La entretela: La causa de bendición para muchos

Siguiendo sus catequesis sobre vicios y virtudes el Papa nos acerca a la avaricia y la ira, por ser ambas fuente de enfermedad del alma que nos inducen a estar pendiente de los objetos o de nuestra persona hasta puntos que nos dañan personalmente.

En relación a la avaricia dice el Papa que el apego a las cosas, sin importar la cantidad o el valor de las mismas, nos resta libertad, porque todo bien exige su custodia para protegerlo. Y dice el Papa que los avariciosos “Están siempre angustiados, porque un patrimonio se construye con mucho sudor, pero puede desaparecer en un momento. Olvidan la predicación evangélica, que no afirma que las riquezas sean en sí mismas un pecado, pero sí que son ciertamente una responsabilidad. Dios no es pobre: es el Señor de todo, pero – escribe San Pablo- «siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza» (2 Cor 8,9).” porque señala el Papa que “el avaro no comprende. Podría haber sido causa de bendición para muchos, pero en lugar de eso, se metió en el callejón sin salida de la infelicidad.”

En relación a la ira dice el Papa que esta destruye las relaciones humanas porque la ira “Expresa la incapacidad de aceptar la diversidad del otro, especialmente cuando sus opciones vitales difieren de las nuestras.” Y añade el Papa “a veces, una de las características de la ira, es la de no calmarse con el tiempo. En esos casos, incluso la distancia y el silencio, en lugar de calmar el peso de los malentendidos, lo magnifican. Por ese motivo, el apóstol Pablo(…) recomienda a sus cristianos que aborden inmediatamente el problema e intenten la reconciliación: «No permitan que la noche los sorprenda enojados» (Ef 4, 26). Es importante que todo se resuelva inmediatamente, antes de la puesta del sol. Si durante el día surge algún malentendido y dos personas dejan de entenderse, percibiéndose de pronto alejadas, no hay que entregar la noche al diablo. El vicio nos mantendría despiertos en la oscuridad, rumiando nuestras razones y los errores incalificables que nunca son nuestros y siempre del otro. Así es: cuando una persona está dominada por la ira, siempre dice que el problema está en la otra persona; nunca es capaz de reconocer sus propios defectos, sus propias faltas.”

Y como puede quedar la tentación de vernos tal cual somos y desear escondernos y apartarnos de Dios, el Papa dice que aprendamos de Carlo Acutis que decía “Dios nos ama y nos espera siempre” (Catequesis para chicos de confirmación de 27 de enero 2024), y que una vez interiorizado este gran mensaje podamos decir “ a todo el mundo que es bueno estar con Jesús, ¡porque nos ama y siempre nos está esperando!”

María Puy

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