VI Domingo del Tiempo Ordinario

CITA

Ama y haz lo que quieras”

San Agustín

S. Ireneo, «El Señor prescribió el amor a Dios y enseñó la justicia para con el prójimo a fin de que el hombre no fuese ni injusto ni indigno de Dios. Así, por el Decálogo, Dios preparaba al hombre para ser su amigo y tener un solo corazón con su prójimo… Las palabras del Decálogo persisten también entre nosotros (cristianos) (haer. 4, 16,3-4

San Agustín Dios escribió en las tablas de la ley lo que los hombres no leían en sus corazones (S. Agustín, Sal. 57,1).

Como la caridad comprende dos preceptos en los que el Señor condensa toda la ley y los profetas…, así los diez preceptos se dividen en dos tablas: tres están escritos en una tabla y siete en la otra (S. Agustín, serm. 33,2,2).

San Bernardo: «Y ya que en la voluntad de Dios está la vida, no podemos dudar lo más mínimo de que nada encontraremos que nos sea más útil y provechoso que aquello que concuerda con el querer divino, vida de nuestra alma. Procuremos con solicitud no desviarnos en lo más mínimo de la voluntad de Dios» (Sermón 5).

San Cromacio «No vino el Hijo de Dios a abolir la Ley y los Profetas, Él que es el autor de la Ley y los Profetas; porque Él mismo entregó por medio de Moisés la Ley que habría de transmitir al pueblo e inundó de Espíritu Santo a los profetas para que anunciaran las cosas futuras: “No he venido —dice— a abolir la Ley o los Profetas, sino a darles cumplimiento”».

San Basilio Magno, «Digamos en primer lugar que Dios nos ha dado previamente la fuerza necesaria para cumplir todos los mandamientos que él nos ha impuesto, de manera que no hemos de apenarnos como si se nos exigiese algo extraordinario, ni hemos de enorgullecernos como si devolviésemos a cambio más de lo que hemos recibido. Si usamos adecuada y rectamente de estas energías que se nos han otorgado, entonces llevaremos con amor una vida llena de virtudes; en cambio, si no las usamos debidamente, habremos viciado su finalidad». (de la Regla monástica mayor)

San Jerónimo «Cuando leo el evangelio y encuentro testimonios de la Ley y de los Profetas, no considero en ello otra cosa que a Cristo. Cuando contemplo a Moisés, cuando leo a los profetas es para comprender lo que dicen de Cristo. El día que habré llegado a entrar en el resplandor de la luz de Cristo y brille en mis ojos como la luz del sol, ya no seré capaz de mirar la luz de una lámpara. Si alguien enciende una lámpara en pleno día, la luz de la lámpara se desvanece. Del mismo modo, cuando uno goza de la presencia de Cristo, la Ley y los Profetas desaparecen. No quito nada a la gloria de la Ley y de los Profetas; al contrario, los enaltezco como mensajeros de Cristo. Porque cuando leo la Ley y los Profetas, mi meta no es la Ley y los Profetas sino, por la Ley y los Profetas quiero llegar a Cristo».

San Hilario «Ésta es una manera magnífica de introducir la superación de las obras de la Ley, superación que, sin abolirla, constituye un mejoramiento progresivo».

San Juan Crisóstomo «Porque no dijo absolutamente: “El que codicie…” —aun habitando en las montañas se puede sentir la codicia o concupiscencia—, sino: “El que mire a una mujer para codiciarla”. Es decir, el que busca excitar su deseo, el que sin necesidad ninguna mete a esta fiera en su alma, hasta entonces tranquila. Esto ya no es obra de la naturaleza, sino efecto de la desidia y tibieza. Esto hasta la antigua ley lo reprueba de siempre cuando dice: “No te detengas a mirar la belleza ajena” (Ecle 9,8). Y no digas: ¿Y qué si me detengo a mirar y no soy prendido? No. También esa mirada la castiga el Señor, no sea que fiándote de esa seguridad, vengas a caer en el pecado. ¿Y qué si miro —me dirás— y tengo, sí, deseo, pero nada malo hago? Pues aun así estás entre los adúlteros. Lo dijo el Legislador, y no hay que averiguar más. Mirando así una, dos y hasta tres veces, pudiera ser que te contengas; pero, si lo haces continuadamente, y así enciendes el horno, absolutamente seguro que serás atrapado, pues no estás tú por encima de la naturaleza humana. Nosotros, si vemos a un niño que juega con una espada, aun cuando no lo veamos ya herido, lo castigamos y le prohibimos que la vuelva a tocar más. Así también Dios, aun antes de la obra, nos prohíbe la mirada que pueda conducirnos a la obra. Por¬que el que una vez ha encendido el fuego, aun en la ausencia de la mujer que lascivamente ha mirado, se forja mil imágenes de cosas vergonzosas, y de la imagen pasa muchas veces a la obra. De ahí que Cristo elimina incluso el abrazo que se da con solo el corazón».

Santo Tomas de Aquino la ley divina mira a conducir a los hombres al fin de la eterna felicidad, lo que es impedido por cualquier pecado y acto, sea exterior, sea interior.(Suma Teológica, I-II, q. 98, a. 1 c)

Francisco de Sales Un mandato, por suave que sea, se convierte en duro cuando lo impone un corazón tirano y cruel, pero se hace fácil cuando es el amor quien lo ordena… Tratado del Amor de Dios: Nos ha entregado la Ley del Amor Libro 8, Cáp. 5. V. 72-74

Concilio Vaticano II: “Los obispos, como sucesores de los apóstoles, reciben del Señor…la misión de enseñar a todos los pueblos y de predicar el Evangelio a todo el mundo para que todos los hombres, por la fe, el bautismo y el cumplimiento de los mandamientos, consigan la salvación” (LG 24).

Pablo VI: “La Iglesia ha de renunciar a viejas tradiciones para ser fiel a la Tradición”.

S. Juan Pablo II, “Por doquier es necesario un nuevo anuncio del Evangelio, incluso a los bautizados. Muchos europeos contemporáneos creen saber qué es el cristianismo, pero realmente no lo conocen. Con frecuencia se ignoran ya hasta los elementos y las nociones fundamentales de la fe. Muchos ‘bautizados’ viven como si Cristo no existiera. Se repiten los gestos y los signos de la fe, especialmente en las prácticas de culto, pero no se corresponden con una acogida real del contenido de la fe y con una adhesión a la persona de Jesús… Se difunden diversas formas de agnosticismo y ateísmo práctico que contribuyen a agravar la disociación entre fe y vida…” (E/E 47).

La verdadera autonomía moral del hombre no significa en absoluto el rechazo , sino la aceptación de la ley moral, del mandato de Dios. (…) La libertad del hombre y la ley de Dios se encuentran y están llamadas a compenetrarse entre sí, en el sentido de la libre obediencia del hombre a Dios y de la gratuita benevolencia de Dios al hombre (San Juan Pablo II, Encíclica Veritatis splendor, n. 41).

«La observancia de la Ley de Dios, en determinadas situaciones, puede ser difícil, muy difícil: sin embargo, jamás es imposible. Ésta es una enseñanza constante de la tradición de la Iglesia, expresada así por el Concilio de Trento: Nadie puede considerarse desligado de la observancia de los mandamientos, por muy justificado que esté; nadie puede apoyarse en aquel dicho temerario y condenado por los Padres: que los mandamientos de Dios son imposibles de cumplir por el hombre justificado. Porque Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas. Sus mandamientos no son pesados, su yugo es suave y su carga ligera». (Veritatis Splendor, n. 102)

Benedicto XVI: “Jesús presenta la relación de la Torá de Moisés con la Torá del Mesías mediante una serie de antítesis: a los antiguos se les ha dicho, pero yo os digo. El Yo de Jesús destaca de un modo como ningún maestro de la Ley se lo puede permitir. La multitud lo nota; Mateo nos dice claramente que el pueblo «estaba espantado» de su forma de enseñar. No enseñaba como lo hacen los rabinos, sino como alguien que tiene «autoridad» (7, 28; cf. Mc 1, 22; Lc 4, 32). Naturalmente, con estas expresiones no se hace referencia a la calidad retórica de las palabras de Jesús, sino a la reivindicación evidente de estar al mismo nivel que el Legislador, a la misma altura que Dios. El «espanto» (término que normalmente se ha suavizado traduciéndolo por «asombro») es precisamente el miedo ante una persona que se atreve a hablar con la autoridad de Dios. De esta manera, o bien atenta contra la majestad de Dios, lo que sería terrible, o bien —lo que parece prácticamente inconcebible— está realmente a la misma altura de Dios” (Joseph Ratzinger – Benedicto XVI, Jesús de Nazaret (Primera Parte), Editorial Planeta, Santiago de Chile, 2007, p. 132 – 133).

La novedad de Jesús consiste, esencialmente, en el hecho que él mismo «llena» los mandamientos con el amor de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo que habita en él. Y nosotros, a través de la fe en Cristo, podemos abrirnos a la acción del Espíritu Santo, que nos hace capaces de vivir el amor divino. (Ángelus, Plaza de San Pedro, domingo13 de febrero de 2011)

SS. Francisco, Decir la verdad a nosotros mismos: ¡esto no es fácil! (Homilía en la parroquia Santo Tomás Apóstol, 16 de febrero de 2014)

«Me duele comprobar cómo en algunas comunidades cristianas, y aun entre personas consagradas, consentimos diversas formas de odios, calumnias, difamaciones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones que parecen una implacable caza de brujas. ¿A quién vamos a evangelizar con esos comportamientos?». El Papa quiere trabajar por una Iglesia en la que «todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros, cómo os dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis».

Ronald A. Knox, «… Un sacrificio es más o menos difícil de realizar, no según lo que cueste, sino según el espíritu con que se haga. Pensad en un joven amante que sale a comprar un regalo, y luego en un hombre que paga el impuesto sobre la renta, y comprenderéis que es la voluntad lo que hace que los sacrificios sean fáciles o difíciles. El cristiano servil, que cumple los diez mandamientos y nada más, siente la moral común como una piedra que llevara atada al cuello. El amor no siente su carga, no cuenta sus trabajos, y se esfuerza por intentar más de lo que puede conseguir. La ley dada en el Sinaí hablaba con el trueno de la autoridad; el Sermón de la Montaña habla tan sólo con el murmullo del amor» («Sermones pastorales», p 106)

P. José A. Marcone, I.V.E. ¿Por qué los sacerdotes hablamos tan poco de la gracia santificante y de la inhabitación del Espíritu Santo en el alma del justo, siendo que en eso consiste la esencia de la Ley Nueva? ¿No será porque todavía tenemos el espíritu de la Ley Antigua? ¿No será porque tenemos una concepción farisaica del cristianismo? ¿No será porque concebimos el cristianismo y la religión católica como un moralismo y nos olvidamos que, ante todo, es un evento, el de la Encarnación? ¿No será porque nos olvidamos que la ley sólo se puede cumplir porque la gracia del Espíritu Santo nos lo permite?

Hans Urs Von Balthasar, El que sigue a Dios, le encuentra y entra en su reino; quien sólo busca en la ley su perfección personal, le pierde y, si persiste en su actitud, le pierde definitivamente. (LUZ DE LA PALABRA, Comentarios a las lecturas dominicales A-B-C, Ediciones ENCUENTRO.MADRID-1994.Pág. 40 s.)

Cecil B. de Mille observó acerca de principios contenidos en su monumental película Los diez mandamientos: Nosotros no podemos quebrantar la ley. Sólo podemos quebrantarnos a nosotros mismos y en contra de la ley.

Franz Jalics, «Todo lo que vivenciamos en las relaciones humanas sucede al mismo tiempo con Dios. Si queremos saber cómo nos relacionamos con Jesucristo, lo podemos deducir fácilmente a partir de nuestras relaciones humanas. Cada uno trata a Dios como trata a sus semejantes» Ejercicios de contemplación

Montesquieu “Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Ha de ser ley porque es justa”

CONTO

O TODOS O NINGUNO.

«Quien ama no querría cambiarse en ninguna otra persona, ni mejor ni peor. Quien no puede humillarse ante sí y ante su amada, no ama» (S. Kierkegaard)

Un niño de unos nueve años, un domingo recuerda a su padre que hay que ir a misa.

– Hoy no vamos – dice el padre-. Yo tengo otras cosas que hacer.

– Pero, papá, -insiste el niño- es que hoy tenemos obligación de ir. Lo manda el tercer Mandamiento de la Ley de Dios.

– No te preocupes. Eso no tiene importancia. Ya iras otro día. El pequeño se calla.

Pero al poco rato interviene de nuevo:

– Oye papá, si el tercer Mandamiento no tiene importancia, el cuarto aún debe importar menos.

Los Mandamientos no son un capricho de Dios, ni unos obstáculos que nos coloca en nuestro camino. Son algo así como las señales de tráfico en la carretera. La señal no crea el peligro; simplemente, lo señala, lo avisa; el peligro está ahí. Dios, porque nos ama, nos indica lo que nos conviene, lo que es bueno para nosotros y lo que no. Darnos, indicarnos los Mandamientos es una prueba de amor. Y la respuesta lógica, por nuestra parte, debería ser el agradecimiento. No conviene confundir fácil o agradable con bueno. Ni tampoco costoso con malo. Normalmente las cosas buenas, cuestan.

Tomado de anecdonet

ANÉCDOTA

LA MUERTE DE AGRIPINA

Hay frases curiosas, como hace tiempo que no me he bautizado o tengo tentaciones contra el quinto mandamiento. He aquí un ejemplo de esto último, un bellísimo parricidio histórico.

Agrippina (15-59 AD) – madre del emperador romano Nero resultó para este último mucho más difícil de matar de lo que esperaba.

Intentó envenenarla tres veces, pero ella había tomado el antídoto con anterioridad, luego intentó aplastarla con un falso techo sobre su cama, pero alguien la previno. Intentó también ahogarla proporcionándole un paseo en una barca poco fiable, pero ella consiguió nadar hasta la orilla.

Finalmente, harto de sus fracasos, envió a un centurión a matarla. El centurión la golpeó primero en la cabeza, tal y como había sido ordenado, pero ella se arrancó el vestido de los pechos y exclamó «Golpea aquí, a estos pechos que fueron capaces de nutrir a semejante monstruo como Nero».

Tomado de Anecdonet

NOS ESTÁN HACIENDO PERDER LA FE

Es significativa la anécdota de la abuela a la que indicaron que se podía comer una hora antes de comulgar, puesto que lo había permitido el Papa. Ella replicó: “Pues si el Papa se quiere condenar, que se condene; allá él, pero yo no”. Cuántos repiten: “Nos están haciendo perder la fe”.

Tomado de P. Juan Jáuregui Castelo

¿QUÉ ES LO QUE ENCUENTRA DE ATRACTIVO EN MI?

Santa Teresita del Niño Jesús escribe en su diario de vida espiritual que se había propuesto de atender con especial cariño a una monja de su convento que era particularmente antipática. La colmó de favores y toda clase de atenciones. La susodicha hermana en la religión le preguntó un día muy curiosa: “Dígame, hermana, qué es lo que encuentra de atractivo en mi? Siempre me sonríe con especial dulzura”. Qué sorpresa se habrá llevado la monja cuando leyó después de muerta Santa Teresita, lo que se refería a ella. Lo cierto es que ella, al velar a la Santa, apoyó su frente en los pies de Santa Teresita y experimento instantáneo alivio del dolor de cabeza que la había torturado durante años.

Tomado de MSC

AMOR AL ENEMIGO

San Melaso, patriarca de Antioquia, fue condenado al destierro por el emperador Valente, en odio a la fe. El gobernador de Antioquia se apoderó del Santo y se lo llevaba en su carroza. El pueblo que amaba apasionadamente a su Santo pastor lanzaba piedras a la cabeza del gobernador; pero el Santo, cubriéndolo con su manto, buscó de protegerlo con su propio cuerpo contra las piedras lanzadas. (Grandmaison II, 35).

Tomado de MSC

La Torá, la Ley, según Rabí Shimon, tiene un cuerpo, los mandamientos. Este cuerpo está vestido con vestiduras. Los necios del mundo solo miran la vestidura, la historia de la Torá, no saben nada más. No miran debajo de la prenda. Los que saben más no miran el vestido, sino el cuerpo debajo del vestido. Los sabios, servidores del reino elevado, miran sólo al alma, raíz de todo, Real Torá.

Nuestra pregunta de hoy es: ¿Jesús vivió su vida bíblicamente? Según los Evangelios no lo hizo. No guardó el más sagrado y primer mandamiento de la Ley, santificar el día de reposo.

Tomado de P. Félix Jiménez

BEATIFICACIÓN DEL P. KENTENICH

P. Ángel Strada hablando del proceso de beatificación del P. Kentenich: «En la persona de cada ser humano hay misterios: ¿por qué actuó de esta forma y no de otra? ¿No hubiera sido más prudente hacer esto o aquello? Y cada vez más me decía: se trata de la santidad de una persona, no de un ángel. Y ser una persona implica error, problemas, conflictos, fracaso, derrotas. Todo esto pertenece a la vida humana. No existe la santidad sin límites. debemos renunciar a una imagen de nuestro fundador donde todo es perfecto, donde hubo santidad desde un comienzo. Este Kentenich no existió».

IR MAS ALLA DE LA LEY

Fiorello LaGuardia fue alcalde de Nueva York durante los años de la Gran Depresión y fue un alcalde muy querido por todos los ciudadanos.

Una noche gélida de invierno, el alcalde se presentó en el juzgado de uno de los barrios más pobres de la ciudad, envió al juez a casa y ejerció de juez en su lugar.

A los pocos minutos una mujer que había robado una barra de pan fue llevada ante el juez por la policía. Le dijo al juez que su hija había sido abandonada por su marido, que estaba enferma y que sus dos nietos tenían mucha hambre.

El panadero por su parte se negaba a retirar los cargos contra la mujer y le decía al juez que el barrio era muy peligros y que tenía que ser castigada para que los delincuentes aprendieran la lección. El alcalde, ahora juez, se dirigió a la mujer y le dijo: Tengo que castigarla. La ley es para todos. Pagará diez dólares o diez días de cárcel. Mientras decía esto sacó diez dólares del bolsillo y los echó en el sombrero. Aquí están los diez dólares de su multa y además voy a poner una multa de cincuenta céntimos a todos los que están en el juzgado por vivir en una ciudad en la que una persona tiene que robar pan para que coman sus nietos.

Sr. Alguacil haga la colecta y entréguesela a la acusada. El panadero, los delincuentes y los policías allí presentes pagaron sus cincuenta céntimos de multa y la acusada se fue a casa con 47,50 dólares.

El alcalde cumplió la ley y fue más allá de la ley. Cumplir la ley, cumplir los diez mandamientos, tiene su mérito, pero el evangelio de Jesús es una invitación a ir más allá de la letra de la ley.

Tomado de P. Félix Jiménez

UNA IOTA O UNA COMA

«No dejará de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley» . En el texto original griego se habla de «una iota o una coma». Iota es la letra griega correspondiente a nuestra «i» que en alguna de sus formas se convierte en una especie de coma pequeña. Jesús se refiere también a la pequeñísima letra hebrea «iod», que se escribe precisamente como una coma. Es decir, que para Jesús no sólo no se puede cambiar ni una letra de la Ley sino ni siquiera una parte de una letra. ¿Por qué está Jesús hablando de la letra de la Ley e incluso de partes de esa letra?

Para entender está preocupación de Jesús por La Ley, hay que tener en cuenta que los destinatarios del Evangelio de Mateo eran hombres y mujeres procedentes de religión y cultura judías. Para los judíos la Ley era lo que daba sentido a la vida y al universo

Mateo quiere presentarles la novedad que trae Jesús con su mensaje, pero partiendo de la situación el la que se hallan estos destinatarios: una situación de fuera de la BIBLIA te respeto por la Ley.

Pepe Gómez, Tiempo Interior

CHISTE

ALGUIEN NOS ESTÁ VIGILANDO (Rectitud de intención)

Un policía de tráfico se dirigió a un conductor y le dijo:

– “¿Qué le ha pasado? ¿No ha visto usted la luz roja del semáforo?”.

– “¡La verdad es que sí!” –le contestó el conductor–. “Vi la luz roja del semáforo, pero a quien no vi fue a usted”.

Tomado de anecdonet

LOS 10 MANDAMIENTOS DEL ESTADO

Obedecerás al Estado sobre todas las cosas

No criticarás al Estado

El Estado controlará tus movimientos

Honrarás a tu presidente del Estado

El Estado controlará la sanidad

Saldrás de casa cuando te indique el Estado

El Estado decidirá sobre la vida de las personas

Trabajarás cuando te lo diga el Estado

Todos los bienes podrán ser gestionados por el Estado

El Estado decidirá sobre tu ocio

Tomado de anecdonet

POEMA

¿DE CARNE O DE PIEDRA?

Arranca la mano de piedra,

que aprieta con saña

y apunta con odio,

cocina maldades

y pone cadenas…

Verás cómo crece

la mano de carne

que acuna y aquieta,

que quita cerrojos,

que escribe poemas

Arranca la pierna de piedra

que al pisar aplasta,

que avanza sin norte,

y, cerril, patea.

Verás cómo crece

la pierna de carne,

que baila ligera,

que te lleva, lejos,

donde Dios te llama,

donde el hombre espera.

José María R. Olaizola, sj

«Hazme una Cruz sencilla,

carpintero…

Sin añadidos ni ornamentos…

que se vean desnudos

los maderos,

desnudos

y decididamente rectos:

los brazos en abrazo hacia la tierra,

el mástil disparándose a los cielos.

Que no haya un solo adorno

que distraiga este gesto:

este equilibrio humano

de los dos mandamientos…

sencilla, sencilla,

hazme una Cruz sencilla, carpintero.»

(León Felipe, «Oh, este viejo y roto violín»)

MEDITACIÓN

EN VEZ DE…

Elige amar en vez de odiar,

crear en vez de destruir,

perseverar en vez de claudicar,

alabar en vez de criticar,

curar en vez de herir,

reconciliar en vez de pelear,

enseñar en vez de esconder,

compartir en vez de robar,

actuar en vez de aplazar,

crecer en vez de conservar,

comprender en vez de juzgar,

unir en vez de separar,

alumbrar en vez de esconder,

bendecir en vez de blasfemar,

compartir en vez de almacenar,

sembrar en vez de cosechar…

y en vez de morir vivirás.

Y sabrás por qué mi palabra es palabra de vida

y mi evangelio buena noticia;

por qué de nada sirve, aunque se estile,

echar a vestido viejo remiendo de paño nuevo

y vino nuevo en odres viejos.

Deja ya de soñar en rebajas,

en normas y en trampas legales,

y no intentes comprar el reino de mi Padre.

No te arrastres bajo el peso de la ley;

corre libremente impulsado por el amor.

Y, en vez de morir, ¡vive!

¡Empieza a ser cristiano!

Florentino Ulibarri

ORACIÓN

NO HE VENIDO A ABOLIR

Has venido, Señor…

a traer plenitud a las vidas mediocres,

a traer libertad a los que estamos atados,

a traer ilusión a las vidas cansadas,

a traer sorpresa a la gris rutina,

a traer descanso a los agobiados.

Has venido, Señor…

a traer sabiduría a los pequeños,

a levantar a los encorvados,

a perdonar una y mil veces,

a liberarnos de los compromisos,

a enseñarnos a ser los últimos.

Has venido, Señor…

a demostrarnos el valor de la pobreza

y del compartir,

a construir tu Reino de justicia,

a sacarnos de la esclavitud del poder,

del dinero y del prestigio,

a cambiarnos el corazón de piedra,

a revitalizar nuestra historia personal.

Has venido, Señor…

a contagiarnos la misericordia,

a potenciar lo mejor de nosotros mismos,

a dinamizar nuestra existencia,

a poner a las personas

por encima de las normas,

a despertar nuestra coherencia y fraternidad.

Has venido, Señor…

a entusiasmarnos con tu Reino,

a hablarnos al corazón a cada uno,

a llenar nuestra vida de sentido y de tu Espíritu

a hacernos grandes en el Reino de los cielos,

has venido y vienes siempre, Señor.

Mari Patxi Ayerra

CANTO

Mis Palabras No Pasarán Gen Verde

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela