Esta quincena el Papa la ha dedicado a atender tantos frentes que es imposible resumir. Pero es interesante fijarse en varias ideas expresadas en sus discursos y audiencias.
A través del discurso dirigido a los asistentes al Congreso Internacional Interuniversitario “Mujeres en la Iglesia: Artífices de Humanidad” El Papa recuerda una faceta central de la Iglesia como es la formación y habla del papel de la mujer en la Iglesia. Sobre la formación incide en que permite “dilatar el horizonte de los sueños y del modo de pensar, y a disponerse a seguir altos ideales”. Sobre el papel de la mujer en la Iglesia recalca que es necesario ser “dóciles a la voz del Espíritu Santo y fieles en la comunión, a encontrar caminos adecuados para que la grandeza y el papel de las mujeres sean más valorados en el Pueblo de Dios” y que “el camino hacia sociedades mejores pasa justamente por la educación de las niñas, de las adolescentes, de las jóvenes, de la que se beneficia el desarrollo humano” siendo necesario rezar y esforzarse para lograrlo.
De gran interés son las pinceladas que da sobre el acto de contrición ante los participantes al curso sobre el Fuero interno -celebrado en el Vaticano- El Papa destaca las 3 actitudes de conversión de este acto; el arrepentimiento, la confianza y el propósito.
Arrepentimiento confiando en la paternidad divina, porque “el sentido del pecado es proporcional a la percepción del infinito amor de Dios: cuanto más sentimos su ternura, mas deseamos estar en plena comunión con El y más se muestra la fealdad del mal en nuestra vida”.
Confianza, ya que esta oración recoge que Dios es infinitamente bueno. Confianza significa para el Papa “situar a Dios en el centro de todo, como la luz del camino y el fundamento de todo el orden de valores, afianzando todo en Él”
En tercer lugar está el propósito de no pecar y hacerlo con humildad. Dice el Papa una cosa importante sobre esta oración “estas palabras expresan una intención, no una promesa”, porque dice el Papa “recibir el perdón no es una garantía de impecabilidad, sino un propósito actual, hecho con recta intención en el momento de la confesión”. Y citando a San Juan María Vianney, el cura de Ars, indica “Dios nos perdona aún sabiendo que volveremos a pecar” y dice el Papa “Además, sin Su gracia, ninguna conversión es posible”
Por último, es recomendable leer las palabras del Papa sobre el vicio de la soberbia. Dice el Papa “el hombre orgulloso es altivo”, es más “con facilidad juzga despreciativamente: por una nadería, emite juicios irrevocables sobre los demás” porque el soberbio “En su arrogancia, olvida que Jesús en los Evangelios nos dio muy pocos preceptos morales, pero en uno de ellos fue inflexible: no juzgar nunca” (…) “Es inútil robarle algo a Dios, como esperan hacer los soberbios, porque al final Él quiere regalarnos todo. Por eso el Apóstol Santiago, a su comunidad herida por luchas intestinas originadas en el orgullo, escribe: «Dios resiste a los soberbios, pero a los humildes les da su gracia” (St 4,6)”
Se va cerrando la cuaresma, y el Papa ha empezado a hablar de virtudes. Feliz cierre de tiempo.
María Puy