Pistoya, el «pequeño Santiago»: la ciudad toscana a la que la Iglesia ha extendido el Año Jacobeo

El pasado 31 de diciembre comenzaba el Año Jacobeo en Santiago, que al estar irremediablemente marcado por la pandemia de coronavirus ha recibido el permiso por parte de la Santa Sede para extender el Año Santo también a 2022.

Sin embargo, no sólo se celebra este jubileo de Santiago en España sino que también comienza ahora en una pequeña ciudad de la Toscana, concretamente en Pistoya, una ciudad de 90.000 habitantes y que es llamada el “pequeño Santiago”.

Durante nueve siglos esta ciudad italiana ha asociado su nombre al apóstol Santiago y a Compostela. En la catedral de Pistoya se custodia una reliquia de Santiago, que además es el patrón de esta diócesis italiana.

A partir del 9 de enero el Año Santo Jacobeo que la Santa Sede también ha concedido a la ciudad italiana la unirá aún más a Santiago de Compostela.

El obispo Fausto Tardelli pidió a la Santa Sede poder extender el jubileo compostelano a la Toscana. Y a través de la Penitenciaria Apostólica, el Papa Francisco lo ha concedido. Se podrá ganar indulgencia plenaria cruzando la Puerta Santa de la catedral de San Zeno “al final de una peregrinación, aunque sólo sea simbólica, para venerar al apóstol”.

Sin embargo, el jubileo italiano se diferencia del gran Jacobeo español en que a diferencia de los dos años que durará el de Santiago de Compostela, el de Pistoya se celebrará entre el 9 de enero y el 27 de diciembre de este 2021.

El obispo Tardelli explica en Avvenire la relación de Pistoya con Santiago de Compostela. “Es un vínculo interesante y sugerente que nos transporta en el tiempo, cuando el entonces obispo de Pistoya Sant’Atto, en 1144, pidió una reliquia del cuerpo de Santiago a su hermano de Santiago en España. Esto lo obtuvo también gracias a los buenos deseos de un clérigo pistoyano, entonces director del colegio catedralicio de Santiago. El vínculo continúa hoy. De hecho, celebramos el Año Santo de común acuerdo con el Arzobispo de Santiago y su Iglesia, mientras que a nivel civil se han establecido relaciones entre los dos municipios y las distintas autoridades provinciales y regionales para crear un verdadero hermanamiento. Esta dimensión europea, que siempre ha estado ligada al Camino de Santiago, es también un aspecto interesante de nuestra cita”, explica el prelado.

De este modo, el obispo italiano asegura que “Santiago, el primer apóstol que dio su vida por Cristo, nos recuerda la fidelidad y la coherencia, la necesidad de tener algo por lo que valga la pena vivir e incluso morir. Por supuesto, este algo es en realidad Alguien, es decir, Jesucristo. Como Apóstol, se fue en misión, quizás a España, según una antigua tradición. Todo esto nos enseña a no tener miedo a lo desconocido y por tanto a tener el coraje de intentarlo, de ir, de no rendirnos nunca. Además, la figura de Santiago está ligada al caminar, al ser peregrino. Cuán importante es para el hombre de hoy reconocerse peregrino y caminante. Y qué importante es para cada uno de nosotros abrirnos a acoger a otros, viajeros y peregrinos como nosotros en esta tierra”.

Por último, asegura que este Año Santo es una ayuda para “revisar nuestra relación con el Señor en la escucha más atenta de su Palabra, con una oración más verdadera y auténtica y repensar muchas cosas de nuestra vida y de nuestras comunidades; desechar lo superfluo y enraizarnos en lo esencial; comprender cada vez más que sólo en el amor se salva el mundo, aprendiendo a cuidarnos concretamente los unos de los otros y de nuestra casa común”.

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