Un preso encendió la luz del Sagrario, varios años apagada: fue la señal para que hoy haya Adoración

Aunque en la cárcel militar de Alcalá-Meco, centro en el que cumplen
condena 70 internos de las Fuerzas Armadas, había sagrario en la capilla
llevaba años con la luz apagada. Sin embargo, gracias a Confraternidad Carcelaria ya hay también adoración al Santísimo en esta prisión, en la que participan los presos junto a los voluntarios católicos.


Esta iniciativa surgió de casualidad. Según cuentan estos voluntarios a Alfa y Omega, un domingo un preso originario de El Salvador vio la luz del sagrario apagada en la capilla y decidió encenderla aunque llevaba años sin que en su interior estuviera el cuerpo de Cristo.


“Siempre he visto esta luz encendida”


“Yo siempre he visto en mi país esta luz encendida”, dijo este
recluso, sin saber del todo bien lo que hacía. Sin embargo, el capellán
y los voluntarios vieron en este “error” la oportunidad para impulsar
algo importante y así poder tener de verdad encendida esta luz.



voluntariosDe este modo, empezaron a pedir todos los permisos necesarios. Carmen
Rubio, una de las responsables de Confraternidad Carcelaria, asegura
que “como el Santísimo no puede estar sin que nadie lo visite, nosotros
nos comprometimos a ir todos los jueves, y además se lo ofrecimos a todos los internos, porque ellos mejor que nadie conocen la necesidad de ser visitado”.


Desde que hace unas semanas comenzaran con esta iniciativa, afirma Carmen, “han ido pasando cosas muy bonitas:
estabas en la capilla y de vez en cuando pasaban dos o tres chicos a
rezar, un interno hizo unas vidrieras, otro realizó un vía crucis
artesanal…”.


Una adoración todos los jueves


El momento propicio se produjo cuando “hubo unas confirmaciones aquí y vino el obispo castrense, Juan del Río, y le propuse celebrar los jueves una adoración al Santísimo, aquí mismo”.
Él dio gustoso su permiso y se realiza mientras los presos trabajan en
el programa ‘La Peregrinación del Prisionero’, con el que los presos
profundizan y crecen en la fe.


Carmen explica que “en la primera adoración estuvimos acompañando al
Santísimo dos horas, mientras algunos chicos entraban de vez en cuando a
rezar. Está siendo muy bonito. La adoración dentro de una cárcel es una cosa sublime, y nos permite hacer intercesión por todos los presos, Cristo
estuvo en la cárcel y yo creo que se siente a gusto en la cárcel, con
estos chicos. En el sagrario está Cristo vivo, pero en la cárcel está
además Cristo vivo bajo las especies del preso. Él pasó la ultima noche
de su vida en la tierra en la cárcel; y conociendo a la gente de la
prisión, estoy segura de que ellos fueron los únicos que le consolaron
esas horas. Además, el primer santo es un ladrón y un asesino,
canonizado por Jesús en un minuto. Por todo esto yo siempre les digo a
los chicos: ‘Jesús tiene mucho feeling con vosotros’”.

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