Mons. Francisco Prieto en el Encuentro Diocesano de Adolescentes: “Nuestra vida es vocación y misión”

Este sábado, 15 de marzo, se ha llevado a cabo el Encuentro Diocesano de Adolescentes, un evento que reunió a cerca de 300 jóvenes de primero, segundo y tercero de ESO en la ciudad de A Coruña.

Este encuentro, que celebra ya su segundo año consecutivo, organizado por el equipo de Javier García, delegado de la Juventud y la Infancia, tiene como objetivo promover la esperanza entre los adolescentes de diferentes parroquias, colegios y grupos de la diócesis.

La jornada comenzó en el Colegio de las Calasancias con una cálida acogida y la realización de ocho talleres centrados en el tema de la esperanza. Los participantes pudieron reflexionar sobre esta virtud desde diferentes perspectivas, incluyendo la pastoral penitenciaria, la oración, el ámbito educativo y el Hogar Boa Noite, que brinda apoyo a personas sin hogar. La mañana estuvo marcada por momentos significativos y actividades profundamente impactante

Después de disfrutar del almuerzo y varias actividades lúdicas, los participantes se congregaron en la Parroquia de Los Rosales para formar parte de un magazín con un ambiente festivo y testimonial, caracterizado por su enfoque educativo y ameno.

El testimonio de Olga: un camino de fe y transformación personal

Olga, una joven de 16 años de A Coruña, compartió cómo su vida cambió tras participar en una catequesis para jóvenes. Comenzó a cuestionar su fe en la adolescencia, viviéndola por rutina. Sin embargo, su experiencia en Life Teen marcó un antes y un después: “Nunca había estado en un ambiente donde todos vivieran la fe de forma tan activa”, afirmó.

La participación en actividades como Life Teen y una peregrinación reciente a Fátima le ayudaron a profundizar en su relación con Dios y a comprender el valor de la oración, especialmente del rosario. “El rosario no es solo repetir oraciones, sino decirle a la Virgen que la queremos”, reflexionó.

Finalmente, animó a otros jóvenes a involucrarse en actividades diocesanas, destacando cómo estas experiencias transformaron su vida, fortaleciéndola tanto en lo espiritual como en lo personal.

Francisco, seminarista: una vida marcada por la llamada de Dios

Francisco, seminarista en Santiago de Compostela, compartió cómo descubrió su vocación. Relató dos momentos clave: una experiencia profunda durante una Semana Santa y las palabras «Francisco, repara mi Iglesia» que escuchó en una Pascua juvenil. Ambas lo llevaron a reflexionar sobre su misión en la vida.

Dejó atrás una vida plena, que incluía estudios, amigos y planes de matrimonio, para responder a la llamada de Dios y dedicarse al seminario. «Preciosa no significa que no haya dificultades, sino que, a pesar de ellas, se puede ser feliz», afirmó.

Francisco animó a los jóvenes a preguntarse cómo pueden dar más en sus vidas y a participar en actividades diocesanas, destacando que estas pueden ser experiencias profundamente transformadoras.

Una pregunta esencial: ¿Qué es la esperanza?

La jornada culminó con una Eucaristía presidida por el arzobispo de Santiago de Compostela, mons. Francisco Prieto, a las 18:30 hs. en la Parroquia de los Rosales.

Con un tono cercano, cargado de imágenes y referencias cotidianas, el arzobispo conectó con adolescentes al proponerles una visión renovada sobre lo que significa esperar en el camino de la fe. Les invitó a reflexionar profundamente sobre la esperanza como una actitud que da sentido a la vida, más allá de los resultados inmediatos.

Con un toque de humor y actualidad, hizo alusión a las múltiples definiciones que se podrían encontrar en internet o incluso en redes sociales. Sin embargo, afirmó que la esperanza trasciende cualquier definición superficial o simplista: “La esperanza no es creer que todo lo que proyectamos se va a realizar como un objetivo en nuestra vida, sino saber que todo lo que somos y hacemos tiene sentido”. Esta afirmación marcó el hilo conductor de la homilía, subrayando la idea de que cada acción, cada paso, tiene un propósito que enriquece nuestra existencia.

La llamada a escuchar con «oídos en el corazón»

Teniendo con referencia la lectura evangélica de la Transfiguración, mons. Prieto destacó cómo este acontecimiento, en el que Jesús se revela en todo su esplendor ante Pedro, Santiago y Juan, pone de manifiesto que, incluso en los momentos de mayor incertidumbre o dificultad, la existencia cobra sentido cuando se observa desde la óptica de Dios. “Jesús les enseña que todo lo que han vivido junto a él tiene un propósito. Hay esperanza. No se trata de evitar los desafíos, sino de comprender que nuestra vida y acciones tienen un significado trascendental”, expresó.

El arzobispo destacó la importancia de la escucha, no solo hacia Dios, sino también hacia los demás. Retomando las palabras del Evangelio, invitó a «escuchar con oídos en el corazón y con mirada abierta». Esta llamada implica trascender lo superficial y lo aparente, para establecer relaciones más auténticas y profundas.

Mons. Prieto también señaló que escuchar significa implicarse en la vida del otro, estar dispuesto a acompañar y tender la mano en los momentos de dificultad. Recordó que la convivencia y el compartir la vida, aunque a veces puedan generar roces, son fuentes de crecimiento y sentido. “Esperanza no es esperar soluciones mágicas, sino encontrar en el camino la certeza de que cada paso tiene un propósito”, concluyó.

El sentido tiene nombre propio: Jesús

La homilía terminó con un mensaje de aliento y fe, en el que el arzobispo subrayó que la esperanza encuentra su fundamento más profundo en Jesús. “Lo que sois y lo que hacéis tiene sentido y ese sentido tiene el nombre de Jesús, el Señor”, afirmó, invitando a todos a seguir celebrando y dando gracias en comunidad.

Por último, destacó la fortaleza que se encuentra en la Eucaristía que nutre y fortalece el corazón. En sus palabras finales, recordó que seguir a Jesús no implica una vida libre de dificultades, sino un camino lleno de sentido y esperanza, en el que cada acción resuena en la eternidad.

Vocación y misión

Al terminar la celebración, mons. Francisco Prieto invitó a los adolescentes a reflexionar sobre el sentido único y personal de la vocación y la misión que cada uno tiene en la vida. «Dios nos dice algo único a cada uno de nosotros. Tu historia tiene un matiz que la diferencia y que la enriquece», destacó, subrayando la importancia de escuchar con atención y apertura.

Mons. Prieto recalcó que la vida no está marcada por la rutina, sino que es una llamada a la acción, con un propósito que solo cada persona puede cumplir. «La misión que tú no hagas, nadie la va a hacer por ti», afirmó, añadiendo que lo que Dios espera de cada uno es irreemplazable.

Oración especial por los seminaristas

En el contexto de la fiesta de San José, el arzobispo también pidió una oración especial por los seminaristas de las diócesis de Santiago, Mondoñedo-Ferrol y Tui-Vigo, que se forman en el nuevo Seminario Interdiocesano. Allí, los futuros sacerdotes desarrollan sus capacidades espirituales, humanas y pastorales para responder a la llamada de Dios: «Tenedlos presentes en vuestra oración, porque ellos serán los sacerdotes que os acompañarán».

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