Mons Jesús Fernández analiza la Gaudete et Exsultate

  • La conferencia lleva por título “Llamados a la alegría y al
    gozo de la santidad. A propósito de la exhortación Gaudete et
    Exsultate”.


 El obispo auxiliar de Santiago inauguró este martes
el ciclo de conferencias del curso de actualización teológico-pastoral
organizado por el Instituto Teológico Compostelano. Un ciclo que
analizará la llamada a la santidad realizada por el papa Francisco en su
última exhortación, desde tres perspectivas: la propia visión del papa,
que analizó mons. Fernández, las raíces bíblicas de la santidad y la
aproximación al tema desde el arte.


Raíces y estructura de la exhortación.


Comenzó su ponencia estudiando las raíces y la estructura de la
exhortación. En este sentido, mons. Fernández destacó que el texto papal
hace un llamamiento claro y universal a la santidad para seguir a
Cristo mismo, que nos pidió ser perfectos como perfecto es el Padre (Mt
5,48). En este sentido, recordó que todos estamos llamados a la
perfección, tal y como recoge también el concilio Vaticano II en LG 11.


También incidió en la permanente llamada a la alegría que hace el
papa, para quien los creyentes precisamos alegría y audacia. “El
evangelizador ha de tener pasión por Jesucristo y por el pueblo de
Dios”, aseguró.


La santidad. En este apartado recordó mons.
Fernández que el santo es el que destaca en el amor. Luego indicó que la
santidad es un don de Dios, que es el único santo, y también una tarea
humana. Tarea de crecimiento constante y gradual desde el
discernimiento, la vigilancia y la lucha contra las tentaciones. “Esta
gradualidad ha de ser respetada, porque la santidad es un proceso
lento”. Dios ha trazado para cada uno un camino, de tal modo que “cada
santo es una misión”. Por tanto, la santidad es “responder a una
vocación personal por la que Dios nos invita a imitar a Cristo”. La
santidad es vivir en proceso constante de identificación con Jesucristo.


La santidad es también caridad, construcción del Reino de Dios, lucha
por la justicia y la paz. Esta es una constante del papa Francisco.
Desde esta perspectiva la santidad es la caridad plenamente vivida. Se
trata de configurar, insistió mons. Fernández, nuestra vida con la de
Cristo, encarnación de Dios. Por tanto, “la santidad supone luchar para
el fin de las desigualdades y la injusticia”.


Retos y dificultades para la santidad.


En este apartado el obispo auxiliar comenzó leyendo el primer número
de la exhortación, que es toda una declaración de intenciones: “Él nos
quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia
mediocre, aguada, licuada”.


Mons. Fernández también rechazó la idea de que la santidad sea algo
para privilegiados, para “genios de la santidad”. Aseguró que “los
santos son de carne y hueso”. Por tanto, no cabe la desmotivación. Dios
ha de ser servido en el día a día, en la vida ordinaria.


También negó el obispo auxiliar de Santiago que la santidad limite
nuestra humanidad. Todo lo contrario, aseguró; “la santidad supone un
modo de vida más humano. Buscándola llegaremos a ser aquello para lo que
Dios nos creó”.


Entre los retos que dificultan la santidad, la exhortación del papa
establece el gnosticismo y el pelagianismo. Son dos herejías presentes
en la Iglesia ya desde los primeros siglos. El gnosticismo reduce la
salvación al conocimiento de Dios. Por tanto, domestica el misterio de
Dios, a quien no se puede conocer. Esta herejía olvida la caridad. Por
su parte el pelagianismo exalta la voluntad del hombre, el hacer. Pone
su confianza en los propios méritos, despreciando la gracia y el don de
Dios. Mons. Fernández alertó especialmente contra esta tentación,
presente hoy cuando tenemos obsesión por la ley, cuando cuidamos la
liturgia hasta la ostentación, cuando sólo nos centramos en la doctrina y
el prestigio de la Iglesia.


No menos graves son los retos del activismo y el espiritualismo. El
primero sólo le da importancia al hacer. Es peligroso porque convierte a
la Iglesia en una mera ONG. Frente a esto el papa Francisco defiende la
mística y el cuidado de la espiritualidad. El espiritualismo sería el
polo opuesto. Se queda en la oración y sospecha del compromiso social.
En cambio la mística nos mantiene con los ojos puestos en Dios y en el
hermano.


Características de la santidad en el mundo actual.


Finalizó su conferencia mons. Fernández repasando algunas
características de la santidad hoy. En este punto destacó la paciencia y
la mansedumbre, la alegría y el sentido del humor, la audacia y el
fervor, la vida en comunidad, el cultivo de una espiritualidad
trinitaria, la oración constante y finalmente la compasión y la
misericordia.


En resumen, una magnífica conferencia que nos invita a la lectura meditada de la exhortación del papa.

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