Francisco inicia un ciclo de catequesis sobre la «pasión por la evangelización»: el ejemplo de Mateo

“Sin celo apostólico, la fe se marchita”, avisó el Papa Francisco en la audiencia pública de este miércoles. “Cuando la vida cristiana pierde de vista el horizonte del anuncio, enferma: se encierra en sí misma, se vuelve autorreferencial, se atrofia”.

Por eso, el Papa anunció que va a dedicar un ciclo de catequesis a “la pasión por la evangelización o, dicho de otro modo, el celo apostólico”.

Francisco especificó que se trata de “un tema urgente y decisivo para la vida cristiana” y para la Iglesia.

La Iglesia nace, dijo, para ser “testigo contagioso de Jesús”. Busca así “irradiar su luz hasta los confines de la tierra”.

La misión, añadió, “es el oxígeno de la vida cristiana: la vigoriza y la purifica”.

Con estas catequesis pretende, dijo, “reavivar el fuego que el Espíritu Santo quiere hacer arder siempre en nosotros”.

Empezó reflexionando sobre la conversión o llamada de Mateo.

Aunque para el pueblo Mateo, como cobrador de impuestos, era un traidor, un enemigo, Jesús “no lo juzgó por lo que hacía – era un publicano – sino por su realidad íntima, con sus virtudes y sus defectos”.

“Al llamarlo, Mateo se levantó, dejó su puesto de autoridad y sus seguridades, y se puso a disposición de Jesús, en una actitud de servicio a los demás”, señala el Papa.

Después de su conversión, Mateo no se fue a un lugar lejano o idílico: regresó a su casa. Pero “ya no era el mismo. El encuentro con Jesús lo había cambiado, convirtiéndolo en un auténtico testigo de la alegría del Evangelio”.

El Obispo de Roma sugirió preguntarnos: ¿cómo miramos a los demás? Y exclamó: “¡Cuántas veces vemos sus defectos y no sus necesidades; cuántas veces etiquetamos a las personas por lo que hacen o piensan! Incluso como cristianos nos decimos: ¿es de los nuestros o no es de los nuestros? Esta no es la mirada de Jesús”.

“Él mira siempre a cada persona con misericordia y predilección. Y los cristianos están llamados a hacer como Cristo, mirando como Él especialmente a los llamados lejanos”.

De Mateo, aprendemos que “su celo apostólico no comienza en un lugar nuevo, puro e ideal, sino allí donde vive, con la gente que conoce. He aquí el mensaje para nosotros: no tenemos que esperar a ser perfectos y haber recorrido un largo camino detrás de Jesús para dar testimonio de Él; nuestro anuncio comienza hoy, allí donde vivimos. Y no comienza tratando de convencer a los demás, sino testimoniando cada día la belleza del Amor que nos ha mirado y nos ha levantado”.

Evangelizar “por atracción”, como pedía Benedicto XVI

El Santo Padre también recordó una expresión de su predecesor, Benedicto XVI, que decía al respecto, según citó, que la Iglesia “no hace proselitismo”, sino que “se desarrolla más bien por atracción”. Y es a “este testimonio atrayente y gozoso”, concluyó Francisco, la meta a la que nos conduce el amor de Jesús.

Después, en su saludo en lengua española, el Papa resumió así su enseñanza: “Pidamos a Dios la valentía de Mateo, para que, también nosotros, al sentir la mirada del Maestro – que nos interpela y nos descubre cómo somos – seamos capaces de alzarnos de nuestra postración y ser sus testigos en nuestra vida cotidiana. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias”

En su saludo en italiano, Francisco mencionó la situación de Ucrania. “No olvidemos a la atormentada Ucrania, siempre en nuestros corazones a este pueblo que experimenta crueles sufrimientos le expresamos nuestro afecto, nuestra cercanía y nuestra oración”.

Y finalizó el encuentro orando ante un icono mariano venerado en Bielorrusia que estaba presente en la sala. “Y ahora pasaré unos momentos en silencio ante el icono conocido como Nuestra Señora del Pueblo, venerado en Bielorrusia, orando por ese amado país y por la paz. Los invito a unirse espiritualmente en esta oración mía”, dijo.

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