II Domingo del Tiempo Ordinario

CITA

«¡Tus amores son más dulces que el vino! »

(Cantares 1, 2).

« La alegría es señal inequívoca de que la vida triunfa»

Henri Bergson

San Cipriano, ¿… A los judíos les faltaba la gracia espiritual, les faltó el vino. (Carta 63, 12 CSEL 3 2, 711).

San Atanasio, «Cristo, la fe, convierte la vida del cristiano en una fiesta continua».

San Cirilo de Jerusalén, «En Caná de Galilea, Cristo cambió el agua en vino que es semejante a la sangre ¿y podríamos encontrar poco digno de fe que haya cambiado el vino en su sangre? Invitado a las bodas corporales, realizó este milagro, ¿y no confesaremos más aún, que dio a los hijos de la cámara nupcial el goce de su cuerpo y de su sangre? (Cuarta catequesis mistagógica, PG 33, 1098; SC 126, 136).

San Máximo de Turín, Fue allá no para beber vino, sino para darlo.

El fiel bautizado se parece a un vino vigoroso y rojo. Todas las cosas de la creación con el tiempo se estropean, tan sólo el vino mejora envejeciendo. Pierde cada día de su aspereza, y adquiere una textura llena de suavidad, de un rico sabor. Igualmente el cristiano, a medida que pasa el tiempo pierde la aspereza de su vida pecadora, adquiere la sabiduría y la benevolencia de la Trinidad divina. Sermón 65, 273 -74: PL 17, 624-626.

San Beda «Se dignó el Señor venir a las bodas (según está escrito), para confirmar la fe de los que creen bien».

S. Agustín, «Si un marido dice ser casto y fiel a la mujer, se le ríen y le dicen que no es un hombre. Hasta este punto ha llegado la perversidad humana, que quien ha sido vencido por la libido es tenido como un hombre, mientras que no sería un hombre quien la vence. Es como si asistiendo a un espectáculo en el anfiteatro se tuviese como más fuerte al que permanece tendido bajo el vientre de la fiera, más bien que quien triunfa sobre ella» (Sermones 9,12).

San Cirilo de Alejandría: Con su presencia cohonestó las nupcias, él que es el gozo y la alegría de todos, para alejar del alumbramiento la inveterada tristeza. Comentario sobre el evangelio de san Juan, Lib 2: PG 73, 223-226.

«El festín de la boda tiene lugar tres días después, es decir, en los últimos tiempos del presente siglo, porque el número tres significa el principio, el medio y el fin…». » … El mismo vendó al tercer día las llagas de aquel que se veía afectado de corrupción y de muerte… Al tercer día, es decir, no en los tiempos primeros ni en los intermedios, sino en los últimos tiempos, cuando, habiéndose hecho hombre por nosotros, ha devuelto la naturaleza a la salud, resucitándola de entre los muertos, completa en sí mismo» (Comentario sobre san Juan, 2, PG 73, 228).

Si dieres el pan triste, el pan y el mérito perdiste (Coment. sobre el Salmo 48).

San Gregorio Magno, Entra, pues, a las bodas sin el vestido nupcial quien cree en la Iglesia, pero no tiene caridad (en Catena Aurea, vol. lll, p. 66).

Santo Tomás de Aquino, Las fiestas se han hecho para promover la alegría espiritual, y esa alegría la produce la oración; por lo cual en día festivo se han de multiplicar las plegarias (Sobre los mandamientos,1 c. ,245).

Santa Teresa de Jesús: Es un cielo, si le puede haber en la tierra, para quien se contenta con sólo contentar a Dios y no hace caso de contento suyo. En queriendo algo más lo perderá todo; y alma descontenta es como quien tiene gran hastío, que por bueno que sea el manjar le da en rostro, y lo que los sanos comen con gran gusto le hace asco en el estómago (Camino de perfección,13,7).

Alfonso María de Ligorio «El corazón de María, que no puede menos de compadecer a los desgraciados (…), la impulsó a encargarse por sí misma del oficio de intercesora y pedir al Hijo el milagro, a pesar de que nadie se lo pidiera (…). Si esta buena Señora obró así sin que se lo pidieran, ¿qué hubiera sido si le rogaran?» (Sermones abreviados 48,2,1)

“¿Por qué tendrán tanta eficacia los ruegos de María ante Dios? Las oraciones de los santos son oraciones de siervos, en tanto que las de María son oraciones de Madre, de donde procede su eficacia y carácter de autoridad; y como Jesús ama inmensamente a su Madre, no puede rogar sin ser atendida (…)”. Sermones abreviados, Sermón 48: De la confianza en la Madre de Dios.

San Alberto Hurtado, Sj, La fe, ¡base de toda vida cristiana! El primer contacto del hombre con Dios es por la fe. «¡Sin fe es imposible complacer a Dios!» (Heb 11,6). ¿Cómo obtenerla? Pedirla, suplicarla, actuarse; humildad de corazón. Realizar la verdad, porque «el que obra la verdad, va a la luz» (Jn 3,21). (Un disparo a la eternidad, Universidad Católica de Chile, 2004, pp. 249-256)

San Josemaría Escriva de Balaguer, María advierte que falta el vino. Se da cuenta Ella sola, y enseguida. ¡Qué familiares nos resultan las escenas de la vida de Cristo! Porque la grandeza de Dios, convive con lo ordinario, con lo corriente. Es propio de una mujer, y de un ama de casa atenta, advertir un descuido, estar en los detalles pequeños que hacen la vida agradable la existencia humana: y así actuó María (Es Cristo que pasa, n. 141).

Si nuestra fe es débil, acudamos a Maria. Cuenta San Juan que por el milagro de las bodas de Caná, que Cristo realizó a ruegos de su Madre, creyeron en El sus discípulos (Jn 2,11). Nuestra Madre intercede siempre ante su Hijo para que nos atienda y se nos muestre, de tal modo, que podamos confesar: Tú eres el Hijo de Dios (Amigos de Dios,285).

María, Maestra de oración. -Mira cómo pide a su Hijo, en Caná. Y cómo insiste, sin desanimarse, con perseverancia. -Y cómo logra. -Aprende (Camino, n. 502).

Lo habréis notado a lo largo de los Evangelios: Jesús no hace milagros en beneficio propio. Convierte el agua en vino, para os esposos de Caná (cfr. Jn 2,1-11); multiplica los panes y los peces, para dar de comer a una multitud hambrienta (cfr. Mc 6,33-46). Pero El se gana el pan, durante largos años, con su propio trabajo (Es Cristo que pasa,61).

Concilio Vaticano II: «En las bodas de Caná de Galilea (…), movida por la compasión, consiguió, intercediendo ante él, el primero de los milagros de Jesús el Mesías (cf. Jn 2, 1-11)» (Lumen gentium, 58).

Catecismo, 144: La obediencia de la fe.Obedecer («ob-audire») en la fe, es someterse libremente a la palabra escuchada, porque su verdad está garantizada por Dios, la Verdad misma. De esta obediencia, Abraham es el modelo que nos propone la Sagrada Escritura. La Virgen María es la realización más perfecta de la misma.

148: La Virgen María realiza de la manera más perfecta la obediencia de la fe. En la fe, María acogió el anuncio y la promesa que le traía el ángel Gabriel, creyendo que «nada es imposible para Dios» (Lc 1, 37) y dando su asentimiento: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38). Isabel la saludó: «¡Dichosa la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1, 45). Por esta fe todas las generaciones la proclamarán bienaventurada.

151: Para el cristiano, creer en Dios es inseparablemente creer en Aquel que él ha enviado, «su Hijo amado», en quien ha puesto toda su complacencia (Mc l, 11). Dios nos ha dicho que les escuchemos (14). El Señor mismo dice a sus discípulos: «Creed en Dios, creed también en mí» (Jn 14, 1). Podemos creer en Jesucristo porque es Dios, el Verbo hecho carne: «A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado» (Jn 1, 18). Porque «ha visto al Padre» (Jn 6, 46), él es único en conocerlo y en poderlo revelar.

495 Llamada en los Evangelios «la Madre de Jesús»(Jn 2,1 Jn 19,25 cf. Mt 13,55, etc.), María es aclamada bajo el impulso del Espíritu como «la madre de mi Señor» desde antes del nacimiento de su hijo (cf Lc 1,43). En efecto, aquél que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de Dios [«Theotokos»] (cf. DS 251).

535 «Es la manifestación (“Epifanía”) de Jesús como Mesías de Israel e Hijo de Dios» ().

567 «El Reino de los cielos ha sido inaugurado en la tierra por Cristo. Se manifiesta a los hombres en las palabras, en las obras y en la presencia de Cristo. La Iglesia es el germen y el comienzo de este reino. Sus llaves son confiadas a Pedro» ().

606: El Hijo de Dios «bajado del cielo no para hacer su voluntad sino la del Padre que le ha enviado» (Jn 6, 38), «al entrar en este mundo, dice: … He aquí que vengo… para hacer, oh Dios, tu voluntad… En virtud de esta voluntad somos santificados, merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo» (Hb 10, 5-10). Desde el primer instante de su Encarnación el Hijo acepta el designio divino de salvación en su misión redentora: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra» (Jn 4, 34). El sacrificio de Jesús «por los pecados del mundo entero» (1Jn 2, 2), es la expresión de su comunión de amor con el Padre: «El Padre me ama porque doy mi vida» (Jn 10, 17). «El mundo ha de saber que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado» (Jn 14, 31).

Por mediación de María…

725: …por medio de María, el Espíritu Santo comienza a poner en Comunión con Cristo a los hombres «objeto del amor benevolente de Dios», y los humildes son siempre los primeros en recibirle: los pastores, los magos, Simeón y Ana, los esposos de Caná y los primeros discípulos.

1335 Los milagros de la multiplicación de los panes, cuando el Señor dijo la bendición, partió y distribuyó los panes por medio de sus discípulos para alimentar la multitud, prefiguran la sobreabundancia de este único pan de su Eucaristía (cf. Mt 14,13-21 Mt 15,32-29). El signo del agua convertida en vino en Caná (cf Jn 2,11) anuncia ya la Hora de la glorificación de Jesús. Manifiesta el cumplimiento del banquete de las bodas en el Reino del Padre, donde los fieles beberán el vino nuevo (cf Mc 14,25) convertido en Sangre de Cristo.

1613: En el umbral de su vida pública, Jesús realiza su primer signo —a petición de su Madre— con ocasión de un banquete de boda. La Iglesia concede una gran importancia a la presencia de Jesús en las bodas de Caná. Ve en ella la confirmación de la bondad del matrimonio y el anuncio de que en adelante el matrimonio será un signo eficaz de la presencia de Cristo.

1661 «El sacramento del Matrimonio significa la unión de Cristo con la Iglesia. Da a los esposos la gracia de amarse con el amor con que Cristo amó a su Iglesia; la gracia del sacramento perfecciona así el amor humano de los esposos, reafirma su unidad indisoluble y los santifica en el camino de la vida eterna» ().

1642 «!Qué matrimonio el de dos cristianos… Los dos hijos de un mismo Padre, servidores de un mismo Señor; nada los separa, ni en el espíritu ni en la carne; al contrario, son verdaderamente dos en una sola carne. Donde la carne es una, también es uno el espíritu» (Tertuliano) ().

1666 «La casa familiar es llamada justamente «Iglesia doméstica», comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y de caridad cristiana» ().

2617: La oración de María se nos revela en la aurora de la plenitud de los tiempos. Antes de la encarnación del Hijo de Dios y antes de la efusión del Espíritu Santo, su oración coopera de manera única con el designio amoroso del Padre: en la anunciación, para la concepción de Cristo; en Pentecostés para la formación de la Iglesia, Cuerpo de Cristo. En la fe de su humilde esclava, el don de Dios encuentra la acogida que esperaba desde el comienzo de los tiempos. La que el Omnipotente ha hecho «llena de gracia» responde con la ofrenda de todo su ser: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra». Fiat, ésta es la oración cristiana: ser todo de Él, ya que Él es todo nuestro.

2618. El Evangelio nos revela cómo María ora e intercede en la fe: en Caná (cf Jn 2, 1-12) la madre de Jesús ruega a su Hijo por las necesidades de un banquete de bodas, signo de otro banquete, el de las bodas del Cordero que da su Cuerpo y su Sangre a petición de la Iglesia, su Esposa. Y en la hora de la nueva Alianza, al pie de la Cruz (cf Jn 19, 25-27), María es escuchada como la Mujer, la nueva Eva, la verdadera «madre de los que viven».

Pablo VI, María aparece como Virgen orante en Caná, donde, manifestando al Hijo con delicada súplica una necesidad temporal, obtiene también un efecto de gracia: que Jesús, realizando el primero de sus “signos”, confirme a los discípulos en la fe en Él (Exhortación apostólica Marialis cultus).

San Juan Pablo II «en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo sus señales prodigiosas» (Jn 2,11) y allí el Mesías «abrió el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera creyente»

“La Maternidad está siempre abierta al niño, abierta al hombre. Ella participa de sus preocupaciones aún las más ocultas. Asume estas preocupaciones y trata de ponerles remedio» (En la Parroquia de la Inmaculada y San Juan Berchmans, 20 de Enero de 1980)

«Se manifiesta como nueva maternidad según el espíritu y no únicamente según la carne, o sea la solicitud de María por los hombres, el ir a su encuentro en toda la gama de sus Necesidades. En Caná de Galilea se muestra sólo un aspecto concreto de la indigencia humana, aparentemente pequeño y de poca importancia (“no tienen vino”). Pero esto tiene un valor simbólico. El ir al encuentro de las necesidades del hombre significa, al mismo tiempo, su introducción en el radio de acción de la misión mesiánica y del poder salvífico de Cristo. Por consiguiente, se da una mediación: María se pone entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Se pone “en medio”, o sea, hace de mediadora no como una persona extraña, sino en su papel de madre, consciente de que como tal puede —más bien “tiene el derecho de”— hacer presente al Hijo las necesidades de los hombres. Su mediación, por lo tanto, tiene un carácter de intercesión: María “intercede” por los hombres. No sólo: como madre desea también que se manifieste el poder mesiánico del Hijo, es decir su poder salvífico encaminado a socorrer la desventura humana, a liberar al hombre del mal que bajo diversas formas y medidas pesa sobre su vida» (Redemptoris Mater, n. 21)

«Al comienzo de su misión —comenta Juan Pablo II— Jesús se encuentra en Caná de Galilea para participar en un banquete de bodas, junto con María y los primeros discípulos (cfr Jn. 2,1-11). Con ello trata de demostrar que la verdad de la familia está inscrita en la revelación de Dios y en la historia de la salvación» (Carta a las familias, n. 18).

«Habrá a veces que dejar esquemas atrofiados para ir allí donde se inicia la vida; donde vemos que se producen frutos de vida «según el Espíritu» (Rom. 8), decía Juan Pablo II a los Obispos europeos.

Benedicto XVI «María, propiamente, no hace una petición a Jesús; simplemente le dice: ‘No tienen vino’. No le pide nada en particular, y mucho menos, que Jesús utilice su poder, que realice un milagro produciendo vino. Sencillamente, informa a Jesús y le deja decidir lo que conviene hacer» ()

Papa Francisco, El vino nuevo no faltará jamás ().

“La alegría de ese amor contemplativo tiene que ser cultivada. Puesto que estamos hechos para amar, sabemos que no hay mayor alegría que un bien compartido: «Da y recibe, disfruta de ello» (Si 14,16). Las alegrías más intensas de la vida brotan cuando se puede provocar la felicidad de los demás, en un anticipo del cielo. Cabe recordar la feliz escena del film La fiesta de Babette, donde la generosa cocinera recibe un abrazo agradecido y un elogio: «¡Cómo deleitarás a los ángeles!». Es dulce y reconfortante la alegría de provocar deleite en los demás, de verlos disfrutar. Ese gozo, efecto del amor fraterno, no es el de la vanidad de quien se mira a sí mismo, sino el del amante que se complace en el bien del ser amado, que se derrama en el otro y se vuelve fecundo en él.”. Amoris Laetitianº 129.

“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida de todos los que encuentran a Jesús”. Evangelii gaudium

El relato de las bodas de Caná nos invita a redescubrir que Jesús no se presenta a nosotros como un juez preparado para condenar nuestras culpas, ni como un comandante que nos impone seguir ciegamente sus órdenes; se manifiesta como Salvador de la humanidad, como hermano, como nuestro hermano mayor, Hijo del Padre: se presenta como Aquel que responde a las esperanzas y a las promesas de alegría que habitan en el corazón de cada uno de nosotros. Ángelus 2016 – Audiencia general del 29 de abril de 2015

Sí, Madre, nos comprometemos a hacer lo que Jesús nos diga. Y lo haremos con esperanza, confiados en las sorpresas de Dios y llenos de alegría.

Luis Gracieta Los santos han sido copas de vino nuevo, de vino evangélico, en medio de cantidades ingentes de agua, el agua de la ley y de la norma, el agua de los cumplidores sumisos y obedientes, peones dirigidos en manos quizá muy conforme a la ley, al canon, a las obligaciones propias de su estado, pero no siempre evangélicas; el agua insípida, que no crea problemas ni dificultades, pero tampoco crea amor. Misa Dominical 1989, 9.

Talmud: “Donde no hay vino, no hay alegría.”

“El mundo es como un banquete de bodas. Estamos aquí para regocijarnos por todo a la vez, por la bondad y las bendiciones de la vida”.

Pagola, «La Torá lo impregnaba todo en la vida del pueblo en los tiempos de Jesús. Era el signo de identidad de Israel… Jesús nunca despreció la Ley, pero un día enseñaría a vivirla de una manera nueva, escuchando hasta el fondo del corazón de un Dios padre que quiere reinar entre sus hijos e hijas procurando para todos una vida digna y dichosa»

«Jesús puede ser fermento de nueva humanidad. Su vida, su mensaje y su persona invitan a inventar formar nuevas de vida sana. Él puede inspirar caminos más humanos en una sociedad que busca el bienestar ahogando el espíritu y matando la compasión. Él puede despertar el gusto por una vida más humana en personas, vacías de interioridad, pobres de amor y necesitadas de esperanza».

«In vino veritas.» «En el vino (está) la verdad». Plinio «el viejo».

El mejor vino no es necesariamente el más caro, sino el que se comparte.” George Brassens.

Donde no hay vino no hay amor.” Eurípides.

El vino hace la vida más fácil y llevadera, con menos tensiones y más tolerancia.” Benjamin Franklin.

Si bien la penicilina cura a los hombres, el vino les hace felices.” Sir Alexander Fleming.

El hombre debe al vino ser el único animal que bebe sin sed.” Plinio el Joven.

“El vino da brillantez a las campiñas, exalta los corazones, enciende las pupilas y enseña a los pies la danza.” José Ortega y Gasset.

El ánfora guarda siempre el aroma del primer vino que guardó.” Quinto Horacio Flaco.

«El vino es una cosa maravillosamente apropiada para el hombre si, en tanto en la salud como en la enfermedad, se administra con tino y justa medida.» Hipócrates.

«Viva el buen vino, que es el gran camarada para el camino.» Pío Baroja.

Con pan y vino se anda cualquier camino.”

El vino es la única obra de arte, que se puede beber.” Luis Fernando Olaverri.

«El vino es el amigo del sabio y el enemigo del borracho. Es amargo y útil como el consejo del filósofo, está permitido a la gente y prohibido a los imbéciles. Empuja al estúpido hacia las tinieblas y guía al sabio hacia Dios.» Avicena

«El mayor mal del vino es que empieza por agarrarse a los pies: es un luchador habilidoso.» Plauto

«Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos.» Marco Tulio Cicerón

«Ten cuidado de confiar en alguien a quien no le guste el vino.» Karl Marx

«Aquel al que no le gusta el vino, ni el canto, ni la mujer será un necio toda su vida.» Martín Lutero

«El buen vino es una excelente y jovial criatura de Dios, cuando se hace de él un uso moderado.» William Shakespeare

«Se templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra.» Cervantes

«Para conocer el origen y la calidad del vino no hay necesidad de beber todo el barril.» Oscar Wilde

Bebed porque sois felices, pero nunca porque seáis desgraciados. – Gilbert Keith Chesterton

Bebo porque tengo vergüenza. ¿Vergüenza de qué? Vergüenza de beber. – El Principito

El vino alegra el corazón del hombre y la alegría es la madre de todas las virtudes. – Johann Wolfgang von Goethe

Clases de vino sólo hay dos: el buen vino y el vino mejor. – Refrán Pero tu carne es pan, tu sangre es vino. – Rubén Darío

Los ingleses tienen el milagroso poder de convertir el vino en agua. –Oscar Wilde

El amor es la vida llena, igual que una copa de vino. – Tagore

A los gallegos nos gustan nuestros vinos. Quizás porque tienen más ganas de hablar que nosotros, o porque tienen un sabor fugitivo y, buscándoselo, rememoramos tiempos, lugares, amores, despedidas… – Alvaro Cunqueiro

Llenáronse de regocijo los pechos porque se llenaron las tazas de generosos vinos que, cuando se trasiegan por la mar, de un cabo a otro, no hay néctar que se les iguale. – Miguel de Cervantes Saavedra

CONTO

LA ANCIANA Y EL RECIPIENTE DE VINO.

Una anciana encontró un recipiente vacío que había sido llenado con el mejor de los vinos y que aún retenía la fragancia de su antiguo contenido.

Ella insaciablemente lo llevaba su nariz, y acercándolo y alejándolo decía:

-¡Que delicioso aroma¡ ¡Qué maravilloso debió haber sido el vino que dejó en su vasija tan encantador perfume¡

Esopo.

Tomado de Mi cuento de cada día

EL AGUA QUE REFLEJABA A DIOS

Ya estoy cansada de ser fría y de correr río abajo. Dicen que soy necesaria. Pero yo preferiría ser hermosa. Y encender entusiasmos. Y hacer arder el corazón de los enamorados. Y ser roja y cálida. 

   “Quisiera ser fuego y llama”. Así pensaba el agua de un río de montaña. Y como quería ser fuego, decidió escribir una carta a Dios para pedirle que cambiara su identidad. 

   “Querido Dios: Tú me hiciste agua. Pero quiero decirte que me he cansado de ser transparente. Prefiero el color rojo para mí. Desearía ser fuego. ¿Puede ser? Tú mismo, Señor, te identificaste con una zarza ardiendo y dijiste que habías venido a poner fuego a la tierra. No recuerdo que nunca te compararas con el agua. Por eso, creo que comprenderás mi deseo. Necesito este cambio para mi realización personal…”. 

   El agua salía todas las mañanas para ver si llegaba la respuesta de Dios. Una tarde pasó una lancha y dejó caer al agua un sobre muy rojo. 

   El agua lo abrió y leyó: “Querida hija: Me apresuro a contestar tu carta. Parece que te has cansado de ser agua. Yo lo siento mucho porque  no eres una agua cualquiera. Tu abuela fue la que me bautizó en el Jordán, y yo te tenía destinada a caer sobre la cabeza de muchos niños. Tú preparas el camino del fuego. Mi Espíritu no baja a nadie que haya sido lavado por ti. El agua siempre es primero que el fuego…”. 

   Mientras el agua estaba embebida leyendo la carta, Dios bajó a su lado y la contempló en silencio. El agua se miró a sí misa y vio el rostro sonriente de Dios reflejado en ella. 

   Y Dios seguía sonriendo, esperando una respuesta. 

   El agua comprendió que el privilegio de reflejar el rostro de Dios sólo lo tiene el agua limpia…Suspiró y dijo: “Sí, Señor. Seguiré siendo agua. Seguiré siendo tu espejo. Gracias”. 

María Dolores Torres 

    El agua es fuente de vida. Nos limpia y nos cala la sed. Fecunda la tierra y renueva la juventud de nuestros cuerpos. A través del agua, en el bautismo, el cristiano queda incorporado en Cristo y se reviste de una criatura nueva. Para los que son liberados del pecado, el agua es salvación y vida. Para los que prefieren vivir en la esclavitud, el agua es muerte, como en el diluvio y en el paso del Mar Rojo. 

   El misterio de salvación del agua lo presenta el evangelio de Juan en el diálogo de Cristo con la Samaritana. No consiste en tener mucho agua, en beber, sino en creer en El y beber de su agua, agua viva que se convertirá en fuente que saltará hasta la vida eterna (Jn 4.11-14). 

   Cuando dejamos que Dios nos limpie con su agua, cada agua, por muy sucia que esté, será capaz de reflejar el rostro de Dios, de aceptarse como agua y de aceptar a los otros, sean de la nación que sean. 

   Santa Teresa hablaba de cómo reflejamos a Dios, según estemos en gracia o en pecado. Si estamos en gracia, veremos a Cristo en todas las parte de nuestro ser; al estar en pecado mortal “se cubre nuestro espejo de una gran niebla y queda muy negro” y por lo tanto, no se puede representar ni ver al Señor (Vida, 40.5). Podemos ser como el agua: espejos claros, negros, o peor, quebrados. 

   Yo quiero ser como el agua

   que calma y ahuyenta la sed

   y canta las penas del viento

  y brilla en ella el ciprés.

    Yo quiero ser como el agua

   que arrastra secretos de fe

   y siempre corre adelante

   y besa a la loma los pies.

   Yo quiero ser como el agua

   fría y caliente a la vez,

   refrescar con ternura la tierra

   y embriagarla de dicha y de bien.

Tomado de Padre Eusebio Gómez Navarro OCD

MILAGRO MODERNO

Un borracho fue convertido por el Señor. Un día, después de su conversión, un escéptico se mofó de él diciéndole: —¿Crees tú que Cristo hizo que el agua se volviera vino?

La rápida y acertada respuesta de aquel que había sido un beodo fue: —No sé qué decirte…; pero lo que sí sé es que en mi hogar Cristo hizo que el vino se volviera pan.

Tomado de 500 ilustraciones

ANÉCDOTA

LA ALEGRÍA VALE MÁS QUE EL AYUNO.

Martín Descalzo se quedó conmovido al leer una página de Julien Green sobre S. Francisco.

«Me he detenido en una página conmovedora. Es aquella en la que, tras contar los severos ayunos que él y sus frailes hicieron en Rivo Torto, una noche, durmiendo ya, oyó los lamentos de un fraile que gemía. Se levantó. «¿Qué te pasa, hermano?» le preguntó «Lloro porque me muero de hambre.» Y entonces Francisco: despertó a los demás hermanos y les explica que el ayuno está muy bien, pero que no pueden dejar que un hermano sufra tanto. Y como se sentiría avergonzado en comer él solo, es necesario que todos los compañeros se levanten y se pongan junto a comer con él.. Y el hambre del hermano se convirtió en una fiesta, aunque la comida estuvo compuesta sólo de pan y unos pocos rábanos, pero bien regados por la alegría.

Hay una expresión muy aclaradora del profeta Oseas(6,6): «yo quiero misericordia , no sacrificios» Jesús citó estas palabras de Oseas cuando le criticaban porque no hacía ayunar a sus discípulos «Me gusta más la compasión que no el culto» (Mt 9,13 y también «Prefiero la bondad a los sacrificios» (Mt 12,17).

Francisco se dio cuenta que el ayuno de sus frailes era a veces excesivo y sabía resolver ciertas situaciones. Quiso satisfacer el hambre de aquel fraile hambriento pero sin dejarlo mal parado frente a sus hermanos más robustos que él.. Francisco satisfizo su hambre sin humillarlo.

Tomado de P. Chinaglia

EL FESTÍN DE BABETTE

El Papa Francisco tiene una película favorita, El festín de Babette, e incluso la menciona en Amoris Laetitia.

Dos jóvenes viven en un pueblecito de Jutlandia con su padre, un pastor protestante muy austero y sombrío, creador de su propia religión. En su religión todo es pecado, todo está prohibido, no hay placer humano por inocente que sea, hasta una comida sabrosa, que no esté prohibido.

Las dos jóvenes renuncian al matrimonio y rechazan dos pretendientes. A la muerte de su padre, en lugar de dar un giro a sus vidas, deciden continuar su tarea.

Un buen día uno de los pretendientes les pide que den cobijo a Babette que huye de la guerra. Sólo quiere una cama y comida, tranquilidad y silencio, a cambio de hacer todos los trabajos de la casa. La acogen y abraza los sacrificios, el aburrimiento y la rutina de sus vidas.

A Babette le toca la lotería, nuevas posibilidades se abren en su vida, pero decide quedarse y ofrecer á las dos hermanas y a los 10 habitantes del pueblo una cena para la que ha encargado los mejores vinos, los mejores pescados, todos los productos más caros del mercado. Los invitados, escandalizados creen que es una invitación del mismísimo demonio, hacen voto de silencio, no alabarán ninguno de los manjares consumidos. Sólo el general, antiguo prometido de una de las hermanas, se maravilla, alaba y goza ante semejante y loco dispendio.

La religión del pastor y de las hermanas había empobrecido la vida de esas gentes, había castrado todo sentimiento , reducida a sacrificios, ascesis y noes, había matado el amor, la alegría, el sexo, la belleza…

Babette, en una comida, les descubrió la grandeza de Dios, la bondad de los sentimientos, el calor de los abrazos, la expresión de la palabra y la alegría del amor. No hay que renunciar a las alegrías de esta vida porque ya tendremos alegría en la vida del más allá. No hay que quemar este hoy para preparar el mañana.

Tomado de P. Félix Jiménez

TINAJAS:

El número seis simboliza lo incompleto -el siete es la plenitud-, la incapacidad de la ley para unir al hombre con Dios.

Cada tinaja hacía «unos cien litros»–¿cien preceptos?–. Como tenían más de seiscientos…

«Llenad las tinajas de agua». Jesús sabe que las tinajas están vacías y hace tomar conciencia de ello a los sirvientes, que las llenan de agua. ¿Por qué no nos damos cuenta del vacío desolador que hay en la mayoría de los ritos y de las estructuras eclesiásticas actuales? ¿O pensamos que los obreros, intelectuales y jóvenes han abandonado en masa la Iglesia por casualidad o por maldad, o simplemente por comodidad? ¿Qué respuestas estamos dando a sus vidas concretas para ahora?

Las tinajas nunca van a contener el vino-amor que ofrece Jesús. Los sirvientes «habían sacado el agua». El agua se convertirá en vino fuera de ellas. La ley se interponía y se interpondrá siempre entre el hombre y Dios. Falta de espíritu, mata. Con el Mesías no habrá intermediarios: el vino, que es el amor, establecerá una relación personal e inmediata entre Dios y el hombre. No basta con reformas, es necesario cambiar los fundamentos en que se asienta la institución. Es lo de los pellejos viejos y vino nuevo (Mt 9,17). Las leyes jamás podrán purificar: son externas. Jesús sí: con un vino-amor que penetra dentro del corazón del hombre y le convierte en criatura nueva.

«Llevádselo al mayordomo». Representa a la clase dirigente religiosa. No sabía que faltaba el vino. Los jefes -los obispos y los sacerdotes-, cuando sólo piensan en sí mismos, están incapacitados para entender las necesidades del pueblo. Dirigen una institución religiosa, de la que viven. Sólo el pueblo comprometido siente que la situación es insostenible. No caigamos en el error de creer que esto sucedió hace dos mil años y que, por tanto, todos aquellos malos dirigentes ya se han muerto.

Jesús también ofrece su vino-amor a los dirigentes, representados aquí por el mayordomo; pero ellos no quieren reconocerlo. Creen que la situación en que viven es la definitiva, la perfecta, y que no tienen nada que esperar ni que cambiar. Creen que su institución no necesita mejora, cuando la realidad es que hace agua por todas partes. El mayordomo constata que el vino que le ofrecen es de mejor calidad, y no se lo explica. Tampoco intenta ahondar mucho en el asunto. Para él las cosas están claras, no duda ni por un momento que lo antiguo pueda superarse. Está incapacitado para entender la novedad del Mesías.

Esta boda-alianza anuncia la formación de una nueva comunidad, donde la experiencia del amor del Padre producirá la plenitud de vida. En ella queda superado el obstáculo de la ley, que deformaba la imagen de Dios e impedía al hombre su plena realización por el camino único del amor.

Tomado de Francisco Bartolome Gonzalez

Acercamiento A Jesus De Nazaret – 1

“GLORIA” “SANTIDAD”

El concepto de “gloria” de Dios está en íntima relación con el de “santidad” en los textos del Antiguo Testamento, especialmente en el libro del profeta Ezequiel. Entre los dos conceptos existe una relación complementaria: son dos aspectos de una misma realidad.

La «santidad» de Dios se refiere a su trascendencia: Dios está más allá de toda realidad humana. Por su parte, la «gloria» de Dios expresa esa misma trascendencia en cuanto presente en la historia de la humanidad y la historia del pueblo de Israel; la gloria de Dios es su trascendencia, hecha historia.

La manifestación de la gloria de Dios se da para que sea acogida por el ser humano. El texto evangélico concluye de esa manera: Jesús manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él. Y “éste fue el principio de las señales” (v. 11a).

La presente “señal” se sitúa en un banquete de bodas. El evangelio prolonga así la temática del comienzo del capítulo 62 de Isaías, en el que se anuncia el desposorio de Dios con su pueblo, misterio de comunión esponsalicia que plenifica al pueblo.

Tomado de Servicio Bíblico Latinoamericano 2004

JESÚS COMENZÓ SUS SIGNOS».

El signo es aquella realidad a través de la cual podemos conocer otra realidad que está manifestada o simbolizada en el signo. Un dicho oriental afirma: «Cuando el dedo señala la luna, el idiota mira el dedo». El signo de las bodas de Cana es un dedo que señala una realidad más sublime que la trasciende. Todos los escrituristas están de acuerdo en que estamos ante una narración simbólica, un recurso literario para proclamar un hondo mensaje teológico. Todo esto significa que para el creyente, a quien van dirigidos los signos del evangelio, no tiene importancia el hecho de que las narraciones de estos signos sean un recurso literario o reflejen una realidad, ni importan tampoco los detalles de la narración. Lo importante es el mensaje que está entrañado en el signo.

Atilano Alaiz

Tomado de Alforjas de Pastoral

“AL TERCER DÍA”

Se celebraban unas bodas en Cana de Galilea. El término de referencia de este “tercer día” parece lo más natural referirlo a la última indicación cronológica que hace el evangelista (v.43): el encuentro de Cristo con Felipe y su “vocación” al apostolado, máxime dentro del explícito esquema cronológico-literario que viene haciendo en los v.29.35.

Sin embargo, como ya antes se indicó, la “vocación” de Felipe acaso no sea el mismo día que la “vocación” de Natanael (Jua 1:45), aunque una primera lectura del texto parezca suponerlo. En este caso, el “tercer día” se referiría al último hecho narrado, la “vocación de Natanael,” sea en su conquista por Felipe (Jua 1:45), sea en su venida y trato directo con Cristo (Jua 1:47-50). De hecho, en el esquema literario del evangelista, en que va narrando las escenas vinculadas a una cronología explícita, este “tercer día” se refiere literariamente a la última indicación cronológica (Jua 11:4).

Ni hay inconveniente en que el punto de referencia cronológica fuese este último, ya que tres días son suficientes para ir desde la parte baja del Jordán hasta Cana y Nazaret. Desde Jericó a Beisán, entonces Escitópolis, se puede ir holgadamente en dos días. Y de aquí en uno a Cana y Nazaret. Si Cristo partió de Betania, en Transjordania, y siguió aproximadamente la ruta dicha, habría debido recorrer unos 110 kilómetros en tres días. Lo que supone unos 37 kilómetros diarios.

El emplazamiento de Cana en Galilea, para distinguirla de otra Cana en la tribu de Aser (Jos 19:28), debe de ser la actual Kefr Kenna, que está a unos siete kilómetros al nordeste de Nazaret, en la ruta de Tiberíades-Cafarnaúm. Ya desde el siglo IV hubo aquí una iglesia cristiana y una fuente abundante, de la que hablan los antiguos peregrinos. Y San Jerónimo da de ella una serie de datos que excluyen el otro emplazamiento propuesto, Khirbet Qana, que se encuentra a 14 kilómetros al norte de Nazaret, y sin tradición cristiana que la señale. Los viñedos de Kefr Kenna dan excelente vino.

Manuel de Tuya

 Tomado de MSC

LAS BODAS EN ORIENTE

Comienzan al oscurecer, con la conducción de la novia a casa del esposo, acompañada de un cortejo de jóvenes, familiares e invitados, a los que fácilmente se viene a sumar, en los villorrios, todo el pueblo, y prolongándose las fiestas varios días (Gen 29:27; Jue 14:10.12.17; Tob 9:12:Tob_8:20 en los LXX; Tob_10:1).

En las bodas de los pueblos, los menesteres de la cocina y del banquete son atendidos por las hermanas y mujeres familiares o amigas. Es lo que aparece aquí en el caso de María. A ellas incumbe atender a todo esto.

El vino es tan esencial en un banquete de bodas en Oriente, que dice el Talmud: “Donde no hay vino, no hay alegría.”

Según la Mishna, la duración de las bodas era de siete días si la desposada era virgen, y tres si era viuda. Durando las bodas varios días, los invitados se renuevan. Los escritos rabínicos suponen la posibilidad de la llegada de huéspedes inesperados.

Manuel de Tuya

 Tomado de MSC

LAS “HIDRIAS”

De que se servían ordinariamente los judíos palestinos eran de barro cocido; pero las escuelas rabínicas estaban de acuerdo en que las ánforas o jarras de piedra no contraían impureza, por lo que las recomendaban especialmente para contener el agua de estas abluciones. Se han encontrado varias de ellas en piedra.

Las hidrias que estaban en esta casa, además de ser de “piedra,” eran de una capacidad grande, ya que en “cada una cabían dos o tres metretas.”

La metreta “medida” de que se habla aquí, es la medida ática de los líquidos, y equivaldría al bath hebreo. Y éste venía a equivaler a algo más de 39 litros. Por lo que a cada una de estas hidrias le correspondía una capacidad entre 80 y 120 litros. La hidria de piedra que está en el atrio de la iglesia Eudoxia (San Esteban) de Jerusalén tiene una capacidad aproximada de 180 litros. Si se supone que tres de ellas tuviesen una capacidad de dos “metretas,” y las otras, tres, la capacidad total de ellas vendría a ser de unos 600 litros. Cantidad verdaderamente excepcional. Se trataba, pues, de una fiesta de gran volumen; lo que hace pensar en una familia destacada y pudiente.

Manuel de Tuya

 Tomado de MSC

“ARQUITRICLINOS.”

El milagro se realizó súbitamente, una vez colmadas de agua las ánforas. Pues, al punto, en el contexto y en el espíritu del relato está, Cristo les mandó “sacar ahora” el contenido de las ánforas y que lo llevasen al “arquitriclinos.”

Este no era lo que se llamaba en los banquetes griegos symposiarja, o en los romanos rex, imperator convivü o arbiter bibendi, y que era elegido por los convidados al banquete (Eco 39:12) o designado por suerte. Su papel está bien descrito por Plutarco. Este “arquitriclinos” era un familiar o un siervo que estaba encargado de atender a la buena marcha del banquete. Era más o menos un equivalente a nuestro “maitre.”

Los servidores obedecen la orden cíe Cristo y llevan al maestresala “el agua convertida en vino.” Fácilmente se supone la sorpresa de los servidores. Nada le dicen del milagro. Expresamente lo dice el evangelista. Aguardan su sorpresa, o los contiene el temor reverencial del milagro, incluido en esto el que habían obrado al margen del maestresala.

La sorpresa del maestresala se acusa, destacándose incluso literariamente. Está ignorante del milagro, pero se sorprende, más que ante la solución inesperada, ya que (…) estaba (…) ignorante de la falta de vino, ante la calidad del mismo. Tanto que llamó al novio, sin duda por ser el dueño del hogar, y se lo advierte en tono de reflexión un poco amarga, ya que él, responsable de la buena marcha del banquete, estaba ignorante de aquella provisión. Todo ello se acusa en la reflexión que además le hace. El vino bueno se sirve al principio, cuando se puede gustar y apreciar su buena calidad, y cuando ya las gentes están “embriagadas” se les ofrece el de peor calidad. Si el beber después de los banquetes se introdujo como costumbre en Palestina por influjo griego, no quiere decir la frase que se esperase la hora de una verdadera embriaguez para servir los vinos de peor calidad, sino que quiere aludir con ello a esa hora en que, ya saciados, no se presta especial atención a un refinamiento más. En todo caso, aquí se había hecho al revés. Y “nunca los orientales son tan quisquillosos como cuando desempeñan ciertos cargos honoríficos,” ha notado con gran exactitud un buen conocedor de las costumbres orientales (William).

Manuel de Tuya

 Tomado de MSC

KAFR KANNA

Cana de Galilea corresponde, con mucha probabilidad, a la actual población de Kafr Kanna, a pocos kilómetros de Nazaret. Tal vez, dicen algunos, se trate de otro lugar, situado un poco más lejos, pero, como en aquel tiempo no existían ni los rótulos de carretera ni, mucho menos los GPS, que pudieran darnos las coordenadas, no hay duda que, en ciertos casos como en el de hoy, no se puede precisar, con seguridad y exactitud, donde ocurrió un hecho.

Tomado de Pedrojosé Ynaraja

“NO ME CASO CON NADIE”

Un Instituto de Estudios sobre la Familia, con base en Estados Unidos, ha previsto que “el matrimonio está desapareciendo en Gran Bretaña y es probable que se extinga en algún momento de la segunda mitad de este siglo”. El instituto vaticina que tal cosa ocurrirá justo en 2062, vaya usted a saber por qué.

En España, la caída de la nupcialidad se observa con pavor contemplando las cifras del Instituto Nacional de Estadística: de los 271.347 matrimonios constituidos en 1975 a los 148.588 del año 2021. El matrimonio está en crisis: la gente se casa menos y con más edad y las uniones se rompen con más asiduidad. Menudo desafío para los agentes de pastoral juvenil.

“No me caso con nadie” ha dejado de ser una frase metafórica para tomarse al pie de la letra: cada vez hay más personas que no consideran la posibilidad de mantener una pareja estable en la que criar a los hijos. Ni siquiera se considera la posibilidad de tener descendencia: hasta ese punto ha llegado la desesperanza en nuestras sociedades tecnologizadas. Se hace urgente que los políticos tomen conciencia de este problema y que los creyentes devolvamos la esperanza, al menos, a la caja donde Pandora la encerró atemorizada, según el mito.

La tarea del cristiano es, hoy más que nunca, devolver la esperanza a este mundo. Y ahí sí que no me caso con nadie.

(Javier Rubio)

Tomado de Pastoral sj

“LA VIDA SIGUE IGUAL”

Es una canción muy conocida de Julio Iglesias. Su primera estrofa dice: «Unos que nacen, otros morirán. Unos que ríen, otros llorarán. Agua sin cauces, río sin mar. Penas y glorias, guerras y paz». Y, tras cada estrofa, el estribillo termina diciendo: «La vida sigue igual». A estas alturas del mes de enero, éste podría ser el sentimiento compartido para la mayoría: la vida sigue igual. Como dijimos el domingo del Bautismo del Señor, la celebración de la Navidad queda ya lejana, y la vida ordinaria ha vuelto ya a la normalidad, con sus problemas y quebraderos de cabeza habituales.

Tomado de ACG

CHISTE

QUE NO LA TOQUE EL NIÑO

Cuenta este chiste que, al día siguiente de las bodas de Caná, el buen José tenía ese dolor de cabeza característico del que ha bebido algo de más. Y que, al levantarse, dijo a su mujer: «María, tráeme un vaso de agua bien fría…. pero, por favor, que no la toque el niño».

Encontré una billetera en el suelo con 1000€ dentro. Al principio iba a quedármela, en lugar de devolverla, pero luego pensé, ¿qué haría Jesús? Así que la convertí en vino.

POEMA

«¿En qué fiesta, de no ser en ésta, se da un banquete de bodas en el que los invitados reciban, en lugar de pan, el cuerpo del esposo?… «Murió en la cruz y dio su cuerpo a su gloriosa elegida; lo toma y lo reparte a diario en su mesa. La sangre que fluía de su costado fue escanciada en copas y se la da a su esposa para que la beba y se olvide de los ídolos»,

Jacobo de Sarug («Himno al velo que cubría el rostro de Moisés».)

poeta sirio del siglo V, refiriéndose a las sagradas bodas de la esposa Iglesia.

«Entrado se ha la esposa

en el ameno huerto deseado

y a su sabor reposa

el cuello reclinado

sobre los dulces brazos del Amado»

San Juan de la Cruz

«NO TIENEN VINO»

La verdad es que no tenemos vino.

Nos sobran las tinajas,

y la fiesta se enturbia para todos,

porque el sino es común y la sola sala es ésta.

Nos falta la alegría compartida.

Rotas las alas, sueltos los chacales,

hemos cegado el curso de la vida

entre los varios pueblos comensales.

¡Sangre nuestra y de Dios, vino completo,

embriáganos de Ti para ese reto

de ser iguales en la alteridad.

Uva pisada en nuestra dura historia,

vino final bebido a plena gloria

en la bodega de la Trinidad!

(Pedro Casaldáliga)

Tomado de Servicio Bíblico Latinoamericano 2004

ORACIÓN

NO TENEMOS VINO

Para nuestras reuniones más queridas

donde festejamos lo que Tú nos das;

para los encuentros fraternos

en los que haces crecer nuestros amores,

no tenemos vino.

Para las manifestaciones de protesta

pidiendo paz, trabajo y justicia;

para la fiesta del compromiso humano

donde celebramos triunfos y fracasos,

no tenemos vino.

Para los espacios sacramentales

que reviven y actualizan tu presencia;

para vivir con alegría, cualquier día,

la invitación a tu cena y eucaristía,

no tenemos vino.

Para el anuncio de tu buena noticia

con nuestras torpes palabras humanas;

para testimoniar tu reino fraterno

soñado como un banquete de puertas abiertas,

no tenemos vino.

Para la alianza de todas las civilizaciones,

del mundo rico con el mundo pobre;

para las bodas de tus hijos e hijas

que recrean tu proyecto de gozo y vida,

no tenemos vino.

Para el abrazo solidario con los inmigrantes

que reclaman los derechos más elementales;

para nuestras celebraciones de cada día

sencillas, íntimas, queridas,

no tenemos vino.

Y por eso andamos tristes y apocados,

sin gracia y con la ilusión apagada.

Nos falta la alegría compartida

aunque abunden jarras y tinajas.

¡No tenemos vino!

¡Haced lo que él os diga!

Florentino Ulibarri

¿FALTA ALGO?

Si Dios ha aterrizado en el mundo

es porque quiere elevar al hombre al mismo cielo

Si Dios ha bajado al mundo

es porque quiere compartir con la tierra el regocijo del cielo

Si Dios habla por Jesús

es porque Dios quiere ser, además de escuchado, contemplado

Si Dios se involucra en la fiesta del mundo

es porque sabe que le falta alegría al hombre.

Si Dios pone vino bueno al final de una fiesta

es porque nosotros solemos ofrecer

de aquel otro que pronto se acaba

Si Dios tarda en transformar algunas cosas de la tierra

es porque el hombre se resiste a ofrecer sus manos

Si Jesús no es invitado a muchas fiestas

es difícil que llegue el vino para todos

Si Jesús no es acogido desde la libertad

El no se va a imponer por la fuerza

Si Jesús no es invitado a las bodas de la fiesta del mundo

siempre diremos aquello de: ¡falta algo! ¡falta alguien!

Por ello mismo, porque queremos que todo este a punto,

¡Ven Señor a nuestra fiesta!

¡Cambia el agua de nuestra tristeza en vino de eterna alegría!

¡Transforma la fiesta postiza en alegría auténtica de corazón!

Javier Leoz

MEDITACIÓN

¿CÓMO VIVIR UNA FE BIEN HUMORADA?

· No seas tóxico, no amargues ni te amargues: porque hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua, dice el Papa. No contagies desaliento, ni bulos, ni tristeza. Procura ser moderadamente jovial, positivo.

· Disfruta las pequeñas alegrías: haz una lista diaria de lo que puedes disfrutar cada mañana: puedes ver, andar, leer, orar, amar, pasear, contemplar la naturaleza, respirar, cantar, etc. Son inacabables las posibilidades de disfrute.

· Ten una visión positiva del momento actual: porque todo parece que induce al pesimismo y los cambios que se están dando en el mundo no van en la dirección de la alegría. Pero aprende a ver, entre tanta mala noticia, la evidencia de que el bien surge imparable en muchos escenarios.

Decía san Francisco a sus hermanos: “No va bien al creyente presentarse triste ante los hombres, sino siempre amable, Tus pecados examínalos en tu cuarto y llóralos ante Dios. Pero cuando vuelvas a estar con tus hermanos, alégrate con ellos”. Ya decimos que se atrapan más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre. Pongamos amabilidad en nuestra vida y la mejor cara posible ante las situaciones, eso ayudará a una buena convivencia y será más fácil hablar de Jesús.

Aquel gran maestro espiritual que fue Tony de Mello decía en uno de sus textos: «¿Qué es lo que hace un Maestro?», preguntó un visitante de solemne aspecto. «Enseñar a la gente a reír», le respondió el Maestro con toda seriedad. Quizá los evangelios no enseñen a reír pero globalmente es un libro bien humorado, capaz de decir que merece la pena sacar el vino guardado hasta ahora para celebrar con Jesús la gran fiesta de la vida. ¿Quién nos lo podrá impedir?

Fidel Aizpurúa Donazar

19 de enero 2025

CANTO

Kairy Marquez – Tiempo de Celebrar

María Tu Amor | Athenas

VIDEO

Jesús convierte el agua en vino | The Chosen

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela