V Domingo del Tiempo Ordinario

CITA

Si quieres que te quieran, quiere

Alejandro Illescas

Todo el que ha alcanzado la iluminación, ilumina.

Fray Marcos

Carta a Diogneto: “Los cristianos no se distinguen de los demás hombres ni por el país ni por la lengua ni por el modo de vestir. No viven en ciudades reservadas para ello solos, no hablan un dialecto especial, su tipo de vida no tiene nada de particular… Siguen las costumbres locales en su modo de vivir y, al mismo tiempo, testimonian las leyes extraordinarias y realmente paradójicas de su república espiritual… En una palabra, lo que el alma es en el cuerpo, los cristianos lo son en el mundo”

San Gregorio de Nisa «Considerando que Cristo es la luz verdadera sin mezcla posible de error alguno, nos damos cuenta de que también nuestra vida ha de estar iluminada con los rayos de luz verdadera. Los rayos del sol de justicia son las virtudes que de Él emanan para iluminarnos, para que nos desnudemos de las obras de las tinieblas y andemos como en pleno día, con dignidad, y apartando de nosotros las ignominias que se cometen a escondidas y obrando en todo a plena luz, nos convirtamos también nosotros en luz y, según es propio de la luz, iluminemos a los demás con nuestras obras».

Ignacio de Antioquía Obremos, pues, siempre conscientes de que él habita en nosotros, para que seamos templos suyos y él sea nuestro Dios en nosotros, tal como es en realidad y tal como se manifestará ante nuestra faz; por esto, tenemos motivo más que suficiente para amarlo. A los Efesios: Si eres luz, vive en la luz 13-15: Funk 2, 197-201

San Agustín, Una cosa es buscar en la buena acción tu propia alabanza y otra buscar en el bien obrar la alabanza de Dios. Cuando buscas tu alabanza, te has quedado en la mirada de los hombres; cuando buscas la alabanza de Dios, has adquirido la gloria eterna. (Sermón 338, O.C. (XXV), BAC Madrid 1984, 770-73)

Cromacio de Aquilea El Señor llamó a sus discípulos sal de la tierra, porque habían de condimentar con la sabiduría del cielo los corazones de los hombres, insípidos por obra del diablo. Ahora les llama también luz del mundo, porque, después de haber sido iluminados por él, que es la luz verdadera y eterna, se han convertido ellos mismos en luz que disipa las tinieblas. Sobre el Evangelio de San Mateo:vosotros sois la luz del mundo Tratado 5, 1. 3-4: CCL 9, 405-407

Juan Crisóstomo tú eres lámpara, no para disfrutar en solitario de la luz, sino para reconducir al que yerra. Sobre la Carta a los Romanos: La lámpara no luce para sí, sino para los que viven en tinieblas Homilía 20, 2: PG 51, 174

San Juan de la Cruz: «Dios os libre que se comience a envanecer la sal, que, aunque más parezca que hace algo por fuera, en sustancia no será nada, cuando está cierto que las buenas obras no se pueden hacer sino en virtud de Dios».

Santa Teresa del Niño Jesús: Me parece que esta antorcha representa la caridad que debe iluminar y alegrar no sólo a aquellos que más quiero, sino a todos lo que están en la casa.

Pío XII: “…el cansancio de los buenos…”

Paulo VI: “Un catolicismo cómodo y quieto no es verdadera interpretación de la vocación cristiana. No pertenezcáis al grupo de católicos dimisionarios, apáticos, ocasionales, conformistas” (1-VI-1969).

Concilio Vaticano II, Son innumerables las ocasiones que tienen los laicos para ejercer el apostolado de la evangelización y la santificación. El mismo testimonio de su vida cristiana y las obras hechas con sentido sobrenatural tiene eficacia para atraer a los hombres hacia la fe y hacia Dios: “alumbre así vuestra luz ante los hombres para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos (Mt 5, 16) (Decreto Apostolicam actuositatem, n. 6).

Catecismo (782), La “misión es ser la sal de la tierra y la luz del mundo. Es un germen muy seguro de unidad, de esperanza y de salvación para todo el género humano”.

1216 En los textos litúrgicos antiguos se llama al bautismo “iluminación”, de modo que el cristiano “‘tras haber sido iluminado’ (Hb 10,32), se convierte en ‘hijo de la luz’ (1Ts 5,5), y en ‘luz’ él mismo’”.

Juan Pablo II Cristo, luz del mundo, os está enviando hoy a vosotros hermanos y hermanas, descendientes de los antepasados, os está enviando a vosotros en el camino de la vida. Éste es el camino de verdad, es el camino de siempre y de la nueva evangelización. Homilía (11-08-1993)

«Hoy hace falta mucha imaginación para aprender a dialogar sobre la fe y sobre las cuestiones más fundamentales para el hombre. Se necesitan personas que amen y que piensen, porque la imaginación vive del amor y del pensamiento»¡Levantaos! ¡Vamos!, p. 100.

«misioneros con los gestos y las palabras y, dondequiera que trabajemos y vivamos seremos signos del amor de Dios, testigos creíbles de la presencia amorosa de Cristo (…). Así como la sal da sabor a la comida y la luz ilumina las tinieblas, así también la santidad da pleno sentido a la vida, haciéndola un reflejo de la gloria de Dios»

Benedicto XVI Unidos a él, los cristianos pueden difundir en medio de las tinieblas de la indiferencia y del egoísmo la luz del amor de Dios, verdadera sabiduría que da significado a la existencia y a la actuación de los hombres. Ángelus (06-02-2011)

Francisco «Tenemos por tanto una tarea y una responsabilidad por el don recibido: la luz de la fe, que está en nosotros por medio de Cristo y de la acción del Espíritu Santo, no debemos retenerla como si fuera nuestra propiedad. Sin embargo, estamos llamados a hacerla resplandecer en el mundo, a donarla a los otros mediante las buenas obras. ¡Y cuánto necesita el mundo de la luz del Evangelio que transforma, sana y garantiza la salvación a quien lo acoge! Esta luz debemos llevarla con nuestras buenas obras». (Ángelus, SS Francisco, 5 de febrero de 2017).

«la Iglesia no necesita tantos burócratas y funcionarios, sino misioneros apasionados, devorados por el entusiasmo de comunicar la verdadera vida. Los santos sorprenden, desinstalan, porque sus vidas nos invitan a salir de la mediocridad tranquila y anestesiante» (GE, n. 138).

Si sois pobres de espíritu, si sois mansos, si sois puros de corazón, si sois misericordiosos… seréis la sal de la tierra y la luz del mundo.

¡Qué hermosa misión la de dar luz al mundo! Es una misión que tenemos nosotros. ¡Es hermosa! Es también muy bello conservar la luz que recibimos de Jesús, custodiarla, conservarla. El cristiano debería ser una persona luminosa, que lleva luz, que siempre da luz. Una luz que no es suya, sino que es el regalo de Dios, es el regalo de Jesús. Y nosotros llevamos esta luz. Si el cristiano apaga esta luz, su vida no tiene sentido: es un cristiano sólo de nombre, que no lleva la luz, una vida sin sentido. Pero yo os quisiera preguntar ahora: ¿cómo queréis vivir? ¿Como una lámpara encendida o como una lámpara apagada? ¿Encendida o apagada? ¿Cómo queréis vivir? [la gente responde: ¡Encendida!] ¡Lámpara encendida! Es precisamente Dios quien nos da esta luz y nosotros la damos a los demás. ¡Lámpara encendida! Ésta es la vocación cristiana. Ángelus (09-02-2014)

¡Cuántas veces soñamos con planes apostólicos expansionistas, meticulosos y bien dibujados, propios de generales derrotados! Así negamos nuestra historia de Iglesia, que es gloriosa por ser historia de sacrificios, de esperanza, de lucha cotidiana, de vida deshilachada en el servicio, de constancia en el trabajo que cansa, porque todo trabajo es «sudor de nuestra frente». En cambio, nos entretenemos vanidosos hablando sobre «lo que habría que hacer» —el pecado del «habriaqueísmo»— como maestros espirituales y sabios pastorales que señalan desde afuera. Cultivamos nuestra imaginación sin límites y perdemos contacto con la realidad sufrida de nuestro pueblo fiel. Evangelii gaudium 96

“La sal sirve para dar sabor a la comida y la luz para iluminar las cosas. Ser sal y luz para los demás, sin atribuirse méritos. Ese es el sencillo testimonio habitual, la santidad de todos los días, a la que está llamado el cristiano”.

“Sal para los demás, luz para los demás, porque la sal no se da sabor a sí misma, sino que está siempre al servicio de los demás, Y la luz tampoco se ilumina a sí misma, sino que está siempre al servicio de los demás”.

Para comprender mejor estas imágenes, tengamos en cuenta que la ley judía prescribía poner un poco de sal sobre cada oferta presentada a Dios, como un signo de alianza. La luz, entonces, para Israel era el símbolo de la revelación mesiánica que triunfa sobre las tinieblas del paganismo. Los cristianos, el nuevo Israel, reciben, entonces, una misión para con todos los hombres: con la fe y la caridad pueden orientar, consagrar, hacer fecunda la humanidad. Todos los bautizados somos discípulos misioneros y estamos llamados a convertirnos en un Evangelio vivo en el mundo: con una vida santa daremos “sabor” a los diferentes ambientes y los defenderemos de la corrupción, como hace la sal; y llevaremos la luz de Cristo a través del testimonio de una caridad genuina. Pero si los cristianos perdemos sabor y apagamos nuestra presencia de sal y de luz, perdemos la efectividad.» (Ángelus de S.S. Francisco, 9 de febrero de 2014).

[…] un compromiso concreto desde la fe para la construcción de una sociedad nueva, es vivir en medio del mundo y de la sociedad para evangelizar sus diversas instancias, para hacer crecer la paz, la convivencia, la justicia, los DD.HH., la misericordia, y así extender el Reino de Dios en el mundo Christus vivit, nro.168.

Hans Urs Von Balthasar, El hombre que reza verdaderamente (no como el fariseo, sino como el publicano) aprende a experimentar más profundamente que debe entregarse del todo porque Dios en sí mismo es el amor trinitario que se da, un amor en el que cada una de las personas sólo existe para las otras y no conoce ningún ser-para-sí. (LUZ DE LA PALABRA, Comentarios a las lecturas dominicales A-B-C, Ediciones ENCUENTRO.MADRID-1994.Pág. 38 s.)

san Josemaría: “Tú eres sal, alma de apóstol. –‘Bonum est sal’ –la sal es buena, se lee en el Santo Evangelio, ‘si autem sal evanuerit’– pero si la sal se desvirtúa…, nada vale, ni para la tierra, ni para el estiércol; se arroja fuera como inútil. Tú eres sal, alma de apóstol. –Pero, si te desvirtúas…” Camino, n. 921.

Como quiere el Maestro, tú has de ser —bien metido en este mundo, en el que nos toca vivir, y en todas las actividades de los hombres— sal y luz. —Luz, que ilumina las inteligencias y los corazones; sal, que da sabor y preserva de la corrupción. Por eso, si te falta afán apostólico, te harás insípido e inútil, defraudarás a los demás y tu vida será un absurdo. Forja, 22.

Teresa de Calcuta Cada uno de nosotros somos un instrumento pobre. Si observas la composición de un aparato eléctrico, encontrarás un ensamblaje de hilos grandes y pequeños, nuevos y gastados, caros y baratos. Si la corriente eléctrica no pasa a través de todo ello, no habrá luz. Estos hilos somos tú y yo. Dios es la corriente. Tenemos poder para dejar pasar la corriente a través de nosotros, dejarnos utilizar por Dios, dejar que se produzca luz en el mundo o bien rehusar ser instrumentos y dejar que las tinieblas se extiendan. El Amor más grande: Cristo-Luz quiere pasar a través de nosotros Capítulo 67

Paul Claudel Es delicioso quedar inmersos en esta especie de luz líquida que nos hace seres diferentes y en ascuas

Fray Marcos Déjate iluminar e iluminarás. Preocúpate de ser una persona salada

Debemos de tener cuidado de iluminar, no deslumbrar.

P. Evdokimov: «Los cristianos han hecho todo lo posible para esterilizar el evangelio; se diría que lo han sumergido en un líquido neutralizante. Se amortigua todo lo que impresiona, supera o invierte. Convertida así en algo inofensivo, esta religión aplanada, prudente y razonable, el hombre no puede sino vomitarla». El amor loco de Dios.

Marcel More, «los cristianos han encontrado la manera de sentarse, no sabemos cómo, de forma confortable en la cruz».

Javier Echevarría, En la primera evangelización, la que se llevó a cabo después de la Ascensión del Señor a los cielos, la caridad fraterna -de modo especial con los más necesitados física o espiritualmente, e incluso con los perseguidores- fue uno de los elementos determinantes de la rápida expansión del cristianismo: “¡Mirad cómo se aman!”, pone Tertuliano en boca de aquellos paganos, deslumbrados por el mensaje de Cristo. Y añade: “Mirad cómo están dispuestos a morir el uno por el otro, mientras ellos están dispuestos, más bien, a matarse unos a otros” (Carta 1.I.14).

Fr. Timothy Radcliffe, O.P Éste es nuestro reto en la aldea global, mostrar la belleza del pobre y desvalido Dios. Es especialmente difícil porque frecuentemente nuestra misión se encuentra en los lugares de la más terrible pobreza, en África, América Latina y partes de Asia, donde la pobreza es evidentemente horrible. Misión en un mundo desbocado: futuros Ciudadanos del reino Sedos 2000[1]

Lo que da luz debe soportar la quema.-Viktor Frankl.

Por lo que podemos discernir, el único propósito de la existencia humana es encender una luz de significado en la oscuridad del mero ser.-Carl Jung.

Somos la luz del mundo, pero solo si nuestro interruptor está encendido.-John Hagee.

CONTO

LA SAL LA PONES TÚ

Llegó el día de abrir el nuevo restaurante, y la gente hacía fila para entrar a probar los menús del chef más famoso de la ciudad, un prestigioso cocinero con tres estrellas Michelin, que había cocinado para el Presidente del Gobierno, el Embajador de Japón y la Gala de los Óscar. La gente, mientras esperaba en la calle, comentaba extrañada que el restaurante no tenía nombre…

Por fin, se abrieron las puertas y los comensales entraron a los comedores. Tomaron asiento, leyeron el menú y empezaron a pedir. Al poco rato no paraban de salir refinados platos de las cocinas.

Después de unos minutos, los clientes comenzaron a llamar a los camareros para quejarse porque su comida no tenía sal. Y estos respondían con la misma frase a todos los comensales: “la sal la pones tú”. Todos miraban a su alrededor y no veían ningún salero. Los clientes comenzaron a incomodarse, a pedir la hoja de reclamaciones y a amenazar con presentar una denuncia en la oficina del consumidor…

De repente, un señor, para romper un poco la tensión, se lanzó a contar un chiste de un borracho, y todos se rieron a carcajadas; luego una joven les deleitó con una bella canción, y todos la aplaudieron; también otra persona pidió a los camareros unas hojas de papel e hizo pajaritas que repartió a los niños allí presentes…

Salió el chef e, interrumpiendo a los clientes, les dijo: Este es el ambiente que yo quiero en mi restaurante y este es el nombre que daré a este lugar: “la sal la pones tú”.

Tomado de elcuentodecadadomingo.

“Un rabí preguntó a sus discípulos: “¿Cómo puedo señalar el momento en que termina la noche y comienza el día?”. Uno dijo: “Cuando seas capaz de distinguir desde lejos una palmera de una higuera”. El rabí contestó: “No, no es eso”. Dijo otro discípulo: “Cuando se puede distinguir una oveja de una cabra, entonces cambia la noche al día”. “Tampoco”, respondió el rabí. “¿Cuándo es ese momento?, preguntaron impacientes los discípulos. “Cuando tú miras al rostro de un hombre o de una mujer y reconoces en él a un hermano o hermana, entonces se ha acabado la noche y ya ha roto el día”

Tomado de P. Juan Jáuregui Castelo (historia judía)

LA IGLESIA EN LO ALTO DE LA MONTAÑA

Érase una iglesia construida en lo alto de una montaña de Suiza.

La iglesia era muy hermosa y había sido edificada con mucho cuidado. Pero a la iglesia le faltaba una cosa. Por sorprendente que les parezca era una iglesia sin ningún tipo de iluminación.

Los domingos, al atardecer, la gente de los alrededores contemplaba siempre el mismo milagro.

Las campanas sonaban y los feligreses subían lentamente la colina para la celebración dominical.

Entraban todos a la iglesia y ésta, de repente, se llenaba de luz y de un gran resplandor.

Los feligreses subían con sus antorchas, las encendían y las colocaban en las paredes para que su luz llenara toda la iglesia.

Si los fieles eran pocos la luz era muy tenue, pero si eran muchos la luz era mucho más intensa.

Terminada la celebración, los fieles regresaban a casa con sus antorchas encendidas y los que los veían bajar la colina contemplaban un gran río de luz que salía de la iglesia e iluminaba la montaña.

La iglesia de la montaña se convertía en verdadera iglesia cuando se llenaba de gente, en esos momentos era cuando todos los creyentes eran luz para los no creyentes y se hacía verdad la palabra de Jesús: “vosotros sois la luz del mundo”.

Tomado de P. Félix Jiménez

EL CIEGO CON UNA VELA

Cuentan que un niño se encontró una noche con un ciego que llevaba a su espalda un haz de leña y una vela encendida en su mano. «¿Para qué llevas la vela si estás ciego? -preguntó el niño-. No te sirve de nada si no puedes ver». El ciego le respondió: «Al contrario; me sirve para mucho. Llevo esa vela para que los hombres distraídos me vean y no tropiecen conmigo».

Tomado de P. Juan Jáuregui Castelo

EL VERDADERO CRISTIANO

Un hombre que acababa de encontrarse con Jesús Resucitado, iba a toda prisa por el camino de la Vida, mirando por todas partes y buscando. Se acercó a un anciano que estaba sentado al borde del camino y le preguntó:

“por favor, señor, ha visto pasar por aquí a algún cristiano?”.

El anciano, encogiéndose de hombros le contestó: “depende del tipo de cristiano que ande buscando”. “Perdone, dijo contrariado el hombre, “pero yo soy nuevo en esto y no conozco los tipos que hay. Sólo conozco a Jesús”.

Y el anciano añadió: “pues sí, amigo, hay de muchos tipos y maneras”.

Los hay para todos los gustos: “hay cristianos por cumplimiento, por tradición, por costumbres, por superstición, por obligación, por conveniencia y cristianos auténticos”. “Los auténticos! ¡Esos son los que busco! ¡Los de verdad!”, exclamó el hombre emocionado. “Vaya!”, dijo el anciano con voz grave. “Esos son los más difíciles de ver. Hace ya mucho tiempo que pasó uno de esos por aquí, y precisamente me preguntó lo mismo que usted”.

“Cómo podré reconocerle?”. Y el anciano respondió tranquilamente: “no se preocupe amigo. No tendrá dificultad en reconocerle. Un cristiano de verdad no pasa desapercibido en este mundo. Lo reconocerá por sus obras. Allí donde van, siempre dejan huellas”

Tomado de P. Diego Millan García

SER LÁMPARAS

Dos Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta entraron en la choza de un anciano que vivía solo. Al limpiar la casita encontraron una lámpara de cobre muy bonita, pero llena de polvo. Cuando la limpiaron pudieron comprobar que era preciosa.

Una de las Hermanas preguntó al anciano: “¿Por qué no enciende la lámpara?”. “¿Para qué, respondió, si nadie viene a verme?”. Las Hermanas se comprometieron a visitarle todas las semanas y siempre se encontraban la lámpara encendida. Un buen día vieron a su llegada que la lámpara estaba apagada. Se lo dijeron y el anciano, feliz y lleno de paz, contestó: “Hermanas, ya no necesito encender más lámparas, porque en mi corazón ustedes han encendido una llama más viva”.

Tomado de P. José María Martín OSA

ANÉCDOTA

LA SANDALIA DE GANDHI

En cierta ocasión, cuando Mahatma Gandhi estaba subiendo a un tren, una de sus sandalias se cayó a la vía. Gandhi y sus acompañantes trataron de recuperarlas, pero sin éxito pues el tren ya se encontraba en marcha. Ante la sorpresa de todos, Gandhi con total calma se sacó su otra sandalia y la arrojó igualmente a la vía. Los acompañantes de Gandhi asombrados le preguntaron: ¿Por qué has hecho esto? A lo que él respondió: Ahora el pobre hombre que encuentre la sandalia tirada en la vía tendrá el par y las podrá usar.

Tomado de Antología de anécdotas.

VESTIR DE RELIGIOSO: SAL Y LUZ

Me contaba un compañero jesuita mayor cómo, en aquellos años convulsos postconciliares, siendo él estudiante, decidieron hacer un acto profético. Este tuvo lugar durante un viaje en tren, cuando de camino a la casa de formación, todos los estudiantes lanzaron sus bonetes por las ventanillas. Como era de esperar, se llevaron una buena reprimenda de los formadores, junto con la desaprobación de los jesuitas mayores que lo interpretaron como una falta de respeto y un acto revolucionario de mal gusto. Sin embargo, aquellos estudiantes no habían puesto su acento tanto en la protesta (aunque algo de ello tenía el hecho), cuanto en su deseo de cambio para hacer elocuente su consagración. Con el abandono de aquellas vestimentas clericales, querían ser sal que se disuelve y da sabor al guiso de la vida después de años de aislamiento y privilegios que, en parte, habían vuelto sosa a una parte de la vida religiosa.

Los signos de los tiempos cambian y, quién iba a decir por aquel entonces que muchos de los jóvenes religiosos de hoy día se decidirían a identificarse externa y públicamente por medio del hábito o las camisas de clergyman. Por contrario o contradictorio que pudiera parecer, su deseo es también profético, pero en un mundo que ha cambiado mucho con respecto a aquel que fue testigo de la lluvia de bonetes por las ventanillas del tren. Estos jóvenes son hijos de una generación en la que lo religioso se ha ignorado, borrado del mapa o reducido a algo que tiene que se asocia o con los ancianos, con la historia o con el folclore. Así, su identificación externa no busca reconquistar antiguos privilegios, sino más bien ser luz, mostrando con orgullo que son felices de haberse consagrado a Dios y que están al servicio de todo aquel que se cruce con ellos. Pero, al igual que pasó con los del bonete, muchos de ellos se han encontrado con la desaprobación y las caras raras de aquellos que dan a sus ropas un significado muy distinto al que ellos quisieran mostrar (y al que entienden muchos de sus contemporáneos).

Y así, nos encontramos con que sal y luz, en lugar de complementarse y ser dos modos con los que Jesús nos envió a estar en el mundo, se convierten en otro motivo más para la división y la pelea interna. No hay más que echar una mirada a las redes sociales para ver cómo en ellas no se busca entender qué es lo que mueve al otro a vestirse (y actuar) así y de qué manera pretende llevar el Evangelio a una sociedad que se aleja cada vez más de él. Por ello, reconozco que me emociona cuando algunas veces veo paseando o trabajando juntos a religiosos de generaciones y sensibilidades diferentes. Unos con hábito o con clergyman y otros vestidos de calle. Unos buscando ser sal y otros buscando ser luz. Pero sirviendo todos al mismo Evangelio, siguiendo la voz del mismo Jesús que envía a discernir los signos de los tiempos para buscar y hallar dónde y cómo podemos dar un fruto que dure. Creo que esto es también diversidad.

Dani Cuesta, sj

MARTÍN DESCALZO

José Luís tiene, en uno de sus artículos, una reflexión muy bonita sobre Adán. Se pregunta ¿qué sentiría Adán aquel primer día de su vida cuando todo era luz, y el jardín estaba lleno de flores, pero de repente al atardecer el sol comienza a desaparecer y la noche se le echó encima. De seguro se preguntaría ¿a dónde se ha ido la luz? ¿Tendré que vivir ahora en la oscuridad?

Con tu permiso, José Luis, déjame que aplique tu imagen al Evangelio de hoy. Jesús pide a los cristianos ser “luz del mundo”, pide a la Iglesia “ser luz de los pueblos”. Y yo me pregunto ¿qué dirán tantos hombres y mujeres que nos miran a los cristianos y nos ven como velas de altar apagadas, o como focos fundidos, o linternas a las que ya se les gastaron las pilas?

Tomado de P. Juan Jáuregui Castelo

SAN VICENTE DE PAÚL

Se distinguió por el amor a los pobres, a cuyo servicio entregó toda su vida. Cuentan que un día hablando con la reina de Francia, Ana de Austria, le dijo que ella podía hacer un milagro que Cristo en el desierto no quiso hacer: Convertir en pan las piedras preciosas que llevaba colgadas al cuello. Y dicen que la reina se quitó las joyas y se las entregó al santo para que sirviera de alimento a niños huérfanos.

Tomado de Anécdotas y catequesis

¿TERMÓMETROS O TERMOSTATOS?

¿Saben cuál es la diferencia entre un termómetro y termostato?

Un termómetro refleja simplemente el entorno. Nos dice la temperatura, si hace frío dice que hace frío, si hace calor dice que hace calor.

Un termómetro no ejerce ninguna influencia sobre su entorno, más bien es influenciado por él.

Un termostato tiene poder, energía. Pone en marcha la calefacción, regula la temperatura, cambia las cosas. Influye en su entorno.

¿Y nosotros qué somos? ¿Termómetros o termostatos?

Tomado de P. Félix Jiménez

Al papa Silvestre II (999-1003), al que se le conoció como “la luz de la Iglesia y la esperanza de su siglo”.

Tomado de Vicente Martínez

CHISTE

Érase una vez un hombre cuyo oficio consistía en avisar con un farol al maquinista del tren de los peligros de la vía. Una noche el hombre salió con su farol para indicarle al maquinista que el puente situado a un kilómetro de distancia se había hundido, pero algo extraño sucedió y el tren cayó al vacío.

El hombre fue llevado ante el juez para interrogarle sobre las circunstancias del accidente.

El juez le preguntó: ¿Era usted el encargado de avisar al tren la noche del accidente?

Sí, señor.

¿Llevaba usted el farol?

Sí, señor.

¿Mostró usted el farol al maquinista?

Sí, señor.

El hombre fue absuelto, pero cuando iba a casa, aliviado, le dijo a su amigo: menos mal que el juez no me ha preguntado si el farol estaba encendido.

Tomado de P. Félix Jiménez

POEMA

ME HAS LLAMADO, SEÑOR, A SER SAL, LUZ Y LEVADURA

Me has llamado, Señor, para seguirte

para ser misionero en esta tierra

y me diste poder, tú me elegiste

sabiendo mi ignorancia y mi torpeza.

Tú sublimas las almas con potencia

del espíritu. Tú eres Dios, tú vienes

a darnos tu perdón, la vida eterna,

la caridad divina que nos cedes.

Indigno soy, Señor, de los haberes

que me ofreces por medio de tu gracia,

intentaré ser fuerte, ser valiente,

para llevar al mundo tu Palabra.

Como la sal aguada mi hice sosa

y no entregué el amor que recibí.

Como la luz nublada no alumbré

el camino de fe que lleva a Ti

Como la levadura caducada

no elevé el corazón y me perdí.

Como sal alegraste mi existencia

con la esperanza en una nueva vida.

Como luz esplendente en noche oscura

alumbraste mi fe, fría, perdida.

Como la levadura me encumbraste

y sentí tu alma en mi alma entretejida.

Quiero darte lo que de mí deseas,

hazme ser sal, ser luz, ser levadura

para un mundo que olvida su destino.

Que mi alma sea bulliciosa y pura.

Quiero ser esa estrella, que en la noche,

con destellos de fe por Ti fulgura.

Quiero fortalecer mi débil fuerza

con el pan de tu amor y tu ternura.

Emma-Margarita R. A.-Valdés “VERBO y verso”

Sé que la vida no es solamente para mí.

Ni mi cuerpo,

ni mi amor,

ni mi inteligencia,

ni mi humor,

ni mis dones,

ni mi tiempo,

ni mi dinero,

ni mi casa,

ni mis posesiones…

son solamente para mí.

Sé que Tú, Padre, no eres solamente para mí.

Ni tu palabra,

ni tus dones,

ni tus promesas,

ni tu creación,

ni tu buena noticia,

ni tus abrazos,

ni tus afanes,

ni tus sorpresas,

ni tu casa…

son solamente para mí.

Lo sé.

Soy sal y luz;

sal para salar y luz para alumbrar.

Lo mío es deshacerme como la sal

salando a los demás,

y consumirme como el fuego

alumbrando y calentando a los demás.

Lo mío es ser salero de la vida

y clarear el horizonte de la historia,

de la historia cotidiana de cada día.

Lo mío es ser digno hijo tuyo.

Lo sé.

Y me voy comprendiendo.

Y me voy aceptando.

Y me voy amando.

Y me voy soñando.

Y me voy realizando.

Y me voy sembrando.

Y me voy compartiendo.

Y me voy realizando.

Y voy siendo…

¡Y me alegro!

Florentino Ulibarri

MEDITACIÓN

Yo estoy seguro de que los hombres no servimos para nada, para casi nada. Cuanto más avanza mi vida, más descubro qué pobres somos y cómo todas las cosas verdaderamente importantes se nos escapan. En realidad es Dios quien lo hace todo, quien puede hacerlo todo. Tal vez nosotros ya haríamos bastante con no enturbiar demasiado el mundo.

Por eso, cada vez me propongo metas menores. Ya no sueño con cambiar el mundo, y a veces me parece bastante con cambiar un tiesto de sitio. Y, sin embargo, otras veces pienso que, pequeñas y todo, esas cosillas que logramos hacer podrían llegar a ser hasta bastante importantes. Y entonces, en los momentos de desaliento, me acuerdo de una oración de cristianos brasileños que una vez escuché y que no he olvidado del todo, pero que, reconstruida ahora por mí, podría decir algo parecido a esto: Sí, ya sé que sólo Dios puede dar la vida; pero tú puedes ayudarle a transmitirla.

Sólo Dios puede dar la fe, pero tú puedes dar tu testimonio.

Sólo Dios es el autor de toda esperanza, pero tú puedes ayudar a tu amigo a encontrarla.

Sólo Dios es el camino, pero tú eres el dedo que señala cómo se va a él.

Sólo Dios puede dar el amor, pero tú puedes enseñar a otros como se ama.

Dios es el único que tiene fuerza, la crea, la da; pero nosotros podemos animar al desanimado.

Sólo Dios puede hacer que se conserve o se prolongue una vida, pero tú puedes hacer que esté llena o vacía.

Sólo Dios puede hacer lo imposible; sólo tú puedes hacer lo posible.

Sólo Dios puede hacer un sol que caliente a todos los hombres; sólo tú puedes hacer una silla en la que se siente un viejo cansado.

Sólo Dios es capaz de fabricar el milagro de la carne de un niño, pero tú puedes hacerle sonreír.

Sólo Dios hace que bajo el sol crezcan los trigales, pero tú puedes triturar ese grano y repartir ese pan.

Sólo Dios puede impedir las guerras, pero tú pues no reñir con tu mujer o tu hermano.

Sólo a Dios se le ocurrió el invento del fuego, pero tú puedes prestar una caja de cerillas.

Sólo Dios da la completa y verdadera libertad, pero nosotros podríamos, al menos, pintar de azul las rejas y poner unas flores frescas en la ventana de la prisión.

Sólo Dios podría devolverle la vida del esposo a la joven viuda; tú puedes sentarte en silencio a su lado para que se sienta menos sola.

Sólo Dios puede inventar una pureza como la de la Virgen; pero tú puedes conseguir que alguien, que ya las había olvidado, vuelva a rezar las tres avemarías.

Sólo Dios puede salvar al mundo porque sólo Él salva, pero tú puedes hacer un poco más pequeñita la injusticia de la que tiene que salvarnos.

Sólo Dios puede hacer que le toque la Primitiva a ese pobre mendigo que tanto la necesita; pero tú puedes irle conservando esa esperanza con una pequeña sonrisa y un “mañana será”.

Sólo Dios puede conseguir que reciba esa carta la vecina del quinto, porque Dios sabe que aquel antiguo novio hace muchos años que la olvidó; pero tú podrías suplir hoy un poco esa carta con un piropo y una palabra cariñosa.

En realidad, ya ves que Dios se basta a sí mismo, pero parece que prefiere seguir contando contigo, con tus nadas, con tus casi -nadas.

José Luis Martín Descalzo, “Razones desde la otra orilla”.

ORACIÓN

“Quédate conmigo, Señor, y comenzaré a iluminar, como tú iluminas; comenzaré a dar luz de tal forma que puede ser luz para los otros. Señor Jesucristo, la luz será toda tuya; nada de ella será mía. Ningún mérito es mío; tú te mostrarás a través de mí a los otros.

Haz que yo te glorifique, como te agrada a ti, dando luz a todos los que están a mi alrededor.

Haz que predique, sin predicar; no mediante palabras, sino por medio de mi vida. Predicar sin predicar: esa es la luz hoy tan necesaria.. .

Cardenal Newman

CANTO

SOIS LA SAL (LUIS GUITARRA)

BROTES DE OLIVO LA SAL Y LA LUZ

«Como sal y luz», Ixcís

Seamos Luz Camila Fones

VIDEO

CATEQUIZIS 44 | SOMOS LA LUZ DEL MUNDO

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela