En poco más de seis años, José Cobo ha pasado de ser sacerdote a poder ser elegido Papa. Aunque no parece querer plantearlo, está claro que la mayor responsabilidad en la Iglesia es de facto una posibilidad desde que ha sido creado cardenal por el Papa Francisco en el consistorio de este 30 de septiembre.
Pasadas unas horas desde la finalización de la imposición del birrete cardenalicio, la concesión del anillo y la diaconía de la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat en Roma, Cobo comienza a expresar sus primeras impresiones ante los medios.
En una de sus primeras entrevistas, destacaba que desde el comienzo de la ceremonia su sensación ha sido comparable a la imagen de Pedro caminando por las aguas cogido por Jesús, recoge Europa Press.
“Así me siento, en medio del agua y Jesús tirando y la barca con todos los apóstoles remando. Esto sobrecoge, es una celebración muy intensa”, explicó.
También se ha sentido emocionado en el momento del saludo de los recién nombrados cardenales, segundos en los que intercambiaban información personal o de procedencia, abrazos y palabras de afecto.
“Cuando los abrazas y recibes el abrazo de todos en muchos idiomas todos sosteniéndonos, diciendo rezo por ti, da la impresión de sentirse armónicamente dentro de la Iglesia y además lo bonito es que lo hacemos en forma de abrazo, y venimos de una pandemia que sabemos lo que es no abrazarse, ahora se valora más abrazar y ser abrazados, a gente muy distinta pero como decíamos, ‘gracias hermano que estamos en la misma barca'”.
A sus 58 años, Cobo es uno de los cardenales más jóvenes del colegio cardenalicio. Algo que no ha pasado desapercibido.
“Muchos me decían que si yo era el acólito, porque decían que era el más joven. Yo les dije que todavía los hay más jóvenes”, recuerda.
Uno de sus nombramientos asociados ha sido la diaconía de la iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat, título instituido por Juan Pablo II en 2003 sobre el templo situado en la calle l’Ospedale y que funciona como centro de acogida para peregrinos españoles, también pobres o enfermos. Fue levantada en honor a la Virgen que se venera en la abadía de Montserrat en Cataluña, comenzando las obras en 1518, tiempos del emperador Carlos I.
Cobo admite recibir este título como “una gozada“, ya sea por el significado del lugar, por la Virgen de Montserrat o porque es un lugar de paso.
“Ahora que necesitamos centros de encuentro, el tener un centro de encuentro para todos los españoles es bueno“, afirmó.
Preguntado por cómo recibe que ahora le llamen ’eminencia’, ha bromeado diciendo que, cuando se refieren así a él, no sabe “a quién estarán hablando” porque no está “acostumbrado a esto de los títulos”, aunque ha añadido que muchos en la plaza todavía le han llamado simplemente ‘José’.
De cura a “papable” en solo seis años
Por poco que le gusten los títulos, el cardenalato es una realidad, y el papado, una posibilidad en la que por ahora no quiere pensar.
“Cada cosa a su tiempo”, sentenció Cobo al ser preguntado. “Déjame que piense que soy cardenal y luego… Creo que más bien lo que tenemos es la responsabilidad de las tareas que el Papa nos encomienda ahora, el llevar adelante esas tareas y no hacerlo solo sino hacerlo con otros y luego ya cada cosa a su tiempo”.
Al concluir la ceremonia, el purpurado ha recibido la visita y saludo del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y de la embajadora española ante la Santa Sede, Isabel Celaá (famosa por su ley Celaá de educación, muy hostil a la asignatura de religión y los derechos de las familias), felicitando a los tres nuevos cardenales españoles.
En la visita de cortesía también participaron el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio y los obispos auxiliares de Madrid, Jesús Vidal Chamorro y Juan Antonio Martínez Camino. También estuvieron sacerdotes de la curia de Madrid; el arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez Zamora; el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán; miembros de la Fundación Pablo VI, y miembros de la Comunidad de Sant’Egidio que también han querido acercarse al momento de saludo al nuevo purpurado.