Munilla: «Estamos ante la oportunidad de que se comprenda la virtud de la castidad como liberadora»

En 2015, el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, escribió un libro que dio mucho que hablar: Sexo con alma y cuerpo. Se le reprochó, desde algunos medios laicistas, que orientase a los fieles, pero en particular a los jóvenes, sobre la virtud de la castidad.



En ese mismo sentido hay que entender el capítulo que le consagró recientemente en A la luz de la Fe, el programa que realiza para EWTN (la cadena de televisión que fundó la Madre Angélica): «Educar en la castidad». (Ver abajo el vídeo.)


Un silencio “impuro”


Monseñor Munilla empieza recordando que es falso que la Iglesia esté siempre hablando del sexo, más bien es al revés: “Existe un impuro silencio sobre la castidad… Impuro porque quizás nace del miedo, miedo a que predicar el mensaje de Jesucristo en su integridad conlleva la cruz“.


Sin embargo, a la Iglesia le interesa predicar la castidad “porque
detrás de la pregunta sobre la sexualidad se esconde la pregunta sobre el sentido de la vida: quién soy yo y cuál es mi vocación”.


“Amor libre” y puritanismo… van de la mano


Según el obispo de San Sebastián, hay “algo en común” entre la
revolución sexual de mayo del 68 que predicó el amor libre y el
puritanismo victoriano del siglo XIX: ese algo en común es “una antropología no integrada, un dualismo” que no comprende que “alma y cuerpo forman una unión sustancial”


En un caso (mayo del 68) “se niega la espiritualidad y se reduce la
corporalidad a una genitalidad animal”; el otro caso (puritanismo
victoriano) “reniega de la corporalidad humana”.



El célebre festival de Woodstock, del 15 al 18 de agosto de 1969,
apoteosis del mix de sexo, música y suciedad característico de la
época.


La castidad, una virtud liberadora


A pesar de la injusta mala prensa de la castidad en la
cultura contemporánea (siendo “una virtud preciosa porque es
integradora”), Munilla piensa que estamos ante una “gran oportunidad”,
que es poder presentarla no en negativo, sino en positivo: “Que se
comprenda como una virtud liberadora“. 


¿Por qué?


La esclavitud pornográfica


En primer lugar, por “las esclavitudes que se están derivando de la pornografía“, que crea una adicción que incluso reconocen los medios laicistas, de los que cita algunas noticias al respecto.


En estas condiciones, el mundo puede abrirse mejor “a entender la función liberadora de la castidad”. “El porno mata el amor”, dice, porque “lo contrario al amor no es el odio, sino la utilización del hombre y de la mujer como un instrumento de consumo al servicio del placer del otro”.


Acostumbrarse a los mini-divorcios


Además de la pornografía, otra forma cultural moderna contraria a la castidad es dañina para el hombre: la cultura del rollo (el hook up, en denominación anglófona), la relación sexual fugaz y sin compromiso.


Estas costumbres van generando “muchas heridas interiores,
porque supone muchas frustraciones. En la adolescencia hay ideales, una
aspiración última a ser amado, y cuando se tiene que dimitir de esa
aspiración connatural con el ser humano de ser amado de una manera
personal y tiene que sustituirse con una relación fugaz con un
desconocido, se va generando una incapacidad muy grande para el amor”.


Se produce así una “concatenación de mini-divorcios“,
contrariamente a lo que pide y necesita el corazón humano, que no es
“disociar la entrega del cuerpo de la entrega del alma”: “Lo que
nosotros educamos en la virtud de la castidad es que la sexualidad
conlleva sacramentalmente toda la personalidad del hombre… Entregarse
sexualmente a alguien es decirle con el cuerpo ‘Soy totalmente tuyo para
siempre’. La entrega sexual es la expresión de la entrega del alma y de la vida. De lo contrario, es una gran mentira“.


Un noviazgo libre


Munilla aborda también las razones por las que es bueno en el
noviazgo abstenerse de relaciones sexuales: “Para poder discernir bien
en el noviazgo es clave la vivencia de la castidad. La vivencia de la castidad da libertad para poder discernir. Cuando alguien vive una relación de noviazgo en castidad tiene la necesaria distancia para poder discernir”.


El sexo supuestamente “seguro”


Otros responsables de esta cultura equivocada sobre la sexualidad son
las administraciones, cuando reducen toda su educación de los jóvenes a
la prevención de enfermedades de transmisión sexual y del embarazo: el “sexo seguro”, sin más “criterio ético”.



Póntelo. Pónselo fue en 1990 la primera gran campaña a favor del
preservativo lanzada por las administraciones públicas españolas. En los
treinta años siguientes han ido cambiando los lemas y las formas, pero
han sido incapaces de lanzar otro mensaje. Desde entonces, al fomentarse
la promiscuidad, se ha disparado el número de “embarazos no deseados” y
el de contagios de enfermedades de transmisión sexual, justo lo que
supuestamente se pretendía evitar.


Esto introduce en las relaciones humanas “una agresividad narcisista“, según afirma el Papa Francisco en la exhortación Amoris Laetitia,
e incide en la llamada violencia de género, porque “la mujer en la
pornografía es utilizada como instrumento de uso y disfrute”. ¿No son ya
la pornografía y la prostitución formas de violencia?, se pregunta el
prelado donostiarra.


Del mismo modo que los poderes públicos hacen campaña por la
seguridad vial o contra el tabaco no solo para imponer protecciones sino
para cambiar comportamientos, también “la educación en la sexualidad
tiene que incidir también en los hábitos de la vida“.


Castidad y generosidad


Siguiendo al Papa, monseñor Munilla afirma que “la educación en la castidad tiene que estar ligada a la educación en el altruismo… en la austeridad y en la generosidad“. No en vano las palabras lujo y lujuria tienen el mismo origen etimológico en la palabra latina luxus, que significa desviación: “Es muy importante educar en la austeridad y en la generosidad para poder luchar contra la lujuria”.


Munilla recuerda que la sexualidad fue creada por Dios para
identificar a las personas como hombre y mujer, para la entrega de
nuestra vida en la vocación del amor y para la transmisión de la
generación de la vida: “La finalidad de la sexualidad no es buscar el placer, eso es un gran timo, es una gran mentira… Es verdad que el placer acompaña a la sexualidad, pero no es un fin en sí mismo”.


La virtud de los débiles


Todo esto que ha dicho sobre la castidad, concluye Munilla, “no solo
es hermoso, sino que también es posible, porque la gracia de Dios nos
acompaña”: “¿Somos débiles? ¿Somos frágiles? Bueno, pues la virtud de la castidad es para ti
La Iglesia no predica una virtud de la castidad para Supermán sino para
los frágiles que se saben tentados pero saben que ese ideal verdadero,
bueno, bello, el Señor te lo quiere dar a ti“. 

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