CITA
“Quien tiene llama, debe arder”
S. Ignacio Antioquia: describió la fuerza del Espíritu Santo como una fuente de agua viva que surge en su corazón y susurra: Ven, ven al Padre.
San Gregorio Magno «Todo creyente recibe el oficio de pregonero, para anunciar la Buena Nueva. Pero, si no predica, ¿no será semejante a un pregonero mudo? Por esta razón el Espíritu Santo quiso asentarse, ya desde el principio, en forma de lenguas sobre los pastores; así daba a entender que de inmediato hacía predicadores de sí mismo a aquellos sobre los cuales había descendido».
Clemente Romano «Ahora bien, (los Apóstoles) habiendo recibido el mandato y plenamente ciertos por la resurrección del Señor nuestro Jesucristo y reafirmados en la Palabra de Dios, salieron llenos de la certeza del Espíritu Santo a dar la buena nueva de que el Reino de Dios estaba por llegar. Y así, pregonando el mensaje en comarcas y ciudades, establecieron a los que eran primicias entre ellos, probándolos en el espíritu, como obispos y diáconos de los que habrían de creer».
Cirilo de Alejandría Saluda, pues, a los discípulos con estas palabras: Paz a vosotros, designándose a sí mismo con el nombre de «paz». En efecto, los que gozan de la presencia de Cristo, es lógico que estén tranquilos y serenos. Sobre el evangelio de san Juan, Lib. 12, cap. 1: PG 74, 703-706
Efrén de Siria Estaban ahí, dispuestos como antorchas, a la espera de ser encendidas por el Espíritu Santo para iluminar toda la creación a través de su enseñanza. Sobre la efusión del Espíritu Santo [fr]
S.S. Pablo VI) «Desde aquel tiempo, los Apóstoles, en cumplimiento de la voluntad de Cristo, comunicaban a los neófitos, mediante la imposición de las manos, el don del Espíritu Santo, destinado a completar la gracia del Bautismo. Esto explica por qué en la carta a los Hebreos se recuerda, entre los primeros elementos de la formación cristiana, la doctrina del Bautismo y de la imposición de las manos (Heb 6,2). Es esta imposición de las manos la que ha sido con toda razón considerada por la tradición católica como el primitivo origen del sacramento de la Confirmación, el cual perpetúa, en cierto modo, en la Iglesia, la gracia de Pentecostés» (Catecismo nº 1288)
Concilio Vaticano II, En el mismo día Pentecostés la Iglesia se manifestó públicamente delante de la multitud, empezó la difusión del Evangelio entre las gentes por la predicación, y quedó presignificada la unión de los pueblos en la catolicidad de la fe, por la Iglesia de la Nueva Alianza, que habla todas las lenguas, entiende y abraza todas las lenguas en la caridad y supera de esta forma la dispersión de Babel (Decreto Ad gentes, n. 4).
San Juan Pablo II: Cristo no ha dejado a sus seguidores sin guía en la tarea de comprender y vivir el Evangelio. Antes de volver a su Padre prometió enviar su Espíritu Santo a la Iglesia. (…) Este mismo Espíritu guía a los sucesores de los Apóstoles, vuestros Obispos unidos al Obispo de Roma, a quien se le encargó mantener la fe y “predicar el Evangelio a toda criatura” (Mc 16, 15). Escuchad su voz, pues os transmiten la palabra del Señor (Homilía 30.IX.1979).
La multiplicidad se manifiesta, por obra del Espíritu Santo, en la unidad, y la unidad contiene en sí la multiplicidad: “Todos nosotros… hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo Cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu” (1 Cor 12,13). Milán (22-V-1982)
Benedicto XVI El miedo oprime el corazón e impide salir al encuentro de los demás, al encuentro de la vida.
También hoy el Resucitado entra en nuestras casas y en nuestros corazones, aunque a veces las puertas están cerradas. Entra donando alegría y paz, vida y esperanza, dones que necesitamos para nuestro renacimiento humano y espiritual. Sólo él puede correr aquellas piedras sepulcrales que el hombre a menudo pone sobre sus propios sentimientos, sobre sus propias relaciones, sobre sus propios comportamientos; piedras que sellan la muerte: divisiones, enemistades, rencores, envidias, desconfianzas, indiferencias. Sólo él, el Viviente, puede dar sentido a la existencia y hacer que reemprenda su camino el que está cansado y triste, el desconfiado y el que no tiene esperanza. Audiencia General (11-04-2012)
La fuerza del Espíritu Santo jamás cesa de llenar de vida a la Iglesia. A través de la gracia de los Sacramentos de la Iglesia, esta fuerza fluye también en nuestro interior, como un río subterráneo que nutre el espíritu y nos atrae cada vez más cerca de la fuente de nuestra verdadera vida, que es Cristo.
Francisco: El Espíritu es el viento que impulsa la vela de nuestra barca adelante, que nos mantiene en camino, nos hace sentir peregrinos y forasteros, y no nos permite recostarnos y convertirnos en un pueblo “sedentario”.
El Espíritu Santo verdaderamente nos transforma y cuenta con nosotros para transformar el mundo en que vivimos.
“El Espíritu Santo transforma y renueva, crea armonía y unidad, da fuerza y gozo para la misión”.
«El Señor, al igual que en Pentecostés, quiere realizar uno de los mayores milagros que podamos experimentar: Jesús te proyecta al horizonte, nunca al museo». en Cracovia a los jóvenes
«Sería un grave error pensar que el carisma se mantiene vivo concentrándose en las estructuras externas, en los esquemas, en los métodos, en la forma. Dios nos libre del espíritu del funcionalismo. La vitalidad del carisma radica en el primer amor».
«La Pascua de Jesús no es un acontecimiento del pasado. Por el poder del Espíritu Santo es siempre actual y nos permite mirar y tocar con fe la carne de Cristo en tantas personas que sufren».
Gracias al Espíritu Santo, ellos comprenden “toda la verdad”, esto es: que la muerte de Jesús no es su derrota, sino la expresión extrema del amor de Dios. Amor que en la Resurrección vence a la muerte y exalta a Jesús como el Viviente, el Señor, el Redentor del hombre, el Señor de la historia y del mundo. Y esta realidad, de la cual ellos son testigos, se convierte en Buena Noticia que se debe anunciar a todos
La Virgen María nos enseña el significado de vivir en el Espíritu Santo y qué significa acoger la novedad de Dios en nuestra vida. Ella concibió a Jesús por obra del Espíritu, y cada cristiano, cada uno de nosotros, está llamado a acoger la Palabra de Dios, a acoger a Jesús dentro de sí y llevarlo luego a todos. María invocó al Espíritu con los Apóstoles en el Cenáculo: también nosotros, cada vez aque nos reunimos en oración estamos sostenidos por la presencia espiritual de la Madre de Jesús, para recibir el don del Espíritu y tener la fuerza de testimoniar a Jesús resucitado. Que María nos ayude a estar atentos a lo que el Señor nos pide, y a vivir y caminar siempre según el Espíritu Santo
Sor Verónica: «Su Espíritu de fuego quiere traspasar nuestras puertas cerradas. El hielo se deshace con tiempo y calor. ¿Cómo sería un mundo donde reinara el amor? Una revolución del amor».
José Antonio Pagola Creyentes frágiles y de fe pequeña: cristianos de barro, teólogos de barro, sacerdotes y obispos de barro, comunidades de barro… Solo el Espíritu de Jesús nos convierte en Iglesia viva.
Mons. Javier Echevarría La fuerza del Espíritu Santo mueve a los cristianos a una verdadera transformación para difundir el Evangelio en todo el mundo.
El Padre y el Hijo envían al Espíritu Santo a nuestras almas, para que seamos hijos de Dios y corredentores con Cristo, para que participemos continuamente de la vida divina (Carta 14.II.1997, n. 12).
San Josemaría Escrivá, Cada generación de cristianos ha de redimir, ha de santificar su propio tiempo: para eso, necesita comprender y compartir las ansias de los otros hombres, sus iguales, a fin de darles a conocer, con “don de lenguas”, cómo deben corresponder a la acción del Espíritu Santo, a la efusión permanente de las riquezas del Corazón divino. A nosotros, los cristianos, nos corresponde anunciar en estos días, a ese mundo del que somos y en el que vivimos, el mensaje antiguo y nuevo del Evangelio (Es Cristo que pasa, n. 132).
“La acción del Espíritu Santo que opera en la Iglesia y en quienes formamos parte de Ella desde el día del Bautismo, puede pasarnos inadvertida, porque Dios no nos da a conocer sus planes y porque el pecado del hombre enturbia y obscurece los dones divinos”
Raniero Cantalamessa, El secreto para experimentar aquello que Juan XXIII llamaba «un nuevo Pentecostés» se llama oración. ¡Es ahí donde se prende la «chispa» que enciende el motor! Jesús ha prometido que el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan (Lc 11, 13).
Karl Rahner, “El principal problema de la Iglesia en nuestro tiempo, es su mediocridad espiritual. Seguir caminando con resignación y aburrimiento cada vez mayores, caminos comunes de mediocridad espiritual”.
M.V. Bernadot, “EL cristiano es un sembrador de alegría; y por esto realiza grandes cosas. La alegría es uno de los más irresistibles poderes que hay en el mundo: calma, desarma, conquista, arrastra. El alma alegre es un apóstol: atrae a los hombres hacia Dios, manifestándoles lo que en ella produce la presencia de Dios. Por esto el Espíritu Santo nos da este consejo: “Nunca os aflijáis, porque la alegría en Dios es vuestra fuerza”. De la Eucaristía a la Trinidad
P. Alonso Rodríguez, “El Espíritu Santo pone esta diferencia entre el hombre necio y el hombre sabio y santo: “El justo permanece en su sabiduría, sin mudarse, como el sol; mas el necio se muda como la luna” (Eccli, 27,12).
El necio múdase como la luna, hoy creciente y mañana menguante; hoy le veréis alegre, mañana triste; ahora de un temple, luego de otro; porque tiene puesto su amor y contento en las cosas del mundo, mudables y perecederas, y así anda al son de ellas, y múdase conforme al suceso de ellas: anda con la luna como la mar, es lunático.
Pero el justo y santo permanece como el sol, siempre de la misma manera y en un mismo ser, no hay en él creciente ni menguante, siempre anda alegre y contento en Dios y en el cumplimiento de su santísima voluntad, que no puede faltar, ni nadie se le puede quitar.” (“Ejercicio de perfección y virtudes cristianas”)
CONTO
EL TESORO ESCONDIDO
Nos cuenta una antigua leyenda hindú que en un tiempo todos los hombres que vivían sobre la tierra eran dioses, pero como el hombre pecó tanto, Brahma, el dios supremo, decidió castigarlo, privándolo del aliento divino que había en su interior y esconderlo en donde jamás pudiera encontrarlo y emplearlo nuevamente para el mal.
– “Lo esconderemos en lo profundo de la tierra”, dijeron los otros dioses.
– “No”, dijo Brama, “porque el hombre cavará profundamente en la tierra y lo encontrará.
– “Entonces, lo sumergiremos en el fondo de los océanos”, dijeron otros.
– “Tampoco”, dijo Brama, “porque el hombre aprenderá a sumergirse en el océano y también allí lo encontrará.
– “Escondámoslo en la montaña más alta”, dijeron entonces.
– “No”, dijo Brama, “ porque un día el hombre subirá a todas las montañas de la tierra y capturará de nuevo su aliento divino.
– “Entonces no sabemos dónde esconderlo ni tampoco sabemos de un lugar en donde el hombre no pueda encontrarlo”, dijeron los dioses menores.
– Y dijo Brama: “Escándalo dentro del hombre mismo; jamás pensará en buscarlo allí”.
Y así lo hicieron. Oculto en el interior de cada ser humano hay Algo de divino. Y desde entonces el hombre ha recorrido la tierra, ha bajado a los océanos, ha subido a las montañas buscando esa cualidad que lo hace semejante a Dios y que todo el tiempo, sin muchas veces saberlo, ha llevado en su interior.
Tomados de P. Diego Millan
HISTORIA CON MENSAJE:
En cierta ocasión los colores comenzaron a pelearse. Cada uno quería ser el más importante. El verde alegaba que era el color de la vida y la esperanza y el más repartido en la naturaleza. El azul reivindicaba ser el color del agua y del cielo, del mar y de la paz El amarillo decía ser el color de la alegría, del Sol y de la vitalidad. El naranja pretendía ser el color de la salud de la vitamina y de la fuerza. El rojo subrayaba su fuerza y su valor su pasión y su fuego. El púrpura subrayó que era el color de la nobleza y del poder. El blanco hacía notar que era el color del silencio, de la reflexión, de la oración y del pensamiento profundo.
La lluvia observó la disputa e intervino con su fuerza. Los colores se acurrucaron entre sí y se fundieron en uno solo. Cuando la lluvia cesó se desplegaron en forma de arco iris y todos y cada uno de ellos lució su belleza y se dieron cuenta de la belleza impresionante y única del conjunto.
Tomado de Claretianos
Una pareja llevaba 17 años de casados. Estaban pasando malos momentos, un día cogen el álbum de fotos y sonreían recordadndo:
“¡Qué felices éramos entonces!”, dijo la mujer.
“Y volveremos a serlo” dijo el marido.
Tomado de D. Juan Figueiras
ANÉCDOTA
HUMILDAD Y DOCILIDAD.
Cuando el cardenal Sarto, luego Papa San Pío X, era patriarca de Venecia tuvo que marchar a Roma para asistir al cónclave convocado por el fallecimiento de León XIII. Una señora veneciana le dijo al cardenal que había rezado para que el Espíritu Santo iluminara a los cardenales y le otorgaran el voto a él. El cardenal le contestó, sonriendo:
¡”Qué mala opinión tiene usted del Espíritu Santo!”. Pero no iba desacertada la señora.
El Espíritu Santo sabe lo que hace. Y eligió al que se creía inelegible, al humilde: “Porque ha mirado la poca cosa, la bajeza, de su esclava” (Lc. 1, 48).
No es la calidad, sino la humildad y docilidad de los instrumentos lo que le importa a Dios.
Tomado de MSC
“¿SABÍAIS QUE EXISTEN CRISTIANOS?”
En mayo de 1968 –ahora se cumplen 40 años—en las paredes de la Universidad de la Sorbona, en Paris, apareció una pintada que decía: “¿Sabíais que existen cristianos?” Creo que hoy mismo –como lo debimos hacer hace 40 años—deberíamos recoger el reto que esta frase significa y pensar si mi vida cristiana se nota a mi alrededor, como se nota el sabor de la sal, o se ve el rayo de luz aunque sea tenue y pequeño. Si nuestro cristianismo no es ratón de sacristía, si no andamos por el mundo pidiendo perdón por ser cristianos, pidiendo permiso y prometiendo no molestar.
José María Maruri, SJ
A principios del XX, una familia del sur de Italia emigra a los Estados Unidos. Como carecen de suficiente dinero para pagar las comidas en el restaurante, llevan consigo vianda para el viaje: pan y queso. Con el paso de los días y de las semanas el pan se endurece y el queso enmohece; en cierto momento, el hijo no lo aguanta más y no hace más que llorar. Entonces sus padres sacan la poca calderilla que les queda y se la dan para que disfrute de una buena comida en el restaurante. El hijo va, come y vuelve a sus padres bañado en lágrimas. «¿Cómo? Hemos gastado todo para pagarte un almuerzo, ¿y sigues llorando?». «Lloro porque he descubierto que una comida al día en el restaurante estaba incluida en el precio, ¡y hemos pasado todo el tiempo a pan y queso!». Muchos cristianos realizan la travesía de la vida «a pan y queso», sin alegría, sin entusiasmo, cuando podrían, espiritualmente hablando, disfrutar cada día de todo «bien de Dios», todo «incluido en el precio» de ser cristianos.
Tomado de P. Raniero Cantalamessa
El 8 de diciembre de 1962, Juan XXIII, en la sesión solemne de clausura de la primera etapa del Concilio, decía que este sería “el nuevo Pentecostés”, que hará que “florezca en la Iglesia su riqueza interior y su extensión a todos los campos de la actividad humana”. Y Pablo VI: “El Espíritu está aquí, para iluminar y guiar nuestra obra en provecho de la iglesia y de la humanidad entera” (14 de septiembre de 1964).¡Ven, Espíritu Santo, y renueva la faz de la tierra!
Tomado de J. MARTI BALLESTER
SÍMBOLOS DE LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU:
Viento impetuoso. Sopla cuando quiere y donde quiere. No se puede poner cauces al viento para controlarlo. No se sabe de dónde viene ni a dónde va. Aparece, no sabemos por qué ignotos caminos, donde menos y cuando menos lo podíamos esperar, y se cuela incluso por las más pequeñas rendijas. y arrastra impetuosamente allí donde la ley resulta casi siempre ineficaz.
Fuego. Derrite para transformar. No rompe ni fragmenta, no fuerza. Moldea desde dentro, forja una nueva personalidad penetrando todo nuestro ser.
Lenguas. Todos oyen hablar de Cristo en su propia lengua. El Evangelio de Jesús no está ligado a una cultura, a una situación, a un idioma. Llega hasta donde el hombre se encuentra. Un único Jesús es oído en pluralidad de culturas y situaciones.
Mosto. Algunos los creían borrachos. Quizá quiere señalarse una exultación que asemeja a la ebriedad. Quizá también que los hombres movidos por el Espíritu muchas veces parecen ajenos al sentido común. No entra su actuación en el esquema que rige nuestra sociedad, tienen una evangélica insensatez. Si la sociedad los puede entender y calcular según sus habituales pautas, si no resultan escándalo y aguijón, si la vida en el espíritu no extraña como algo anormal en un mundo injusto, si la acomodación es perfecta, quizá es señal de alerta.
CARISMAS DE UNA COMUNIDAD
Bloch-E., pensador secular, escribe que en ninguna comunidad sana pueden faltar cuatro carismas fundamentales:
-Carisma del profeta. Quien rompe el enclaustramiento del presente, penetra en la tierra hasta sus raíces, hasta los orígenes, y desde ahí empuja hacia el futuro.
-Carisma del cantor. No sólo es necesario el empuje hacia adelante desde los orígenes, sino quien sea capaz de contar y cantar aquello que todos creemos.
-Carisma del médico. Todo grupo humano tiene heridas que curar y relaciones que sanar. Pero cuando la comunidad es más perfecta, las grietas son más finas y sutiles, por ello más peligrosas. A estas heridas, a veces imperceptibles e inconfesables, ha de llegar el médico.
-Carisma del que rige, coordina, gobierna. Es necesario que el grupo que nace desde dentro cuente con el don de ser coordinado y gobernado con autoridad. La autoridad ha de ejercerse en el espíritu, es un auténtico carisma, para que no sea “como la de los señores de este mundo, que oprimen”.
Jm Alemany Dabar 1987, 32
CUADRO DE EL GRECO
La representación pictórica más famosa de esta escena es del cuadro de El Greco, conservado en el museo del Prado. Hay en él un detalle que puede pasar desapercibido: junto a la Virgen se encuentra María Magdalena. Por consiguiente, el Espíritu Santo no baja solo sobre los Doce (representantes de los obispos) sino también sobre la Virgen (se le permite, por ser la madre de Jesús) e incluso sobre una seglar de pasado dudoso (a finales del siglo XVI María Magdalena no gozaba de tan buena fama como entre las feministas actuales). El Greco no podía pintar una comunidad de ciento veinte personas, pero ha sugerido la diversidad y totalidad del don a través de la Magdalena.
Tomado de José Luis Sicre
CHISTE
Pepito estaba con su bicicleta y pasa por la iglesia. El padre lo ve y le dice:
– Pepito, hace mucho tiempo que no vas a la iglesia. Ven conmigo para que reces un padrenuestro.
– No puedo padre porque me van a robar mi bicicleta.
El padre sonríe y le dice:
– No te preocupes el Espíritu Santo te la cuidara.
Pepito va a la iglesia y dice:
– En el nombre del padre, del hijo, Amen
El padre le dice:
– ¡No Pepito, no! ¿Qué has olvidado a orar? Haber dilo de nuevo.
– En el nombre del padre, del hijo, Amen.
– El padre enfadado le dice:
– No Pepito. ¿Porque dices en el nombre del padre, del hijo, Amen? ¿Y el Espíritu Santo?
– ¿Que se le olvido que me está cuidando mi bicicleta?
POEMA
«Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,
si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido
por lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado».
Francisco Luis Bernárdez
ORACIÓN
PENTECOSTÉS
Eres, Señor, inundación,
eres derroche.
Como una linfa silenciosa empapas
todo lo que es y lo que somos.
Eres un Dios vertido.
Déjame recogerte;
como pepitas de oro cribarte en las arenas
del río de la vida.
Que yo te busque, te halle y te regale,
como oro escondido, que no es mío;
es de todos.
No permitas, Señor, que Te acaudale,
Te reserve y Te guarde.
Que no me satisfaga
el cuidarte y limpiarte
como pieza curiosa de un museo
para el turismo humano…
Enséñame a perderme. Y que me pierda.
Dispón de lo que es Tuyo.
Viérteme donde quieras,
Señor, con tus dos manos.
Siémbrame, sin medida, a tu voleo.
Que no me guarde, trigo, sin pudrirme
y sin dejar espiga, que engrose tu granero.
Que del pan, que Tú eres y me haces,
se han de saciar miles de hambres…
Tomad Señor, lo que me diste
y lo más Tuyo y mío: mi poder decidir sobre mí mismo.
Decido ser amor
y gracia como Tú.
¡Esto me basta!
Ignacio Iglesias, sj
CON EL ESPÍRITU
Sin el Espíritu Santo,
Dios está lejos,
Cristo permanece en el pasado,
el Evangelio es letra muerta,
la Iglesia una simple organización
la autoridad sería dominación,
la misión una propaganda,
el culto una evocación
y el actuar cristiano una moral de esclavos.
Pero con la presencia del Espíritu,
el cosmos se eleva y gime en el parto del Reino,
Cristo resucitado está presente,
el Evangelio es potencia de vida,
la Iglesia significa la comunión trinitaria.
la autoridad es un servicio de liberación,
la misión es un Pentecostés,
la liturgia una memoria y anticipación,
el actuar humano se deifica.
Ignacio IV Hazin, patriarca de la iglesia grego-ortodoxa de Siria
CANTO
Veni Creator Spiritus | Canto para Pentecostés
Veni Sancte Spiritus Medjugorje
Ven, Espíritu Divino | Música Católica
Delegación para el Clero de Santiago de Compostela