XIII Domingo del Tiempo Ordinario

CITA

El que cree nunca utiliza a Dios; el que no cree, tal vez lo intente; pero Dios nunca utiliza ni a uno ni a otro.

«Dormir” confiados en Ti, es “Vivir”»

S.Son

San Agustín: A Cristo se le toca con la fe. (Obras Completas, X-2º , Sermones , BAC, Madrid, 1983, Pág. 227-229).

(En ocasiones) tenemos cerrados los ojos del corazón y pasa Jesús para que clamemos (Sermón 88).

“Muchos aprietan desagradablemente el cuerpo del Señor y pocos le tocan saludablemente…. Levantad, pues, los ojos de la fe y tocad la orla externa de su vestido, que eso basta para la salud” (serm 77).

San Cirilo de Alejandría « Como Dios, le dio la vida por una orden todopoderosa, y también le dio la vida por el contacto con su propia carne, testimoniando así que en su cuerpo y en su palabra reside un mismo poder divino que obra en el mundo… Así que no sólo confiere a su palabra el poder de resucitar a los muertos sino que, para mostrar que su cuerpo es fuente de vida, toca a los muertos y por su carne les infunde nueva vida a los cadáveres. ».

Tertuliano La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer en ella ().

San Ambrosio, La fe, si es fuerte, defiende toda la casa (Coment. sobre el Salmo 18,12,13).

San Juan Crisóstomo, Un poco de fe puede mucho (Catena Aurea, vol. Vl, p. 269).

Jerónimo Los milagros fueron precisos al principio para confirmar con ellos la fe. Pero, una vez que la fe de la Iglesia está confirmada, los milagros no son necesarios (Coment. Evang. S. Marcos).

Santo Tomas, En ocasiones una enfermedad hace entrar en el buen camino a quien era malvado cuando sano. Igualmente puede ocurrir a proposito de otra desgracia cualquiera: La tribulación hara comprender (Is 28,19) (Sobre el doble precepto de la caridad, I. c. , p. 223).

R. Llull Dime amigo, Preguntó el Amado ¿tendras paciencia si te doblo tus dolencias? Si, respondio el Amigoó, con tal que dobles mis amores. (Libro del Amigo y del Amado,8).

Santa Teresa, Si el demonio nos comienza a amedrentar con que nos faltara la salud, nunca haremos nada (Camino de perfección,10,6).

Pedro Crisólogo Realmente, para Dios la muerte es un sueño Sermón 34, 1. 5: CCL 34, 193. 197-199

Jose Cottolengo «No se entra en la Pequeña Casa solo para ser curados en el cuerpo”. La Pequeña Casa, precisamente por estar fundada en la divina Providencia, es más que una enfermerfa o que un sanatorio. El amor de Dios se muestra amable con todo el ser humano: con su mente y con su corazon. (G. Maritati).

Card J. H. Newman, No podemos tener fe sin un ejercicio de dicha fe (Sermón sobre el Dom. de Quincuagésima: Prejuicio y fe).

San J.M. Escriva De Balaguer, No somos sólo náufragos a los que Dios ha prometido salvar, sino que esa salvación obra ya en nosotros. Nuestro trato con Dios no es el de un ciego que ansía la luz pero que gime entre las angustias de la oscuridad, sino el de un hijo que se sabe amado por su Padre (Es Cristo que pasa,142).

Concilio Vaticano II: ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte, que continúan presentes en nuestra vida a pesar de todo el progreso? ¿Para qué esas victorias conseguidas a tan alto precio? ¿Qué viene después de esta vida terrena? (G. S., nº. 10).

Catecismo, 156 «Pero, para que la fe no sea ‘irracional’, Dios ha querido que los auxilios interiores del Espíritu Santo vayan acompañados de pruebas exteriores».

309: Si Dios Padre Todopoderoso, Creador del mundo ordenado y bueno, tiene cuidado de todas sus criaturas, ¿por qué existe el mal? A esta pregunta tan apremiante como inevitable, tan dolorosa como misteriosa, no se puede dar una respuesta simple. El conjunto de la fe cristiana constituye la respuesta a esta pregunta: la bondad de la creación, el drama del pecado, el amor paciente de Dios que sale al encuentro del hombre con sus Alianzas, con la Encarnación redentora de su Hijo, con el don del Espíritu, con la congregación de la Iglesia, con la fuerza de los sacramentos, con la llamada a una vida bienaventurada que las criaturas son invitadas a aceptar libremente, pero a la cual, también libremente, por un misterio terrible, pueden negarse o rechazar. No hay un rasgo del mensaje cristiano que no sea en parte una respuesta a la cuestión del mal.

310: Pero ¿por qué Dios no creó un mundo tan perfecto que en él no pudiera existir ningún mal? En su poder infinito, Dios podría siempre crear algo mejor. Sin embargo, en su sabiduría y bondad infinitas, Dios quiso libremente crear un mundo «en estado de vía» hacia su perfección última. Este devenir trae consigo en el designio de Dios, junto con la aparición de ciertos seres, la desaparición de otros; junto con lo más perfecto lo menos perfecto; junto con las construcciones de la naturaleza también las destrucciones. Por tanto, con el bien físico existe también el mal físico, mientras la creación no haya alcanzado su perfección.

311: Los ángeles y los hombres, criaturas inteligentes y libres, deben caminar hacia su destino último por elección libre y amor de preferencia. Por ello pueden desviarse. De hecho pecaron. Y fue así como el mal moral entró en el mundo, incomparablemente más grave que el mal físico. Dios no es de ninguna manera, ni directa ni indirectamente, la causa del mal moral. Sin embargo, lo permite, respetando la libertad de su criatura, y, misteriosamente, sabe sacar de él el bien.

312: Así, con el tiempo, se puede descubrir que Dios, en su providencia todopoderosa, puede sacar un bien de las consecuencias de un mal, incluso moral, causado por sus criaturas: “No fuisteis vosotros, dice José a sus hermanos, los que me enviasteis acá, sino Dios… aunque vosotros pensasteis hacerme daño, Dios lo pensó para bien, para hacer sobrevivir… un pueblo numeroso” (Gén 45, 8; 50,20). Del mayor mal moral que ha sido cometido jamás, el rechazo y la muerte del Hijo de Dios, causado por los pecados de todos los hombres, Dios, por la superabundancia de su gracia, sacó el mayor de los bienes: la glorificación de Cristo y nuestra Redención. Sin embargo, no por esto el mal se convierte en un bien.

549: Al liberar a algunos hombres de los males terrenos del hambre, de la injusticia, de la enfermedad y de la muerte, Jesús realizó unos signos mesiánicos; no obstante, no vino para abolir todos los males aquí abajo, sino a liberar a los hombres de la esclavitud más grave, la del pecado, que es el obstáculo en su vocación de hijos de Dios y causa de todas sus servidumbres humanas.

1504: A menudo Jesús pide a los enfermos que crean. Se sirve de signos para curar: saliva e imposición de manos, barro y ablución. Los enfermos tratan de tocarlo, “pues salía de Él una fuerza que los curaba a todos” (Lc 6, 19). Así, en los sacramentos, Cristo continúa “tocándonos” para sanarnos.

1505: Conmovido por tantos sufrimientos, Cristo no sólo se deja tocar por los enfermos, sino que hace suyas sus miserias: “El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades” (Mt 8, 17). No curó a todos los enfermos. Sus curaciones eran signos de la venida del Reino de Dios. Anunciaban una curación más radical: la victoria sobre el pecado y la muerte por su Pascua. En la Cruz, Cristo tomó sobre sí todo el peso del mal y quitó el “pecado del mundo” (Jn 1, 29), del que la enfermedad no es sino una consecuencia. Por su pasión y su muerte en la Cruz, Cristo dio un sentido nuevo al sufrimiento: desde entonces éste nos configura con Él y nos une a su pasión redentora.

1.507 «El Señor resucitado renueva este envío (‘En mi nombre… impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien’: Mc 16,17-18) y lo confirma con los signos que la Iglesia realiza invocando su nombre. Estos signos manifiestan de una manera especial que Jesús es verdaderamente ‘Dios que salva’ (cf. Mt 1,21; Hch 4,12)»

Pablo Vl, Para quien cree en Cristo, las penas y los dolores de la vida presente son signos de gracia y no de desgracia, son pruebas de la infinita benevolencia de Dios, que desarrolla aquel designio de amor, segun el cual, como dice Jesús, el sarmiento que de fruto, el Padre lo podara, para que de masfruto (Jn 15,2) (Hom. 5-X-1975).

San Juan Pablo II No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo. Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno, repite: «Contigo hablo, levántate» ( Mc 5, 41). A los jóvenes durante el Viaje Apostólico a Chile, nn. 2-9

¡Sólo Cristo puede dar la verdadera respuesta a todas vuestras dificultades! El mundo está necesitado de vuestra respuesta personal a las Palabras de vida del Maestro: «Contigo hablo, levántate». (02-04-1987).

El sufrimiento es también una realidad misteriosa y desconcertante. Pues bien, nosotros, cristianos, mirando a Jesús crucificado encontramos la fuerza para aceptar este misterio… La fe en Cristo no suprime el sufrimiento, pero lo ilumina, lo eleva, lo purifca, lo sublima, lo vuelve valido para la eternidad (Aloc. 24-III-1979).

«El corazón de Cristo, que se conmueve ante el dolor humano de ese hombre y de su joven hija, no permanece indiferente ante nuestros sufrimientos. Cristo nos escucha siempre, pero nos pide que acudamos a Él con fe»

Benedecto XVI Las almas que están heridas y enfermas, como es la experiencia de todos, no sólo necesitan consejos, sino también una auténtica renovación, que únicamente puede venir del poder de Dios ()

«Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito». (Spe Salvi)

Papa Francisco, La gente tenía los ojos fijos en Él, y Él tenía los ojos fijos en la gente.

«No tengamos miedo, como aquella anciana que no tuvo miedo de ir a tocar el borde del manto de Jesús. No tengamos miedo. Corramos por este camino, siempre con la mirada fija en Jesús»

“Levántate” significa también “sueña”, “arriesga”, “comprométete para cambiar el mundo”, enciende de nuevo tus deseos, contempla el cielo, las estrellas, el mundo a tu alrededor. “Levántate y sé lo que eres”. Gracias a este mensaje, muchos rostros apagados de jóvenes que están a nuestro alrededor se animarán y serán más hermosos que cualquier realidad virtual. Roma, San Juan de Letrán, 11 de febrero de 2020

Él nos espera, nos espera siempre, no para resolvernos mágicamente los problemas, sino para fortalecernos en nuestros problemas. Jesús no nos quita los pesos de la vida, sino la angustia del corazón; no nos quita la cruz, sino que la lleva con nosotros. Y, con Él, todo peso se vuelve ligero (Cfr 30), porque Él es el descanso que buscamos. (Julio ‘17)

Rainiero Cantalamessa “No existe sólo la muerte del cuerpo, también está la muerte del corazón. La muerte del corazón existe cuando se vive en la angustia, en el desaliento o en una tristeza crónica. Las palabras de Jesús: Talitá kum, ¡muchacha, levántate!, no se dirigen por tanto sólo a chicos y chicas muertos, sino también a chicos y chicas que viven.

Qué triste es ver a los jóvenes… tristes. Y hay muchísimos a nuestro alrededor. La tristeza, el pesimismo, el no deseo de vivir, son siempre cosas malas, pero cuando se ven o se las oye expresar a jóvenes oprimen el corazón todavía más.”

Marian Rojas Estapé, «¿Es la felicidad la gran aspiración de toda persona? La felicidad placentera es algo puntual. La felicidad estructural habla de algo permanente. La mente es la responsable de fabricar la emoción. Toma el control de tu vida». Cómo hacer que te pasen cosas buenas

Rudolf Schnackenburg Para el hebreo la vida como tal significa felicidad y salud; el poder de la muerte roza al hombre ya en la enfermedad, le domina con el fallecimiento corporal y con la tumba le hunde en el reino de los muertos.

Liev Nikolayevich Tolstoi Fe es la fuerza de la vida.

Mahatma Gandhi La fe es la que nos dirige a través de océanos turbulentos.

Proverbio Latino La fe no tiene miedo.

Tertuliano No hay persona sabia sin fe.

CONTO

FE Y PARAGUAS

En un pueblito de zona rural, se produjo una larga sequía que amenazaba con dejar en la ruina a todos sus habitantes debido a que subsistían con el fruto del trabajo del campo. A pesar de que la mayoría de sus habitantes eran creyentes, ante la situación límite, marcharon a ver al cura párroco y le dijeron:

– Padre, si Dios es tan poderoso, pidámosle que envíe la lluvia necesaria para revertir esta angustiante situación.

– Está bien, le pediremos al Señor, pero deberá haber una condición indispensable.

– ¡Díganos cuál es!, respondieron todos.

– Hay que pedírselo con fe, con mucha fe, contestó el sacerdote.

– ¡Así lo haremos, y también vendremos a Misa todos los días!

Los campesinos comenzaron a ir a Misa todos los días, pero las semanas transcurrían y la esperada lluvia no se hacía presente.

Un día, fueron todos a enfrentarlo al párroco y reclamarle:

– Padre, usted nos dijo que si le pedíamos con fe a Dios que enviara las lluvias, Él iba a acceder a nuestras peticiones. Pero ya van varias semanas y no obtenemos respuesta alguna…

– Hijos mios, ¿han ustedes pedido con fe verdadera?

– ¡Sí, por supuesto!, respondieron al unísono.

– Entonces, si dicen haber pedido con fe verdadera… ¿por qué durante todos estos días ni uno solo de ustedes ha traído el paraguas?

Tomado de Alejandro Illescas, Los cuentos de mis homilías

EL MILAGRO DEL NIÑO EGOÍSTA

En «Cartas a los hombres» nos cuenta Jesús Urteaga la historia de un niño con su cuerpo deforme. La mal entendida compasión de los padres y sus excesivos mimos acabaron haciendo que también su alma fuese deforme: convirtieron al pequeño en un auténtico tirano, incapaz de pensar más que en sí mismo.

Un día el chico decidió que lo llevasen a Lourdes. Los padres, incapaces de negarle nada, aceden, a pesar del esfuerzo económico que les supone.

Pasa el Santísimo por entre los enfermos. El sacerdote se detiene con la Custodia frente al niño: Dios bendice al pequeño. Los ojos de la madre se han cerrado en oración. Los ojos del hijo se han abierto.

La madre se inclina sobre su pequeño, le besa y le dice al oído:

– Hijo, ¿has pedido a Jesús que te curase?.

Y el pequeño, con una alegría desconocida en él, responde:

– No, mamá. Mira a ese niño, ¡qué cabezón tiene! Le he pedido que le cure a él, que lo necesita más que yo. La madre, con lágrimas en los ojos, se arrodilló junto a la camilla dando gracias a la Virgen por el milagro.

La Virgen, además de ser madre, ve las cosas desde la otra orilla, desde Dios. Sabe mejor que nosotros mismos lo que nos conviene.

Agustín Filgueiras Pita

Tomado de Anecdonet

DIOS SALE AL ENCUENTRO

Al Father Donovan, que llevaba diecisiete años con los masai de Tanzania, un viejo cristiano le estaba explicando lo que es la fe:

– No es como cuando un blanco dispara y mata a distancia, simplemente moviendo un dedo. No. La fe se parece a cuando un león se lanza contra su presa. Su nariz, sus ojos y sus oídos la descubren. Sus patas le dan velocidad. Toda la fuerza de su cuerpo se pone en tensión para dar el salto terrible y el zarpazo mortal. Y cuando la víctima queda presa, el león la atrae hacia sí y la convierte en parte de sí mismo. Así es como mata el león. Así es como cree el hombre. Esa es la fe.

Father Donovan pensó que lo entendía. La fe supone un esfuerzo, a veces doloroso, en busca de Dios. Nuestra alma se pone en tensión, como el león. Pero el anciano africano no había terminado.

– Nosotros los masai no fuimos a buscarle, father. Ni queríamos que viniese. Nos dijo que teníamos que buscar a Dios. Pero fue Él quien nos buscó y nos encontró. Siempre nos creemos que somos el león. Pero, en realidad, el león es Dios.

Tomado de Anecdonet

ANÉCDOTA

CAFARNAÚN -JAIRO

Jairo era un personaje notable de la ciudad de Cafarnaún. Su nombre significa «Dios resplandece». Como jefe de la Sinagoga era el encargado de presidir los cultos religiosos y de administrar una de las sinagogas más importantes de Galilea. La Sinagoga de Cafarnaún se asienta sobre un solar de casi 1.000 metros cuadrados. Sus cimientos están formados por piedras negras de basalto. Sobre ellos se reconstruyó una magnífica sinagoga de piedra clara, lo que le valió el título de «La sinagoga blanca». Los evangelios citan a Jesús entrando en repetidas ocasiones a esta sinagoga.

Tomado de tiempo Interior

Le preguntaron un día a Paul Claudel, célebre escritor y encarnizado lector, que había perdido la vista, cuál era el sentido de la vida. Respondió: «Ya no tengo nada, pero me quedan las rodillas para orar». En los momentos en que la vida se nos escapa de las manos, porque la desgracia nos cae encima e intenta triturarnos, o incluso sólo cuando la alegría deja de cantarnos por dentro y entramos en el túnel del desánimo, entonces es cuando debemos prolongar el tiempo con las rodillas dobladas y dirigirnos al Señor de la vida. Se ha dicho que la vida bella es un ideal de juventud realizado en la madurez. Debemos conservar el ideal e intentar realizarlo día tras días.

Tomado de Giorgio Zevini: Lectio Divina para la Vida Diaria

MADUREZ

Cuando Jairo habla de su hija emplea el término “hijita” (Thygatrion): la ve desde la altura del adulto protector. La gente y el mismo Jesús la llama “niña pequeña” (Paidion): alguien que todavía no ha llegado a su meta humana. El narrador evangélico termina llamándola “muchacha” (Korasion): mujer joven que ya es adulta, casadera. Puede parecer algo forzado todo esto, como si fueran juegos de palabras. Pero uno se pregunta si no se estará aquí indicado el camino de la adultez humana y cristiana: el sentido de la vida es que uno llegue a una cierta adultez, una vida madura y una fe madura. Ef 4,13 habla del “hombre acabado”, de la mujer acabada, plenos en la vida y en la fe. Un gran ideal.

Tomado de Fidel Aizpurúa

EL SUICIDIO

En el otoño del 2004 se celebró en Roma (Vaticano) un Congreso médico-psicológico-teológico sobre la depresión y el suicidio. Las actas de tal Congreso están publicadas y las cifras son alarmantes: en Europa Occidental el índice de suicidio ha aumentado en un 60 % en los últimos 45 años. (En Euskadi se produce un suicidio cada dos días. En España se produce 10 suicidios al día).

Para que una persona quiera cesar en la vida ha tenido que pasar mucho y malo. Quien se toma un tubo de pastillas está gritando que no puede más y que “se va” porque precisamente quiere vivir.

Quizás el cliente del evangelio de nuestro tiempo no será el hombre pecador, sino el hombre proveniente del absurdo y del sinsentido.

De lo que no hay duda es que estamos hechos para vivir. Muchas veces lo problemático es el cómo.

Tomado de Tomás Muro

RECETAS JUDIAS

Los libros judíos (el Talmud ) de aquel tiempo, nos dejan conocer algunas recetas; para curar el flujo de sangre, por ejemplo: sentarse en una encrucijada teniendo en la mano un vaso de vino nuevo; el médico venía por detrás en puntillas y le daba un gran grito para asustar al flujo de sangre; si el vino no se derramaba, el flujo se debía sanar; el médico ya estaba pagado, de modo que si no se sanaba, la culpa era de la enferma. Otro remedio era buscar granos de avena en la bosta de un mulo blanco; comiendo uno, el flujo debía cesar por dos días; comiendo dos por tres días; y comiendo uno durante tres días, debía cesar para siempre. Otro remedio y éste decisivo: azotarse los muslos con ortigas a la media noche un día sí y otro no durante un mes de Kislew -que corresponde a nuestro noviembre-diciembre- y la enfermedad debía desaparecer; pero no desapareció. Otros remedios que seguían, hacían desaparecer las ganas de sanarse. La medicina era ejercida por los Escribas, y consistía en un poco de empirismo y mucha superstición. En la Mishna ( Talmud ) existe esta sentencia: “El mejor de los médicos merece el infierno”.

Tomado de P. Leonardo Castellani

MEDICOS

Plinio habla de una “turba medicorum” consultada. Todavía en el año 1929 escribía Lagrange: “Es aún hoy una molesta costumbre de Oriente el llamar para los enfermos el mayor número posible de médicos”.

Los tratamientos a que la habían sometido tenían que haberla hecho “sufrir grandemente”, como dice Mc, y, además, por ineficacia y posiblemente por antihigiénicos algunos de ellos, ella “iba de mal en peor” (Mc).

Los procedimientos usuales eran una mezcla de superstición. El Talmud recoge muchas de estas prescripciones ridículas usadas precisamente para curar este tipo de enfermedad. Así se lee: “Tomad el peso de un denario de goma de Alejandría, el peso de un denario de azafrán de jardín; machacadlos juntos y dadlos con vino a la mujer hemorroísa”. Si esto no da remedio, se le ofrecen otros procedimientos semejantes. Y llegan hasta darle gritos diciendo que está curada. También se menciona este procedimiento: “Se cavarán siete hoyos, en los cuales se quemarán sarmientos de viñas no podadas, y la mujer (hemorroísa), teniendo en su mano un vaso de vino, se sentará sucesivamente al borde de cada hoyo, y se le dirá, haciéndola levantar: “¡Cura de tu flujo!” Y también se ponen en juego recetas en las que intervienen cenizas de huevo de avestruz o excrementos de animales. De esa primitiva medicina, que era curandería, se llega a decir en el Talmud: “El mejor médico está destinado al infierno”.

Tomado de P. M. de Tuya

VERÓNICA

La tradición retiene que la mujer favorecida se llamaba “Ber-niké” o Verónica, y fue la misma que en la Vía Dolorosa enjugó con un lienzo el rostro de su Salvador caído-y allí había también flujo de sangre- el cual quedó estampado en él. Esta había pensado entre sí: “si llego solamente a tocar la orla de su vestido, seré salva”. El pudor la cohibía de exponer su enfermedad delante de todos; y sentía altamente del Rabbí de Nazareth.

Tomado de P. Leonardo Castellani

HEMORRAGIAS

Es el símbolo de todo ser humano que busca ansiosamente la plenitud de la vida y de la felicidad, y gasta sus esfuerzos y sus recursos tratando de comprársela a los dioses de este mundo. Es el ejemplo de Agustín, de Francisco Javier y de cantidad de personas, que, lejos de calmar sus ansias de vivir, ven cómo se les va la vida en hemorragias; si son sinceros, tendrán que confesar como Agustín: Nos hiciste, Señor; para ti e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en ti. O, como le pregunta Javier a Ignacio de Loyola: ¿Qué es lo que queda en mí que nunca se ríe? Sólo Dios y Jesús, ofreciendo un sentido a la vida, pueden curar esa nostalgia radical del hombre. “Yo he venido para que tengáis vida y la tengáis abundante” (Jn 10,10), Y no arrastréis vuestra existencia, para que no se desangre vuestra vitalidad con el paso del tiempo, como le pasaba a la mujer del milagro, sino para que vaya creciendo (2Co 4,16).

Recuerdo a un enfermo, cargado de enfermedades y próximo a la muerte, que me dijo: “No sabe cuantas gracias doy a Dios por estas enfermedades. Me han enriquecido tanto… Me han dado tanto…”.

Tomado de Juan Jáuregui

CHISTE

¿CUÁNTO TIEMPO ME QUEDA?

Doctor, doctor ¿qué tal mi análisis?

– Mal, le queda muy poca vida…

– ¿Cuánto tiempo me queda doctor?

– Pues yo diría que unos 10…

– ¿10?, pero 10 qué… ¿años, meses, días…?

– 9, 8, 7, 6…

POEMA

Señor, con gozo admiramos

dos ejemplos de fe viva:

el de una “mujer enferma”

y el del “padre de una niña”.

La “mujer” gastó sus bienes

en cuantiosas medicinas.

Al no poder tener hijos

se sintió triste y herida.

La “niña” al cumplir doce años,

pareció que se moría.

Ya no podría casarse

ni formar una familia.

La “mujer”, Señor, con fe,

marchaba en tu comitiva.

Su mano tocó tu manto

y recobró la alegría.

El padre también creyó

en tus palabras divinas:

“No temas. Ten fe. Tu “niña”

no está muerta. Está dormida”

Siempre nos queda al creyente,

Señor, una alternativa:

Cuando todo está perdido,

nos tiendes tu mano amiga

Hoy, Señor, te haces Palabra

Y Pan en la Eucaristía.

Comulgaremos contigo:

Camino, Verdad y Vida.

(José Javier Pérez Benedí)

ORACIÓN

DAME FE, SEÑOR

DAME FE, SEÑOR y que no me desangre por las cosas estériles e inútiles que no merecen la pena.

DAME FE, SEÑOR y que sienta el brotar de una nueva vida cuando te palpo por la oración y la Eucaristía.

DAME FE, SEÑOR y elévame cuando, postrado en mil problemas, tengo la sensación de que se impondrán a mis posibilidades de hacerles frente.

DAME FE, SEÑOR y que me levante, para siempre escucharte, y que me levante, para nunca perderte.

DAME FE, SEÑOR Para que, siendo débil como soy, pueda ser enérgico como Tú quieres que yo lo sea.

DAME FE, SEÑOR y cura y venda mis heridas por las que, en hemorragia continua, siento que se malogra o se pierde mi vida.

DAME FE, SEÑOR y, cuando pases a mi lado en situaciones distintas yo sepa reconocerte y, con mi mano, tocar y aprovechar la salud que irradia tu manto.

DAME FE, SEÑOR Porque la fe, es ver lleno el vacío. Porque la fe, es confiar en lo prometido. Porque la fe, es levantarse aún a riesgo de volver a caer. Porque la fe, es poner a Dios en el lugar que le corresponde. Porque la fe, es atisbar luz donde algunos se empeñan en clavar sombras.

DAME FE, SEÑOR y, cuando algunos me den por muerto o vencido grítame a lo más hondo de mi conciencia: ¡A ti te lo digo! ¡Levántate! Para que, de esa manera, vean que tu presencia invisible, es más poderosa que los eternamente visibles, tu voz es autoridad y sana calmando las heridas tu paso no deja indiferente al que te mira con amor y te acaricia con fe ¡Gracias, amigo y Señor de la vida!

Tomado de Dehonialnos

ADORA Y CONFÍA

No te inquietes por las dificultades de la vida,

por sus altibajos, por sus decepciones,

por su porvenir más o menos sombrío.

Quiere lo que Dios quiere.

Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades

el sacrificio de tu alma sencilla que,

pese a todo,

acepta los designios de su providencia.

Poco importa que te consideres un frustrado

si Dios te considera plenamente realizado,

a su gusto.

Piérdete confiado ciegamente en ese Dios

que te quiere para sí.

Y que llegará hasta ti, aunque jamás lo veas.

Piensa que estás en sus manos,

tanto más fuertemente cogido,

cuanto más decaído y triste te encuentres.

Vive feliz. Te lo suplico. Vive en paz.

Que nada te altere.

Que nada sea capaz de quitarte tu paz.

Ni la fatiga psíquica. Ni tus fallos morales.

Haz que brote,

y conserva siempre sobre tu rostro,

una dulce sonrisa,

reflejo de la que el Señor

continuamente te dirige.

Y en el fondo de tu alma coloca,

antes que nada,

como fuente de energía y criterio de verdad,

todo aquello que te llene de la paz de Dios.

Recuerda:

cuanto te deprima e inquiete es falso.

Te lo aseguro en el nombre

de las leyes de la vida

y de las promesas de Dios.

Por eso,

cuando te sientas apesadumbrado, triste,

adora y confía.

Teilhard de Chardin

MEDITACIÓN

No es más fuerte quien no llora, o quien no tiembla, o quien no vacila.

No es más fuerte quien más grita o quien menos duda.

No es más fuerte quien golpea con más contundencia.

Es fuerte quien está dispuesto a arriesgarse, aunque en el camino el corazón se le atraviese una y mil veces.

Quien se atreve a hablar en tiempos de silencio. A ser tenido por idiota por aventurarse a amar sin medida. Porque quien así vive y actúa no tendrá mucho descanso, pero sí una vida intensa, y apasionante, y apurará la humanidad en sí mismo y en los otros.

Tomado de Pastoral Sj

CANTO

Pablo Martinez – CONFIA

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela