VII Domingo de Pascua (Solemnidad de la Ascensión del Señor)

CITA

“Bajó Dios, subió el hombre” (San Ambrosio).

No es bueno conformarse con unos billetes, cuando tenemos la posibilidad y estamos llamados a poseer la “Fabrica de la Moneda”.

Despois da Ascensión, nin sermón nin salmón

“—No, Juan, no existe tal lugar. El cielo no es un lugar, ni un tiempo. El cielo consiste en ser perfecto.”

Cita del libro Juan Salvador Gaviota

Ignacio de Antioquía Por favor, hermanos, no me privéis de esta vida no queráis que muera; si lo que yo anhelo es pertenecer a Dios, no me entreguéis al mundo ni me seduzcáis con las cosas materiales; dejad que pueda contemplar la luz pura; entonces seré hombre en pleno sentido. A los Romanos Caps. 4, 1-2; 6, 1-8, 3: Funk 1, 217-223

San Agustín, “¡Oh bienaventuranza eterna donde la juventud no se apaga, donde la salud no se debilita, donde el gozo nunca decrece, donde la vida no conoce término!. Allí descansaremos y veremos; veremos y amaremos; amaremos y alabaremos.

Nada tiene de grande ver a Cristo con los ojos de la carne; lo grandioso es creer en Cristo con los ojos del corazón. Si se nos presentase ahora Cristo, se parase ante nosotros, callado, ¿cómo sabríamos quién era? Y además, permaneciendo callado, ¿de qué nos aprovecharía? ¿No es mejor que, ausente, hable en el evangelio antes que, presente, esté callado? Y, sin embargo, no está ausente si se les aferra con el corazón. Cree en él y lo verás; no está presente a tus ojos y posee tu corazón. En efecto, si estuviese ausente de nosotros, sería mentira lo que acabamos de oír: He aquí que yo estoy con vosotros hasta el fin de los siglos. Sermones (4º) (t. XXIV), Sermón 263, 1-3, BAC Madrid 1983, 656-59

Subí al cielo…, pero aún permanezco en la tierra… Allí estoy sentado a la derecha del Padre; aquí aún tengo hambre y sed, soy peregrino…, son pisados mis miembros por toda la tierra…

San Romano el Melódico “Estad ahora alegres y radiantes, ‘cantad un cántico nuevo’ (Sal. 97,1), porque todo lo que va a suceder es por vosotros. Por amor vuestro descendí aquí abajo y fui por todas partes, con el fin de amaros y de ser acogido por vosotros. También por amor a vosotros subo a los cielos, con el fin de disponer el lugar donde debo estar con vosotros: porque “en la casa de mi Padre hay muchas moradas” (Jn 14,2)… Voy pues a preparar una morada para vosotros y llevaros allí, y ‘Yo no me separo de vosotros: estoy con vosotros, y ¿quién estará contra vosotros?’ Himno 48, La Ascensión, 2-4, 7-8; SC 283 (trad. SC p. 141s rev.)

Basilio Magno Discípulo es aquel que se acerca al Señor con ánimo de seguirlo Sobre el Bautismo Lib 1, 1-2: PG 31,1514-1515

León Magno No sólo se nos ha asegurado en este día la posesión del Paraíso, sino que ya hemos subido con Cristo a las alturas del Cielo. De mucho más valor es lo que se nos ha concedido por la inefable gracia del Señor que lo que perdimos por envidia del diablo. Aquella naturaleza que el enemigo expulsó de la felicidad de su mirada primera ha sido incorporada por el Hijo de Dios a sí y puesta a la diestra del Padre, con quien vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios por toda la eternidad” (Sermo 73, 4: PL 54, 396).

San Gregorio de Nisa «¡Oh mensaje lleno de felicidad y de hermosura! El que por nosotros se hizo hombre, siendo el Hijo único, quiere hacernos hermanos suyos y, para ello, hace llegar hasta el Padre verdadero su propia humanidad, llevando en ella consigo a todos los de su misma raza».

San Juan Crisóstomo ¿Qué hacéis ahí mirando al cielo? Estas palabras están llenas de solicitud y sin embargo no anuncian como próxima la segunda venida del Salvador. Los ángeles afirman sólo lo más importante, es decir, la certeza de que Jesucristo vendrá de nuevo y la confianza con la que hemos de esperar su retorno

San Cirilo de Alejandría «Es Cristo quien inaugura para nosotros este sendero hacia las alturas. Ofreciéndose Él mismo a Dios Padre como primicia de los que duermen el sueño de la muerte, permite a la carne mortal subir al cielo. El fue el primer hombre que penetra en las moradas celestiales».

San Gregorio Magno «El Señor arrastró cautivos cuando subió a los cielos, porque con su poder trocó en incorrupción nuestra corrupción. Repartió sus dones, porque enviando desde arriba al Espíritu Santo, a unos les dio palabras de sabiduría, a otros de ciencia, a otros de gracia de los milagros, a otros la de curar, a otros la de interpretar. En cuanto Nuestro Señor subió a los cielos, su Santa Iglesia desafió al mundo y, confortada con su Ascensión, predicó abiertamente lo que creía a ocultas».

Santo Tomás, “La misma ascensión de Cristo al cielo, que nos privó de su presencia corporal, nos fue más útil que lo hubiera sido su presencia corporal” Suma Teológica, III,57,1 ad 3.

Santo Tomás de Villanueva “¡Oh galileos, oh viajeros! Delante de vosotros está libre el camino de los cielos, la puerta del paraíso está ya abierta… ¿por qué os quedáis quietos? Magnífica es la gloria que os espera, ¿y no camináis? Abundante es la recompensa que se os ofrece, ¿y aún dudáis? Brillante es la corona que se os promete, ¿y combatís con pereza? ¿Qué os diré, cobardes, perezosos e insensatos? Por un trabajo fácil, una alegría inmensa; por un combate rápido, una corona eterna; por una marcha corta, un descanso sin fin. ¡Oh viajeros!, ¿a qué viene esa inmovilidad? Siglos eternos dependen de estos momentos de vuestra vida, y aún no andáis… Y todavía hay algo más triste: estáis quietos, mirando al cielo… Miráis al cielo y permanecéis indiferentes, le veis y os dejáis por la indolencia… ¡oh galileos, oh cristianos!, ¿seguís inmóviles?” Sermón 1º sobre la Ascensión

Catecismo romano de S. Pío V: “Todos los demás misterios (o verdades de la fe cristiana) se refieren a la Ascensión como a su fin; y en ésta se contienen la perfección y el cumplimiento de todas las cosas; porque, así como todos los misterios de nuestra religión tienen su origen en la encarnación del Señor, así en la Ascensión se concluye el tiempo de su vida terrena” (p. 1, c. 7, n. 4).

Catecismo de la Iglesia Católica “la elevación en la Cruz significa y anuncia la elevación en la Ascensión al cielo” (n. 662).

San Juan Pablo II no conviene olvidar jamás que el secreto de toda acción apostólica es, ante todo, la oración. Precisamente en intensa oración, después de la Ascensión, los discípulos vivieron en el cenáculo, esperando al Espíritu Santo prometido por Cristo. En medio de ellos estaba también María, la Madre de JesúsDomingo 12 de mayo de 2002

Papa Francisco, Está cerca de todos nosotros, también hoy está aquí con nosotros en la plaza; el Señor está con nosotros. ¿Vosotros creéis esto? Entonces lo decimos juntos: ¡El Señor está con nosotros! Regina Caeli(01-06-2014)

¡Id! Es un acto de extrema confianza en los suyos: ¡Jesús se fía de nosotros, cree en nosotros más de lo que nosotros creemos en nosotros mismos! Nos envía a pesar de nuestras faltas; sabe que no seremos nunca perfectos y que, si esperamos convertirnos en mejores para evangelizar, no empezaremos nunca. Homilía(27-05-2017)

Evangeli.net El estar del hombre en Dios es el cielo. Y nosotros nos acercamos al cielo, más aún, entramos en el cielo en la medida en que nos acercamos a Jesús y entramos en comunión con Él.

Padre Teilhard, todos los seres somos atraídos hacia el punto Omega. Hacia la mitad del cielo, donde habita Cristo, el Señor.

José Antonio Pagola «Para entrar en el reino de Dios es importante que todos sientan como suya la preocupación de Dios por los perdidos y su alegría al recuperarlos. Hay que aprender a mirar de otra manera a esas gentes extraviadas que casi todos desprecian»

José Luis Martín Descalzo: «He sido feliz, claro. ¿Cómo no iba a serlo? Y he sido feliz ya aquí, sin esperar la gloria del cielo. Mira, tú ya sabes que no tengo miedo a la muerte, pero tampoco tengo ninguna prisa porque llegue. ¿Podré estar allí más en tus brazos de lo que estoy ahora? Porque este es el asombro: el cielo lo tenemos ya desde el momento en que podemos amarte. Nos vamos a morir sin aclarar cuál es el mayor de tus dones, si el de que tú nos ames o el de que nos permitas amarte».

CONTO

El 25 enero del año 2000 se celebró en Roma una ceremonia de clausura de la Semana de oración por la unidad de los cristianos. Fue presidida por el cardenal Roger Etchegaray. El cardenal narró entonces la siguiente leyenda, oída a un sacerdote ortodoxo:

Cuando Jesús, después de la Pascua, estaba a punto de subir al Cielo, dirigió la mirada hacia la tierra y la vio sumergida en la oscuridad, a excepción de unas lucecillas que iluminaban la ciudad de Jerusalén.

En plena Ascensión, se cruzó con el ángel Gabriel, quien estaba acostumbrado a realizar misiones terrestres. El mensajero divino le preguntó:

-¿Qué son esas lucecillas?

-Son los apóstoles reunidos en torno a mi Madre, -le contestó Jesús-. Mi plan es que, una vez que regrese al Cielo, les envíe el Espíritu Santo para que estos pequeños fuegos se conviertan en una gran brasa que inflame de caridad toda la tierra.

– El ángel se atrevió a replicarle:

-Y, ¿qué harás si el plan no funciona?

Tras un momento de silencio, Jesús respondió:

-¡No tengo otros planes!

(Fco. Fernández Carvajal, «El día que cambié mi vida», p. 267,)

LA MUERTE DE LA PARROQUIA

Una vez apareció sobre los muros y en el periódico de la ciudad un extraño anuncio fúnebre: “Con profundo dolor comunicamos la muerte de la parroquia de santa Eufrosia. Los funerales tendrán lugar el domingo a las 11 de la mañana”.

Naturalmente que el domingo había en la iglesia de santa Eufrosia un gentío inmenso, como nunca de había visto. No había un sitio libre, ni siquiera de pie. Ante el altar mayor se alzaba un catafalco con un ataúd de madera oscura. El párroco pronunció un sermón sencillo:

– Creo que nuestra parroquia no puede ni reanimarse ni resucitar; pero, dado que casi todos estamos aquí, quiero probar una última tentativa. Para ello me gustaría que todos pasarais ante el ataúd, a ver por última vez a la difunta. Desfilad, por favor, uno por uno en fila india. Una vez visto el cadáver, podéis salir por la puerta de la sacristía. Después, el que lo desee, podrá entrar de nuevo por el portón, para la Misa.

El párroco abrió el ataúd. Todos preguntaban curiosos:

-¿Quién estará ahí dentro?¿Quién será el verdadero muerto?

Comenzó el lento desfile. Uno tras otro iba asomándose al ataúd y miraba dentro, luego salía de la iglesia, Salían silenciosos y confundidos.

Porque todos los que deseaban ver el cadáver de santa Eufrosia y miraban en el ataúd veían en un espejo colocado al fondo de la caja su propio rostro.

Tomado de Padre Diego Millan García

BASTA CONOCER A LOS NIÑOS

Una vez un señor, alto funcionario del ministerio de educación, visitó a un pueblo durante las vacaciones de verano. Durante su estadía se ocupaba mucho de los niños de ese pueblo. Los llevó a pasear, los entretenía con juegos, en fin ayudaba a los niños del pueblo a pasaran unas lindas vacaciones. Llegó el día cuando el señor tenía que regresar a la ciudad. Allí el ministro de educación le preguntó:”¿Qué me puede decir el profesor de ese pueblo?” El señor dijo: “Es un profesor excelente. Les enseña a los niños a ayudarse mutuamente, a preocuparse por los pobres y además se muestra como profesor muy capacitado. Yo creo que es uno de los mejores profesores que existen”. “Muy bien, le dijo el ministro ,me encanta escuchar esto; ¡usted debe haber pasado mucho tiempo con ese profesor!” “No, ni siquiera he visto, no estaba en el pueblo durante las vacaciones. “El ministro estaba sorprendido:”¿Cómo puede usted describirlo tan bien, si nunca lo ha visto ni ha hablado con él?”

El señor respondió: ”Muy fácil, basta conocer a los niños a los que ha enseñado para saber como es el profesor.”

Tomado de MSC

ANÉCDOTA

IR AL CIELO POR TIERRA O POR AGUA

Es sabido que el Anglicanismo comienza por la pasión del rey Enrique VIII por una dama de la Corte llamada Ana Bolena. El monarca inglés pidió al papa Clemente VII la declaración de nulidad de su matrimonio con Catalina de Aragón. El Papa, después de estudiar tan delicado asunto, denegó la petición por considerar que el matrimonio de Enrique y Catalina era verdadero matrimonio. Montó en cólera el rey y se autonombró Cabeza de la Iglesia en Inglaterra, separándose de la Iglesia Católica. A partir de ese momento comenzó en Inglaterra una persecución contra los católicos que se mantuvieron fieles a Roma. Un día, Enrique VIII amenazó a dos católicos con estas palabras: Si no os declaráis partidarios del Anglicanismo, os haré arrojar al Támesis. Pero ellos no se asustaron ante las amenazas reales, que verdaderamente eran reales, a pesar de ser conscientes de que el rey había mandado a la muerte a muchos católicos, y replicaron: Nosotros sólo deseamos ir al Cielo y lo mismo nos da llegar allí por tierra que por agua.

Tomado de anécdotasycatequesis.

TESTIMONIO DE ETTY HILLESUM

“Esta mañana, paseando en bicicleta por el Stadionkade, he disfrutado del amplio horizonte que se descubre desde los alrededores de la ciudad, mientras respiraba el aire fresco, que todavía no nos han racionado. Por todas partes se ven carteles en los que se prohíbe a los judíos transitar por los senderos que conducen al campo. Pero, por encima de ese poquito de carretera que nos queda permitido, se extiende el cielo entero. No pueden nada contra nosotros: absolutamente nada. Pueden hacernos la vida muy dura, pueden despojarnos de algunos bienes materiales, pueden quitarnos la libertad exterior de movimientos…; pero es nuestra lamentable actitud psicológica la que nos despoja de nuestras mejores fuerzas: la actitud de sentirnos perseguidos, humillados, oprimidos; la de dejarnos llevar por el rencor; la de envalentonarnos para ocultar nuestro miedo. Tenemos todo el derecho de estar de vez en cuando tristes y abatidos porque nos hacen sufrir: es humano y comprensible. Y, sin embargo, la auténtica expoliación nos la infligimos nosotros. La vida me parece tan hermosa… y me siento libre. Dentro de mí el cielo se despliega tan grande como el firmamento”.

(Jacques Philippe, “La libertad interior”, p. 25)

LUGAR DE LA ASCENSIÓN

Relata San Ignacio de Loyola que en su peregrinación por los Lugares Santos veneró entre tantas otras “reliquias” del Señor, la piedra sobre la que dejó sus huellas sagradas en el momento de ascender a los cielos, desde el Monte de los Olivos. Hablaba de ellas Eusebio de Cesarea y se sabe que San Jerónimo y Santa Paula las besaron. Muchos otros se hacen eco de esta tradición, como San Paulino de Nola, San Agustín y Sulpicio Severo a inicios del siglo V. De las palabras que los ángeles dirigen a los discípulos tomó título la más alta de las tres cumbrecitas que coronan el Monte de los Olivos: se la conoce como “Viri Galilei” desde el siglo XIV. Hombres de Galilea, ¿qué estáis mirando al cielo? Ese Jesús que ha sido arrebatado al cielo, vendrá como le habéis visto ir al cielo(Act 1,11). Según refiere Eusebio en su “Vita Constantini”, Santa Elena edificó una iglesia en ese lugar; “a cielo descubierto, dice San Jerónimo refiriéndose probablemente a ésta, como para que todos pudiesen ver el cielo adonde había subido el Señor”. La peregrina Eteria, a inicios del siglo V, la menciona con el nombre deI mbomon, es decir, “Altura”. Destruida por los persas en el 614 fue nuevamente reedificada por el obispo Modesto, dándole forma de rotonda. Antes que el sultán Hakim la volviese a destruir a principios del siglo XI, brillaban en ella, la noche de la fiesta de la Ascensión, infinidad de luces, de suerte que parecía arder el monte en llamas. El P. Castillo, predicador del siglo XVII, relata lo que él vio en una de las capillitas edificadas en el monte, diciendo: “En medio está la piedra sobre la cual estaba Cristo Señor nuestro cuando subió al cielo, y dejó sus divinas plantas estampadas en ella. Hoy día no se ve más que una, y es la del pie izquierdo, porque la del derecho se la llevaron los turcos al templo de Salomón, habiendo para esto cortado la piedra…”

Castillo, El devoto peregrino, Madrid, Imprenta Real 1656, p. 195ss.

CIELO

Con la llegada de la era científica, todos estos significados religiosos de la palabra «cielo» entraron en crisis. El cielo es el espacio en el que se mueve nuestro planeta y todo el sistema solar, y nada más. Conocemos la ocurrencia atribuida a un astronauta soviético, al regreso de su viaje por el cosmos: «¡He recorrido el espacio y no he encontrado por ninguna parte a Dios!».

Tomado de P. Rainiero Cantalamessa

LOS CUARENTA DÍAS

El evangelio no dice nada de este período de 40 días entre la resurrección y la ascensión. ¿Qué significa, y por qué lo introduce Lucas? El número 40 se usa en la Biblia para indicar plenitud, sobre todo cuando se refiere a un período de tiempo. El diluvio dura 40 días y 40 noches; la marcha de los israelitas por el desierto, 40 años; el ayuno de Jesús, 40 días… Se podrían citar otros muchos ejemplos. En este caso, lo que pretende decir Lucas es que los discípulos necesitaron más de un día para convencerse de la resurrección de Jesús, y que Jesús se les hizo especialmente presente durante el tiempo que consideró necesario.

TEXTOS CLÁSICOS DE SUBIDAS AL CIELO

A propósito de Hércules escribe Apolodoro en su Biblioteca Mitológica: “Hércules… se fue al monte Eta, que pertenece a los traquinios, y allí, luego de hacer una pira, subió y ordenó que la encendiesen (…) Mientras se consumía la pira cuenta que una nube se puso debajo, y tronando lo llevó al cielo. Desde entonces alcanzó la inmortalidad…” (II, 159-160).

Suetonio cuenta sobre Augusto: “No faltó tampoco en esta ocasión un antiguo pretor que declaró bajo juramento que había visto que la sombra de Augusto, después de la incineración, subía a los cielos” (Vida de los Doce Césares, Augusto, 100).

Drusila, hermana de Calígula, pero tomada por éste como esposa, murió hacia el año 40. Entonces Calígula consagró a su memoria una estatua de oro en el Foro; mandó que la adorasen con el nombre de Pantea y le tributasen los mismos honores que a Venus. El senador Livio Geminio, que afirmó haber presenciado la subida de Drusila al cielo, recibió en premio un millón de sestercios.

De Alejandro Magno escribe el Pseudo Calístenes: “Mientras decía estas y otras muchas cosas Alejandro, se extendió por el aire la tiniebla y apareció una gran estrella descendente del cielo hasta el mar, acompañada por un águila, y la estatua de Babilonia, que llaman de Zeus, se movió. La estrella ascendió de nuevo al cielo y la acompañó el águila. Y al ocultarse la estrella en el cielo, en ese momento se durmió Alejandro en un sueño eterno” (Libro III, 33).

Con respecto a Apolonio de Tiana, cuenta Filóstrato que, según una tradición, fue encadenado en un templo por los guardianes. “Pero él, a medianoche se desató y, tras llamar a quienes lo habían atado, para que no quedara sin testigos su acción, echó a correr hacia las puertas del templo y éstas se abrieron y, al entrar él, las puertas volvieron a su sitio, como si las hubiesen cerrado, y que se oyó un griterío de muchachas que cantaban, y su canto era: Marcha de la tierra, marcha al cielo, marcha” (Vida de Apolonio de Tiana VIII, 30).

Sobre la nube véase también Dionisio de Halicarnaso, Historia antigua de Roma I,77,2: “Y después de decirle esto, [el dios] se envolvió en una nube y, elevándose de la tierra, fue transportado hacia arriba por el aire”.

Desde las primeras páginas de la Biblia encontramos la idea de que una persona de vida intachable no muere, es arrebatada al cielo, donde se supone que Dios habita. Así ocurre en el Génesis con el patriarca Henoc, y lo mismo se cuenta más tarde a propósito del profeta Elías, que es arrebatado al cielo en un carro de fuego. Interpretar esto en sentido histórico (como si un platillo volante hubiese recogido al profeta) significa no conocer la capacidad simbólica de los antiguos.

Sin embargo, existe una diferencia radical entre estos relatos del Antiguo Testamento y el de la ascensión de Jesús. Henoc y Elías no mueren. Jesús sí ha muerto. Por eso, no puede equipararse sin más el relato de la ascensión con el del rapto al cielo.

Es preferible buscar la explicación en la línea de la cultura clásica greco-romana. Aquí sí tenemos casos de personajes que son glorificados de forma parecida tras su muerte. Los ejemplos que suelen citarse son los de Hércules, Augusto, Drusila, Claudio, Alejandro Magno y Apolonio de Tiana. Los incluyo al final para los interesados.

J.L. Sicre

CHISTE

Muere Sor Pura, una religiosa muy, pero que muy buena, y su alma comienza a subir al cielo. Sube, sube y sube. Cuando llega a la puerta del cielo, San Pedro abre la puerta de par en par para recibirla. Pero Sor Pura sigue ascendiendo hacia arriba. San Pedro se asoma a la puerta y le grita:

–¡Sor Pura, diga un “taco”, que se pasa!

POEMA

¿Y dejas, Pastor santo,

tu grey en este valle hondo, escuro,

con soledad y llanto,

y tú, rompiendo el puro

aire, te vas al inmortal seguro?

Los antes bienhadados

y los agora tristes y afligidos,

¡a tus pechos criados,

de Ti desposeídos,

¿a dó convertirán ya sus sentidos?

¿Qué mirarán los ojos

que vieron de tu rostro la hermosura,

que no les sea enojos?

Quien oyó tu dulzura

¿qué no tendrá por sordo y desventura?

Aqueste mar turbado

¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto

al viento fiero, airado?

Estando tú encubierto,

¿qué norte guiará la nave al puerto?

¡Ay!, nube envidiosa

aun deste breve gozo, ¿qué te aquejas?

¿Dó vuelas presurosa?

¡Cuán rica tú te alejas!

¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas!

fray Luis de León

ORACIÓN

¿TANTA PRISA TIENES, SEÑOR, POR MARCHARTE?

Es tu último Misterio, Señor,

después de haber estado en medio de nosotros.

Te vimos Niño, y ante Ti nos arrodillamos

Te vimos en huída forzada hacia Egipto,

y conmovidos te acompañamos

Fuiste adorado por pastores

y, entre ellos,

dejamos ante Ti mil y un presentes.

¿Y ahora? ¿Por qué te vas, Señor?

Hemos contemplado asombrados

la hondura y el crecimiento de tu obra divina;

Hemos visto como tu mano curaba a cientos de heridos

cómo resucitabas a jóvenes,

y como levantaste…. hasta tu mejor amigo.

Hemos visto multiplicarse los panes y los peces

y, a continuación, a amigos y enemigos

con tanto alimento hartarse.

¿Y, ahora? ¿Dónde te vas, Señor?

Te acogimos Niño y, como joven que fuiste,

nos hablaste de altos ideales:

del amor sin horizontes y gratuito

de la verdad sin medias tintas

del cariño sin farsa ni contraprestaciones,

de la pobreza como fuente de riqueza

y de la riqueza como espoleta de pobreza

¿Y, ahora? ¿Tanta necesidad de marcharte tienes, Señor?

Nuestros oídos, Jesús,

siguen reteniendo el sonido de tu voz de profeta:

¡Convertíos! ¡Allanad el camino! ¡Perdonad!

Los caminos del Palestina de nuestro corazón

siguen iluminados por tu Verdad y por tu Gracia

Los caminos de la Jerusalén de nuestra alma

buscan y reverdecen al calor de tu Pasión y de tu Muerte.

¿Y, ahora? ¿Por qué, Señor, has de marcharte?

Déjanos, por lo menos, el sendero de tu Ascensión

iluminado por el resplandor del Espíritu

Fortalecido, con el auxilio de tu Espíritu

Asegurado, con la presencia de tu Espíritu

Indicado, por el consejo de tu Espíritu

Amén.

Tomado de Javier Leoz

MEDITACIÓN

HACED LA TAREA

¡Tenemos cosas que hacer

maravillosas!

Nos han encomendado la casa de este mundo.

Todo lo que el Creador hacía en él

es ahora tarea nuestra.

No os crucéis de brazos,

ni os deis a la buena vida.

¡De todo lo que podemos hacer

y no hagamos,

se nos pedirá cuenta!

¡Qué tarea tenemos encomendada!

Encender el sol cada mañana

para todos

y sacar brillo a la luna

para que relumbre por los caminos de la sombra.

Contar de una en una las estrellas,

investigar los planetas,

ponerles nombres:

a uno “amor”,

a otro «solidaridad»,

al más lejano, “lugar de encuentro”.

Tenemos que limpiar cada mañana la atmósfera,

para que respiren los niños

y se pierdan en su azul

el vuelo de los pájaros

y nuestras miradas.

Apresurémonos a limpiar el cielo

de aviones de guerra,

de helicópteros de vigilancia,

de cohetes nucleares,

de «cacharros» que llevan amenaza.

Hay que poner manos a la obra.

De lo contrario… llegará un día…

en que la tierra parecerá una caldera abrasada

y los árboles serán huesos calcinados

y los ríos llorarán como una madre sin agua.

Nos han dejado en la casa

para organizar entre los trabajadores

una convivencia digna.

¡Hay que poner sumo cuidado en la tarea!

Haced la Constitución

fundada en el valor de la persona.

Que reine el amor,

el respeto,

el servicio mutuo,

el desvelo por atender al que más lo necesita.

Mientras nosotros dormimos,

otros trabajan:

trabajan para sus propios intereses,

para someter a las personas,

aplastar a los pueblos,

llenar a tope sus arcas.

¿No véis cómo trabajan

cerrando la boca a los que gritan,

segando la vida a los que piden libertad,

apaleando a los que trabajan por la paz,

encarcelando a los que claman por la dignidad

de los hombres y de las villas?

Si hoy viniera el Dueño de la casa

y nos pidiera cuentas,

¿cuál sería el resultado

de la auditoría?

El Dueño de la casa avisa:

“Os lo digo a todos:

Trabajad con ahínco

en la tarea que os tengo encomendada”.

CARITAS

Un amor asi de grande Cuaresma y Pascua 1991.Págs. 241 s.

Jesús sube a los cielos

La última alegría

fue quedarte marchándote.

Tu subida a los cielos

fue ganancia, no pérdida:

fue bajar a la entraña, no evadirte.

Al perderte en las nubes

te vas sin alejarte,

asciendes y te quedas,

subes para llevarnos,

señalas un camino,

abres un surco.

Tu ascensión a los cielos

es la última prueba

de que estamos salvados,

de que estás en nosotros

por siempre y para siempre.

Desde aquel día la tierra

no es un sepulcro hueco,

sino un horno encendido:

no una casa vacía,

sino un corro de manos:

no una larga nostalgia,

sino un amor creciente.

Te quedaste en el pan,

en los hermanos,

en el gozo, en la risa,

en todo corazón que ama y espera,

en estas vidas nuestras

que cada día ascienden a tu lado.

(José Luis Martín Descalzo, Via lucis)

CANTO

EL CIELO NO PUEDE ESPERAR (de la película de Carlo Acutis).

“Envíame”, Ixcís

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela