CITA
“Conversión es dar de ti tu mejor versión”
S.Son
San Cipriano “Pero fue descubierto y repelido; y fue derrotado porque fue reconocido y desenmascarado” (“La unidad de la Iglesia Católica”, 1)
San Agustín: “Pues nuestra vida en medio de esta peregrinación no puede estar sin tentaciones, ya que nuestro progreso se realiza precisamente a través de la tentación, y nadie se conoce a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni vencer si no ha combatido, ni combatir si carece de enemigo y de tentaciones” (…)
«Cristo tomó de ti Su carne, pero te da de Sí tu Salvación; tomó de ti la muerte, pero te da de Sí tu Vida; tomó de ti la humillación, pero te da de Sí tu gloria; tomó de ti Su tentación y te da de Sí tu victoria» (Comm. in Ps., 60).
‘Cristo se dejó tentar por el diablo con el fin de ser nuestro mediador y ayudarnos a triunfar de las tentaciones de éste, no sólo con su socorro, sino también con su ejemplo’ (cf. De Trin. 4 c.13: PL 42,899)’. (ibid.).
Debemos rogar, no solo no caer en el mal cuando no hemos caido, sino también ser libres de el cuando hayamos caído (Sobre el Sermón de la Montaña,2).
San Hilario, ‘El diablo no se hubiera atrevido a tentar a Cristo si no hubiera reconocido en Él por la debilidad del hambre lo que es propio del hombre’ (Super Mt. c.3: PL 9,928).
Orígenes, «En el bautismo de agua somos sepultados con Cristo; en el bautismo de fuego, seremos configurados al Cuerpo de su gloria» (Comentario sobre San Mateo, 15, 23; PG. 13, 1522).
Gregorio de Nisa, «Cada uno de nosotros nace por propia elección (…) y somos en cierta manera nuestros propios padres, ya que nos damos a luz a nosotros mismos tal como queremos» (Vida de Moisés, PG. 44, 327).
Texto judío: «Si, pues, hacéis el bien, los hombres y los ángeles os bendecirán y Dios será glorificado gracias a vosotros en medio de las naciones. Y el diablo huirá lejos de vosotros, y los animales salvajes os temerán, y el Señor os amará, los ángeles se dedicarán con premura a vosotros» (Testamentum Nephtalim 8,4).
San León Magno «el Señor quiso sufrir el ataque del tentador para defendernos con su ayuda y para instruirnos con su ejemplo» (Tractatus XXXIX, 3 De ieiunio quadragesimae: ccl 138/a, Turnholti 1973, 214-215).
San Gregorio (In Evang . L. 1 hom.16: PL 76,1135): ‘No era indigno de nuestro Salvador, que había venido para ser muerto, el haber querido ser tentado, porque era justo que venciese nuestras tentaciones por las suyas, como había venido a vencer nuestra muerte por la suya» (3 q.41 a.1. c).
San Ambrosio “En el retiro es donde precisamente ha de contar uno con ser tentado y expuesto a muchas pruebas”.
San León, Papa. (cf. Serm. Quadrag. c.3: PL 54,265)’ ‘En las tentaciones se esforzó el demonio en llevarle del apetito de un pecado a otro pecado; y así, del deseo del alimento se esforzó por que cayese en la vanidad de hacer milagros sin motivo; y del deseo de la vanagloria procuró inducirle a tentar a Dios por medio de la caída en el vacío’ (3 q.41 a.4 ad 3).
San Francisco de Asís. «Tenemos una ermita siempre con nosotros; allí donde vayamos y cada vez que lo queramos podemos encerrarnos en ella como ermitaños. ¡El eremitorio es nuestro cuerpo y el alma es la ermita que habita dentro!»
Santo Tomás, No obró (el Señor en la tentación) usando de su poder -¿de qué nos hubiera aprovechado entonces su ejemplo?-, sino que, como hombre, se sirvió de los auxilios que tiene en común con nosotros (Coment. Evang. S. Lucas).
San Juan de Ávila ‘Grande señal y la más ciertas que tienes a Dios es si temes mucho de lo perder y te guardas de todas las cosas puedan apartar de Él, por grandes que sean’ (cf. Sermón del dom. I de Cuaresma : BAC, Obras completas, Madrid 1953, t.2 p. 176).
‘Curas, prelados, mirad y velad, catad que el demonio sabe que el bien de otros pende de vosotros y de vuestro ejemplo. Trabaja mucho por derribaros y hace que contra vosotros se acueste la mayor fuerza de sus engaños, pues derribando a vosotros, juntamente derriba a otros muchos’ (ibid., p.182).
Santo Cura de Ars, Yo no sé si alcanzáis a comprender lo que es tentación. No solo son tentación los pensamientos de impureza, de odio, de venganza, sino además todas las molestias que nos sobrevengan: tales como una enfermedad en que nos sentimos movidos a quejarnos, una calumnia que se nos levanta, una injusticia que se hace contra nosotros, una pérdida de bienes, el morírsenos el padre, la madre, un hijo. Si nos sometemos gustosos a la voluntad de Dios, entonces no sucumbimos a la tentación, pues el Señor quiere que suframos aquello por su amor; mientras que, por otra parte, el demonio hace cuanto puede para inducirnos a murmurar contra Dios. La tentación nos es absolutamente necesaria para sostenernos en la humildad y en la desconfianza de nosotros mismos, así como para obligarnos a recurrir al Señor (Sermón sobre las tentaciones).
Imitación de Cristo, «el hombre jamás está del todo exento de las tentaciones mientras vive… pero es con la paciencia y con la verdadera humildad como nos haremos más fuertes que cualquier enemigo» (Liber I, c. XIII, Ciudad del Vaticano 1982, 37)
San Francisco de Sales: <<La tentación nunca nos halla tan flacos como cuando estamos ociosos>>.
Fray Luis de Granada El hombre debiera tener un corazón de hijo para con Dios, un corazón de madre para con los demás, un corazón de juez para consigo mismo.
Carlos de Foucauld Amar a alguien es tener siempre esperanza en él. Desde el momento en que comenzamos a juzgar a alguien, limitamos nuestra confianza en él; desde el momento en que lo identificamos con lo que sabemos de él y, por tanto, lo reducimos a ello, dejamos de amarlo y él deja de ser capaz para mejorar. Deberíamos esperarlo todo de todos. Debemos atrevernos a ser amor en un mundo que no sabe cómo amar.
Baudelaire «La más grande victoria del Demonio es hacer creer que no existe» ().
C.S. Lewis “Lo que Satanás puso en las cabezas de nuestros antepasados remotos era la idea que podían ser „como dioses‟ – actuar como si hubieran creado a si mismos – ser sus propios dueños – inventar un tipo de felicidad por si mismos fuera de Dios, aparte de Dios. Y de esa tentativa desesperada ha salido casi todo lo que llamamos la historia humana – dinero, pobreza, ambición, prostitución, clases sociales, imperios, esclavitud – la larga y terrible historia del hombre tratando de encontrar algo otro que Dios que lo hará feliz.” (Crea en Mi un Corazón Limpio).
Thomas Merton: “El verdadero desierto es esto: enfrentarse a las limitaciones reales de la existencia y el conocimiento de uno y no intentar manipularlas ni disfrazarlas” (Diccionario De Thomas Merton, Ediciones Mensajero, 2015, pág. 142).
Catecismo, 538 Los evangelios hablan de un tiempo de soledad de Jesús en el desierto inmediatamente después de su bautismo por Juan: «Impulsado por el Espíritu» al desierto, Jesús permanece allí sin comer durante cuarenta días; vive entre los animales y los ángeles le servían (cf. Mc1, 12-13). Al final de este tiempo, Satanás le tienta tres veces tratando de poner a prueba su actitud filial hacia Dios. Jesús rechaza estos ataques que recapitulan las tentaciones de Adán en el Paraíso y las de Israel en el desierto, y el diablo se aleja de él «hasta el tiempo determinado» (Lc 4, 13).
539 Los evangelistas indican el sentido salvífico de este acontecimiento misterioso. Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la tentación. Jesús cumplió perfectamente la vocación de Israel: al contrario de los que anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años por el desierto (cf. Sal 95, 10), Cristo se revela como el Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad divina. En esto Jesús es vencedor del diablo; él ha «atado al hombre fuerte» para despojarle de lo que se había apropiado (Mc 3, 27). La victoria de Jesús en el desierto sobre el Tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión, suprema obediencia de su amor filial al Padre.
540 La tentación de Jesús manifiesta la manera que tiene de ser Mesías el Hijo de Dios, en oposición a la que le propone Satanás y a la que los hombres (cf Mt 16, 21-23) le quieren atribuir. Por eso Cristo ha vencido al Tentador en beneficio nuestro: «Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado» (Hb 4, 15). La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto.
1426: La conversión a Cristo, el nuevo nacimiento por el Bautismo, el don del Espíritu Santo, el Cuerpo y la Sangre de Cristo recibidos como alimento nos han hecho «santos e inmaculados ante Él» (Ef 1,4), como la Iglesia misma, esposa de Cristo, es «santa e inmaculada ante Él» (Ef 5,27). Sin embargo, la vida nueva recibida en la iniciación cristiana no suprimió la fragilidad y la debilidad de la naturaleza humana, ni la inclinación al pecado que la tradición llama concupiscencia, y que permanece en los bautizados a fin de que sirva de prueba en ellos en el combate de la vida cristiana ayudados por la gracia de Dios. Esta lucha es la de la conversión con miras a la santidad y la vida eterna a la que el Señor no cesa de llamarnos
Pablo VI: «El Demonio es el enemigo número uno, es el tentador por excelencia. Sabemos que este ser obscuro y perturbador existe realmente y que continúa actuando».
Solamente podemos llegar al reino de Cristo a traves de la metanoia, es decir, de aquel intimo cambio de todo el hombreóde su manera de pensar, juzgar y actuaróimpulsados por la santidad y el amor de Dios, tal como se nos ha manifestado a nosotros este amor en Cristo y se nos ha dado plenamente en la etapa final de la historia (Const. Poenitemini).
San Juan Pablo II A lo largo de las diversas épocas de la historia los hombres han seguido cometiendo pecados, tal vez incluso mayores que los descritos antes del diluvio. Sin embargo, las palabras de la alianza que Dios estableció con Noé nos permiten comprender que ya ningún pecado podrá llevar a Dios a aniquilar el mundo que él mismo creó. (16 de febrero de 1997).
La «nueva evangelización» afronta este desafío. Debe esforzarse para que todos los hombres recuperen la certeza de que en Cristo es posible vencer el mal con el bien. (16 de febrero de 1997).
Convertirse quiere decir para nosotros buscar de nuevo el perdon y la fuerza de Dios en el Sacramento de la reconciliación y así volver a empezar siempre, avanzar cada dia, dominarnos, realizar conquistas espirituales y dar alegremente, porque «Dios ama al que da con alegria (2Co 9,7). (Carta Novo incipiente,8-lV-1979).
Benedecto XVI Para realizar plenamente la vida en la libertad, es preciso superar la prueba que la misma libertad implica, es decir, la tentación. (5 de marzo de 2006)
Papa Francisco, «El diablo existe también en el siglo XXI y debemos aprender del Evangelio cómo luchar»
La tentación del demonio tiene tres características y nosotros debemos conocerlas para no caer en la trampa. Primero, la tentación comienza levemente, pero crece, siempre crece; después, contagia a otro. Y al final, para tranquilizar el alma, se justifica (11 de abril de 2014)
“El Espíritu Santo obra como quiere, cuando quiere y donde quiere; nosotros nos entregamos pero sin pretender ver resultados llamativos. Sólo sabemos que nuestra entrega es necesaria. Sigamos adelante, démoslo todo, pero dejemos que sea Él quien haga fecundos nuestros esfuerzos como a Él le parezca”. (EG 280)
«La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna» Fratelli Tutti.
«El ayuno, la oración y la limosna, tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión. La vía de la pobreza y de la privación (el ayuno), la mirada y los gestos de amor hacia el hombre herido (la limosna) y el diálogo filial con el Padre (la oración) nos permiten encarnar una fe sincera, una esperanza viva y una caridad operante».
J. E. Ruiz de Galarreta “Convertíos” significa simplemente, hacedle caso a Dios, aceptad la oferta de Dios salvador”.
William Cowper “Satanás tiembla cuando ve a los santos más débiles de rodillas”
Javier Echevarría, Como enseña san Agustín, para los enfermos vino Cristo, y a todos los encontró enfermos, de manera que creerse sano es la peor enfermedad. Todos necesitamos convertirnos cada día (Artículo en Romana, n.24, pág. 103).
Victor Hugo: «Dejé de vivir historias y comencé a escribirlas, hice a un lado los estereotipos impuestos, dejé de usar maquillaje para ocultar mis heridas. Me olvidé de idealizar la vida y comencé a vivirla».
Biblia de Jerusalén en una nota a Mt 8. 10: » (Fe)Es un impulso de confianza y de abandono, por el cual el hombre renuncia a apoyarse en sus pensamientos y en sus fuerzas, para abandonarse a la palabra y al poder de Aquél en quien cree».
J. Danielou, «Noé con su mujer, sus tres hijos y las mujeres de sus hijos formaban el número ocho y ofrecían el símbolo del octavo día, que es aquel en que nuestro Cristo apareció resucitado» (Diálogo con Trifón 138, 1-2, citado por LUNDBERG, La Typologie baptismale dans l’ancienne Eglise, 1942, p. 82, y recogido por J. DANIELOU, Sacramentum futuri, p. 67).
Alessandro Pronzato Un cristiano que se coloca «al resguardo», no es alguien que se pone al seguro. Es alguien que se ha escapado a la fuerza del Espíritu, que se ha sustraído a su «soplo». Un Cristiano Comienza A Leer El Evangelio De Marcos I Edic. Sígueme.Salamanca-1982.Pág. 52-54
Elvira El mismo creyente que reza cada día: «no nos dejes caer en la tentación, y librarnos del mal», ese mismo creyente se resiste a creer que vivimos «bajo el sol de Satán». -1.Págs. 124 s.
Pagola, La llamada a la conversión evoca casi siempre en nosotros el recuerdo del esfuerzo exigente, propio de todo trabajo de renovación y purificación. Sin embargo, las palabras de Jesús: «Convertíos y creed en la Buena Noticia», nos invitan a descubrir la conversión como paso a una vida más plena y gratificante.
«Es bueno convertirse. Nos hace bien. Nos permite experimentar un modo nuevo de vivir, más sano y gozoso. Nos dispone a entrar en el proyecto de Dios para construir un mundo más humano».
El verbo griego que se traduce por «convertirse» significa en realidad «ponerse a pensar», «revisar el enfoque de nuestra vida», «reajustar la perspectiva».
CONVERSIÓN
San Gregorio Magno, (Por la conversión de un pecador) hay mayor gozo que por un justo que se mantiene en su ser; a la manera que un capitan estima al soldado que en la guerra, habiendo vuelto después de huir, ataca con mas valor al enemigo, y estimale aun mas que al que nunca huyo pero tampoco mostro valor alguno; igualmente, el labrador prefiere mucho mas la tierra que, después de haber producido espinas, da abundante mies, que la que nunca tuvo espinas pero jamás dio mies abundante (Hom. 34 sobre los Evang. ).
San Maximo, Nada hay tan grato y querido por Dios, como el hecho de que los hombres se conviertan a el con sincero arrepentimiento (Carta 11).
A. Del Portillo, La renovación de la Iglesia y la difusión del Evangelio no pueden basarse en un proceso de reformaómas o menos radicalóde algunas estructuras externas, sino que ha de tener su raiz y comienzo en algo interior, en una renovación de las almas, en una busqueda incesante de Jesucristo, que dara contenido y eficacia a las reformas de estructura que sean convenientes (Escritos sobre el sacerdocio, p. 50).
San Juan De Napoles, Acudid al medico mientras podeis, no sea que después querais y no podais (Sermón 7).
J. Escriva De Balaguer,¡Ahora! Vuelve a tu vida noble ahora. No te dejes engañar: «ahora» no es demásiado pronto. . . ni demásiado tarde (Camino, n. 254).
Santo Cura De Ars, [. . . ] cuanto mas retrasamos salir del pecado y volver a Dios, mayor es el peligro en que nos ponemos de perecer en la culpa, por la sencilla razon de que son mas dificiles de vencer las malas costumbres adquiridas. Cada vez que despreciamos una gracia, el Señor se va apartando de nosotros, quedamos mas debiles, y el demonio toma mayor ascendiente sobre nuestra persona. De aquí concluyo que, cuanto mas tiempo permanecemos en pecado, en mayor peligro nos ponemos de no convertirnos nunca (Sermón sobre la conversion).
San Clemente, Recorramos todas las etapas de la historia y veremos como en cualquier epoca el Señor ha concedido oportunidad de arrepentirse a todos los que han querido convertirse a el (Carta a los Corintios,7).
TENTACIÓN
Jesús, siendo Dios, permitió que le tentaran: para que así nos llenemos de ánimo y estemos seguros de la victoria. Porque El no pierde batallas y, encontrándonos unidos a El, nunca seremos vencidos, sino que podremos llamarno5 y ser en verdad vencedores: buenos hijos de Dios (J. ESCRI. VÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,66).
Como el Señor todo lo hacía y lo soportaba para nuestra enseñanza, quiso también ser conducido al desierto y trabar allí combate con el diablo, a fin de que los bautizados, si después del bautismo sufren mayores tentaciones, no se turben por eso, como si no fuera de esperar (SAN JUAN CRISOSTOMO, HoM. sobre S. Mateo,13).
Era justo que de esta manera venciese nuestras tentaciones con las suyas, de la misma manera que había venido a vencer con la suya nuestra muerte (SAN GREGORIO MAGNO Hom. 16 sobre los Evang. ).
1º No hemos de forjarnos la ilusión de que vamos a quedar libres de tentaciones que, de una u otra manera, nos atormentan mientras vivamos; por consiguiente, es preciso combatir hasta la muerte. 2º Apenas nos sintamos tentados, hemos de recurrir pronto a Dios, y no cesar de pedir su auxilio mientras dure la tentación, puesto que si el demonio persevera en tentarnos, es siempre con la esperanza de hacernos sucumbir (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre las tentaciones).
Tentar no es otra cosa que tantear, poner a prueba; tentar al hombre es poner a prueba su virtud (SANTO TOMAs, Sobre el Padrenuestro,1. c. , p. 160).
Y envía a sus ángeles cerca de ti, dice el Salmo, para que te guarden en todos sus caminos. Por eso mismo hemos de velar con más cuidado, ya que no habría tanta solicitud por nosotros en el cielo si no nos viesen tan necesitados. No pondrían tantos guardianes si no fuera tanta la asechanza (SAN BERNARDO, Sermón sobre el Salmo 90).
Algunos padecen graves tentaciones al principio de su conversión, otros al fin; otros casi toda su vida padecen. Algunos son tentados blandamente, según la sabiduría y juicío de la divina ordenación, que mide el estado y los méritos de todos y todo lo tiene ordenado para salud de sus escogidos (Imitación de Cristo,1,13,6).
De dos maneras ataca el mundo a los soldados de Cristo: los halaga para seducirlos, los atemoriza para doblegarlos. No dejemos que nos domine el propio placer, no dejemos que nos atemorice la ajena crueldad, y habremos vencido al mundo. En uno y otro ataque sale al encuentro Cristo, para que el cristiano no sea vencido (SAN AGUSTIN, Sermón 276).
Si sucumbimos, es porque no queremos valernos de los medios que Dios nos envía para combatir. Es preciso, sobre todo, estar bien convencidos de que, por nuestra parte, no podemos hacer otra cosa que perdernos; mas, con una gran confianza en Dios, lo podemos todo (SANTO CERA DE ARS, Sermón sobre la perseverancia).
Su gracia combate a nuestro favor con un poder incomparablemente superior al de toda esa multitud de adversarios que nos acosan. Dios no se límita únicamente a inspirarnos el bien. Nos secunda y nos empuja a cumplirlo. Y más de una vez, sin percatamos de ello y a pesar nuestro, nos atrae a la salvación. Es, pues, un hecho cierto que el demonio no puede seducir a nadie, sí no es a aquel que libremente le presta el consentimiento de su voluntad (CASIANO, Colaciones,7).
Porque al alma que Dios da luz de la verdad, las tentaciones y estorbos que pone el demonio la ayudan más; porque es Su Majestad el que pelea por ella (SANTA TERESA, Fundaciones,11,7).
Cuando el hombre bueno es atribulado, o tentado, o afligido con malos pensamientos, entonces conoce tener de Dios mayor necesidad, pues ve claramente que sin El no puede nada bueno. (Imitación de Cristo,1,12,2).
No temas nunca la tentación si tienes bien templado el ánimo, porque la tentación no daña, sino que produce la paciencia (Romn 5,3) [. . . ]. El fuego no perjudica al oro, ni la tribulación al alma generosa, sino que ambos se purifican. (S. JUAN CRISÓSTOMO, Sermón al volver del destierro).
La tentación nos era necesaria para ser conscientes de nuestra pequeñez. (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre las tentaciones).
Las tentaciones nos dan la dimensión de nuestra propia debilidad. (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,160).
Decir que no eres tentado, es como afirmar que no existe el demonio, o bien que ha perdido toda su rabia contra los cristianos. «Si no experimentáis tentación alguna, dice San Gregorio, es porque los demonios son vuestros amigos, vuestros pastores y vuestros guías; mientras os dejan pasar con tranquilidad vuestra pobre vida, al fin de vuestros días os arrastrarán a los abismos» (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre las tentaciones).
El alma que hubiere de vencer la fuerza del demonio no lo podrá conseguir sin oración, ni podrá entender sus engaños sin mortificación y sin humildad (SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual,3,9).
Acude a tu Custodio, a la hora de la prueba, y te amparará contra el demonio y te traerá santas inspiraciones (J. Es-CRIVÁ DE BALAGUER, Camino, n. 567).
O el infierno o la huida, no hay término medio (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre la perseverancia).
CONTO
DOS LOBOS
Una mañana un viejo Cherokee le contó a su nieto acerca de una batalla que ocurre en el interior de las personas.
El dijo, «Hijo mío, la batalla es entre dos lobos dentro de todos nosotros.
«Uno es Malvado – Es ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia, arrogancia, autocompasión, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, falso orgullo, superioridad etc..
«El otro es Bueno – Es alegría, paz, amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad, benevolencia, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe.»
El nieto lo meditó por un minuto y luego preguntó a su abuelo: “¿Qué lobo ganara?
El viejo Cherokee respondió, «Aquél al que tú alimentes.»
Tomado de Linkedin
RECONOCER LA TENTACIÓN
Un rabino judío decidió poner a prueba sus discípulos. ¿Qué es lo que haríais, hijos míos, si os encontraseis un saco de dinero en el camino?
El primero meditó un momento y contestó: Lo devolvería a su dueño, maestro. «Ha hablado muy prontamente -pensó para sí el rabino-, me pregunto si será sincero.»
El segundo discípulo dijo: «Si no me viera nadie, me lo quedaría.» «Ha hablado con sinceridad -pensó el rabino-, pero no es digno de confianza.»
Finalmente, el tercero dijo: «Probablemente tendría tentación de quedarme el dinero, por eso rogaría a Dios que me diera fuerzas para resistir este impulso y actuar correctamente.» «He aquí un hombre sincero en quien puedo confiar», concluyó el rabino.
Tomado de MSC
ATENTOS AL ENEMIGO
Iba un día el demonio recorriendo el desierto cuando se encontró con un grupo de diablillos que estaban tentando a un santo ermitaño.
Intentaban seducirlo con las tentaciones de la carne, pero no conseguían nada.
Le quisieron llenar la cabeza de dudas y de miedos, pero no conseguían nada.
Le rodearon de todo tipo de lujos y comodidades diciéndole que su austeridad era una pérdida de tiempo, pero no conseguían nada.
El demonio dijo a aquellos diablillos aficionados, dejádmelo a mí y observad.
Se acercó al santo ermitaño y le dijo al oído: ¿sabes la última noticia? Tu hermano ha sido nombrado Obispo de…
Cuando lo oyó una gran envidia se reflejó en el rostro del santo ermitaño.
Tomado de P. Félix Jiménez
LAS TRES RANAS
Tres ranas cayeron en un balde lleno de leche.
La primera, pesimista, pensó enseguida que no había nada que hacer. Desanimada permaneció quieta y poco a poco se fue hundiendo hasta que se ahogó.
La segunda, lúcida razonadora, pensó que podría salir de apuros dando un gran salto. Con la idea fija en la mente calculó los valores algebraicos de la trayectoria, halló ecuaciones parabólicas y dinámicas, después dio un salto. Pero, enfrascada como estaba en sus elucubraciones, no había notado que el balde tenía un mango. Y contra el mango fue a destrozarse.
La tercera rana tenía un gran deseo de vivir. No reflexionó mucho, pero quería salir de aquel apuro. No supo hacer otra cosa que expresar tal deseo: se movió, se agitó, se rebeló contra su suerte… Y tanto se movió y luchó que la leche se volvió mantequilla, sacudida por tanto movimiento. Y esta tercera rana fue quien se salvó.
Tomado de P, Diego Millán
ANÉCDOTA
ESTABA GRAVÍSIMO
Isaac Albéniz estaba casado desde muy joven, y un día su mujer, en España recibió un telegrama en el que Isaac le decía desde París: «Ven pronto, estoy gravísimo». Se puso la mujer en camino y cuál no sería su sorpresa cuando al llegar a la estación encontró a su marido fumándose un puro enorme y rebosante de salud y felicidad. «Pero, ¿no estabas enfermo? ¿No decías que estabas gravísimo?» le preguntó la mujer. «Si, confesó Albéniz, gravísimo. Estaba empezando a enamorarme».
Tomado de MSC
LAS TENTACIONES DE SANTA CATALINA
“El maligno espíritu obtuvo consentimiento de Dios para poner a prueba el pudor de la santa virgen, empleando para ello el mayor encono de que es capaz, con tal de que no le causara daño alguno. Le hizo, pues, toda suerte de impúdicas sugestiones, y, para incitarla más al mal, se le presentaba con otros compañeros en forma de hombres y mujeres, mostrándole escenas lúbricas y deshonestas y profiriendo multitudes de frases obscenas; aunque todas estas cosas eran exteriores, por medio de los sentidos, penetraban muy adentro del corazón de la virgen, el cual, como aseguraba después ella, se vio colmado de tales imágenes, quedándole solamente la voluntad superior libre de aquellas vilezas y carnales deleitaciones. Esto duró largo tiempo, hasta que un día Nuestro Señor se le apareció, a quien ella dijo: “¿Dónde estabas, dulce Señor, mientras mi corazón se veía en tantas tinieblas y suciedades?” A lo cual Él respondió: “Yo estaba dentro de tu corazón, hija mía”. “Y ¿cómo –replicó la virgen- podías vivir en medio de tanta inmundicia?” Y el Señor: “Dime, ¿esos pensamientos deshonestos te causaban placer o tristeza, amargura o deleite?” Y la Santa: “Extrema amargura y tristeza”. Él continuó: “Y ¿quién infundía esa amargura y tristeza en tu corazón sino yo, que estaba oculto en tu alma? Créeme, hija mía, que, si yo no hubiese estado presente, los pensamientos que asediaban tu voluntad, sin poder doblegarla, habríanla vencido seguramente y se hubieran señoreado de su interior, aceptados con gozo por tu libre albedrío, con lo cual habría dado la muerte a tu espíritu; mas, por lo mismo que yo estaba allí, ponía ese disgusto y esa resistencia en tu corazón; así él rechazaba cuanto estaba de su parte la tentación, y, no pudiendo llegar hasta donde era su deseo, sentía gran sosiego y odio contra la tentación y contra sí mismo, y estos padecimientos constituían un gran mérito y una gran ganancia para ti, sirviendo, además, de fomento a tu virtud y fortaleza”.
(Verbum Vitae, t. III, B.A.C., Madrid, 1954, p. 127-128)
Tomado de MSC
SOBRE SAN BERNARDO
“Tuvo grandes tentaciones del enemigo, y algunas mujeres lascivas le armaron lazos y molestaron para que perdiese la preciosa joya de la castidad; mas, con el favor del Señor, todas las venció y conservó aquel don de la pureza celestial que, una vez perdida, no se puede cobrar. Una vez se descuidó un poco y puso sus ojos en una mujer hermosa sin advertir lo que hacía, y, cuando cayó en la cuenta, quedó tan corrido y avergonzado de sí mismo, que, por tomar venganza de sí y pagar con la pena de aquella culpa, se arrojó desnudo en un estanque de agua helada (porque era invierno) que estaba allí cerca, hasta la garganta; y estuvo allí tanto tiempo, que con el gran frío casi se extinguió el calor natural y le sacaron medio muerto. Pero con aquel acto tan fervoroso mereció que Dios con su gracia le mortificase la concupiscencia de la carne y apagase las llamas del fuego infernal que reina en nuestros miembros. Viendo, pues, el santo mozo los grandes peligros en que estaba, comenzó a pensar cómo se libraría de ellos y se acogería a alguna religión como a puerto seguro. Estando deliberando esto, tuvo grandes tentaciones y asaltos del enemigo y de sus ministros. Hacíale guerra la flor de su edad, proponiéndole los deleites sensuales y exhortándole a no dejar lo presente por lo porvenir. El demonio le representaba que, aunque cayese en algún pecado, podría en la vejez hacer penitencia de él y que Dios es clemente y misericordioso, como quien también sabe nuestra flaqueza y dio su sangre por nosotros en la cruz. No faltaban otros amigos y compañeros que, habiendo entrado por el camino ancho de la perdición, le exhortaban con sus palabras y con sus ejemplos a hacer lo que ellos hacían. El mundo le ofrecía grandes esperanzas de honra y hacienda, fundadas en su grande ingenio, letras y gentil disposición; y sus mismos hermanos y deudos (que en semejantes deliberaciones son los más crueles y peligrosos enemigos) eran los que más atizaban aquel fuego, alegando su delicada complexión para llevar la austera y áspera vida de religión y que por otro camino más blando podía servir a Dios y aprovechar a las almas sin enterrar los talentos que le habían dado; con los cuales, siguiendo el curso de las buenas letras que había comenzado, podría alcanzar el premio debido a la excelente ciencia y virtud y honrar su casa e ilustrar su patria y aprovechar el mundo. Hallase turbado y afligido el virtuoso mozo con la confusión de tan varios pensamientos, y entendió la cautela con que las cosas de Dios de deben tratar y que no se ha de descubrir la vocación de Dios, cuando llama a la perfección, sino a muy pocas personas, espirituales y escogidas, como lo hizo aquel mercader evangélico que, habiendo hallado el tesoro en el campo, lo escondió y vendió cuanto tenía para comprar aquel campo y gozar del tesoro que en él había. Mas aunque San Bernardo, por tantas partes combatido, estuvo vacilante, pero al fin, favorecido del Señor, rompió las cadenas y salió vencedor, porque, estando en una iglesia llorando muchas lágrimas y derramando su angustiado corazón, con grandes suspiros, en el acatamiento del Señor y suplicándole que le encaminase en lo que habría de ser para su mayor servicio, fue alumbrado con la lumbre del cielo, y, fortalecido con su gracia, se determinó a militar bajo el estandarte de la cruz como valeroso soldado y a llamar y llevar consigo todos los que pudiese para aquella gloriosa conquista”.
(Verbum Vitae, t. IV, B.A.C., Madrid, 1954, p. 829-830)
Tomado de MSC
MONTE DE LAS TENTACIONES
Se querrá saber el lugar de este ayuno de cuarenta días y el nombre de la montaña donde la gran batalla fue ganada.
Se le dio el nombre, después del suceso, de «el monte de los cuarenta días» (DjébelQarantal). El lugar fue bien escogido por los anacoretas del siglo V, que vivían en ayuno continuo en las grutas cavadas en las vertientes de las colinas que cierran, a manera de muralla, la planicie al Occidente de Jericó. Desde esta roca aislada se ven abajo los verdes jardines, oasis de verdura en medio de arenales, y hacia arriba, la meseta de Moab, vasta extensión limitada en un horizonte imaginario por la visión de Babilonia, la reina de los antiguos imperios. La parte opuesta conduce a Roma, que le acaba de arrebatar el cetro. Así se pueden ver, como dice san Lucas, todos los reinos del mundo en un instante. Se dirá que todo este episodio está como envuelto por una nube que no permite dibujar con claridad los contornos. Su realidad no es menos viva. La verdad más útil al espíritu y al corazón no siempre es la que soporta mejor un minucioso análisis.
(LAGRANGE, Vida de Jesucristo según el evangelio, Edibesa Madrid 1999, pág. 71-76)
RUÍDO
Bien vivida, la Cuaresma es una especie de cura de desintoxicación del alma. De hecho no existe sólo la contaminación de óxido de carbono; existe también la contaminación acústica y luminosa. Todos estamos un poco ebrios de jaleo y de exterioridad. El hombre envía sus sondas hasta la periferia del sistema solar, pero ignora, la mayoría de las veces, lo que existe en su propio corazón. Evadirse, distraerse, divertirse: son palabras que indican salir de sí mismo, sustraerse a la realidad. Hay espectáculos «de evasión» (la TV los propina en avalancha), literatura «de evasión». Son llamados, significativamente, fiction, ficción. Preferimos vivir en la ficción que en la realidad. Hoy se habla mucho de «alienígenas», pero alienígenas, o alienados, lo estamos ya por nuestra cuenta en nuestro propio planeta, sin necesidad de que vengan otros de fuera.
Los jóvenes son los más expuestos a esta embriaguez de estruendo. «Que se aumente el trabajo de estos hombres –decía de los hebreos el faraón a sus ministros– para que estén ocupados en él, de forma que no presten oído a las palabras de Moisés y no piensen en sustraerse de la esclavitud» (Ex 5, 9). Los «faraones» de hoy dicen, de modo tácito pero no menos perentorio: «Que se aumente el alboroto sobre estos jóvenes, que les aturda, para que no piensen, no decidan por su cuenta, sino que sigan la moda, compren lo que queremos nosotros, consuman los productos que decimos nosotros».
Tomado de Rainiero Cantalamessa
“STENO”
Este primer domingo de Cuaresma, quisiera contarles de la conversión de un científico brillante, llamado Niels (Nicolas) Stensen.
Mejor conocido como “Steno,” la versión latín de su nombre, era un joven médico danés, deseoso de descubrir la verdad sobre el hombre y el mundo.
A pesar de tener menos de treinta años de edad, había hecho unas investigaciones impresionantes. Algunas eran pequeñas como el descubrimiento de las glándulas que producen saliva. Otros eran enormes, como demostrar que el corazón es un músculo (no un “hornito” como pensaba Descartes y otros). Además de sus estudios anatómicos, el mundo natural le fascinaba, especialmente el enigma de la existencia de conchitas de moluscos en montanas altas. Su descripción de estratos geológicos le ganó el titulo de “padre de geología moderna.”
Criado como luterano en Dinamarca, Steno fue convencido que la fe católica era una forma corrupta de Cristianismo y, como resultado, que católicos tienden a la corrupción personal. No obstante, cuando hacía investigaciones en Italia, conoció a católicos que cambiaron su estereotipo. Queriendo descubrir la verdad, Steno estudió la Biblia en sus idiomas originales y leyó los grandes escritores cristianos de los primeros siglos. Llegó a la conclusión que la fe católica es la verdadera, pero era difícil separarse emocionalmente de la fe que aprendió como niño. Andando por una calle de Florencia, escuchó a una señora desde la ventana, “No ir por aquel lado, señor, anda por el otro lado.” La mujer estaba dando indicaciones prácticas, pero Steno lo tomó en un nivel mas profundo. Poco después, él se le acercó a un padre que lo recibió en la Iglesia Católica.
Como Nicolás Steno, tenemos que pedir a Dios su ayuda para esta en el camino verdadero. Para Steno, lo condujo no solamente a la Iglesia Católica, sino al final a la ordenación como sacerdote y obispo. En 1988 el Papa Juan Pablo lo beatificó al gran científico. Al comenzar la Cuaresma nos da animo saber que gente como el Beato Steno interceda por nosotros. Quieren nuestra amistad ahora – y por siempre en la Comunión de los Santos. Mientras tratamos de entender el significado del mundo y nuestras vidas, hacemos bien al hacer esta invocación: Beato Steno, ruega por nosotros.
Tomado de Padre Felipe Bloom
SAN ANTONIO ABAD
Al principio de su vida eremítica tuvo que luchar con las más patéticas estratagemas del infierno. Coronados de rosas o de cuernos, enormes como torres o diminutos e impalpables como duendes, bellos como dioses paganos o majestuosos e hirsutos como profetas hebreos, transformados en larvas o cubiertos de pústulas repugnantes, con apostura de efebos encantadores o con ademanes de ascetas encanecidos en la práctica de la virtud, los emisarios de Luzbel estaban siempre a su lado, tentadores y atormentadores. Tomaban la imagen de un niño desvalido que, recostado a la puerta de su cabaña, lloraba sin cesar hasta que el padre, lleno de compasión, se acercaba para socorrerlo; o bien metamorfoseándose en algún religioso, se cruzaba en su camino, pidiéndole sus bendiciones. Otras veces, viendo que estos ardides eran estériles, turbaban sus sueños sugiriéndole visiones de grandeza y de poderío. Pero, como el Santo demostraba el más absoluto desdén por los esplendores terrenales, Satanás ponía en juego todo el poderío de sus legiones malditas. Ni un paso podía dar el solitario sin ver surgir de la tierra piaras innumerables de puercos que gruñían espantosamente, manadas de chacales que estremecían con sus alaridos la soledad, millares de serpientes y de dragones que le rodeaban echando fuego por la boca. La choza se tambaleaba con la tempestad de rugidos, silbidos y estridores de aquellas fieras monstruosas…
Una vez, en medio de esta lucha, Antonio vio que sobre lo alto de la montaña se abría el cielo, dejando escapar una gran claridad, que ahuyentó a los espíritus de las tinieblas. ‘¿Dónde estabas, mi buen Jesús? -exclamó entonces el solitario- ¿Dónde estabas? ¿Por qué no acudiste antes a curar mis heridas?’. Y de entre la nube luminosa salió una voz que le decía: ‘Contigo estaba, Antonio; asistía a tu generoso combate. No temas; estos monstruos no volverán a causarte el menor daño’.
Pero el demonio, que, es muy sabio, cambió desde entonces de táctica; olvidando la violencia y el furor, echó mano de la malicia y sutileza. Con una ligereza imperceptible trataba de insinuarse en todos los actos de su enemigo: tomaba voz angélica para alabar su penitencia y cantar su perfección; cambiaba sus alimentos por otros más exquisitos; trastornaba el orden de las letras en las Sagradas Escrituras; cerraba los párpados del anacoreta cuando velaba, y usaba de toda suerte de mañas para distraerle en sus rezos,
(cf. Fray Justo Pérez de Urbel, Año Cristiano , t. I, p.95-96: San Antonio el Grande, 17 de enero).
40
En tiempos de Jesús, el número 40 era ya rico de simbolismos en Israel. En primer lugar, nos recuerda los cuarenta años que el pueblo de Israel pasó en el desierto, que fueron tanto los años de su tentación como los años de una especial cercanía de Dios. También nos hace pensar en los cuarenta días que Moisés pasó en el monte Sinaí, antes de que pudiera recibir la palabra de Dios, las Tablas sagradas de la Alianza. Se puede recordar, además, el relato rabínico según el cual Abraham, en el camino hacia el monte Horeb, donde debía sacrificar a su hijo, no comió ni bebió durante cuarenta días y cuarenta noches, alimentándose de la mirada y las palabras del ángel que le acompañaba.
Los Padres, jugando un poco a ensanchar la simbología numérica, han visto también en el 40 el número cósmico, el número de este mundo en absoluto: los cuatro confines de la tierra engloban el todo, y diez es el número de los mandamientos. El número cósmico multiplicado por el número de los mandamientos se convierte en una expresión simbólica de la historia de este mundo. Jesús recorre de nuevo, por así decirlo, el éxodo de Israel, y así, también los errores y desórdenes de toda la historia. Los cuarenta días de ayuno abrazan el drama de la historia que Jesús asume en sí y lleva consigo hasta el fondo.
Tomado de Joseph Ratzinger Benedicto XVI – Jesús de Nazaret
«ÁNGEL»
Quiere decir «enviado». En todo el Antiguo Testamento encontramos estas figuras que, en nombre de Dios, ayudan y guían a los hombres. Basta recordar el libro de Tobías, en el que aparece la figura del ángel Rafael, que ayuda al protagonista en numerosas vicisitudes. La presencia tranquilizadora del ángel del Señor acompaña al pueblo de Israel en todas las circunstancias, tanto en las buenas como en las malas.
En el umbral del Nuevo Testamento, Gabriel es enviado a anunciar a Zacarías y a María los acontecimientos felices que constituyen el inicio de nuestra salvación; y un ángel, cuyo nombre no se dice, advierte a José, orientándolo en aquel momento de incertidumbre. Un coro de ángeles lleva a los pastores la buena nueva del nacimiento del Salvador; y, del mismo modo, son también los ángeles quienes anuncian a las mujeres la feliz noticia de su resurrección. Al final de los tiempos, los ángeles acompañarán a Jesús en su venida en la gloria (cf. Mt 25, 31). Los ángeles sirven a Jesús, que es ciertamente superior a ellos, y su dignidad se proclama aquí, en el evangelio, de modo claro aunque discreto. En efecto, incluso en la situación de extrema pobreza y humildad, cuando es tentado por Satanás, sigue siendo el Hijo de Dios, el Mesías, el Señor.
Tomado de Benedicto XVI, 1 de marzo de 2009
CONGREGACIÓN PARA LAS CAUSAS DE LOS SANTOS
Uno que trabajaba en la Congregación para las Causas de los Santos cuando fue elegido para la Sede de San Pedro el cardenal Wojtyla –san Juan Pablo II– recordó la primera visita que hizo el recién elegido Papa a las oficinas de la citada Congregación. Habló con los que estaban allí y recordó que fue allí muchas veces, cuando era arzobispo de Cracovia, para tratar de los asuntos relacionados con los procesos de los polacos candidatos a los altares. Y al final añadió: En vida es muy fácil venir aquí; llegar aquí tras la muerte, eso sí que es difícil.
Tomado de Anécdotas y catequesis
ARCO IRIS-Arco sin flechas
El arco iris puede ser una buena señal de esta alianza. Es alegre y pacificador; es un arco sin flechas. Invita a la reconciliación. Este arco será signo no sólo de la amistad entre el cielo y la tierra, entre Dios y los hombres, sino signo de entendimiento entre un punto y otro de la tierra, entre un pueblo y otro, entre todas las razas y naciones. Cuando una nación quiere reñir con otra, se extiende el arco iris entre ellas y se acabó la guerra. Cuando un país quiera separarse de otro, se lanza el arco iris para unirles y ya no se pueden escapar; y cuando los hombres, abusando de su poder, exploten o ensucien demasiado la tierra, aparecerá el arco iris para que se vuelva al respeto y al buen gusto que han de presidir todos los comportamientos humano-divinos.
-Arco que abraza
El arco iris tiene también una lectura cristológica. Los místicos, que saben leer mejor la naturaleza, ven en el arco como un símbolo de la sonrisa y el abrazo de Dios al mundo, pero personalizado en Jesucristo. El es el abrazo vivo entre Dios y los hombres, el arco iris vivo que extiende sus brazos para reunir a todos los pueblos. Ahí está Cristo para perdonar y reconciliar. Ahí está Cristo para alegrar y llenar de esperanza. Ahí está Cristo para hablarnos siempre del amor paciente y generoso de Dios. La belleza y policromía del arco se debe al reflejo del agua y la sangre, iluminadas por el potente sol del Espíritu. Los colores del arco son siete, porque representan a los sacramentos que brotan de Cristo; todos nos transmiten la gracia, pero con gracia y belleza propias.
Cuando veas el arco iris, piensa: Dios me sonríe y me quiere; piensa: Cristo me acoge y me salva. Cuando veas el crucifijo, piensa: eres un arco iris de amor. Y al ver todo esto piensa: yo debo también colaborar.
Caritas Ven… Cuaresma Y Pascua 1994.Págs. 45-49
CHISTE
Una vez cuatro sacerdotes se reunían. Decidieron contarle uno al otro su mayor tentación.
El primer sacerdote dijo, «Me da pena decirlo pero mi mayor tentación es mirar imágenes malas. Una vez como una ‘revista para adultos.'»
«Mi tentación es peor,» dijo el segundo sacerdote, «Los juegos. Un sábado en vez de preparar mi homilía fui al casino.»
«La mía es aún peor,» dijo el tercer sacerdote. «Es el trago – hasta una vez use el vino sacramental.»
El cuarto sacerdote estaba callado. «Hermanos, no me gusta decirlo,» les dijo, «pero mi tentación es la peor de todas. Es el chisme – y si sus ustedes me perdonan unos minutos me gustaría hacer unas llamadas telefónicas.»
POEMA
«Son hojas verdes mis días.
Hojas que caen cada otoño.
Son árboles que se elevan
y raíces que se entierran.
Es pasado mi presente
y mi futuro es historia.
Desandar no puedo nunca,
sólo andar nuevos caminos.
Aprender siempre es posible,
desaprender duele hondo.
Olvidar sucede a veces,
otras el recuerdo hiere.
No sé bien cómo se empieza
de nuevo a tejer los días.
Tras las derrotas crueles,
tras la muerte que da vida.
Alguien me recuerda entonces
que sólo morir me salva
y el que ama da la vida.
En eso consiste entonces
volver a nacer de nuevo.
En morir un poco siempre
para volver a dar vida».
Tomado de P. Carlos Padilla
ORACIÓN
LOS DOS CAMINOS
Todos los hombres de todos los tiempos
han tenido delante de sí dos caminos:
el que conduce a Ti y a la Vida,
el de los triunfadores de la hora final,
aunque sean los derrotados de la hora presente;
y el que se aleja de Ti y lleva a la muerte,
aunque ahora lo llamen el del triunfo.
Nos acorralan por todas partes.
Nos quieren seducir por todos los medios.
Nos endulzan la propaganda
para que compremos, para que gastemos,
para que seamos felices,
con el lujo, con el confort, con la belleza…
Nos crean necesidades que no teníamos.
Ahora parece que eres Tú el que sobras,
el que estorbas, el que molestas.
Otros dioses te hacen la competencia
en el mercado de la vida.
Y parece que te pueden, que te vencen,
que tienen más éxito que Tú,
porque ellos son más agresivos.
Tú ya no estás de moda.
Donde Tú dices: piensa en los demás,
ellos dicen: pienso sólo en ti.
Donde Tú dices: el dinero es sólo un medio,
ellos dicen: el dinero es el fin.
Donde Tú dices: ama,
ellos dicen: aprovéchate.
Los dioses de este mundo van contra Ti.
¿Quién se puede librar?
Esa es mi súplica, Señor:
No me dejes caer en la tentación
de abandonarte a Ti por los otros dioses.
Son astutos, son embaucadores,
cualquiera puede irse tras ellos si se descuida,
pero yo creo en Ti, Señor, en tu verdad única.
Llévame de la mano por tu camino,
el camino que lleva a la Vida
Francisco Trillo-Figueroa
MEDITACIÓN
¡SI YO CAMBIARA …, CAMBIARÍA EL MUNDO!
Si yo cambiara mi manera de actuar ante los demás, los haría felices.
Si yo deseara siempre el bienestar de los demás, yo sería más feliz.
Si yo comprendiera plenamente mis errores y defectos, sería humilde y comprensivo con los otros.
Si yo cambiara el «tener» más por el «ser» más, ¡cuán dichoso sería!
Si yo cambiara el ser «yo» a ser «nosotros», comenzaría la civilización del amor.
Si yo siguiera decididamente a Jesús y su Evangelio, comenzaría a vivir la verdadera felicidad.
Si yo amara «en serio» a los demás, ellos cambiarían.
Si yo cambiara mi manera de pensar hacia los otros, los comprendería.
Si yo criticara menos y aplaudiera más, ¡cuántos amigos ganaría!
Si yo encontrara lo positivo en todos, ¡con qué alegría los trataría!
Si yo cambiara mi manera de tratar a los demás, tendría más amigos.
Si yo aceptara a todos como son, sufriría menos.
Si yo comprendieraque todos cometemos errores, sería más humilde.
Si yo tuviera más sentido del humor, relativizaría mis pequeños problemas.
Si yo pensase antes de decir y de hacer, me ahorraría muchas palabras y más de un fracaso.
Si yo fuese más «inteligente», no me quedaría en las apariencias de las personas y de las cosas.
Si yo mirase «más allá de mi ombligo», .vería a más de una persona que me necesita.
Si yo me esforzara siempre por hacer el bien a los demás, sería más feliz.
Si yo tuviera más en cuenta mis defectos, sería más comprensivo.
Si yo fuese menos autosuficiente, me enriquecería con lo bueno de los demás.
Si yo confiara más en Dios Padre, me sentiría como un niño en los brazos de un ser querido.
Si yo «comulgase» más y mejor con Cristo, sería capaz de «tragar a los que me caen gordos»
Si yo…
Si yo no puedo cambiar el mundo, sí que puedo cambiarme a mí mismo.
Web Católico de Javier
CANTO
Athenas – Todo Lo Haces Nuevo
TU MEJOR VERSION, NICO MONTERO
POLVO SOY – PAOLA PABLO
CONVIÉRTETE (Cuaresma)| Unai Quirós feat. Juan Susarte
VIDEO
¿De dónde vienen las tentaciones? –
Delegación para el Clero de Santiago de Compostela