CITA
Aborrece y serás aborrecido,
quiere con amor de verdad y serás correspondido
«Amémosle, amándonos»
S.Son
San Agustín: «Amare amaban», amaba amar
“La caridad es la belleza del alma”
«Aunque nada más se dijera en todas las páginas de las Sagradas Escrituras y únicamente oyéramos por boca del Espíritu Santo: “Dios es Amor”, nada más deberíamos buscar» (Comentario a la Primera Carta de San Juan 7,5).
Con el amor al prójimo purificas tu ojo para ver a Dios (Trat. Evang. S. Juan,17,8).
(Hemos de amar a todos), no porque son hermanos, sino para que lo sean; para andar siempre con amor fraterno: hacia el que ya es hermano, y hacia el enemigo para que venga a ser hermano (Coment. I Epistola S. Juan,10,7).
Cuanto mas ames mas subiras (Coment. sobre el Salmo 83).
La culminación de todas nuestras obras es el amor. Ese es el fin; para conseguirlo, corremos; hacia él corremos; una vez llegados, en él reposamos (ep. Jo. 10,4).
San Basilio Magno «El amor de Dios no es algo que pueda aprenderse con unas normas y preceptos. Así como nadie nos ha enseñado a gozar de la luz, a amar la vida, a querer a nuestros padres y educadores, así también, y con mayor razón, el amor de Dios no es algo que pueda enseñarse, sino que desde que empieza a existir este ser vivo que llamamos hombre es depositada en él una fuerza espiritual, a manera de semilla, que encierra en sí misma la facultad y la tendencia al amor. Esta fuerza seminal es cultivada diligentemente y nutrida sabiamente en la escuela de los divinos preceptos y así, con la ayuda de Dios, llega a su perfección».
San Juan Crisóstomo: «El amor que tiene por motivo a Cristo es firme, inquebrantable e indestructible. Nada, ni las calumnias, ni los peligros, ni la muerte, ni cosa semejante será capaz de arrancarlo del alma. Quien así ama, aun cuando tenga que sufrir cuanto se quiera, no dejará nunca de amar si mira el motivo por el que ama. El que ama por ser amado terminará con su amor apenas sufra algo desagradable…, pero quien está unido a Cristo jamás se apartará de ese amor» (Homilía sobre San Mateo 60).
San Bernardo: «El amor basta por sí solo y por causa de sí. Su premio y su mérito se identifican con él mismo. El amor no requiere otro motivo fuera de él mismo, ni tampoco ningún provecho; su fruto consiste en su misma práctica. Amo porque amo, amo para amar. Gran cosa es el amor, con tal que se recurra a su principio y origen, con tal que vuelva el amor a su fuente y sea una continua emanación de la misma» (Sermón 83).
San Maximo, El que ama a Dios ama también inevitablemente al prójimo (Sobre la caridad,1,1).
San Juan Climaco, No se entiende el amor a Dios si no lleva consigo el amor al prójimo. ES “como si soñase que estaba caminando”, es solo sueño, no se camina. Quien no ama al prójimo, no ama a Dios (Escala del paraiso,33).
San Gregorio Magno ¿Qué debemos hacer en consecuencia, hermanos, para amar a nuestros hermanos con afecto de caridad, si no es no mantener maldad alguna en el corazón, para que así Dios omnipotente tenga en cuenta nuestra caridad para con el prójimo y dispense su piedad a nuestras iniquidades? Hom. 7, Dirigida al pueblo en la basílica de San Pancracio el día de su natalicio Obras, tomo X, Cuarenta Homilías sobre los Evangelios , BAC, Madrid, 1958, Pág. 668-674
Santo Tomás de Aquino, Todo sacerdote es tomado de entre los hombres (Hb 5, 1) para ser enviado de nuevo a sus hermanos como ministro de intercesión y de perdón. Ha de ser, por tanto, miembro de la humanidad porque Dios desea que el hombre tenga a alguien semejante a él para que le ayuda (Comentario sobre Hebreos 5).
El saludo es cierta especie de oración (Catena Aurea, vol 1P 334).
Beato Palafox: Que los buenos pastores han de ser más madres que Padres de sus feligreses, y en ningún caso Señores.
Santa Teresa de Jesús: [. . . ] y crece la caridad con ser comunicada (Vida,7,8).
Francisco de Sales “En la misma creación, Dios creador mandó a las plantas que diera cada una fruto según su propia especie: así también mandó a los cristianos, que son como las plantas de su Iglesia viva, que cada uno diera un fruto de devoción conforme a su calidad, estado y vocación”. Introducción a la Vida Devota: Parte 1, capítulo 3
Kierkegaard: «Sólo cuando existe el deber de amar, sólo entonces el amor está garantizado para siempre contra cualquier alteración; eternamente liberado en feliz independencia; asegurado en eterna bienaventuranza contra cualquier desesperación». NOTA DE R. CANTALAMESSA Quiere decir: el hombre que ama verdaderamente, quiere amar para siempre. El amor necesita tener como horizonte la eternidad; si no, no es más que una broma, un «amable malentendido» o un «peligroso pasatiempo». Quien ama es feliz de «deber» amar; le parece el mandamiento más bello y liberador del mundo.
Magisterio: La comunión con Jesús, de la cual deriva la comunión de los cristianos entre sí, es condición absolutamente indispensable para dar fruto: «Separados de mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5). Y la comunión con los otros es el fruto más hermoso que los sarmientos pueden dar: es don de Cristo y de su Espíritu.
Ahora bien, la comunión genera comunión, y esencialmente se configura como comunión misionera. En efecto, Jesús dice a sus discípulos: «No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado a que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca» (Jn 15,16). (Christifideles laici, 32)
El sacerdote es el hombre de la caridad y está llamado a educar a los demás en la imitación de Cristo y en el mandamiento nuevo del amor fraterno (cf. Jn 15,12). Pero esto exige que él mismo se deje educar continuamente por el Espíritu en la caridad del Señor. En este sentido, la preparación al sacerdocio tiene que incluir una seria formación en la caridad, en particular en el amor preferencial por los «pobres», en los cuales, mediante la fe, descubre la presencia de Jesús (cf. Mt 25,40) y en el amor misericordioso por los pecadores. (Pastores dabo vobis, 49)
Catecismo, a la pregunta de quién es Dios nos enseñaba a responder: «Un señor infinitamente bueno, sabio y poderoso, principio y fin de todas las cosas». catecismo de Ripalda
459: El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: «Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí…» (Mt 11, 29). «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14, 6). Y el Padre, en el monte de la Transfiguración, ordena: «Escuchadle» (Mc 9, 7). Él es, en efecto, el modelo de las bienaventuranzas y la norma de la ley nueva: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» (Jn 15, 12). Este amor tiene como consecuencia la ofrenda efectiva de sí mismo. 2822: La voluntad de nuestro Padre es «que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad» (1 Tim 2, 3-4). El «usa de paciencia, no queriendo que algunos perezcan» (2 P 3, 9). Su mandamiento que resume todos los demás y que nos dice toda su voluntad es que «nos amemos los unos a los otros como Él nos ha amado» (Jn 13, 34).
1823: Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo. Amando a los suyos «hasta el fin» (Jn 13, 1), manifiesta el amor del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor» (Jn 15, 9). Y también: «Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo os he amado» (Jn 15, 12).
1824: Fruto del Espíritu y plenitud de la ley, la caridad guarda los mandamientos de Dios y de Cristo: «Permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor» (Jn 15, 9-10).
1825: Cristo murió por amor a nosotros cuando éramos todavía enemigos. El Señor nos pide que amemos como Él hasta a nuestros enemigos (ver Mt 5, 44), que nos hagamos prójimos del más lejano (ver Lc 10, 27-37), que amemos a los niños (ver Mc 9, 37) y a los pobres como a Él mismo (ver Mt 25, 40.45).
1826: «Si no tengo caridad —dice también el Apóstol— nada soy…». Y todo lo que es privilegio, servicio, virtud misma… «si no tengo caridad, nada me aprovecha» (1Cor 13, 1-4). La caridad es superior a todas las virtudes. Es la primera de las virtudes teologales: «Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad» (1Cor 13, 13).
San J. Escriva De Balaguer, El amor que debe mediar entre los cristianos nace de Dios, que es amor (Amigos de Dios,228).
San Juan Pablo II En un mundo como el nuestro, tan expuesto a tentaciones que apartan al hombre del misterio de Dios, el sacerdote, como buen pastor, tiene que ser transparencia del rostro misericordioso de Jesús, el único que salva; tiene que enseñar a los hombres que Dios los ama infinitamente y siempre los espera; tiene que reflejar los sentimientos del mismo Cristo dando siempre testimonio de una inmensa caridad pastoral (Homilía 12.VI.1993).
El amor da la vida. (8-V-1994)
«El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente. Por esto precisamente, Cristo Redentor revela plenamente el hombre al mismo hombre» (Redemptor hominis, 10).
Benedecto XVI el Amor es el alma de la vida de la Iglesia y de su actividad pastoral. (22 de abril de 2007)
«El fruto verdadero es el amor que ha pasado por la cruz, por las purificaciones de Dios» ()
Papa Francisco, No sería correcto interpretar este llamado al crecimiento exclusiva o prioritariamente como una formación doctrinal. Se trata de «observar» lo que el Señor nos ha indicado, como respuesta a su amor, donde se destaca, junto con todas las virtudes, aquel mandamiento nuevo que es el primero, el más grande, el que mejor nos identifica como discípulos: «Éste es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he amado» (Jn 15,12). (Evangelii Gaudium, 161).
Por otra parte, este camino de respuesta y de crecimiento está siempre precedido por el don, porque lo antecede aquel otro pedido del Señor: «bautizándolos en el nombre…» (Mt 28,19). La filiación que el Padre regala gratuitamente y la iniciativa del don de su gracia (cf. Ep 2,8-9 1Co 4,7) son la condición de posibilidad de esta santificación constante que agrada a Dios y le da gloria. Se trata de dejarse transformar en Cristo por una progresiva vida «según el Espíritu» (Rm 8,5). (Evangelii Gaudium, 162)
«El Evangelio de hoy nos conduce al Cenáculo. Después de haber lavado los pies a los Doce, Él les dijo: Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado» (Regina Coeli del 19 de mayo de 2019).
Este amor ‘como Él nos ha amado’ «necesita concreción, el amor necesita presencia, encuentro, necesita tiempo y espacio donados: no puede reducirse a hermosas palabras, a imágenes en una pantalla, a selfies de un momento o a mensajes apresurados» (Ángelus 11 febrero 2024).
«El amor cristiano es concreto. Jesús mismo, cuando habla del amor, nos habla de cosas concretas: dar de comer a los hambrientos, visitar a los enfermos. Son todas cosas concretas. Cuando no existe lo concreto se acaba por vivir un cristianismo de ilusiones, porque no se comprende bien dónde está el centro del mensaje de Jesús» (9 enero 2014).
«El amigo verdadero de Jesús se distingue principalmente por el amor concreto; no el amor ‘en las nubes’, sino el amor concreto que resplandece en su vida» (Homilía 24 abril 2016).
«El amor es servicio. Es servir a los demás» (Discurso 21 junio 2015).
Javier Echevarría, El mandamiento nuevo del Señor ayuda a comprender que la fraternidad cristiana no se reduce a una solidaridad, no se queda en cuestión de afinidades de carácter, de intereses comunes, de simpatía meramente humana. Busca descubrir a Cristo en los demás; más aún, lleva a parecerse más y más a Él, hasta poder afirmar que somos alter Christus, otros Cristos; ipse Christus, el mismo Cristo. Esta aspiración se traduce en amar y servir a nuestros semejantes como el Señor los sirve y los ama (Carta 1.I.14).
Rainiero Cantalamessa “Enseña a un niño un juguete y le verás lanzarse para agarrarlo. ¿Qué le empuja? Nadie; es atraído por el objeto de su deseo. Enseña un Bien a un alma sedienta de verdad y se lanzará hacia él. ¿Quién la empuja? Nadie; es atraída por su deseo”. Homilía 21-05-2006 El «deber» de amar
Para ser amados, es necesario amar ; para recibir amor del Padre y de Jesucristo, es necesario dárselo a los hermanos. (La Palabra y la Vida-Ciclo B , Ed. Claretiana, Bs. As., 1994. Pag. 118 – 123)
Erich Fromm En el amor se da la paradoja de dos seres que se convierten en uno, y, no obstante, siguen siendo dos ().
Welwood dice que el verdadero amor existe cuando amamos por lo que sabemos que esa persona puede llegar a ser, no solo por lo que es.
J. Jáuregui, Sólo es feliz quien hace un mundo más feliz. Sólo conoce la alegría quien sabe regalarla a los demás. Sólo vive quien hace vivir a otros…
Roger de Taizé El amor cristiano consiste en que nos demos cuenta de que es Dios quien nos ama primero antes de que nosotros le amemos a él.
Dostoievski: “Amigos, no pidáis a Dios el dinero, el triunfo o el poder. Pedidle lo único importante: la alegría”. Hermanos Karamazov
PENSAMIENTOS SOBRE EL AMOR
El amor de Dios y el amor al prójimo son dos hojas de una puerta que sólo pueden abrirse y cerrarse juntas. (Sören Kierkegaard)
Amar es desear a los demás todo lo bueno; y no por amor a nosotros mismos, sino por amor a los demás. (Aristóteles)
La santidad no consiste en saber mucho ni en mucho meditar; la santidad es un secreto: el secreto de mucho amar. (Santo Tomás de Aquino).
El amor al prójimo es nuestra medida de nuestro amor de Dios. (Edith Estein)
El amor es la única prueba de que somos auténticos cristianos. (Johannes Leppich)
Cuanto más amemos y nos demos, tanto más valor y sentido tendrá nuestra vida. (Herman Hesse)
El amor nos enseña todas las virtudes (Plutarco)
Amar es alegrarse con la alegría de los demás. (Leibnitz)
Sólo se vive cuando se ama. (Claude-Adrien Helvetius)
Dios nos ha dado un solo camino para la vida, y es el amor; un único camino para la felicidad, y es el amor; y un solo camino de perfección, y es también el amor. (Iginio Ugo Tarchetti)
Para conseguir la perfección, solo conozco un medio: el amor. (Santa Teresa de Lisieux)
La grandeza de un alma se mide por lo que ama (San Bernardo).
El amor es el único tesoro que se multiplica al dividirlo. (Anónimo)
Cuando venga el día del juicio nos preguntarán no por lo que hemos leído, sino por lo que hemos hecho; no por lo que muy bien hemos hablado, sino por lo que religiosamente hemos vivido. (Tomás de Kempis)
La vida sin amor no vale nada. Pero donde hay amor, la vida rebosa sentido. (Dietrich Bonhoeffer)
Sólo habremos vivido el tiempo en que hemos amado. (Wilhelm Busch)
Podemos estar ya ahora con Dios en el cielo; podemos ser felices con él en este preciso instante, si amamos como Él ama, si ayudamos como Él ayuda, si damos como Él da, si servimos como Él sirve. (Santa Teresa de Calcuta)
Vamos hacia Dios, no caminando, sino amando. (San Agustín)
Los frutos maduran con el sol; los hombres, gracias al amor. (Julius Langben)
Ama hasta que te duela, si te duele es la mejor señal. Beata Madre Teresa de Calcuta
Ama un sólo día y el mundo entero habrá cambiado. Robert Browning
«Ama y dilo con tu vida»San Agustin
Amad a vuestros enemigos y haced el bien a los que os odian, pues nuestro Señor Jesucristo (cuyas huellas debemos seguir) llamó amigo al que lo entregaba y se ofreció espontáneamente a los que lo crucificaron. San Francisco de Asís
Amad y haced lo que queréis, porque quien posee el amor todo lo posee. Santa Margarita Maria de Alacoque
Amando a los demás descubriréis el sentido de la vida. Juan Pablo II
Amar al prójimo debe ser tan natural como vivir y respirar. Beata Madre Teresa de Calcuta
Amar es alegrarse con la alegría de los demás. Leibnitz
Amar es el principio, amar es la fuerza, amar es el método. Pablo VI
Amar es querer a la otra persona tal como la ha pensado Dios. Fedor Dostoievski
Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección. Saint-Exupery
Amemos a los hombres como son, no como deben ser. Franz Schubert
“Amémonos los unos a los otros como Dios nos ama a todos, con un amor intenso y particular. Madre Teresa de Calcuta
Amor saca amor. Santa Teresa de Jesús
CONTO
MAL HUMOR EN CASA
Un hombre llamado Claudio era un importante industrial. Un día todo le había salido mal. Al llegar a casa para cenar, habría bastado una palabra poco afortunada de su esposa y hubiera explotado. Habría bastado que ella dijera:
Estás nuevamente de malhumor… Parece que sólo sabes sonreír y conversar fuera de casa, con los extraños… En casa siempre te pones así… Una sola palabra de estas caería como fuego en la pólvora. Habría gritos y la felicidad matrimonial saltaría en pedazos. Excelente cristiana, la esposa de Claudio supo evitar semejante desgracia. Ella se mantuvo en silencio y… ¡qué importante es el silencio en casos como estos! Se mantuvo serena y en calma. En vez de buscar la discusión le preparó una buena cena, mejor que otros días. Claudio se fue tranquilizando poco a poco. Mientras tomaba la sopa decía para sí: Al fin de cuentas mi mujer no tiene la culpa de que las cosas hoy me salieran mal. Entonces, con una sonrisa se dirigió a ella y le dijo: ¿Hará buen tiempo? Llena de alegría la mujer le respondió: No sé si fuera habrá tempestad, pero aquí dentro tengo la impresión de que el tiempo está mejorando… Y así, en vez de una noche amarga fue una noche agra, dable para los dos. ¡Cuántas veces, con un poco de tacto y buena voluntad conseguiríamos evitar tempestades y peleas si pusiéramos en práctica el principal mandamiento del Señor: Que nos amemos unos a otros como Él nos amó! Jn 15,12).
VIENTO O SOL
Cuentan que un día salió un caballero de viaje y llevaba vestida una capa. El sol y el viento apuestan para ver quién de los dos sería capaz de hacerle quitar la capa. Empezó el viento con toda su fuerza desatando vendavales, y el caballero se agarraba cada vez más a su capa. El viento se da por vencido. El sol se pone entonces a enviar sus rayos y, al sentir el calor, el caballero se echa primero la capa hacia atrás y luego termina por quitársela y llevarla en el brazo. El sol había vencido. Cada uno de nosotros, en vez de ser viento que se desate en vendavales, debemos ser un sol que derrame rayos de amor, y nos haremos más fuertes.
Dicen que se cazan más moscas con una gota de miel que con un litro de vinagre.
En la vida hay cuatro clases de personas:
una, la de los que hacen bien a los que les hacen bien;
otra, la de los que hacen mal a los que les hacen mal;
otra, la de los que hacen mal a los que les hacen bien;
y la de los que hacen bien a los que les hacen mal.
Estos últimos son los más fuertes, los que más se parecen a Dios, que derrama la lluvia y tantos beneficios, incluso sobre los malvados. Y no olvidemos que la única manera de ser felices es amar y sentimos amados.
Tomado de P. Juan Jáuregui
ANÉCDOTA
Cuenta John Jewell que su médico, un judío, se divierte haciendo bromas sobre sus respectivas religiones. En una de sus visitas le preguntó: ¿Sabe cuál es el pecado imperdonable?
Según algunas interpretaciones, le dijo, es la blasfemia contra el Espíritu Santo.
No. El pecado imperdonable es amar a todos.
Eso no me parece un pecado, le contestó John.
Lo es, insistió. Si un judío ama a un árabe, para muchos judíos eso es imperdonable, si un comunista ama a un capitalista es imperdonable… No, en la mayoría de los sitios y para la mayoría de las personas no está bien visto ni es aceptable amar a todos.
Tomado de P. Félix Jiménez
“DIOS ES AMOR”
¡Qué bien lo ha expresado el Papa Benedicto XVI en su primera encíclica titulada precisamente “Dios es amor”. Dice él que hay un amor de Eros, un amor de Filia y un amor de Ágape. Los tres son buenos y complementarios: amor de pareja, amor de amigo, amor de Dios. Los tres se interrelacionan, los tres se ayudan mutuamente a elevar el amor humano más allá de la atracción física o erótica y más allá del amor de correspondencia como es la amistad. El amor cristiano nos lleva a la entrega gratuita, como el amor de Dios.
Tomado de P, Diego Millán
CARACTERÍSTICAS DEL AMOR
Erich ·Fromm-E, en su ya clásico libro “El arte de amar”, señala estas cuatro características del amor que recordamos ahora una vez más:
-Cuidado del otro, preocupación activa por la vida y el crecimiento del otro; la esencia del amor es trabajar por alguien y hacerle crecer.
-Responsabilidad: no como un “cargar con el otro”, sino estar dispuesto a responder a las necesidades, expresadas o no, del otro; la vida de las personas a las que se ama no es sólo cosa suya, sino también propia.
-Respeto: que no es temor, ni reverencia sumisa, sino ver a la otra persona tal y como es, no como yo quisiera que fuese; eso sí, ayudándola a superar sus fallos y a desarrollar sus cualidades.
-Conocimiento: para que exista ese respeto, tiene que haber conocimiento: profundo, real, total; no por la fuerza, sino por el diálogo.
Tomado de Luis Gracieta Dabar 1991/26
KARL BARTH
Hay una anécdota del famoso teólogo del siglo pasado, Karl Barth, a quien una vez le preguntaron, “¿Cuál es la verdad más profunda que Usted ha descubierto en la Sagrada Escritura?”, a lo cual respondió: “Que Jesús me ama, esto es lo que yo sé”
Tomado de P, Fidel Oñoro
CHISTE
—Te amo
—¿Cómo sabes que es amor?
—Porque pienso en ti y no puedo respirar
—Eso es asma
—Bueno, pues entonces te asmo
POEMA
“Mi alma se ha empleado
y todo mi caudal en su servicio:
ya no guardo ganado
ni ya tengo otro oficio,
que ya sólo amar es mi ejercicio”
(San Juan de la Cruz, Cántico 28)
ORACIÓN
Señor, enséñanos a no amarnos egoistamente,
a no conformarnos con amar a los nuestros,
a no negar el amor a los que no nos aman.
Señor, enseñanos a no pensar siempre en nosotros mismos,
a pensar también en los demás,
a pensar y preocuparnos, sobre todo, de los olvidados.
Señor, haz que compartamos el dolor de los otros,
la soledad de los abandonados,
la pobreza de los explotados.
Señor, no permitas que sólo nosotros seamos felices,
que sólo nosotros vivamos en paz,
que sólo nosotros tengamos de todo.
Señor, no nos dejes tranquilos y en paz,
mientras haya quien sufre,
mientras haya pueblos oprimidos,
mientras haya gente que tiene hambre,
mientras haya parados, marginados, abandonados.
Señor, que nuestro bienestar sea el bienestar de todos,
que nuestra dicha se base en la felicidad de todos,
que nuestra paz se alce sobre la paz de todos,
que nuestra vida se construya con la vida de todos,
que nuestro amor abarque a todos y desate el amor de todos.
(EUCA/87/10)
AMAOS
Amaos
como yo os he amado y amo;
éste es mi deseo más íntimo
y mi único mandato;
es mi testamento y evangelio
porque quiero que seáis mis amigos
y hermanos con los que comparto todo,
y no siervos, pedigüeños y esclavos.
Amaos,
y os sentiréis vivos,
y vuestro gozo se desbordará a raudales,
y os pondréis en camino sin miedo,
y daréis un fruto duradero,
y la tristeza quedará desterrada de vuestras entrañas,
y compartiréis mi alegría con todos,
y viviréis con plenitud día a día.
Amaos:
alzad la vista,
otead el horizonte,
fijaos en los detalles,
descubrid vuestros tesoros,
penetrad el misterio,
ved los signos nuevos,
¡miraos a los ojos!
Amaos:
respetad vuestras diferencias,
gozad vuestras riquezas,
abrid vuestro corazón,
daos;
no os retengáis,
no os adueñéis,
no os esclavicéis.
Amaos:
sed arco iris de color y vida,
de diversidad y unidad
de paz y compromiso,
de pluralidad y respeto,
de luz y solidaridad,
de esperanza y liberación,
de buenas noticias y liberación.
¡Amaos como yo os he amado y amo!
¡Y gozaros!
Florentino Ullibarri
MEDITACIÓN
HERMANO MÍO: YO TE AMO.
Yo te quiero por mil razones:
Yo te amo porque Dios quiere que te ame y me ha hecho tu hermano.
Te amo porque Dios me lo manda. Te amo porque Dios te ama.
Te amo porque Dios te ha creado a su imagen y para el cielo.
Te amo porque Dios derramó su sangre para darte la vida.
Te amo por lo mucho que Jesucristo ha hecho y sufrido por ti.
Y como prueba del amor que te tengo haré y sufriré por ti
todas las penas y trabajos, incluso la muerte si fuera necesario.
Te amo porque era amado de María, mi queridísima Madre.
Te amo, y por amor te enseñaré de qué males te debieras apartar,
qué virtudes debes desarrollar, y te acompañaré
por los caminos de las obras buenas y del cielo.
(San Antonio M Claret)
CANTO
Amaos Mª Ángeles Ruiz
Delegación para el Clero de Santiago de Compostela