CITA
Toma, hermano, sin medida
cuanto quieras para ti,
que cuando yo salga de aquí
para comprarme otra vida
sólo tendré lo que di.
“¡Dónde Dios te haya plantado, florece!”
«Que te vean en mí, confiando en Ti»
S.Son
Ignacio de Antioquía Si me porto como cristiano, tendré también derecho a este nombre. 3-4: Funck 1, 215-219
Dejad que sea pasto de las fieras, ya que ello me hará posible alcanzar a Dios. Soy trigo de Dios y he de ser molido por los dientes de las fieras, para llegar a ser pan limpio de Cristo. 3-4: Funck 1, 215-219
San Agustín: en una homilía pascual, “Cristo padeció; muramos al pecado. Cristo resucitó; vivamos para Dios. Cristo pasó de este mundo al Padre; que no se apegue aquí nuestro corazón, sino que lo siga en las cosas de arriba. Nuestro jefe fue colgado de un madero; crucifiquemos la concupiscencia de la carne. Yació en el sepulcro; sepultados con él, olvidemos las cosas pasadas. Está sentado en el cielo; traslademos nuestros deseos a las cosas supremas” (Discurso 229, D, 1).
“santos granos de trigo” (sermón 305)
Vosotros no veis ahora la importancia del bien que hacéis; tampoco el labriego, al sembrar, tiene delante las mieses; pero confia en la tierra. ¿Por qué no confías tú en Dios? (Sermón 102).
Ambrosio de Milán No tengamos miedo por haber sido hechos ovejas de matanza. Comentario sobre el salmo 43, 36-39: CSEL 64, 288-290.
San Juan Crisóstomo: «Cuando el Apóstol habla de estas súplicas y del clamor de Jesús no quiere hablar de las peticiones que hizo para Sí mismo, sino para los que creerían en Él.» (Homilía 11, sobre Hebreos).
San Beda, Jesús es la divina semilla que sale de los patriarcas, y que fue sembrada en el campo de este mundo cuando se encarnó, para que, muriendo, resucitara multiplicado: porque murió solo, resucitó con muchos.
San Gregorio Magno, Y vuestro fruto permanezca. Todo cuanto hacemos en este mundo apenas tiene duración hasta la muerte; y llegando ésta, arranca el fruto de nuestro trabajo. Pero cuando trabajamos de cara a la vida eterna, el fruto de nuestro trabajo permanece. Cuando se ha llegado al conocimiento de las cosas eternas, dejan de tener importancia los frutos temporales (Hom. 27 sobre los Evang. ).
San Atanasio “grano de trigo deshecho, para dar a todos mucho fruto”.
Sólo podemos ver a Jesús a través de la muerte mediante la Cruz con la cual Él trae muchos frutos para todos los siglos.
Santo Tomás, «El cuerpo de Cristo aumenta cuando se le come»
San Ignacio, del conocimiento se desprende el amor y el seguimiento
Sta. Rosa de Lima, Fuera de la Cruz no hay otra escala por donde subir al cielo (vida).
San Francisco de Sales, Como los árboles buenos no dan fruta venenosa aunque si verde y a veces agusanada, y en ocasiones se recubren de muérdago y musgo, los grandes santos nunca cometen pecado mortal, pero pueden producir obras inútiles, sin madurar, ásperas y mal sazonadas. Hay que confesar que esos árboles son fructíferos, pues de otro modo no serian buenos, y reconocer que algo de su fruta no es bueno, pues nadie afirmará que el muérdago y el musgo son fructuosos. ¿Quién entonces negará que los enfados breves y los pequeños excesos de alegría, de risa, de vanidad y otras pasioncillas semejantes son movimientos inútiles e ilegitimos? Sin embargo, el justo los tiene siete veces al día, es decir, muy a menudo (Trat. del amor a Dios,10,5).
Santa Teresa ‘no está aguardando otra cosa sino que le miremos’ ().
Santa Teresita del Niño Jesús: «Quiero sufrir por amor y hasta gozar por amor: así arrojaré flores delante de tu trono y todas las que encuentre las deshojaré para ti».
San Pío de Pieltrecina Casi todos vienen a mí para que les alivie la Cruz; son muy pocos los que se me acercan para que les enseñe a llevarla.
Mahatma Gandhi «el mejor camino para encontrarse con uno mismo es perderse en el servicio a los demás».
Madre Maravillas de Jesús ¡Cómo bendeciremos en la otra vida la bendita cruz!
San Josemaría Escrivá, Cuando recibas algún golpe fuerte, alguna Cruz, no debes apurarte. Por el contrario, con rostro alegre, debes dar gracias al Señor.
Cristo, que subió a la Cruz con los brazos abiertos de par en par, con gesto de Sacerdote Eterno, quiere contar con nosotros —¡que no somos nada!—, para llevar a «todos» los hombres los frutos de su Redención (Forja, 4).
Antonio Machado: “Moneda que está en la mano quizá se deba guardar; la monedita del alma se pierde si no se da”.
Oscar Wilde Nada sabemos de la siembra ni de las cosechas, de los segadores doblados sobre las espigas
Catecismo, 520. Toda su vida, Jesús se muestra como nuestro modelo (Cf. Rm 15,5; Flp 2, 5): él es el “hombre perfecto” (GS 38) que nos invita a ser sus discípulos y a seguirle: con su anonadamiento, nos ha dado un ejemplo que imitar (Cf. Jn 13, 15); con su oración atrae a la oración (Cf. Lc 11, 1); con su pobreza, llama a aceptar libremente la privación y las persecuciones (Cf. Mt 5, 11-12)..
nº 542 «(…) Sobre todo, Él realizará la venida de su Reino por medio de (…) su muerte en la Cruz y su Resurrección. ‘Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí’ (Jn 12,32). A esta unión con Cristo están llamados todos los hombres»
San Juan Pablo II Cuanto más se refleje Cristo en nuestra vida, tanto más mostrará la atracción irresistible que él mismo anunció hablando de su muerte en la cruz: «Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí» (Jn 12, 32).
¡Quisiéramos ver a Jesús! Este es el grito que la humanidad dirige también hoy a los discípulos de Cristo, pidiéndoles que muestren, con su vida y sus obras, el rostro divino. (16-03-1997).
Benedicto XVI La cruz: la altura del amor es la altura de Jesús, y a esta altura nos atrae a todos.
No existe otro camino para experimentar la alegría y la verdadera fecundidad del Amor: el camino de darse, entregarse, perderse para encontrarse.
«Queremos ver a Jesús»: estas palabras, al igual que muchas otras en los Evangelios, van más allá del episodio particular y expresan algo universal; revelan un deseo que atraviesa épocas y culturas, un deseo presente en el corazón de muchas personas que han oído hablar de Cristo, pero no lo han encontrado aún. «Yo deseo ver a Jesús», así siente el corazón de esta gente. (22 de marzo 2015).
Papa Francisco, «A aquellos que también hoy «quieren ver a Jesús», a los que están en búsqueda del rostro de Dios; a quien recibió una catequesis cuando era pequeño y luego no la profundizó más y quizá ha perdido la fe; a muchos que aún no han encontrado a Jesús personalmente…; a todas estas personas podemos ofrecerles tres cosas: el Evangelio; el Crucifijo y el testimonio de nuestra fe, pobre pero sincera.
También a través de la angustia de José pasa la voluntad de Dios, su historia, su proyecto. José nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca (Patris Corde 2).
J. Totosaus La hora de Jesús es el ahora en el tiempo donde se hace presente el hoy eterno de Dios; Misa Dominical 1991/05
Romano Guardini, El fracaso radica profundamente en la figura de la vida de Jesús. Ese fracaso nos remite, lo mismo que el tránsito, el estar de paso, a lo que él es propiamente. (Jesucristo, Ed. Lumen, Bs. As. 1989)
Dorothee Sölle «El dolor solo es bueno si lleva adelante el proceso de su supresión» ().
K. Simonow «No existe ningún sufrimiento que nos pueda ser ajeno» ().
CONTO
ALLÍ MORÍ
Un compañero de trabajo le preguntó a su amigo que acababa de hacer el cursillo de cristiandad cómo le había ido. Y éste le contestó: “allí morí”. Perplejo, el compañero le preguntó qué quería decir.
Fui al cursillo sin gran ilusión pero a lo largo del fin de semana fui descubriendo que mi vida se ocultaba detrás de una máscara. No había permitido a nadie, ni a mi mujer ni a mis hijos que me vieran tal como soy, me ocultaba detrás de la máscara y ni yo mismo me conocía. A medida que me la iba quitando, moría una y otra vez.
Estoy convencido de que tenía que pasar por esta experiencia de mi muerte para convertirme en la nueva persona que espero ser a partir de hoy.
Tomado de P. Félix Jiménez
ANÉCDOTA
FELIPE.
El Evangelio especifica que “era de Betsaida”, una ciudad de frontera. El nombre de Felipe es también el de uno de los diáconos elegidos para el grupo de origen helenista y que evangeliza al funcionario etíope en el camino desértico de Gaza, y también en Samaria. Es, pues, un nombre que habla de apertura a lo distinto; de ahí, tal vez, que fuera por medio de este Felipe Apóstol como aquellos griegos trataron de cumplir su deseo. Del intermediario Felipe la petición se pasa a uno del círculo más cercano y, por fin, los dos se la hacen llegar a Jesús.
Tomado de José María Vegas, cmf
GALILEA DE LOS GENTILES
El origen del nombre de Galilea expresa la idea que aparece en el evangelio de hoy: Halil-Haggoyim, que significa «Tierra de paganos (gentiles)». La pluriculturalidad de Galilea molestaba a los círculos ortodoxos del judaísmo radical de Jerusalén. En la Galilea la pluriculturalidad era manifi esta. Buena muestra de ello son las construcciones de corte griego que se alzaban por doquier; construcciones en las que se representaba la fi gura humana, práctica prohibida por la ley de los hebreos. Era una cultura de «contaminación».
Por este motivo los judíos ortodoxos y fariseos afirmaban que de Galilea no «salen profetas».
Tomado de Tiempo Interior
“GRIEGOS”
El término helenés, “griegos”, tiene un sentido amplio: se refiere no necesariamente a griegos de nacionalidad sino a cualquier persona no judía, influenciada por los usos y costumbres helénicas. Estos “griegos” practicaban el judaísmo, no especifica el evangelista si en calidad de prosélitos o tan sólo como simpatizantes de la religión judía. Acaso impresionados por su entrada triunfal en Jerusalén, o por las cosas que se decían de Él, aquellos hombres se acercan a Felipe, uno de los apóstoles del Señor, para expresarle un deseo profundo: «queremos ver a Jesús». ¿Los mueve solamente la curiosidad? ¿O hay que pensar más bien que son hombres en búsqueda de la verdad, en búsqueda de la salvación ofrecida por el Dios de Israel? En realidad, sólo así tiene sentido la respuesta que el Señor da a Felipe y Andrés que se acercan al Maestro para transmitirle el pedido de aquellos representantes de los pueblos gentiles que lo buscan, que quieren verlo, que quieren “creer” en Él: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre» (Jn 12,23ss).
Tomado de misa del domingo
CHISTE
Un hombre va al psiquiatra, porque cree que es un grano de trigo. Hablan y el psiquiatra le dice que no se preocupe, porque con unas sesiones se arreglará su problema. Realizan las sesiones acordadas y, al finalizar, el psiquiatra le pregunta si todavía cree que es un grano de trigo.
-No, no soy un grano de trigo, le contesta el paciente.
-Pues, entonces, ya está curado, le dice el psiquiatra.
El hombre sale de la consulta y al cabo de un momento vuelve a entrar atemorizado, diciendo:
– ¡Ahí fuera hay una gallina!
-Pero usted no es un grano de trigo, le contesta, el psiquiatra.
-Yo lo sé, pero ¿la gallina lo sabe?
POEMA
En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de mi cuerpo a tu cuerpo con vergüenza.
¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?
¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?
Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.
Y sólo pido no pedirte nada.
Estar aquí junto a tu imagen muerta
e ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta.
Gabriela Mistral
I
Nunca podrás, dolor, acorralarme.
Podrás alzar mis ojos hacia el llanto,
secar mi lengua, amordazar mi canto,
sajar mi corazón y desguazarme.
Podrás entre tus rejas encerrarme,
destruir los castillos que levanto,
ungir todas mis horas con tu espanto.
Pero nunca podrás acobardarme.
Puedo amar en el potro de tortura.
Puedo reír cosido por tus lanzas.
Puedo ver en la oscura noche oscura.
Llego, dolor, a donde tú no alcanzas.
Yo decido mi sangre y su espesura.
Yo soy el dueño de mis esperanzas.
II
Cuando llegó, la gente no entendía
que estuviera tan muerto, tan dormido
aquel muchacho que no había sabido
más que vivir, vivir mientras vivía.
¿Qué vas a hacer, le gente le decía,
ahora que estás tan muerto, tan herido,
ahora que tus jardines han huido
y que se te ha extraviado la alegría?
¿Cómo amarás tu corazón parado?
¿Qué harás si la esperanza se te acaba?
¿Podrás vivir en la tiniebla fría?
Pero él seguía allí, muerto y helado.
Pero él estaba muerto y se callaba.
Pero él estaba muerto y no sabía.
III
Y entonces vio la luz. La luz que entraba
por todas las ventanas de su vida.
Vio que el dolor precipitó la huida
y entendió que la muerte ya no estaba.
Morir sólo es morir. Morir se acaba.
Morir es una hoguera fugitiva.
Es cruzar una puerta a la deriva;
y encontrar lo que tanto se buscaba.
Acabar de llorar y hacer preguntas;
ver al Amor sin enigmas ni espejos;
descansar de vivir en la ternura;
tener la paz, la luz, la casa juntas
y hallar, dejando los dolores lejos,
la noche-luz tras tanta noche oscura…
José Luis Martín Descalzo
Testamento del Pájaro Solitario-fragmento
«El que no sabe morir mientras vive,
es vano loco:
morir cada hora su poco
es el modo de vivir.
Vivir es apercibir el alma,
para tener la vida muerta al placer
y muerta al mundo, de suerte,
que, cuando llegue la muerte
le quede poco que hacer.
Igual que el sol hay que ser
que, con su llama encendida,
va, acabando y renaciendo
de tantas muertes, tejiendo
la corona de su vida.
Por eso busco el sufrir,
para, como el sol decir
que de la muerte recibo
nueva vida y que si vivo,
vivo de tanto morir».
Tomado de José María Pemán y Pemartín
ORACIÓN
Soren Kierkegaard. En un libro escrito en 1850, titulado Escuela de cristianismo, dedica nada menos que siete meditaciones a la frase de Jesús “Atraeré a todos hacia mi”.
Señor Jesucristo, muchas son las cosas que quieren entretenernos; las estériles preocupaciones, los fútiles placeres, los vanos cuidados. ¡Demasiadas cosas intentan asustarnos y hacernos retroceder! El orgullo, demasiado vil para aceptar socorros; la pusilanimidad, que se encoge para su propia ruina; la angustia del pecado, que rehuye la pureza de lo que es santo, como la enfermedad rehuye el remedio. Pero Tú eres, no obstante, el más fuerte: ¡atráenos hacia ti siempre más fuertemente!
Nosotros te llamamos Salvador y Redentor nuestro; Tú viniste al mundo para librarnos de las cadenas que nos ataban o que nosotros mismos nos habíamos forjado, y para salvar a quienes has rescatado. Esta es la obra que Tú has realizado y realizarás hasta el fin de los tiempos. Tú harás conforme a tu palabra: levantado de la tierra, ¡atraerás a todos hacia ti!…
“Pero Tú, Tú, Señor Jesucristo, te lo pedimos, ¡atráenos del todo a ti!
Sea que nuestra vida se desgrane tranquila en la cabaña, a la orilla de un lago en calma; sea que nos veamos trastabillando en la lucha contra las tempestades de la vida en el océano desencadenado; sea que luchemos deprimidos, atráenos, ¡atráenos del todo a ti! […]
Te pedimos por todos: te pedimos por el tierno niño cuyos padres te lo presentan para que Tú le atraigas a ti; te pedimos por quienes han renovado contigo la alianza, renovándola algunos, rompiéndola otros; te pedimos por quienes han conocido lo que humanamente da a esta vida su sentido más hermoso; te pedimos por quienes se han encontrado en el amor, por quienes se aman, para que no se prometan más de lo que pueden mantener; te pedimos por el esposo, te pedimos por la esposa; te pedimos por el anciano en el ocaso de la vida. Te pedimos por todos, te pedimos por el feliz y afortunado de este mundo, te pedimos por quien sufre y no sabe adónde ir con su miseria, para que Tú le atraigas a ti. Te pedimos por quienes tienen necesidad de convertirse, para que Tú les atraigas a ti en el camino de la verdad; por quienes ya se han convertido a ti y han encontrado la vida: te pedimos les concedas avanzar en el camino atraídos por ti. Así te pedimos todos, aunque no podamos nombrar a cada uno. ¿Quién podría, aunque sólo fuera enumerar todas nuestras diferencias? Vamos a recordarte una sola: te pedimos por los servidores de tu Palabra, por aquellos cuya misión es atraer a los hombres hacia ti, dentro de lo que el hombre puede. Te pedimos que bendigas su obra, pero que al cumplirla también ellos se sientan atraídos hacia ti, para que en su celo de atraer a los demás hacia ti no se queden lejos de ti. Y te pedimos por todos los cristianos de las comunidades para que, atraídos hacia ti, no tengan una idea mezquina de sí mismos, como si no les fuera concedido también el atraer a otros hacia ti, dentro de lo que el hombre puede. Sí, dentro de lo que el hombre puede, porque sólo Tú puedes atraer hacia ti, aunque puedas valerte de todo y de todos para atraer hacia ti a todos los hombres”.
Tomado de Carlo M. Martini: Se Me Dirigio La Palabra. Págs. 14-20
LA ATRACCIÓN DEL SEÑOR
Atráeme, Señor, para que me libere de lo que me esclaviza
Atráeme, Señor, y pueda vivir más contigo
Atráeme, Señor, y que escuche tu voz con más nitidez
Atráeme, Señor, para sumergirme en la Pascua
Atráeme, Señor, y comparta yo contigo tu hora
Atráeme, Señor, así descubra la grandeza de tu obra
Atráeme, Señor, y que seas Tú, mi imán y mi fuerza
Atráeme, Señor, y que vuelva de aquello que me debilita
Atráeme, Señor, y sienta el calor de tu Palabra
Atráeme, Señor, y comprenda la necesidad de ser salvado
Atráeme, Señor, y sácame del lodo que me arrastra
Atráeme, Señor, y empújame para subir contigo a Jerusalén
Atráeme, Señor, y así no quede perdido
Atráeme, Señor, quiero algo de tu vida
Atráeme, Señor, necesito más fe y mayor esperanza
Atráeme, Señor, y hazme descubrir el rostro de Dios
Atráeme, Señor, y si me escapo –no lo dudes- soy recuperable:
Torpe para las cosas del Padre
rápido para las que el mundo me ofrece
Frágil para retenerte como al mejor amigo
confiado con aquellos que no lo son tanto.
Y, si ves que me resisto, Señor –que te cuesta atraerme-
no me pierdas de vista, aunque me vaya lejos
pues, por muy remotamente que yo me encuentre,
sigo creyendo que tu ojo lo alcanza todo
y todo lo invade.
Amén
Javier Leoz
Señor Jesús:
Guárdanos de ser de los que hablan mucho y no hacen nada;
de los que empiezan muchas cosas y no terminan ninguna;
de los que prometen y no cumplen;
de los que no hacen nada y critican mucho;
de los que se lamentan de la maldad de los tiempos
y del egoísmo de la gente, y no ayudan a los demás;
de los que sólo piensan en recibir y no en dar;
de los que no saben más que pedir y jamás agradecer.
Tómanos, Jesús, para servirte a ti.
Concédenos el no tener y no seguir a nadie sino a ti.
Haznos más valientes y más coherentes
y limpia nuestros corazones.
Tomado de Ángel Calvo (A.A. Orar la vida, marzo 2004)
MEDITACIÓN
Aunque de suyo la vida del monje debería ser en todo tiempo una observancia cuaresmal, no obstante, ya que son pocos los que tienen esa virtud, recomendamos que durante los días de cuaresma todos juntos lleven una vida íntegra en toda pureza y que en estos días santos borren las negligencias del resto del año. Lo cual cumpliremos dignamente si reprimimos todos los vicios y nos entregamos a la oración con lágrimas, a la lectura, a la compunción del corazón y a la abstinencia.
Por eso durante estos días impongámonos alguna cosa más a la tarea normal de nuestra servidumbre: oraciones especiales, abstinencia en la comida y en la bebida, de suerte que cada uno, según su propia voluntad, ofrezca a Dios, con gozo del Espíritu Santo, algo por encima de la norma que se haya impuesto; es decir, que prive a su cuerpo algo de la comida, de la bebida, del sueño, de las conversaciones y bromas y espere la santa Pascua con el gozo de un anhelo espiritual.
San Benito en el capítulo 49 de su Regla, sobre la observancia de la Cuaresma
CANTO
¿Quién Podrá? Fray Nacho
BROTES DE OLIVO NO AMARRAR, SÍ PUDRIR
BIENAVENTURANZAS Kairoi
Delegación para el Clero de Santiago de Compostela