Desde la Escritura: Pablo escritor, desde éfeso

La larga estancia de tres años en Éfeso, no solo sirvió para
que el Apóstol le tomara cariño a la ciudad, sino que le permitió
enlazar con otras comunidades cristianas creadas por él en otros
momentos.


Le escribe a los Gálatas entre los años 55 y 56. No es que la
comunidad cristiana de Galacia fuera la que más le atrajera a Pablo. Sin
embargo tenía algo que recordarles, y en lo que insistir: no era merced
a la Ley mosaica como ellos habían logrado el Espíritu, sino más bien
por la fe en Cristo. A causa de esto no deben hacer caso de los
judaizantes, que intentan que ellos se circunciden y aspiren a conseguir
la salvación por el cumplimiento de la Ley.


También escribe, en la primavera del año 57, la 1ª de las Cartas a
los Corintios que se conservan hoy. Tampoco es la de Corinto una
comunidad que le proporcione al Apóstol demasiada alegría, porque, en
una ciudad poco moral, tampoco los cristianos se libraban de un cierto
contagio. Uno de ellos incluso estaba amancebado con la mujer de su
padre, de modo que el Apóstol pide cuentas a la comunidad.


Ha sido esa 1ª Carta a los Corintios una carta eminentemente
dogmática. En ella expone cuestiones tan importantes como la
contraposición entre la sabiduría terrena y la sabiduría de Dios; la
diferencia entre el matrimonio y la consagración virginal; la
referencia, recogida de la tradición, a la institución de la Eucaristía;
los carismas que el Espíritu Santo suscita en la Iglesia; el canto de
la caridad, como carisma supremo; y todo un capítulo sobre la
resurrección, entre otros temas. Pablo se desplaza una vez desde allí a
Corinto, para solucionar problemas de la comunidad.


José Fernández Lago

pastoralsantiago.es

Foto: Miguel Castaño