XXIV Domingo del Tiempo Ordinario

CITA

«Nunca dejes de creer».

Cada día tiene su cruz… Pobre de mí si un día no tengo cruz: es que algo se está cociendo…

San Cirilo de Jerusalén «El triunfo de la cruz iluminó a todos los que padecían la ceguera del pecado, nos liberó a todos de las ataduras del pecado, redimió a todos los hombres. Por consiguiente, no hemos de avergonzarnos de la cruz del Salvador» ()

San Agustín: “Victor quia victima”: Vencedor en tanto víctima. (Conf X, 43)

«Una inacabable miseria se hubiera apoderado de ti, si no se hubiera llevado a cabo esta misericordia. Nunca hubieras vuelto a la vida, si Él no hubiera venido al encuentro de tu muerte. Te hubieras derrumbado, si Él no te hubiera ayudado. Hubieras perecido, si Él no hubiera venido» (Sermón, 185,1).

El madero en que estan fijos los miembros del hombre que muere, es también la catedra del maestro que enseña (Trat. Evang. S. Juan,119).

San Juan Crisóstomo «Sabía por revelación que Cristo era Hijo de Dios vivo pero aún no le había sido revelado el misterio de la Cruz y de la Resurrección. Para manifestar, pues, que convenía que Él llegase a la pasión, increpó a Pedro».

San Gregorio Nacianceno, Inmolemos cada dia nuestra persona y toda nuestra actividad, imitemos la pasión de Cristo Con nuestros propios padecimientos, honremos su sangre con nuestra propia sangre, subamos con denuedo a la Cruz. Si quieres imitar a Simon de Cirene, toma la cruz y sigue al Señor (Disertación 45).

San Gregorio Magno, De dos modos podemos llevar la cruz del Señor, o afligiendo a nuestro cuerpo con la abstinencia o, por compasión al prójimo, considerando como nuestras sus necesidades. El que se conduele de las necesidades ajenas lleva la cruz en su corazon (Hom. 37 sobre los Evang. ).

San Bernardo “nuestra Orden es la Cruz de Cristo”.

S. Cesáreo de Arlés, «Dios ama más a aquellos que estiman más la vida eterna que los dones terrenos» (Sermones 159,5-6).

S. León Magno, «La cruz de Jesucristo, instrumento de la redención del género humano, es justamente sacramento y modelo. Es sacramento que nos comunica la gracia y es ejemplo que nos excita a la devoción: porque, libres ya de la cautividad, tenemos la ventaja de poder imitar a nuestro Redentor» (Sermón 72,1).

El mundo no puede salvarse sino con la Cruz de Cristo (Sermón 51).

Romanos el Melódico, interpela al discípulo con estas palabras: “Tú posees la cruz como bastón; apoya en ella tu juventud. Llévala a tu oración, llévala a la mesa común, llévala a tu cama y por doquier como tu título de gloria. (…)” (Himno 52 “A los nuevos bautizados”, estrofas 19 y 22).

San Francisco de Asís, que tiene una visión y una experiencia mística de la cruz en la que recibe las cinco llagas dirá: «Me sé de memoria a Jesucristo crucificado».

Santa Clara “El amor que no puede sufrir no es digno de ese nombre”.

Santo Tomas, En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes (Sobre el Credo,6,1. c. , p. 66).

Kempis “Es inevitable sufrir de alguna manera, libremente o a la fuerza, y así siempre encontraras la cruz. Porque sentirás dolencias físicas o soportaras dolores morales. A veces te sentirás abandonado por Dios, a veces te molestara el prójimo y lo que es más serio, a veces serás pesado para ti mismo y ni siquiera podrás encontrar alivio en un remedio o descansar”.

Si llevas la cruz con buen ánimo, ella te llevará a ti y te conducirá al fin deseado donde será el final del sufrimiento, lo que aquí es imposible. Si te llevas con desgano se te hará más pesada y más difícil cada vez para ti y sin embargo estás obligado a cargarla. Si rechazas una cruz, sin la menor duda encontrarás otra y quizás más pesada. (XII, 5)

¿Crees que puedes evadir lo que no pudo ningún ser humano?. ¿Qué santo pudo vivir en el mundo sin cruz y sufrimientos?. (XII, 6)

Santa Teresa Poned los ojos en el Crucificado, y haráseos todo poco (7M 4,8)

«En la cruz está la vida y el consuelo, y ella sola es el camino para el cielo».

Porque a los que Dios quiere mucho lleva por camino de trabajos, y mientras mas los ama, por mayores (Camino de perfección,18,1).

San Juan De Avila, No hay otro mas seguro camino que el padecer. Esta es la senda por donde fue Cristo y todos los suyos, que el llama estrecha (Carta 58).

Sta. Rosa de Lima “Fuera de la Cruz no hay otra escala por donde subir al cielo”(Escritos. Al medico Castillo, pp. 54-55).

S. Francisco de Sales, «Queremos no los consuelos, sino al Consolador; no la dulzura, sino al Salvador; no la ternura, sino a aquél que es la suavidad del cielo y de la tierra; entre esos afectos debemos desear permanecer firmes en el santo amor de Dios, aunque toda nuestra vida no experimentemos consuelo alguno, perseverando en la voluntad de decir sobre el Calvario lo mismo que sobre el Tabor: ¡Oh, Señor, qué bien se está aquí! ¡Contigo, en tu cruz o en tu gloria!» («Introducción a la vida devota»)

Teresa de Calcuta: «Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él».

San Josemaría Escrivá, “Hay en el ambiente una especie de miedo a la Cruz, a la Cruz del Señor. Y es que han empezado a llamar cruces a todas las cosas desagradables que suceden en la vida, y no saben llevarlas con sentido de hijos de Dios, con visión sobrenatural (…). En la Pasión, la Cruz dejó de ser símbolo de castigo para convertirse en señal de victoria. La Cruz es el emblema del Redentor: in quo est salus, vita et resurrectio nostra: allí está nuestra salud, nuestra vida y nuestra resurrección” (Via Crucis 2,5).

El camino de nuestra santificación personal pasa, cotidianamente, por la Cruz: no es desgraciado ese camino, porque Cristo mismo nos ayuda y con El no cabe la tristeza. In laetitia, nulla dies sine crucel, me gusta repetir; con el alma traspasada de alegria, ningun dia sin Cruz (Es Cristo que pasa,176).

Concilio Vaticano II: El hombre no puede « encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás » (G. S., nº. 24).

Catecismo,436: Cristo viene de la traducción griega del término hebreo «Mesías» que quiere decir «ungido». No pasa a ser nombre propio de Jesús sino porque Él cumple perfectamente la misión divina que esa palabra significa. En efecto, en Israel eran ungidos en el nombre de Dios los que le eran consagrados para una misión que habían recibido de Él. Éste era el caso de los reyes, de los sacerdotes y, excepcionalmente, de los profetas. Éste debía ser por excelencia el caso del Mesías que Dios enviaría para instaurar definitivamente su Reino. El Mesías debía ser ungido por el Espíritu del Señor a la vez como rey y sacerdote, pero también como profeta. Jesús cumplió la esperanza mesiánica de Israel en su triple función de sacerdote, profeta y rey.

440: Jesús acogió la confesión de fe de Pedro que le reconocía como el Mesías anunciándole la próxima pasión del Hijo del Hombre. Reveló el auténtico contenido de su realeza mesiánica en la identidad trascendente del Hijo del Hombre «que ha bajado del cielo» (Jn 3, 13), a la vez que en su misión redentora como Siervo sufriente: «el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mt 20, 28). Por esta razón el verdadero sentido de su realeza no se ha manifestado más que desde lo alto de la Cruz. Solamente después de su resurrección su realeza mesiánica podrá ser proclamada por Pedro ante el Pueblo de Dios: «Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado» (Hech 2, 36).

769 «la Iglesia avanza en su peregrinación a través de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios».

Pablo VI “Cargar con la Cruz es algo grande, grande… Quiere Decir afrontar la vida con coraje, sin blanduras ni vilezas; quiere decir transformar en energía moral las dificultades que nuca faltarán en nuestra existencia”

San Juan Pablo II El misterio de la redención del mundo está arraigado en el sufrimiento de modo maravilloso, y éste a su vez encuentra en ese misterio su supremo y más seguro punto de referencia. Salvifici doloris, 31,

«La experiencia del sufrimiento desanima y deprime a mucha gente, pero en las vidas de otros puede crear una nueva profundidad de humanidad: puede traer nueva fuerza y nueva intuición. El camino para comprender este misterio es nuestra fe». 30 de octubre de 1998

La cruz es libro vivo, del que aprendemos definitivamente quienes somos y como debemos actuar. Este libro siempre esta abierto ante nosotros (Aloc. I-IV1980).

“Per crucem ad lucem”, por la cruz, llegar a la luz: este proverbio, profundamente evangelico, nos dice que, vivida en su verdadero significado, la cruz del cristiano es siempre una cruz pascual (Hom. Rio de Janeiro,30-VI-1980).

Benedecto XVI «Esa es la locura de la cruz: la de saber convertir nuestro sufrimiento en grito de amor a Dios y de misericordia para con el prójimo; la de saber transformar también unos seres que se ven combatidos y heridos en su fe y su identidad, en vasos de arcilla dispuestos para ser colmados por la abundancia de los dones divinos, más preciosos que el oro». Exaltación de la Cruz del año 2012.

En nuestros tiempos “no faltan mártires en la Iglesia” (Sacramentum caritatis, 85).

Papa Francisco, Cuando caminamos sin la cruz, cuando edificamos sin la cruz y cuando confesamos un Cristo sin cruz, no somos discípulos del Señor, somo mundanos. Quisiera que todos tuviéramos el valor de caminar en presencia del Señor, con la cruz del Señor; de edificar la Iglesia sobre la Sangre del Señor, derramada en la cruz; y de confesar la única gloria: Cristo crucificado.

“La cruz es el camino que conduce de la tierra al cielo. Quien se abraza a ella con fe, amor y esperanza se siente transportado a lo alto, hasta el seno de la Trinidad.”  

No se trata de una cruz ornamental, o ideológica, sino es la cruz de la vida, es la cruz del propio deber, la cruz del sacrificarse por los demás con amor, por los padres, por los hijos, por la familia, por los amigos, también por los enemigos; la cruz de la disponibilidad a ser solidario con los pobres, a comprometerse por la justicia y la paz”. (16 06 2016).

José Luis Girón, El que no reza no gana para disgustos.

Viktor Frankl (1905-1997), psiquiatra y psicoterapeuta austriaco, dice: «si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento».

Bernanos: «A mi entender, el auténtico dolor que brota de un hombre pertenece en primer lugar a Dios. Intento aceptarlo con corazón humilde, tal como es; me esfuerzo por hacerlo mío y por amarlo». Diario de un cura rural.

“Pero nos queda, Señor, el sufrimiento, que es nuestra parte común contigo”.

Paul Claudel: «Dios no ha venido a suprimir el sufrimiento. Ni siquiera a explicarlo. Ha venido a llenarlo de su presencia. Quedan muchas cosas oscuras; pero hay una que no podremos decirle nunca a Dios: Tú no sabes lo que es sufrir».

Raniero Cantalamessa, «El sufrimiento y la enfermedad constituyen muchas veces para el hombre una ocasión para meditar a fondo en su propia vida. La Escritura hace de ello un principio general: «Quien ha sufrido en su carne ha roto con el pecado». ¡Cuánta gente se ha salvado gracias a una enfermedad!» («Un himno de silencio», Comentario que hace a la recapacitación del hijo pródigo («recapacitando entonces se dijo: cuántos jornaleros…») cuando comienza a pasarlo mal)

Luis Rosales «El dolor es un largo viaje, es un largo viaje que nos acerca siempre, que nos conduce hacia el país donde todos los hombres son iguales; (…) y yo quiero deciros que el dolor es un don; porque nadie regresa del dolor y permanece siendo el mismo hombre.» ()

CRUZ/ Pensamientos.org

Casi todos vienen a mí para que les alivie la Cruz; son muy pocos los que se me acercan para que les enseñe a llevarla. San Pío de Pieltrecina

“cuando caminamos sin la Cruz, cuando construimos sin la Cruz y cuando confesamos a un Cristo sin la Cruz… no somos discípulos del Señor: somos mundanos; somos obispos, sacerdotes, cardenales, papas, pero no discípulos del Señor”. SS. Francisco

Cuando recibas algún golpe fuerte, alguna Cruz, no debes apurarte. Por el contrario, con rostro alegre, debes dar gracias al Señor. San Josemaría Escrivá de Balaguer

Cuando venga el sufrimiento, el desprecio…, la Cruz, has de considerar: ¿qué es esto para lo que yo merezco? San Josemaría Escrivá de Balaguer

Después de las derrotas y las cruces, los hombres se vuelven más sabios y más humildes. Benjamín Franklin

Dios regala su propia corona de espinas a sus amigos Santa Bernardita Soubirous

El camino de la propia santificación es el santo misterio de la cruz. Madre Maravillas de Jesús

El creyente que ama la cruz encuentra que aún las cosas más amargas que vienen a su vida son dulces. Madame Guyon

El corazón del cristiano camina sobre rosas si está por completo bajo la cruz.
Martín Lutero

El Señor se le apareció a San Juan, con la cruz a cuestas y le dijo: “Juan, pídeme lo que quieras”, Y el Santo respondió: ” Padecer, Señor, y ser por Vos despreciado. San Juan de la Cruz

En la cruz…, ¿fue Cristo el que murió…, o fue la muerte la que murió en El?…
¡Oh qué muerte…, que mató a la muerte! San Agustín de Hipona

En la cruz es donde más se logra la unión con Cristo nuestro Bien. Madre Maravillas de Jesús

En la cruz está la vida y el consuelo. La cruz es el camino para el cielo. En la cruz está el Señor. Santa Teresa de Ávila

Esta vida es breve, el premio de lo que se hace en el ejercicio de la cruz es eterno. San Pío de Pieltrecina

Fuera de la Cruz no hay otra escalera por donde subir al cielo. Santa Rosa de Lima

Jesús nunca está sin la cruz, pero la cruz no lo está nunca sin Jesús. San Pío de Pieltrecina

La cruz de Cristo, abrazada con amor, nunca conduce a la tristeza, sino a la alegría, a la alegría de ser salvados. SS Francisco (24 de marzo 2013)

La cruz que Cristo nos invita a aceptar no es la que nosotros nos hemos buscado, sino la que Él, aunque no entendamos el por qué, ha permitido que cayera sobre nosotros. P. Santiago Martín

La Cruz es la bandera de los elegidos. No nos separemos de ella y cantaremos victoria en toda batalla. San Pío de Pieltrecina

La cruz es un tesoro del cual no nos quiere privar este Rey nuestro, que conoce tan bien su valor. M. Maravillas de Jesús

La cruz no es para que la lleves al cuello, o la cuelgues de una pared; es para  que te dejes crucificar  Autor desconocido

La Cruz nunca aplasta. Si su peso te hace tambalear, su potencia te endereza. Subamos al Calvario llevando nuestra cruz, con la convicción que este camino abrupto nos conduce a la visión de nuestro dulcísimo Salvador. San Pío de Pieltrecina

La cruz permanece firme, mientras el mundo da vueltas. Lema cartujo

Las obras de Dios tienen que llevar su sello, que es el de la cruz. Cuando Él lo quiera, todas las dificultades se desharán como la espuma. Madre Maravillas de Jesús

Lleva la cruz abrazada y apenas la sentirás; porque la cruz arrastrada es la cruz que pesa más. Saetilla carmelitana

Lleva tu cruz cantando y no suspirando. En todo mercado vale más una sonrisa que mil lamentos. Charles Lamb

Más nos acerca a Dios una temporadita de cruz que todos nuestros pobres esfuerzos. Madre Maravillas de Jesús

No es la cruz el signo de padecimiento: es el símbolo de la redención. Juan Pablo Duarte

No  hay prueba mayor de Dios que ese final de la Cruz. Pedro Casaldaliga

Normalmente sólo acepto cargar con la cruz cuando me veo totalmente derrotado Padre Carlos Carretto

Que la cruz no te asuste. La más grande prueba de amor consiste en padecer por el amado; y si Dios, por tanto amor, sufrió tanto dolor, el dolor que se sufre por Él se vuelve amable en cuanto al amor. San Pío de Pieltrecina

Que siempre seamos amigos de la cruz, que nunca huyamos de Ella, porque quien huye de la cruz huye de Jesús y quien huye de Jesús nunca encontrará la felicidad. San Pío de Pieltrecina

El que no busca la cruz de Cristo no busca la gloria de Cristo. San Juan de la Cruz 

La cruz sólo se entiende desde el amor. + Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos

Se necesitan hombres amantes de la cruz. Hudson Taylor

Si Dios nos somete a una cruz muy pesada, y nos da la fuerza necesaria para soportarla con mérito, son signos inequívocos y únicos de su amor por nosotros. San Pío de Pieltrecina

Subamos al Calvario con la Cruz a cuestas. No dudemos. Nuestra ascensión terminará con la visión celeste del dulcísimo Salvador. San Pío de Pieltrecina

Sufro, sufro mucho pero no deseo para nada que mi cruz sea aliviada, porque sufrir con Jesús es muy agradable. San Pío de Pieltrecina

Viendo la inutilidad práctica de mi vida pensaba en Jesús en la cruz: también El estaba inmovilizado y no podía hacer lo que hizo en su vida pública… y, sin embargo, desde allí hizo lo más grande, redimirnos a los pecadores. Van Thuan, obispo vietnamita, preso 20 años

Vos sufrís, pero ¡ánimo!, porque esta es la porción que corresponde a las almas que han elegido la mejor parte del servicio: la cruz. San Pío de Pieltrecina

Yo amo la cruz, la cruz sola. San Pío de Pieltrecina

CONTO

ODIO A LOS CRUCIFIJOS

Conocí a un hombre como tú; él también odiaba al crucifijo; lo eliminó de su casa, del cuello de su mujer, hasta de los cuadros; decía que era feo, símbolo de barbarie, contrario al gozo y a la vida. Pero su furia llegó a más todavía: un día trepó al campanario de una iglesia, arrancó la cruz y la arrojó desde lo alto.

«Este odio acabó transformándose primero en delirio y después en locura furiosa. Una tarde de verano se detuvo, fumando su pipa, ante una larguísima empalizada; no brillaba ninguna luz, no se movía ni una hoja, pero creyó ver la larga empalizada transformada en un ejército de cruces, unidas entre sí colina arriba y valle abajo. Entonces, blandiendo el bastón, arremetió contra la empalizada, como contra un batallón enemigo.»

A lo largo de todo el camino fue destrozando y arrancando los palos que encontraba a su paso.

Odiaba la cruz, y cada palo era para él una cruz. Al llegar a casa seguía viendo cruces por todas partes, pateó los muebles, les prendió fuego, y a la mañana siguiente lo encontraron cadáver en el río».

Entonces el profesor Lucifer, mordiéndose los labios, mira al anciano monje y le dice: «Esta historia te la has inventado tú». «Sí, responde Miguel, acabo de inventarla; pero expresa muy bien lo que estáis haciendo tú y tus amigos incrédulos. Comenzáis por despedazar la cruz y termináis por destruir el mundo».

K. Chesterton

Tomado de Anecdonet

ACEPTAR EL DOLOR (El Quijote)

Aceptación de la Cruz es uno de los pasos más difíciles en una seria contradicción. En cambio, da mucha paz.

De lo contrario produce una amargura, como la que comenta seguidamente Sancho Panza:…

Sancho:

– Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias.

Quijote II, cap XI

Tomado de Anecdonet

¿QUIÉN VA A LLEVAR EL PESO?

Una pequeña, con Síndrome de Down, jugando un día con una pelota se manchó las manos de tierra. Luego, al frotarse la cara, cogió una fuerte infección en los ojos.

A pesar de la medicación, no acababa de mejorar. Un día, entrando en la iglesia de su pueblo, en la provincia de Santander, al pasar frente a un gran crucifijo que hay a la izquierda, un hermano suyo le dijo: 

• Pídele a Jesús que te cure. La pequeña se arrodilló delante del Cristo. Después de un rato, se levantó. Su hermano le preguntó si había pedido a Jesús que le curase los ojos. 

• ¿Cómo se lo voy a pedir? – respondió la chiquilla. ¿No has visto como tiene Él los suyos?. Él tiene sus ojos mucho peor que los míos. 

Tomado de Anecdonet

ANÉCDOTA

CESAREA DE FILIPO,

El marco geográfico donde el Evangelio de hoy nos sitúa, era una ciudad situada en el Norte de Galilea, cerca de las fuentes del río Jordán (en la zona de la actual Bânias). Había sido construida por Herodes de Filipos (hijo de Herodes el Grande) en el año 2 ó 3 a. de C., en honor del emperador Augusto.

Cesarea de Felipe, junto a las fuentes del Jordán, es uno de los lugares más hermosos de Israel. El peregrino actual, que parte generalmente de Nazaret, tarda poco más de una hora en un cómodo autobús con aire acondicionado. Jesús y los discípulos tuvieron que hacer el camino a pie, salvando un desnivel de unos 800 ms: desde los 200 bajo el nivel del mar (Lago de Galilea) hasta los 500-600 sobre él (pie del monte Hermón). No es un paseo cualquiera. Hay tiempo para callar y tiempo para hablar. En esos momentos de comunicación, Jesús les repite a los discípulos una pregunta: «¿Quién dice la gente que soy yo?» No se lo pregunta una vez, sino repetidas veces, como indica el matiz del verbo griego que utiliza Marcos (evphrw,ta).

Tomado de Alforjas de pastoral

MASHIAH, MESÍAS

Toda la tradición primitiva de la Iglesia es unánime al proclamar que Jesús de Nazaret es el Mesías esperado. Él mismo, según Marcos, se proclamará tal ante el Sanedrín. A la pregunta del sumo sacerdote: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?», Él responde: «Sí, lo soy» (Mc 14, 61 s.).

Pronto el título «Cristo» se convirtió en un segundo nombre de Jesús. Se encuentra más de 500 veces en el Nuevo Testamento, casi siempre en la forma compuesta «Jesucristo» o «Nuestro Señor Jesucristo». Pero al principio no era así. Entre Jesús y Cristo se sobreentendía un verbo: «Jesús es el Cristo». Decir «Cristo» no era llamar a Jesús por el nombre, sino hacer una afirmación sobre Él.

Cristo, se sabe, es la traducción griega del hebreo Mashiah, Mesías, y ambos significan «ungido». El término deriva del hecho que en el Antiguo Testamento reyes, profetas y sacerdotes, en el momento de su elección, eran consagrados mediante una unción con óleo perfumado. Pero cada vez más claramente en la Biblia se habla de un Ungido o Consagrado especial que vendrá en los últimos tiempos para realizar las promesas de salvación de Dios a su pueblo. Es el llamado mesianismo bíblico, que asume diversos matices según el Mesías sea visto como un futuro rey (mesianismo real) o como el Hijo del hombre de Daniel (mesianismo apocalíptico).

Tomado de Raniero Cantalamessa, ofmcap.

LA PRIMERA LETRA DEL ALFABETO

Una vez el Papa Juan Pablo I les pregunto a unos niños si supieron la primera letra del alfabeto de Dios. Uno de los muchachos dijo, “A.” No, dijo el Santo Padre, “A” no es la primera letra del alfabeto de Dios. “La primera letra de la alfabeto de Dios es la cruz.”

Tomado de P, Felipe Bloom

¿UN CRUCIFIJO QUE SONRÍE?

En la capilla donde nació y creció san Francisco Javier, hay un Cristo crucificado y su bello rostro coronado de espinas y cercanos a la muerte… está sonriendo. Una sonrisa plácida, sobria, genuina, alegre, que ilumina la escultura con la luz inefable de su dulzura. Ante ella me pasé toda la noche de mi última jornada en España antes de salir por primera vez hacia Madrid, y de allí, a la India. Bendito Cristo que sonríe desde la Cruz.

Si no somos alegres, no somos cristianos; y ésa es la lección definitiva del evangelio.

Bertrand Russel me hace pensar cuando escribe: “En mi experiencia y en mi observación no he notado que los cristianos sean más felices o mejores personas que los no cristianos” Esta frase me impresiona porque en mi entorno, que me lleva a vivir entre cristianos, hindúes, musulmanes, parsis y jainistas, compruebo a diario que nosotros los cristianos no nos distinguimos por ser más alegres, más felices, que los demás.

¿Por qué será?

La predicación del evangelio, como se dio en la Iglesia durante la Edad Media hasta casi nuestros días, se concentró casi únicamente en Jesucristo crucificado. Nos hemos olvidado que el fundamento de nuestra fe es el acontecimiento de la resurrección de Jesús. Si Cristo no ha resucitado, decía Pablo, somos los más infelices de todos los hombres” (1 Cor 15, 19).

El viejo catecismo también caía en este olvido cuando, sintetizaba de la siguiente manera los misterios principales de nuestra fe: “Unidad y trinidad de Dios; encarnación pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo”. ¿ la resurrección? No era un misterio de fe sino un milagro necesario para demostrar la divinidad de Jesucristo. Sabemos en cambio que este es el misterio fundamental de nuestra fe: la muerte-resurrección de Jesús.

¿Y el Vía Crucis? Terminaba con la deposición del cuerpo de Jesucristo de la cruz. Como si se hubiera acabado todo con su muerte.

Sobre todo en América Latina, quizás por ser un continente explotado y empobrecido por la injusticia de los conquistadores y de las grandes potencias, el pueblo se identificó con Jesús que sufre y muere en la cruz.

C. Vallés.

Tomado de P. Chinaglia

GEORGE WASHINGTON

Se cuenta que durante la guerra de la interdependencia norteamericana, un hombre joven se acercó al general George Washington y le dijo:

-Mi general, quiero que sepa que creo con todo ml en usted y en la causa que defiende.

Washington le agradeció firmemente aquellas palabras y le preguntó:

-¿En qué regimiento está usted? ¿Quién es su comandante? ¿Qué uniforme lleva?

-Oh, no -respondió el joven-, no estoy en el ejército, soy sólo un civil.

A lo que Washington replicó:

-Joven, si usted cree en mí, como dice, y también en la causa que defiendo, vaya y únase al ejército inmediatamente. Póngase nuestro uniforme. Búsquese armas y venga a luchar.

PÍO IX

Durante una audiencia pública, preguntó a un seminarista:

‑¿Cuántas son las notas de la Iglesia?

El seminarista respondió. –Cuatro: la Iglesia es una, santa, católica y apostólica.

–Son cinco, ¿cuál falta? -dijo el Papa. El seminarista no supo contestar. Entonces Pío IX dijo: ‑La Iglesia perseguida. ¿No te acuerdas? “Si me persiguieron a Mí, también os perseguirán a vosotros; (…) Pero todo esto lo harán con vosotros a causa de mi nombre” (Jn 15, 20‑21).

LA CRUZ ABRAZADA…

Un joven sentía que no podía más con sus problemas. Cayó entonces de rodillas rezando: “Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada”

El Señor le contestó: “Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después escoge la cruz que tu quieras”.

El joven suspiró aliviado: “Gracias Señor”. Luego dio muchas vueltas por la habitación observando las cruces, había de todos los tamaños. Finalmente fijó sus ojos en una pequeña cruz apoyada junto a la puerta y susurró: “Señor, quisiera esa cruz”. El Señor le contestó: “Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar”

Ya decía Sta. Teresa de Ávila: “La cruz abrazada es la menos pesada”. Podríamos también decir: “La cruz rechazada queda multiplicada”.

Tomado de MSC

LOCURA DE LA CRUZ

Santa Teresa, cuando ella va avanzando más en la intimidad de su Dios, en el conocimiento de su Dios, más frecuentemente sale de sus labios y de su pluma la palabra cruz, y más comienza a descubrirla, a descansar en la cruz, y a enamorarse de la cruz, y a buscar la cruz, de tal manera que llegamos nosotros a confundir las mayores alturas de la santidad con eso que llamamos nosotros la santa locura de la cruz?

Tomado de (ALFONSO TORRES, SJ, Lecciones Sacras, Lección XII, Ed. BAC, Madrid, 1968, pp. 424-435)

LOCURA DE LA CRUZ

En el día de la Exaltación de la Cruz del año 2012, al firmar la exhortación Ecclesia in Medio Oriente, Benedicto XVI se preocupó de señalar que la locura de la Cruz es «saber convertir nuestro sufrimiento en grito de amor a Dios».

Tomado de Pedro Langa en Religión digital

LA CRUZ ABRAZADA…

Un joven sentía que no podía más con sus problemas. Cayó entonces de rodillas rezando: “Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada”

El Señor le contestó: “Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después escoge la cruz que tu quieras”.

El joven suspiró aliviado: “Gracias Señor”. Luego dio muchas vueltas por la habitación observando las cruces, había de todos los tamaños. Finalmente fijó sus ojos en una pequeña cruz apoyada junto a la puerta y susurró: “Señor, quisiera esa cruz”. El Señor le contestó: “Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar”

Ya decía Sta. Teresa de Ávila: “La cruz abrazada es la menos pesada”. Podríamos también decir: “La cruz rechazada queda multiplicada”.

Tomado de MSC

CHISTE

CARGAR NUESTRA CRUZ CON ALEGRÍA

El marido llega de la iglesia, toma a la mujer en su regazo y comienza a bailar con ella.

La esposa le pregunta:

¿La misa de hoy fue de tratar bien a las esposas?

Y èl responde:

No, fue de como cargar nuestra cruz con alegría.

POEMA

HAZME UNA CRUZ SENCILLA

«Hazme una Cruz sencilla, carpintero…

Sin añadidos ni ornamentos…

que se vean desnudos

los maderos,

desnudos

y decididamente rectos:

los brazos en abrazo hacia la tierra,

el mástil disparándose a los cielos.

Que no haya un solo adorno

que distraiga este gesto:

este equilibrio humano

de los dos mandamientos…

sencilla, sencilla,

hazme una Cruz sencilla, carpintero.»

(León Felipe, «Oh, este viejo y roto violín»)

ORACIÓN

¿QUIÉN SOY YO PARA TI?

Jesús, Tú eres…

la palabra a proclamar,

la verdad que debe ser dicha,

la luz que debe ser encendida,

la vida que se debe vivir,

el amor que debe ser amado.

Jesús, Tú eres…

la alegría a compartir,

la paz que se debe dar,

el pan de vida que se debe comer.

Jesús, Tú eres…

el hambriento que debe ser sustentado,

el sediento que debe ser saciado,

el desnudo que debe ser vestido,

el sin casa que hay que acoger,

el solitario a quien se debe amar,

el despreciado que debe ser acogido.

Por Santa Teresa de Calculta

Tomado de Pastoral Sj

MEDITACIÓN

ANTE LA CRUZ

Cuando huyas de la cruz, recuerda

que la entrega, llevó a la cruz,

que el amor, se expresó en la cruz,

que la fidelidad, se demostró en la cruz,

que la amistad, se probó en la cruz,

que la verdad, se reveló en la cruz,

que la incredulidad, cayó ante la cruz,

que la fe, se fortaleció en la cruz,

que las heridas, las abrazó la cruz,

y que el pecado, se redimió en la cruz.

Por eso la vida, mi vida, tu vida,

que entiende de entrega y de amor,

que se apoya en amigos fieles,

que aspira a la verdad, la confianza y la fe,

que sufre por las heridas y llora el pecado.

No puede huir de la cruz,

sino al contrario: mirarla y amarla,

porque en ella la Vida,

mira, ama y sana.

La vida. Mi vida y tu vida.

 Por Oscar Cala, sj

Tomado de Pastoral Sj

CANTO

Confesión de fe Verónica Sanfilippo

Anímate – Verónica Sanfilippo

Mi peso en tus hombros – Hakuna

VIDEO

nº 123 ¿Por qué llama Jesús a cargar con la propia Cruz?

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela