Un obispo, en la sede de Facebook: cinco claves para debatir en Internet

“La gente necesita aprender a discutir mejor por Internet, especialmente sobre religión”, afirma monseñor Barron

“Facebook
tiene un extraordinario poder espiritual para conectar a la gente”,
dijo el obispo auxiliar de Los Ángeles, Robert Barron, ante los
empleados de la compañía en su sede central de Menlo Park, California,
en una intervención que pudieron seguir por streaming 2.500 personas y
que ya han reproducido 125.000 en la red social.


Barron, conocido por su apostolado en Internet y en las redes
sociales, afirmó que “hoy hay un montón de energía en torno a las
noticias sobre religión, pero a menudo circulan muchas palabras airadas y
sin embargo muy poco debate. Eso es porque con este tema estamos
pisando el suelo sagrado del interior de cada persona”.


En asuntos religiosos hay dos extremos que evitar, “uno, el imponer a
los demás mi religión y mi forma de ver las cosas; el otro es
simplemente tolerar cada punto de vista. Hay una tercera opción, que es
tener un debate real. El debate es un camino hacia la paz”.


De este modo, lamentó que “si no sabemos cómo debatir acerca de
religión, entonces nos pondremos a luchar por la religión”. Por eso, “la
gente necesita aprender a discutir mejor por Internet, especialmente
sobre religión”.


Barron dio en este sentido varias pistas:


1. Date cuenta de que la fe no se opone a la razón, no es algo fanático, no es aceptarlo todo. No es infraracional, sino supraracional.


2. La fe no se opone a la ciencia, pero tenemos que vencer el cientificismo.
La tecnología ha alcanzado grandes logros que nos han beneficiado de
muchas maneras, pero el cientificismo reduce el conocimiento
exclusivamente al método científico y a la experimentación. Lo que dice
Shakespeare en sus obras no es científico, pero que alguien me diga si
lo que transmite no es verdad. O los Diálogos de Platón, o la Divina
Comedia de Dante. El método científico no es el único modo de
conocimiento.


3. Tenemos que ser intolerantes con la mera tolerancia.
No podemos aceptar que se perciba la religión como si fuera una mera
práctica privada. Al final la religión se convertiría en un hobby
personal. El cristianismo tienen muchas afirmaciones de verdades
objetivas: que Dios existe, que Cristo resucitó de la muerte… La
afirmación de una verdad no pueden ser simplemente una cuestión privada,
porque entonces alguien nos podría decir: “Vale, eso está muy bien para
ti, pero no para mí”. La privatización de la religión es precisamente
lo que hace el debate imposible.


4. Evita el voluntarismo: “las cosas son verdad
porque yo quiero que sean verdad”, o “las cosas son verdad porque Dios
lo ha dicho”, lo que da una imagen de Dios lejana y arbitraria. Esto al
final provoca un choque de voluntades, a ver quién es más fuerte, a ver
quién grita más. Ahí se rompe el debate y solo queda la violencia.


5. Busca primero, con una gran paciencia, entender la posición de tu interlocutor,
porque puede ser muy tentador simplemente “disparar” y decirle al otro
que está equivocado. En lugar de señalar sus errores, deberíamos
subrayar aquello en lo que el otro tiene razón. Cuando hay un debate
encendido, es bueno parar y repetir las palabras del otro para intentar
entenderlas; eso alivia la pasión del debate. O ver el valor positivo en
sus argumentos, o mostrarse interesado por su situación personal.


Por Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo. Artículo originalmente publicado por Alfa y Omega

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