D. Julián, presidió hoy, en la Catedral, la Santa Misa Crismal en la que consagró los Santos Óleos y el Santo Crisma. La tradicional Misa Crismal es, según se recoge en la Ordenación General del Misal Romano, “una manifestación de comunión de los presbíteros con el propio Obispo”. En la solemne liturgia participaron más de un centenar de sacerdotes.
Con el Santo Crisma consagrado por el Obispo en esta Eucaristía se ungen los recién bautizados, se hace la unción a los que se confirman y se ungen las manos de los presbíteros en su ordenación sacerdotal, la cabeza de los Obispos en su ordenación episcopal y las iglesias y los altares en su dedicación. Por su parte, con el Óleo de los catecúmenos, éstos se preparan y disponen al Bautismo, mientras que con el Óleo de los enfermos, éstos reciben el alivio en su debilidad. La palabra crisma proviene de latín “chrisma”, que significa unción.
“En la Misa Crismal expresamos nuestra comunión eclesial, siendo consciente por mi parte de la necesidad de colaboración de vosotros, queridos sacerdotes, de vosotros, miembros de vida consagrada, y de vosotros laicos, para cuidar la diócesis. Misión que hemos de realizar en la Fe en Cristo a quien sin haberle visto, lo amamos, y sin contemplarlo todavía creemos en Él y así nos alegramos con un gozo inefable y radiante alcanzando la meta de nuestra Fe, la salvación de nuestras almas”.
De la homilía de D. Julián. Misa Crismal 2013. Catedral de Santiago