V Domingo de Cuaresma

CITA

« ¿Por qué tú condenas a tu hermano?, o ¿por qué tú desprecias a tu hermano, cuando todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo? »

Rm 14,10.

«Su pecado escribiste en tierra, ellos en piedra»

S.Son

Prov 24, 16«siete veces cae el justo.» ()

Dt 22, 22«Si se sorprende a un hombre acostado con una mujer casada, morirán los dos: el hombre que se acostó con la mujer y la mujer misma. Así harás desaparecer de Israel el mal.»

Gén 4, 6-7 «si no obras bien, a la puerta está el pecado acechando como fiera que te codicia»

Stgo 1, 13-15 «el pecado, cuando madura, engendra muerte»

Gen 3, 8-10 “esconderse de Dios”

Rom 7, 24«¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte?» ().

Ez 33, 11«Dios no quiere la muerte del pecador, sino que éste se convierta y viva» ().

1 Pe 2, 24 «llevándolos en su cuerpo hasta el madero, para que muertos al pecado, vivamos una vida santa» ().

Proverbio indio: “Antes de juzgar a una persona camina tres lunas sobre sus zapatos”.

Refrán español: “a ti te lo digo, Juan, para que me oigas, Pedro”.

“Dígocho filla enténdeme nora”

Cicerón, Gran descanso es estar libre de culpa.

Séneca, “Yo considero [la misericordia] un defecto del alma. Pertenece a aquel grupo de cosas que… debemos repudiar… Los hombres honestos han de huir de la misericordia, que es el vicio de la pusilanimidad respecto de los males ajenos… Suelen sentirla los hombres peores. Son las viejas y las mujerzuelas las que se conmueven con las lágrimas de los culpados, y ello hasta el punto que, de serles permitido, los sacarían de las cárceles… Es la misericordia una enfermedad del alma, originada por la apariencia de las miserias ajenas, o una tristeza por los males de los demás, nacida de creer que les ocurren sin merecerlo. Esta enfermedad no recae sobre el hombre sabio”.De clemencia, 2,4-5.

Si queremos ser unos jueces justos en todo, esto es lo primero que nos debe convencer: nadie de nosotros está exento.

San Ambrosio ¿No se condena más bien a sí mismo, quien en otro reprueba lo que él mismo comete? Carta: Observa los misterios de Dios y la clemencia de Cristo 26 11-20: PL 16, 1088-1090

San Juan Crisóstomo Condena, pues, tu mismo aquello en lo que pecaste, y esta confesión te obtendra el perdon ante el Señor, pues quien condena aquello en lo que falto, con mas dificultad volvera a cometerlo(Hom. 6 sobre el tentador).

S. Agustín, «Unicamente quedaron dos, la miseria y la misericordia” (in Joannem, tract. 33,5-6 [PL 35,1650]).

Si (el mal ajeno) es dudoso, puedes lícitamente tomar pre-cauciones contra él, por si es cierto; pero no debos condenarle como si ya fuera cierto (Coment. sobre el Salmo 147,16).

Ahora, mientras te dedicas al mal, llegas a considerarte bueno, porque no te tomas la molestia de mirarte. Reprendes a los otros y no te fijas en ti mismo. Acusas a los demás y a ti no te examinas. Les colocas a ellos delante de tus ojos y a ti te pones a tu espalda. Pues cuando me llegue a mi el turno de argüirte, dice el Señor, haré todo lo contrario: te daré la vuelta y te pondré delante de ti mismo. Entonces te verás y llorarás (Sermón 17,5).

Los hombres sin remedio son aquellos que dejan de atender a sus propios pecados para fijarse en los de los demás. No buscan lo que hay que corregir, sino en que pueden morder. Y, al no poderse excusar a si mismos, estan siempre dispuestos a acusar a los demás (Sermón 19).

«El Señor condena el pecado, no al pecador. En efecto, si hubiera tolerado el pecado, habría dicho: «Tampoco yo te condeno; vete y vive como quieras… Por grandes que sean tus pecados, yo te libraré de todo castigo y de todo sufrimiento». Pero no dijo eso» (In Io. Ev. tract. 33, 6).

Observa lo que te he preceptuado para que llegues a conseguir lo que te he prometido. (Comentario al Evangelio de San Juan (I), Tratado 33, 3-8, O.C. (XIII), BAC Madrid 1968-2, p. 667 – 675).

San León Magno, “Jesucristo con su muerte nos trajo mayores bienes que los males que nos trajo el diablo por el pecado”.

San Doroteo de Gaza, Los santos nos enseñan que esta acusación de si mismo es el único camino que nos puede llevar a la paz (Instrucción 7).

San Gregorio Magno, , «El que no se juzga a sí mismo antes, desconoce lo recto al juzgar a otro, y si esto lo sabe únicamente de oídas no podrá juzgar rectamente los méritos ajenos, porque la conciencia de su inocencia propia no le suministra la regla del juicio» (Moralium 14, 15).

San Bernardo: La culpa no está en el sentimiento, sino en el consentimiento. ()

Santo Tomás de Aquino, «La justicia y la misericordia están tan unidas que la una sostiene a la otra. La justicia sin misericordia es crueldad; y la misericordia sin justicia es ruina, destrucción».

Fray Luis de Granada, «Conviene avisar que nunca de tal manera nos transportemos en mirar la divina misericordia, que no nos acordemos de la justicia; ni de tal manera miremos la justicia, que no nos acordemos de la misericordia; porque ni la esperanza carezca de temor, ni el temor de la esperanza» (Vida de Jesús 13).

San Felipe Neri sed buenos si podéis.

Ignacio de Loyola, Todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo, que a condenarla; y si no la puede salvar, inquirirá cómo la entiende, y si mal la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve (S. Ignacio de Loyola, ex. spir. 22).

San Juan de Ávila: “Este Señor crucificado es el que alegra a los que el conocimiento de sus pecados entristece, y el que absuelve a los que la ley condena, y el que hace hijos de Dios a los que eran esclavos del demonio. A éste deben procurar conocer y allegarse todos los adeudados con espirituales deudas de pecados que han hecho, y que por ello están en angustia y amargura de corazón cuando se miran, e irles ha bien… Quien sintiere desmayo mirando sus culpas, alce sus ojos a Jesucristo, puesto en cruz y cobrará esfuerzo”. Audi filia, c. 68.

San Juan de la Cruz (Algunos van con los pecados disimulándonos y como) coloreando porque no parezcan tan malos, lo cual más es irse a excusar que a acusar. (Noche oscura,1,2,4).

San Francisco de Sales, Cuando oigas hablar mal, suspende el juicio, si puedes hacerlo con justicia; si no, excusa la intención del acusado; si ni aun esto pudieres, muestra compasión de el, y muda la conversación, teniendo presente y recordando a los demás que los que no caen en faltas deben esta gracia a Dios solo; procura hacer con suavidad que el maldiciente entre en si,y di alguna otra cosa buena de la persona ofendida, si la sabes (Introd. a la vida devota,3,29).

Si te acusan justamente por una falta que has cometido, humíllate profundamente y confiesa que mereces aún más de lo que te acusan, y si la acusación es falsa, excúsate con mansedumbre, negando la culpa por respeto a la verdad y edificación del prójimo; pero si después de excusarte con verdad y justicia prosiguen aún acusándote, no te turbes ni te empeñes en hacer creer tu disculpa: pues ya has cumplido con la verdad, debes cumplir también con la humildad, y de esta manera ni faltarás al cuidado que debes tener de tu buena fama, ni al debido amor de la paz, humildad y dulzura de corazón (Introd. a la vida devota,111,3)

Alfonso María de Ligorio Es, pues, por la oración por la que todos los santos no sólo se han salvado, sino que han llegado a ser santos. Los condenados se han condenado por no haber orado; si hubieran orado no se hubieran condenado (Del gran medio de la oración).

San Juan Maria Vianney Todos los santos comenzaron su conversión por la oración y por ella perseveraron; y todos los condenados se perdieron por su negligencia en la oración. Digo, pues, que la oración nos es absolutamente necesaria para perseverar [. . . ]( Sermón sobre la perseverancia).

San Josemaría Escriva de Balaguer, Que los tropiezos y derrotas no nos aparten ya más de El. Viacrucis, VII estación.

Santa Teresa de Calcuta Si juzgas a alguien, no tienes tiempo para amarle.

Catecismo, 545 Jesús invita a los pecadores al banquete del Reino: «No he venido a llamar a justos sino a pecadores» (Mc 2, 17; cf. 1 Tim 1, 15). Les invita a la conversión, sin la cual no se puede entrar en el Reino, pero les muestra de palabra y con hechos la misericordia sin límites de su Padre hacia ellos (cf. Lc 15, 11-32) y la inmensa «alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta» (Lc 15, 7). La prueba suprema de este amor será el sacrificio de su propia vida «para remisión de los pecados» (Mt 26, 28).

589 Jesús escandalizó sobre todo porque identificó su conducta misericordiosa hacia los pecadores con la actitud de Dios mismo con respecto a ellos (cf. Mt 9, 13; Os 6, 6). Llegó incluso a dejar entender que compartiendo la mesa con los pecadores (cf. Lc 15, 1-2), los admitía al banquete mesiánico (cf. Lc 15, 22-32). Pero es especialmente, al perdonar los pecados, cuando Jesús puso a las autoridades de Israel ante un dilema. Porque como ellas dicen, justamente asombradas, «¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?» (Mc 2, 7). Al perdonar los pecados, o bien Jesús blasfema porque es un hombre que pretende hacerse igual a Dios (cf. Jn 5, 18; 10, 33) o bien dice verdad y su persona hace presente y revela el Nombre de Dios (cf. Jn 17, 6-26).

982: No hay ninguna falta por grave que sea que la Iglesia no pueda perdonar. «No hay nadie, tan perverso y tan culpable, que no deba esperar con confianza su perdón siempre que su arrepentimiento sea sincero» (Catecismo Romano). Cristo, que ha muerto por todos los hombres, quiere que, en su Iglesia, estén siempre abiertas las puertas del perdón a cualquiera que vuelva del pecado.

983«Si en la Iglesia no hubiera remisión de los pecados, no habría ninguna esperanza, ninguna expectativa de una vida eterna y de una liberación eterna. Demos gracias a Dios que ha dado a la Iglesia semejante don (San Agustín)» ().

2380, El adulterio. “Esta palabra designa la infidelidad conyugal. Cuando un hombre y una mujer, de los cuales al menos uno está casado, establecen una relación sexual, aunque ocasional, cometen un adulterio”. Cristo condena incluso el deseo del adulterio. El sexto mandamiento y el Nuevo Testamento prohíben absolutamente el adulterio. Los profetas denuncian su gravedad; ven en el adulterio la imagen del pecado de idolatría.

2381 El adulterio es una injusticia. El que lo comete falta a sus compromisos. Lesiona el signo de la Alianza que es el vínculo matrimonial. Quebranta el derecho del otro cónyuge y atenta contra la institución del matrimonio, violando el contrato que le da origen. Compromete el bien de la generación humana y de los hijos, que necesitan la unión estable de los padres.

2477 El respeto de la reputación de las personas prohíbe toda actitud y toda palabra susceptibles de causarles un daño injusto (cf CIC, can. 220). Se hace culpable

– de juicio temerario el que, incluso tácitamente, admite como verdadero, sin fundamento suficiente, un defecto moral en el prójimo.

– de maledicencia el que, sin razón objetivamente válida, manifiesta los defectos y las faltas de otros a personas que los ignoran (cf Si 21,28).

– de calumnia el que, mediante palabras contrarias a la verdad, daña la reputación de otros y da ocasión a juicios falsos respecto a ellos.

2478 Para evitar el juicio temerario, cada uno deberá interpretar en cuanto sea posible en un sentido favorable los pensamientos, palabras y acciones de su prójimo:

Todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo, que a condenarla; y si no la puede salvar, inquirirá cómo la entiende, y si mal la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve (S. Ignacio de Loyola, ex. spir. 22).

2479 Maledicencia y calumnia destruyen la reputación y el honor del prójimo. Ahora bien, el honor es el testimonio social dado a la dignidad humana y cada uno posee un derecho natural al honor de su nombre, a su reputación y a su respeto. Así, la maledicencia y la calumnia lesionan las virtudes de la justicia y la caridad.

2.840«El Amor, como el Cuerpo de Cristo, es indivisible; no podemos amar a Dios a quien no vemos, si no amamos al hermano, a la hermana a quien vemos. Al negarse a perdonar a nuestros hermanos y hermanas, el corazón se cierra, su dureza lo hace impermeable al amor misericordioso del Padre (…)»

San Juan Pablo II Cristo vino para buscar, encontrar y salvar al hombre entero. Como condición para la salvación, Jesús exige la fe, con la que el hombre se abandona plenamente a Dios, que actúa en él. Audiencia General (09-08-2000)

Hay que reconocer que nosotros no tenemos ni la fuerza, ni la constancia ni la pureza de corazón suficiente para seguir a Dios con toda nuestra vida y con todo nuestro corazón. Pidámosle a María, Ella que ha sido la primera en seguir el Camino de su Hijo, que interceda por nosotros

Benedicto XVI “Perder la conciencia del pecado comporta siempre también una cierta superficialidad en la forma de comprender el amor mismo de Dios” (Sacramentum Caritatis, No.20)

Papa Francisco: «Dios perdona no con un decreto sino con una caricia». (7 de abril de 2014)

No le dice: “¡El adulterio no es pecado!” Pero no la condena con la ley. Y éste es el misterio de la misericordia de Jesús. La misericordia es algo difícil de entender

Dabar, «Un código puede conseguir que una adúltera muera, sólo un Jesús puede conseguir que una adúltera empiece a vivir». 1983, 20.

Baltasar Gracián Errar es humano, pero echarle la culpa a los demás es más humano todavía. ()

Francisco de Quevedo y Villegas Las culpas de la casa ajena todas las creemos: las de la propia las ven pocos, porque tienen en sus ojos todas las vigas de sus techos.

Pagola, «Lo que la mujer adúltera necesitaba no eran piedras, sino una mano amiga que la ayudara a levantarse»

Mauriac No levanta la vista para no avergonzar a la acusada.

Paloma Sánchez-Garnica, «Fácil es juzgar y opinar, incluso criticar y hasta condenar el actuar del otro desde la cómoda barrera de tu propia existencia». Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido.

Simone Weil «Una de las verdades fundamentales del cristianismo, verdad con demasiada frecuencia desconocida, es ésta: lo que salva es la mirada».

A, Baggio «Mírame… para que yo sepa que existo» ().

«Te reconozco el derecho de ser lo que eres. Deseo que seas todo lo que puedes ser»

CONTO

UN GRAN PRÍNCIPE INGLÉS…

Fue a visitar a un famoso rey de España. El príncipe fue llevado a galeras para ver a los hombres encadenados a los remos y condenados a ser esclavos de por vida.

El rey de España prometió, en honor a la visita del príncipe, que liberaría a uno de estos hombres, a su elección. Así que el príncipe se dirigió a un prisionero y le dijo:

«Pobre amigo, lamento verlo en esta situación, ¿cómo llegó aquí?». «Ah, señor, falsos testigos testificaron contra mí; sufro injustamente».

«En efecto», dijo el príncipe, y pasó al siguiente hombre.

«Amigo, lamento verlo aquí, ¿cómo sucedió?». «Señor, ciertamente hice mal, pero no mucho. No debería estar aquí».

«En efecto», dijo el príncipe, y fue a ver a otros que le contaron historias similares.

Finalmente, se encontró con un prisionero que le dijo:

«Señor, a menudo me siento agradecido por estar aquí, pues lamento admitir que, si hubiera recibido lo que me correspondía, habría sido ejecutado. Sin duda soy culpable de todo lo que se me imputaba, y mi castigo más severo es justo».

El príncipe le respondió:

«Es una lástima que un miserable tan culpable como tú esté encadenado entre esta gente inocente, y por lo tanto te liberaré».

Uno era culpable. Otros habían cometido crímenes, pero se negaban a admitirlos o veían las acciones de otros mucho peores que las suyas.

C. H. Spurgeon.

Tomado de P. Félix Jiménez

CUENTO DE LA ARENA Y LA PIEDRA

Cuenta una historia que dos amigos iban caminando por el desierto.  En algún punto del viaje comenzaron a discutir, y un amigo le dio una bofetada al otro. Lastimado, pero sin decir nada, escribió en la arena: «Mi mejor amigo me dio hoy una bofetada».

Siguieron caminando hasta que encontraron un oasis, donde decidieron bañarse. El amigo que había sido abofeteado comenzó a ahogarse, pero su amigo lo salvó. Después de recuperarse, escribió en una piedra: «Mi mejor amigo me salvó hoy la vida».

El amigo que había abofeteado y salvado a su mejor amigo preguntó: «Cuando te lastimé escribiste en la arena y ahora lo haces en una piedra. ¿Por qué?». El otro amigo le respondió: «Cuando alguien nos lastima debemos escribirlo en la arena donde los vientos del perdón puedan borrarlo. Pero cuando alguien hace algo bueno por nosotros, debemos grabarlo en piedra donde ningún viento pueda borrarlo.»

Aprende a escribir tus heridas en la arena y grabar en piedra tus venturas.

Tomado de Ixcis

ANÉCDOTA

EL INFORME SOBRE ESCLAVITUD MODERNA

Publicado por el Indice Mundial de Esclavitud hablaba, en 2016, de 8400 esclavos en España. De ellos, la mayoría son mujeres subsaharianas -especialmente nigerianas- que sufren la trata de blancas para ser explotadas en el servicio doméstico o la explotación sexual comercial.

Tomado de Pastoral Sj

DESDE EL AÑO TREINTA DE NUESTRA ERA

Parece ser que los romanos habían retirado al sanedrín judío el derecho a ejecutar la pena de muerte. Fariseos y letrados quieren meter a Jesús en un aprieto: si perdona y defiende a la mujer, se pone en contra de la ley mosaica; si manda que la apredreen, se declara contra los romanos. Jesús irá a la raíz del problema y dejará que cada uno actúe en consecuencia.

Tomado de R. J. García Avilés, Llamados a ser libres, «Para que seáis hijos». Ciclo C. Ediciones El Almendro, Córdoba 1991

PUESTA EN ESCENA

Se está en los días de la fiestas de los Tabernáculos (Jua_7:1.14; Jua_8:2.12). Cristo tenía costumbre de retirarse, cuando estaba en Jerusalén, a pasar la noche al monte de los Olivos (Mat_24:3; Mat_26:30 par.) y especialmente pernoctaba en Getsemaní (Jua_18:2). — Pero ya muy de mañana volvió otra vez al templo, para aprovechar el concurso de los peregrinos y enseñar. La frase de “todo el pueblo venía a El” es más de Lc que de Jn (Luc_21:37.38), y es una forma redonda de hablar del gran concurso de gentes que le escuchaban. Esta misma afluencia es una clara indicación de ser uno de los días festivos.

Cristo estaba en uno de los atrios del templo y enseñaba a las gentes estando “sentado.” No pretende decir el evangelista que estuviese sentado en las cátedras de los doctores, sino en uno de los escaños o pequeña alfombra en donde se sentaban los discípulos oyentes (Luc_2:46; Hec_22:3); y, aunque éste era el modo ordinario de enseñar allí, esta precisión mira, sin duda, a participar lo que se describe en el v.6: que Cristo escribía con su dedo en tierra.

Tomado de Manuel de Tuya

LAPIDACIÓN

La lapidación consistía en una forma espontánea de pena de muerte que se dio en todo el Oriente Medio y en Grecia. Tenía lugar en las afueras de la ciudad. Si había algún lugar elevado, se precipitaba desde allí al condenado. Si éste no moría de la caída, se le remataba golpeándole con una piedra muy pesada en el tórax, sobre el corazón. Luego colaboraban todos ritualmente, cubriendo al condenado de piedras. Las primeras piedras eran lanzadas por los testigos de la acusación. La tumba del ejecutado de esta forma, también quedaba cubierta de piedras para escarnio perpetuo.

Tomado de Tiempo Interior

CHISTE

PERDONADO Y OLVIDADO

«¿Por qué no dejas nunca de hablar de mis pasados errores?», le preguntó el marido a su mujer. «Yo pensaba que habías perdonado y olvidado».

«Y es cierto. He perdonado y olvidado», respondió la mujer. «Pero quiero estar segura de que tú no olvides que yo he perdonado y olvidado».

POEMA

“…Un condenado de amor

que nos amó de tal suerte,

que nos dio vida en su muerte

y esperanza en su dolor;

… un generoso Señor

que para todos tenía

una palabra de miel,

y a los parias atendía

y a los niños les decía

que se acercasen a Él;

¡… un Dios que en la Cruz clavados

tiene ya por los pecados

de todos los pecadores,

de tanto abrirlos de amores

los brazos descoyuntados!”.

Pemán en El divino impaciente

ORACIÓN

AYÚDAME SEÑOR

“Ayúdame Señor, a que mis ojos sean misericordiosos

para que yo jamás sospeche o juzgue según las apariencias,

sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo

y acuda a ayudarle.

Ayúdame Señor, a que mis oídos sean misericordiosos

para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo

y no sea indiferente a sus penas y gemidos.

Ayúdame Señor, a que mi lengua sea misericordiosa

para que jamás critique a mi prójimo

sino que tenga una palabra de consuelo

y de perdón para todos”.

(Sor Faustina Kowalska)

MEDITACIÓN

JUZGAR

Si de tu padre siempre encontraste la mano,

si a tu madre nunca buscaste en vano;

si nunca padeciste hambre,

ni la miseria fue tu compañera..

No tires la primera piedra.

Si nunca sufriste la injusticia

de insultos, condenas y malicias;

si nunca fuiste humillado,

ni en soledad mil veces has llorado..

No tires la primera piedra.

Si nunca has conocida la locura,

ni estuviste sediento de ternura,

ni buscado en el fondo de un vaso

la forma de olvidarte de un fracaso…

No tires la primera piedra.

Si nunca has contenido un sollozo

tumbado en el rincón de un calabozo;

si nunca te tuviste que bajar

sin tan siquiera tener derecho a hablar…

No tires la primera piedra.

Pastoral Penitencial Francesa

Tomado de Mercaba

CANTO

Verónica Sanfilippo – Hija De Dios

VIDEO

Descubre por qué NO debemos JUZGAR [Marian Rojas 2023]

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela