¿Por tus virtudes? ¿Por tu poder? No, Dios te elige por tu…

No soy llamado por mis talentos y virtudes. Dios me elige a mí que
soy pequeño. Me llama en mi pobreza. Soy consciente de mi pequeñez. Me
llama para que dé testimonio de Él en el mundo sabiendo que soy débil.


Y me hace ver que seré perseguido por seguirlo a Él: “Cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa”. Seré feliz también entonces. Feliz si me persiguen por su causa. Si en mis lágrimas me vuelvo hacia Él para encontrar consuelo. En el desprecio que sufro. En el rechazo y la soledad.

Cuando sufra la injusticia. Cuando me encuentre solo en medio de mi dolor. Por haber seguido sus pasos.


Pero soy débil. El mismo Pedro en la última cena le dijo a Jesús que
él nunca lo abandonaría. Luego lo negó tres veces mientras cantaba el
gallo.


Un joven decía el otro día hablando de la apostasía: “Yo nunca apostataría”. Me
conmovieron sus palabras. Me recordó a las de Pedro aquella noche.
Antes del gallo. Antes de la persecución y el dolor. Me conmovió esa fe
tan joven. Tan pura y llena de fuego.


Es la misma fe que me pide hoy Jesús. No me llama porque sea fuerte. Me llama porque soy débil. Porque conoce mi miseria y mi barro. Pero no me va a dejar nunca.


En un momento de la película Silencio se pregunta el
sacerdote protagonista: “¿Qué he hecho en mi vida por Jesús? ¿Qué hago
por Jesús? ¿Qué haré por Jesús?”. Es la pregunta que queda prendida en
el aire de aquel monte.


Quiero ser feliz dando la vida por Jesús. Por amor a Jesús y a los hombres. En medio de mis luchas. Con la carga de mi propia debilidad.


Me duele la injusticia y la persecución. Me duele el sufrimiento que
infligen los hombres de forma injusta. Me duele sufrir sin merecerlo.
Sin que sea un castigo como consecuencia de mis acciones. Me duele el
dolor sin sentido.


¿Qué hago yo por Jesús? ¿Dónde en mi vida hago algo por Él? Soy
débil. Esa pregunta me hace mirarle a los ojos. Escucho sus palabras.
Quiero ser fiel cuando me persigan e insulten. Ser fiel cuando no tenga
fama ni reconocimiento. Ser fiel cuando toque mi debilidad con angustia y suplique a Dios.

Carlos Padilla

Aleteia