… El fin para el cual hemos sido creados nos indica el camino que, aunque esté sembrado de espinas, no es un camino triste, es alegre incluso también a través del dolor» (Carta a la hermana Luciana, Turín, 14 febrero 1925). Y el beato Juan Pablo II, al presentarlo como modelo, dijo de él: «Era un joven de una alegría contagiosa, una alegría que superaba también tantas dificultades de su vida» (Discurso a los jóvenes, Turín, 13 abril 1980).
Más cercana a nosotros, la joven Chiara Badano (1971-1990), recientemente beatificada, experimentó cómo el dolor puede ser transfigurado por el amor y estar habitado por la alegría. A la edad de 18 años, en un momento en el que el cáncer le hacía sufrir de modo particular, rezó al Espíritu Santo para que intercediera por los jóvenes de su Movimiento. Además de su curación, pidió a Dios que iluminara con su Espíritu a todos aquellos jóvenes, que les diera la sabiduría y la luz: «Fue un momento de Dios: sufría mucho físicamente, pero el alma cantaba» (Carta a Chiara Lubich, Sassello, 20 de diciembre de 1989). La clave de su paz y alegría era la plena confianza en el Señor y la aceptación de la enfermedad como misteriosa expresión de su voluntad para su bien y el de los demás. A menudo repetía: «Jesús, si tú lo quieres, yo también lo quiero».
Tomado de Benedicto XVI, JMJ 2012
SAN FELIPE NERI Y LA FELICIDAD DE LA SANTIDAD.
El Santo estaba acostumbrado a pedir diariamente por el Espíritu Santo. En la víspera de la fiesta de Pentecostés de 1544, volvió a suplicar fervientemente las gracias y dones del Paráclito, cuando vio venir del cielo un globo de fuego que penetró en su boca y se dilató en su pecho. El santo se sintió poseído por un amor de Dios tan grande que parecía ahogarle; cayó al suelo, como derribado y exclamó con acento de dolor: «¡Basta, Señor, basta! ¡La fragilidad humana es incapaz de soportar tanta felicidad!» Cuando recuperó plenamente la conciencia, descubrió que su pecho estaba hinchado, teniendo un bulto del tamaño de un puño; pero jamás le causó dolor alguno. A partir de entonces, San Felipe experimentaba tales accesos de amor de Dios, que todo su cuerpo se estremecía. A menudo tenía que descubrirse el pecho para aliviar un poco el ardor que lo consumía; y rogaba a Dios que mitigase sus consuelos para no morir de gozo. Tan fuertes era las palpitaciones de su corazón que otros podían oírlas y sentirlas, especialmente años más tarde, cuando como sacerdote, celebraba la Santa Misa, confesaba o predicaba. Había también un resplandor celestial que desde su corazón emanaba calor. Tras su muerte, la autopsia del cadáver del santo reveló que tenía dos costillas rotas y que éstas se habían arqueado para dejar más sitio al corazón.
Tomado de Adelante la fe
CHISTE
Cuentan que, después de las primeras sesiones de fotografía, tras ser elegido Papa, Juan XXIII exclamó: «Mire, Dios nuestro Señor supo ya muy bien, desde hace setenta y siete años, que yo había de ser Papa. ¿No pudo haberme hecho más fotogénico?»
LA CLAVE DE LAS COSAS
El secreto de la felicidad está en las pequeñas cosas: una pequeña mansión, un pequeño yate, una pequeña fortuna…
ORACIÓN
«Oh Dios mío, por libre elección y por amor tuyo,
deseo permanecer aquí y hacer lo que tu voluntad
exige de mí.
No, no daré marcha atrás.
Mi comunidad son los pobres.
Su seguridad es la mía.
Su salud es mi salud.
Mi casa es la casa de los pobres: no de los pobres,
sino de los que entre los pobres son más pobres.
De aquellos a los cuales trata uno de no acercarse
por miedo al contagio y a la suciedad,
porque están cubiertos de microbios y de gusanos.
De los que no van a rezar
porque no tienen fuerzas para comer.
De los que se caen por las calles
conscientes de que se van a morir
y a cuyo lado transitan los vivos
sin prestarles atención.
De los que ya no lloran
porque se les han agotado las lágrimas.
De los intocables.
El Señor me ha querido aquí donde estoy.
El me ofrecerá una solución».
Teresa de Calcuta
MEDITACIÓN
MANERAS DE OBSTACULIZAR LA VERDADERA FE.
Está la actitud del «fanático», que se agarra a un conjunto de creencias sin dejarse interrogar nunca por Dios y sin escuchar jamás a nadie que pueda cuestionar su posición. La suya es una fe cerrada donde falta acogida y escucha del Misterio, y donde sobra arrogancia. Esta fe no libera de la rigidez mental ni ayuda a crecer, pues no se alimenta del verdadero Dios.
Está también la posición del «escéptico», que no busca ni se interroga, pues ya no espera nada de Dios, ni de la vida, ni de sí mismo. La suya es una fe triste y apagada. Falta en ella el dinamismo de la confianza. Nada merece la pena. Todo se reduce a seguir viviendo sin más.
Está además la postura del «indiferente», que ya no se interesa ni por el sentido de la vida ni por el misterio de la muerte. Su vida es pragmatismo. Solo le interesa lo que puede proporcionarle seguridad, dinero o bienestar. Dios le dice cada vez menos. En realidad, ¿para qué puede servir creer en él?
Está también el que se siente «propietario de la fe», como si esta consistiera en un «capital» recibido en el bautismo y que está ahí, no se sabe muy bien dónde, sin que uno tenga que preocuparse de más. Esta fe no es fuente de vida, sino «herencia» o «costumbre» recibida de otros. Uno podría desprenderse de ella sin apenas echarla en falta.
Está además la «fe infantil» de quienes no creen en Dios, sino en aquellos que hablan de él. Nunca han tenido la experiencia de dialogar sinceramente con Dios, de buscar su rostro o de abandonarse a su misterio. Les basta con creer en la jerarquía o confiar en «los que saben de esas cosas». Su fe no es experiencia personal. Hablan de Dios «de oídas».
En todas estas actitudes falta lo más esencial de la fe cristiana: el encuentro personal con Cristo. La experiencia de caminar por la vida acompañados por alguien vivo con quien podemos contar y a quien nos podemos confiar. Solo él nos puede hacer vivir, amar y esperar a pesar de nuestros errores, fracasos y pecados.
Según el relato evangélico, los discípulos de Emaús contaban «lo que les había acontecido en el camino». Caminaban tristes y desesperanzados, pero algo nuevo se despertó en ellos al encontrarse con un Cristo cercano y lleno de vida. La verdadera fe siempre nace del encuentro personal con Jesús como «compañero de camino».
José Antonio Pagola
CANTO
Siempre Alegres – Athenas
Adoro te devote | Música Católica
Adoro Te Devote Luispo
VIDEO
Con cara de resucitados – José Pedro Manglano
Delegación para el Clero de Santiago de Compostela