Carballo celebra medio siglo de su iglesia parroquial

En el corazón de Carballo, donde el pasado se entrelaza con el presente, se alza un templo que no es solo un conjunto de piedras, sino un refugio del alma. La iglesia parroquial de San Xoán Bautista cumple cincuenta años desde su construcción en 1975, y más que un aniversario, este hito representa el testimonio de una comunidad que ha encontrado en su interior el calor de la fe y el abrazo de la solidaridad y fraternidad.

El próximo 24 de junio, la parroquia celebrará con solemnidad y alegría su quincuagésimo aniversario, coincidiendo con la festividad de las fiestas patronales, San Xoán. Medio siglo de encuentros, de oraciones compartidas, de luces que atraviesan las vidrieras y de voces que han llenado el espacio con cánticos y súplicas. Medio siglo de vida en torno a un templo que ha visto pasar generaciones y ha sido testigo de momentos inolvidables: los primeros pasos en la fe de los niños en sus bautizos y comuniones, la afirmación de los jóvenes en sus confirmaciones, la unión de parejas que sellaron su amor ante el altar, y el último adiós de aquellos que partieron, pero dejaron su huella en esta comunidad. El párroco, José García Gondar, lo define con palabras que reflejan su profundo sentido de pertenencia: «Este templo no es un edificio sin alma, es una casa construida con piedras vivas, con corazones que han dado su tiempo y su vida al servicio de los demás».

Compromiso

A lo largo de estos cincuenta años, la parroquia ha sido mucho más que un lugar de culto; ha sido un espacio de encuentro, asistencia y ayuda. Cáritas parroquial, con más de seis décadas de servicio, representa la dimensión práctica del amor cristiano y ha sido un pilar esencial en la misión de la iglesia de San Xoán Bautista.

Desde su fundación, Cáritas ha trabajado incansablemente en apoyo a los más vulnerables de la comunidad, brindando asistencia a familias en situación de necesidad, ofreciendo programas de inclusión social y promoviendo valores de solidaridad. A través de sus campañas y proyectos, ha canalizado la generosidad de los vecinos de Carballo para transformar vidas y ofrecer esperanza en momentos difíciles. Como señala García Gondar: «La caridad es la mayor riqueza de la Iglesia. La acción de Cáritas no es solo ayudar materialmente, sino acompañar, escuchar y dignificar a cada persona».

La participación activa de la comunidad ha sido clave para mantener y fortalecer esta labor. Gracias a la colaboración de voluntarios y la generosidad de los feligreses, Cáritas ha podido ampliar su impacto, creando redes de apoyo que siguen creciendo con cada año de servicio.

Renovación

La parroquia no ha permanecido anclada en el pasado, sino que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su esencia. Su estructura se ha enriquecido con vidrieras que narran la historia de la fe en colores que cambian con la luz, con el sonido majestuoso del órgano Johannus que llena la liturgia con su música, y con la restauración de imágenes que avivan la devoción popular.

Pero la renovación no ha sido solo estética. La parroquia ha abrazado la modernidad, convirtiéndose en pionera al ofrecer formación online, llegando más allá de sus muros y permitiendo que la fe dialogue con la tecnología. Además, ha establecido transmisiones en vivo de sus celebraciones, asegurando que nadie quede fuera de la comunidad, incluso cuando la distancia impida la presencia física.

Alma viva

Más allá de su arquitectura y su historia, la iglesia de San Xoán Bautista es el latido de una comunidad que ha sabido mantenerse unida a través de los años. No es solo el lugar donde se celebran los sacramentos, sino el punto de encuentro de generaciones que han compartido alegrías, desafíos y esperanzas.

A lo largo de cinco décadas, este templo ha sido el hogar de quienes han encontrado en él un refugio espiritual, un espacio de oración y un lugar donde la fe se hace vida. Los grupos parroquiales, desde los coros hasta los catequistas y voluntarios, han tejido una red de apoyo que fortalece el sentido de comunidad. La iglesia ha acogido a jóvenes que buscan orientación, a ancianos que hallan compañía, y a familias que desean compartir momentos de paz y reflexión.

Este aniversario es un reconocimiento a todos ellos, a los que han dado su tiempo, su trabajo y su compromiso para que la parroquia siga siendo un símbolo de fe y fraternidad. No es solo una celebración del pasado, sino una proyección hacia el futuro, con la certeza de que, mientras haya corazones dispuestos a creer, amar y servir, este templo seguirá siendo mucho más que piedra y cemento: será el alma viva de Carballo.

¡Felices fiestas!

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