V Domingo de Cuaresma

CITA

Dios nos ha creado para la vida”

Papa Francisco

san Ireneo: Así pues, como se puede ver, el creador vivifica desde aquí abajo nuestros cuerpos mortales; y les promete además la resurrección y la salida de los sepulcros y las tumbas, y que les dará incorruptibilidad; en esto se prueba que sólo Él es Dios, el que hace todas las cosas, el buen Padre que, por pura bondad, concede la vida a los seres que no la poseen por sí mismos.

Tertuliano, Caro salutis est cardo (“La carne es soporte de la salvación”) (De resurrectione mortuorum, 8, 2).

“La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer en ella” (De resurrectione mortuorum 1, 1)

Pedro Crisólogo Era necesaria la muerte de Lázaro para que, con Lázaro ya en el sepulcro, resucitase la fe de los discípulos. Sermón 6 : PL 52, 375-377

Agustín de Hipona El alma de tu alma es la fe. Sermón 49,15 sobre el evangelio de Juan

«Dijo que dormía y era verdad, porque dormía para el Señor y sólo estaba muerto para los hombres, que no podían resucitarlo. Pero el Señor lo resucitaba del sepulcro con tanta facilidad como tú no tienes cuando despiertas a un hombre que duerme. Luego en virtud de su poder dijo que dormía, conforme a lo que dijo el Apóstol (1Tes 4,12): “No quiero que ignoréis respecto a los que duermen”. Los llamó dormidos porque predijo que habían de resucitar».

La gloria de que habla aquí Cristo, dice san Agustín, no fue una ganancia para Jesús, sino provecho para nosotros. Por tanto, dice Jesús que la enfermedad no es de muerte, porque aquella muerte no era para muerte, sino más bien con vistas a un milagro, por el que los hombres creyeran en Cristo y evitaran así la verdadera muerte.

Cristo lloró: llore también el hombre sobre sí mismo. ¿Por qué lloró Cristo sino para enseñar al hombre a llorar?

San Juan Crisóstomo «Esta mujer había oído hablar a Cristo muchas cosas acerca de su resurrección. Pero el Señor manifiesta aún más su autoridad con estas palabras: “Yo soy la resurrección y la vida”, enseñando que no tiene necesidad de la ayuda de nadie, pues si la tuviere, ¿cómo había de ser la resurrección? Si El mismo es la vida, no se circunscribe a un lugar determinado. Existiendo en todas partes, puede sanar en todos los lugares».

John Henry Newman Nosotros, después de nuestra experiencia de la historia de Lázaro, no dudamos un instante que él está pendiente de nosotros y permanece a nuestro lado. «Las lágrimas de Cristo en la tumba de Lázaro» PPS, vol. 3, n. 10

San Josemaría Escrivá,“Enviáronle a decir las hermanas: Señor, el que tú amas, está enfermo” ¡Qué buena oración para que nosotros se la digamos también al Señor cuando un familiar, un amigo, un allegado vive alejado de Dios! ¡Señor, este marido o esta mujer mía, este hijo/a, este amigo/a, por quien Tú has muerto en la Cruz por amor, está enfermo espiritualmente hablando! “Lázaro, mi amigo, duerme, pero voy a despertarlo”. El Señor acudirá cuando lo estime oportuno, como vemos en este episodio. “El Señor, al verla llorar… se conmovió en su interior…, se echó a llorar”. ¡Tratemos al Señor en la Palabra y en el Pan! y “si nos ve fríos, desganados, quizá con la rigidez de una vida interior que se extingue, su llanto será para nosotros vida: ‘Yo te lo mando, amigo mío, levántate y anda’ (Cfr Lc 5,24), sal fuera de esa vida estrecha, que no es vida”(“Es Cristo que pasa”, n. 93).

Jesús es tu Amigo. -El Amigo. -Con corazón de carne, como el tuyo. -Con ojos, de mirar amabilísimo, que lloraron por Lázaro… Y tanto como a Lázaro, te quiere a ti (Camino, n. 422).

Catecismo de la Iglesia Católica, n. 992 La resurrección de los muertos fue revelada progresivamente por Dios a su Pueblo. La esperanza de la resurrección corporal de los muertos se impuso como una consecuencia intrínseca de la fe en un Dios creador del hombre todo, alma y cuerpo .El creador del cielo y de la tierra es también Aquel que mantiene fielmente su Alianza con Abraham y su descendencia. En esta doble perspectiva comienza a expresarse la fe en la resurrección. En sus pruebas, los mártires Macabeos confiesan: “El Rey del mundo, a nosotros que morimos por sus leyes, nos resucitará a una vida eterna” (2 M 7, 9). “Es preferible morir a manos de los hombres con la esperanza que Dios otorga de ser resucitados de nuevo por él” (2 M 7, 14) ().

Benedicto XVI Los Padres de la Iglesia llamaron a la Eucaristía medicina de inmortalidad. Y lo es, porque en la Eucaristía entramos en contacto, más aún, en comunión con el cuerpo resucitado de Cristo, entramos en el espacio de la vida ya resucitada, de la vida eterna. Entramos en comunión con ese cuerpo que está animado por la vida inmortal y así estamos ya desde ahora y para siempre en el espacio de la vida misma. Así, este evangelio es también una profunda interpretación de lo que es la Eucaristía y nos invita a vivir realmente de la Eucaristía para poder ser transformados en la comunión del amor. Esta es la verdadera vida. , Homilía(09-03-2008)

Pero hay otra muerte, que costó a Cristo la lucha más dura, incluso el precio de la cruz: se trata de la muerte espiritual, el pecado, que amenaza con arruinar la existencia del hombre. Cristo murió para vencer esta muerte, y su resurrección no es el regreso a la vida precedente, sino la apertura de una nueva realidad, una «nueva tierra», finalmente unida de nuevo con el cielo de Dios. Ángelus(10-04-2011)

Francisco, Él nos invita, casi nos ordena salir de la tumba en la que nuestros pecados nos han sepultado. Nos llama insistentemente a salir de la oscuridad de la prisión en la que estamos encerrados, contentándonos con una vida falsa, egoísta, mediocre. «Sal afuera», nos dice, «Sal afuera». Ángelus(06-04-2014)

«No existe límite alguno para la misericordia divina ofrecida a todos». Digámoslo juntos: «No existe límite alguno para la misericordia divina ofrecida a todos». El Señor está siempre dispuesto a quitar la piedra de la tumba de nuestros pecados, que nos separa de Él, la luz de los vivientes. (Plaza de San Pedro, domingo 6 de abril de 2014)

Se puede estar de la parte del sepulcro o se puede estar de la parte de Jesús. Hay quienes se dejan encerrar por la tristeza y quienes se abren a la esperanza. Hay quienes se quedan atrapados en las ruinas de la vida, y quienes, como vosotros, con la ayuda de Dios, reconstruyen con paciente esperanza. Homilía(02-04-2017)

Por lo tanto, estamos llamados a quitar las piedras de todo lo que sabe a muerte: por ejemplo, la hipocresía con la que vivimos la fe es la muerte; la crítica destructiva hacia los demás es la muerte; la ofensa, la calumnia, son la muerte; la marginación de los pobres es la muerte. El Señor nos pide que quitemos estas piedras de nuestros corazones, y la vida volverá a florecer a nuestro alrededor. Ángelus(29-03-2020)

Miguel de Unamuno: «Con razón, sin razón, o contra ella, lo que pasa es que no me da la gana de morirme».

Peter Berger «toda sociedad humana es, en última instancia, una congregación de hombres frente a la muerte».

P. Raniero Cantalamessa, Los relatos del Evangelio no existen sólo para ser leídos, sino también para ser vividos. La historia de Lázaro se escribió para decirnos esto: hay una resurrección del cuerpo y una resurrección del corazón; si la resurrección del cuerpo ocurrirá «en el último día», la del corazón sucede, o puede hacerlo, cada día.

J. Cardonnel, «ser cristiano es tener la audacia de ser hombre hasta el final».

Lucio Anneo Séneca Cuenta los días de tu vida, y verás cuán pocos y desechados han sido los que has tenido para ti.

Mohandas Karamchand Gandhi De todos los dones que nos han hecho, el de la vida es sin duda el más precioso.

Mark Twain El arte de vivir consiste en conseguir que hasta los sepultureros lamenten tu muerte.

VIVIR

La vida es bella vívela, la vida es arte contémplala, la vida es misterio descúbrela. Madre Teresa de Calcuta

La vida es como una leyenda: no importa que sea larga, sino que esté bien narrada. Lucio Anneo Séneca

La vida es la constante sorpresa de ver que existo. Rabindranath Tagore

La vida es lo que haces de ella. Aforismo hindú

La vida no es más que una muerte lenta. San Agustín

La vida nos ha sido dada para buscar a Dios. La muerte para encontrarlo. La eternidad para poseerlo. Alfonso Milagro

Lo que debería importarnos es añadir vida a los años y no años a la vida. Kaar Christiensen

“No me resigno a que, cuando yo muera, siga el mundo como si yo no hubiera vivido” Pedro Arrupe S.J

No preguntes que puede darte la vida, sino más bien que puedes darle a la vida. V. Frankl

No tomes la vida demasiado en serio, nunca saldrás vivo de ella. Elbert Hubbard

Pensé que estaba aprendiendo a vivir, sólo estaba aprendiendo a morir. Leonardo da Vinci

Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar y lo mejor de todo, despertar. Antonio Machado

Tu vida es tu mensaje . Mohandas Karamchand Gandhi  

Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar. Descansar, es empezar a morir. Gregorio Marañon 

Vivir es decidir constantemente lo que vamos a ser. José Ortega y Gaset

Vivir es nacer a cada instante. Autor desconocido

Vivir es sentir, sin amarguras, todas las edades, hasta que llega la muerte. María Casares

Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero. Santa Teresa de Jesús 

CONTO

Por qué esperar al final de la vida para demostrar nuestro afecto?

– Prefiero que compartas conmigo unos pocos minutos ahora que estoy vivo y no una noche entera cuando yo muera.

– Prefiero que estreches suavemente mi mano ahora que estoy vivo y no apoyes tu cuerpo sobre mí cuando yo muera.

– Prefiero que hagas una sola llamada ahora que estoy vivo y no emprendas un inesperado viaje cuando yo muera.

– Prefiero que me regales una sola flor ahora que estoy vivo y no me envíes un hermoso ramo cuando yo muera.

– Prefiero que elevemos al cielo una oración ahora que estoy vivo y no una misa cantada cuando yo muera.

– Prefiero que me digas unas palabras de aliento ahora que estoy vivo y no un desgarrador poema cuando yo muera. – Prefiero escuchar un solo acorde de guitarra ahora que estoy vivo y no una conmovedora serenata cuando yo muera.

– Prefiero que me dediques una frase ahora que estoy vivo y no un poético epitafio sobre mi tumba cuando yo muera.

– Prefiero disfrutar de los más mínimos detalles ahora que estoy vivo y no de grandes manifestaciones cuando yo muera…

Aprovechemos toda ocasión para demostrar amor a nuestros seres queridos… ahora que están entre nosotros.

Tomado de P. Diego Millan García

ANÉCDOTA

Un hombre fue a ver al párroco para hablarle del funeral de su padre y le dijo: “Mi padre quería que le despidiéramos en la iglesia. Nosotros, sus hijos, somos agnósticos. Le pido, por favor, que nos ahorre todas sus “piadosidades”.

El párroco eligió como evangelio el de la resurrección de Lázaro. Lo escucharon con emoción contenida.

Al terminar la misa, el hijo se acercó al cura con lágrimas en los ojos y le dijo simplemente: “Gracias”.

El relato de este evangelio nos introduce en el umbral del misterio y todos podemos abrirnos si queremos a esta misteriosa realidad.

Tomado de P. Félix Jiménez

EL AMOR, MOTOR DEL MILAGRO DE JESÚS

Tres veces se dice en Jn 11 que Jesús amaba a Lázaro: Jn 11,3: “Señor, aquel a quien tú amas (verbo philéo), está enfermo”. Jn 11,5: “Jesús amaba (verbo agapáo) a Marta, a su hermana y a Lázaro”. Jn 11,36: “¡Mirad cómo le amaba!” (verbo philéo). Las repeticiones de tres veces indican, en el lenguaje bíblico, intensidad e intencionalidad manifiesta de subrayar y remarcar lo que se dice (cf. Jn 21,15-17)*7. Por lo tanto, se subraya la intensidad del amor de Jesús hacia Lázaro. Pero esto no es todo. Hay, además, una cuarta vez en que Jesús afirma su amor por Lázaro: “Nuestro amigo (philós) Lázaro duerme” (Jn 11,11). Esta cuarta vez indica una cierta sobreabundancia en el amor que Jesucristo tiene por Lázaro, un ‘rebalsar’ del amor y, si así se nos permitiera expresarnos, un cierta ‘exageración’ de amor.

Tomado de P. José A. Marcone, I.V.E.

SABÍA QUE ME ESPERABAN

Los prisioneros de guerra que estuvieron en Rusia durante diez años o más, expuestos al frío y al hambre, después de volver dijeron: «Pude sobrevivir porque sabía que me esperaban. Sabía que había personas que me esperaban, sabía que yo era necesario y esperado». Este amor que los esperaba fue la medicina eficaz de la vida contra todos los males.

Benedicto XVI, Homilía(09-03-2008)

AMENAZADOS DE RESURRECCIÓN

Me dicen que estoy amenazado de muerte, escribía un periodista. De muerte corporal, a la que amó Francisco de Asís. ¿Quién no está amenazado de muerte? Lo estamos todos desde que nacemos. Amenazados de muerte. ¿Y qué? Dice Jesús: A todos les perdono anticipadamente. Y a todos los sigo amando desde mi cruz.

¿Amenazado de muerte? Hay en ello un error. Ni yo ni nadie estamos amenazados de muerte. Estamos amenazados de amor. Los cristianos no estamos amenazados de muerte. Estamos amenazados de resurrección. Porque, además del Camino y la Verdad, Cristo es la Vida, aunque esté crucificado en la cumbre del basurero del mundo.

Justo López Melús

¿DE VERDAD QUERÉIS HACER LA COMPETENCIA A JESÚS?

Cuentan que poco después de la revolución francesa, Reveillere Lépaux, testigo del saqueo de las iglesias y de la matanza de los sacerdotes pensó que había llegado la hora de ocupar el lugar de Cristo y fundar una nueva religión de acuerdo con el progreso y la modernidad.

Pasados unos meses, el invento no funcionaba, no tenía clientes, y acudió a Bonaparte y le manifestó su decepción.

Bonaparte le dijo: Ciudadano, ¿de verdad queréis hacer la competencia a Jesús?

Sólo tenéis una solución, tenéis que hacer lo que hizo él. Tienen que crucificaros un viernes y tenéis que resucitar el domingo.

Tomado de P. Juan Jáuregui

CHISTE

Cristo se puso frente a la tumba de su amigo Lázaro y dijo:

─Lázaro, ¡levántate y anda! Y Lázaro se levantó y «andó».

─Anduvo, tonto.

─Bueno, anduvo tonto dos o tres días, pero andar «andó».

POEMA

Era de madrugada.

Después de retirada la piedra con trabajo,

Porque no la materia sino el tiempo

Pesaba sobre ella,

Oyeron una voz tranquila

Llamándome, como un amigo llama

Cuando atrás queda alguno

Fatigado de la jornada y cae la sombra.

Hubo un silencio largo.

Así lo cuentan ellos que lo vieron.

Yo no recuerdo sino el frío

Extraño que brotaba

Desde la tierra honda, con angustia

De entresueño, y lento iba

A despertar el pecho,

Donde insistió con unos golpes leves,

Ávido de tornarse sangre tibia.

En mi cuerpo dolía

Un dolor vivo o un dolor soñado.

Era otra vez la vida.

Cuando abrí los ojos

Fue el alba pálida quien dijo

La verdad. Porque aquellos

Rostros ávidos, sobre mí estaban mudos,

Mordiendo un sueño vago inferior al milagro,

Como rebaño hosco

Que no a la voz sino a la piedra atiende,

Y el sudor de sus frentes

Oí caer pesado entre la hierba.

Alguien dijo palabras

De nuevo nacimiento.

Mas no hubo allí sangre materna

Ni vientre fecundado

Que crea con dolor nueva vida doliente.

Sólo anchas vendas, lienzos amarillos

Con olor denso, desnudaban

La carne gris y fláccida como fruto pasado;

No el terso cuerpo oscuro, rosa de los deseos,

Sino el cuerpo de un hijo de la muerte.

El cielo rojo abría hacia lo lejos

Tras de olivos y alcores;

El aire estaba en calma.

Mas temblaban los cuerpos,

Como las ramas cuando el viento sopla,

Brotando de la noche con los brazos tendidos

Para ofrecerme su propio afán estéril.

La luz me remordía

Y hundí la frente sobre el polvo

Al sentir la pereza de la muerte.

Quise cerrar los ojos,

Buscar la vasta sombra,

La tiniebla primaria

Que su venero esconde bajo el mundo

Lavando de vergüenzas la memoria.

Cuando un alma doliente en mis entrañas

Gritó, por las oscuras galerías

Del cuerpo, agria, desencajada,

Hasta chocar contra el muro de los huesos

Y levantar mareas febriles por la sangre.

Aquel que con su mano sostenía

La lámpara testigo del milagro,

Mató brusco la llama,

Porque ya el día estaba con nosotros.

Una rápida sombra sobrevino.

Entonces, hondos bajo una frente, vi unos ojos

Llenos de compasión, y hallé temblando un alma

Donde mi alma se copiaba inmensa,

Por el amor dueña del mundo.

Vi unos pies que marcaban la linde de la vida,

El borde de una túnica incolora

Plegada, resbalando

Hasta rozar la fosa, como un ala

Cuando a subir tras de la luz incita.

Sentí de nuevo el sueño, la locura

Y el error de estar vivo,

Siendo carne doliente día a día.

Pero él me había llamado

Y en mí no estaba ya sino seguirle.

Por eso, puesto en pie, anduve silencioso,

Aunque todo para mí fuera extraño y vano,

Mientras pensaba: así debieron ellos,

Muerto yo, caminar llevándome a la tierra.

La casa estaba lejos;

Otra vez vi sus muros blancos

Y el ciprés del huerto.

Sobre el terrado había una estrella pálida.

Dentro no hallamos lumbre

En el hogar cubierto de ceniza.

Todos le rodearon en la mesa.

Encontré el pan amargo, sin sabor las frutas,

El agua sin frescor, los cuerpos sin deseo;

La palabra hermandad sonaba falsa,

Y de la imagen del amor quedaban

Sólo recuerdos vagos bajo el viento.

Él conocía que todo estaba muerto

En mí, que yo era un muerto

Andando entre los muertos.

Sentado a su derecha me veía

Como aquel que festejan al retorno.

La mano suya descansaba cerca

Y recliné le frente sobre ella

Con asco de mi cuerpo y de mi alma.

Así pedí en silencio, como se pide

A Dios, porque su nombre,

Más vasto que los templos, los mares, las estrellas,

Cabe en el desconsuelo del hombre que está solo,

Fuerza para llevar la vida nuevamente.

Así rogué, con lágrimas,

Fuerza de soportar mi ignorancia resignado,

Trabajando, no por mi vida ni mi espíritu,

Mas por una verdad en aquellos ojos entrevista

Ahora. La hermosura es paciencia.

Sé que el lirio del campo,

Tras de su humilde oscuridad en tantas noches

Con larga espera bajo tierra,

Del tallo verde erguido a la corola alba

Irrumpe un día en gloria triunfante.

Luis Cernuda

VIDA O MUERTE
P
ero seamos, al fin,
intrascendentes,
sin nudos y metáforas
seamos.

Sencillamente así,
igual que somos,
según la piel y el ritmo
del corazón seamos.

Para morir,
para vivir,
para morir de cara.

Para morir,
para vivir.

Para morir
de haber vivido.
Y basta.

José Ángel Valente A modo de esperanza, 1954.

ORACIÓN

¡Sí, oh Señor! También nosotros creemos, a pesar de nuestras dudas y de nuestras oscuridades; creemos en ti, porque tú tienes palabras de vida eterna; queremos creer en ti, que nos das una esperanza fiable de vida más allá de la vida, de vida auténtica y plena en tu reino de luz y de paz.

Benedicto XVI, Homilía(09-03-2008)

¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!

De la oscuridad que no me deja verte

a la luz que me da la vida

De las dudas que ciegan mis ojos

a la certeza que me invita a seguirte

De la tristeza que sacude mi existencia

a la alegría que infunde tu persona.

¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!

De los miedos que me paralizan,

a la fortaleza que me regala tu Palabra

De la inseguridad de mis pasos

a la firmeza de tus caminos

¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!

De la muerte, cuando yo vivo como Tú quieres,

a la vida que siento cuando Tú estás presente

Del mi afán de suficiencia que fracasa

al reconocimiento de tu poder que todo lo puede

¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!

De lo efímero que pasa y caduca

a lo eterno que Tú me dices me espera

De mi manera peculiar de vivir la vida

a esa otra que, Tú, me dices es rica y diferente

¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!

Que me libre de esas largas vendas

que me impiden ser libre y seguirte

Que me sacuda de los aromas

con que la sociedad quiere perfumarme y maquillarme

Que sea fuerte para desprenderme

de tantas losas que pretenden silenciarme

¡QUE SALGA FUERA, SEÑOR!

¡SACÚDEME CON TU FUERZA DIVINA!

¡HÁBLAME CON PALABRAS DE ETERNIDAD!

¡HAZME MORIR EN AQUELLO QUE ME SEPARA DE TI!

Javier Leoz

TÚ ERES VIDA PARA NUESTRAS MUERTES

Tú también lloras la muerte de un amigo,

también te duelen las dificultades de la vida.

Tú sabes mucho de malos momentos

y de la fuerza del cariño para suavizarlos.

Y sabes también cómo nos venimos abajo

ante las contrariedades

y ante las situaciones que no entendemos.

Necesitamos tener el control sobre las cosas,

los acontecimientos y las personas,

y el sentirnos tan vulnerables nos desasosiega,

nos desespera.

Dices que si tuviéramos fe nada nos sería imposible,

pero la muerte no la podemos entender,

nos sobrepasa, nos separa de los nuestros.

Queremos creer que detrás de toda situación dolorosa hay vida,

que nos encontraremos después, en la casa del Padre,

que somos finitos y, por tanto,

debemos ir separándonos unos de otros

y que Tú nos ayudarás a superar el dolor de la distancia.

A Marta y María no les devolverías a su hermano,

exactamente, pero sí el consuelo, el ánimo y la vitalidad personal.

Eso es lo que tenemos que saber dejar que hagas en nosotros,

cada vez que vivimos una muerte,

un dolor, una dificultad aparentemente insoportable.

Contigo la vida es mucho más llevadera.

Tú cercanía nos pone en contacto con todos los recursos personales y saca lo mejor de unos y otros, pone en circulación

el cariño que nos facilita la vida,

que nos hace poder con lo casi imposible.

Tú, Señor, eres bálsamo para nuestras heridas,

resurrección para nuestras muertes,

salud para nuestras enfermedades,

consuelo para nuestros desamores,

aceptación para nuestros fracasos.

Tú potencias nuestra parte de Marta y de María,

nuestra capacidad activa tanto como la contemplativa.

Tú nos enseñas a ser amigos, compañeros,

a humanizar y consolar.

Pon palabras en nuestra boca para compartir alegrías y penas,

para expresar el amor contigo y como Tú.

Tomado de Parroquia Inmaculada

CANTO

BROTES DE OLIVO NO MORIRE

Sencillamente Hakuna

Si Tu Quieres Ignis

La Resurrección de Lázaro Conjunto los Perales

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela