El arzobispo de Santiago, mons. Francisco Prieto Fernández acompañó esta tarde, en la Librería Egeria, al jesuita Daniel Cuesta en la presentación de su nuevo libro “Religiosidad popular. Lugar teológico para la nueva evangelización“.
El jesuita Daniel Cuesta publicó un nuevo libro con Sal Terrae “Religiosidad popular, lugar teológico para la nueva evangelización” donde reflexiona sobre la dignidad teológica de la que goza la expresión de la religiosidad popular y ofrece las claves para poder vivir y acompañar pastoralmente El título hace suyas las palabras del papa Francisco en la exhortación Evangelii gaudium: «La religiosidad popular es un lugar teológico al que debemos prestar atención, particularmente a la hora de pensar la nueva evangelización» (n. 126). A lo largo del libro, desgrana esta realidad eclesial con el fin de que sea «plenamente valorada, acogida, catequizada», como destaca en el prólogo el rector de la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat en Roma, el sacerdote valenciano José Jaime Brosel Gavilá.
Daniel Cuesta escribe este libro después de su formación en Historia del Arte, Humanidades y Teología publicando diferentes artículos y libros relacionados con la pastoral, el arte y la Semana Santa. Los libros de la editorial Mensajero La procesión va por dentro y Luces y sombras de la religiosidad popular son fruto de todo este trabajo académico y vivencial. En este último libro su acercamiento y su reflexión en torno a la religiosidad popular contiene un acercamiento desde «la cabeza (gracias a su importante bagaje intelectual), el corazón (pues se adentró en ella desde su infancia, de la mano de sus mayores) y el espíritu (pues este ámbito ha sido de gran importancia en su personal vivencia de fe)». No es solo reflexión, sino que encuentra palabras para «escuchar el corazón de nuestro pueblo y, en el mismo acto, el corazón de Dios», como decía el papa Francisco.
Parte de que en la entraña de la religiosidad popular hay mucho más que folclore o cultura, o una búsqueda de unos orígenes o de una pertenencia local en medio de un mundo cada vez más tecnológico y globalizado. «Podemos encontrar tanto el deseo de revelación de un Dios que busca comunicarse con el hombre, como la búsqueda de la trascendencia, de lo religioso y, en definitiva, del Dios de Jesucristo, por parte de quienes viven en un ambiente más o menos secularizado y, por qué no decirlo, también de nosotros mismos».