Jordi Sabaté, enfermo de ELA, cuenta cómo le ofrecieron la eutanasia: «Me sentí atacado y rabioso»

Entrevista del obispo Munilla a este joven catalán lleno de esperanza, fe y ganas de vivir

Una vez aprobada la eutanasia en España el siguiente paso es una rápida aplicación mediante la presión a los más vulnerables, es decir, las personas enfermas y dependientes. Mientras los cuidados paliativos y las ayudas reales a muchos enfermos son a día de hoy una utopía para muchos la eutanasia ya está llamando a la puerta o incluso ha llegado a traspasarla.

Que se lo digan a Jordi Sabaté Pons, enfermo de ELA, actualmente ya conectado a un respirador y a una sonda gástrica, pudiéndose comunicar a través de sus pestañas con un programa informático. Esto no quita que sea una de las personas más alegres y positivas que se pueden encontrar en las redes sociales. Es además un declarado cristiano. Es en definitiva un enfermo de ELA con muchas ganas de vivir.

Sin embargo, el miércoles vivió una dura experiencia durante la visita de una trabajadora social a su casa, pues ésta le soltó sin miramientos que tenía a disposición la eutanasia para acabar así con su vida. La persona que debería ayudarle a vivir le ofrecía abiertamente la muerte. La queja de Sabaté a través de las redes sociales ha tenido gran repercusión.

Entre las personas que han reaccionado a la denuncia de este joven catalán está el obispo de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla, que además de apoyarle a través de sus redes sociales ha decidido entrevistarle en su programa de Sexto Continente en Radio María.

Jordi Sabaté ha contestado a sus preguntas a través de este programa que le permite comunicarse con los demás. Su claridad y lucidez es ejemplar a la hora de defender la vida y denunciar las intenciones de los ideólogos de la eutanasia.

De este modo, Sabaté recurría ante Munilla a su constante sentido del humor al comenzar así la entrevista: “Yo estoy bien, cada día más calvo, pero bueno… (risas)”.

Así se va presionando para imponer la eutanasia

Recordando el episodio que sufrió el pasado miércoles, este enfermo de ELA explicaba al obispo de San Sebastián: “vino una trabajadora social a mi casa y lo primero que me dijo fue que le dijera mis últimas voluntades por si un día no quisiera acabar enchufado en una máquina o en una sonda gástrica para comer artificialmente”.

Sin embargo, como denuncia Jordi Sabaté, “hay que tener muy pocas luces o ser muy mala persona para decirme esto cuando claramente veía que yo ya estoy conectado a una máquina y llevo el torso desnudo y se veía claramente que yo llevaba una sonda gástrica”.

“Luego (la trabajadora social) me dijo que ya era legal la ley de la eutanasia por si quería recurrir a ella”, cuenta este joven a Munilla en la entrevista en Radio María.

¿Cómo se sintió ante este ofrecimiento? “Sinceramente me sentí atacado y rabioso. No me podía creer lo que me estaba diciendo. Me molestó mucho”, confiesa.

Sabaté tiene experiencia con respecto a la sanidad pública que en España hay “grandes profesionales y en muchos casos se desviven por nosotros”. Pero el problema –añade- es que “desde la Administración y las instituciones no les dan herramientas para atendernos humanamente”.

Poniendo un ejemplo de su caso contó a monseñor Munilla que “cuando los enfermos de ELA necesitamos una traqueotomía para seguir viviendo. Antes de hacerlo nos preguntan si tenemos recursos económicos para poder pagar nuestros cuidados vitales en nuestro domicilio. Si no tienes dinero no puedes seguir viviendo”.

Esto es una aberración. Jordi Sabaté aseguraba en Radio María que él tiene la suerte de que unos familiares le ayudan a pagar más de 6.000 euros al mes de las nóminas de las auxiliares de enfermería que le asisten las 24 horas. “De otro modo yo me habría visto obligado a morir antes de tiempo”, recalcaba.

“No hay libertad de elección”

Todo esto es para él “una atrocidad” y ya no por una mera cuestión religiosa sino por algo “puramente moral”. En su opinión, se debe “invertir todos los recursos para defender la vida, es decir, más inversión en investigación, tratamientos y cuidados. Y a día de hoy se ha aprobado una ley de la eutanasia sin tener ayudas para seguir viviendo. Es inhumano”.

Este enfermo de ELA afirmaba con total rotundidad que “para nada hay libertad de elección”.

“Si quieres escoger morir pides la eutanasia y listo, pero si eliges vivir y no tienes dinero la única alternativa que puedes elegir es la muerte. Con lo cual no podemos elegir con igualdad de condiciones. Por lo tanto no hay libertad”, añadía.

A través de las redes sociales, Jordi Sabaté se ha convertido en todo un referente en la lucha por las ayudas por los enfermos de ELA. Y los datos que ofrecía a Munilla eran estremecedores: “puedo decir por mi propia experiencia hablando con más de un centenar de enfermos de ELA que la gran mayoría si escogen la eutanasia es porque no tienen recursos económicos para afrontar el coste de la enfermedad”. Y esto es para él “un delito contra la vida”.

Una fe y esperanza ejemplares

Ante esta deriva en la que se encuentra España y gran parte de Occidente, este joven catalán indicaba que “en cuestión de unas décadas los valores que hemos adquirido a lo largo de cientos de años han ido en decadencia, por no decir que han caído en picado. Y no sólo me refiero a los valores cristianos, que es la esencia de España, Europa y Occidente, sino también valores de ética y moral. Se ha perdido mucha humanidad, amor y defensa de la vida, pero yo no pierdo la esperanza de que volvamos a ser una sociedad como Dios manda”.

Precisamente, lo que le sobra a Jordi Sabaté Pons es esperanza. Confesaba a Munilla que aunque cueste creerlo no tiene “días malos”. “Lo pasé sumamente mal al principio de la enfermedad. El terror, el pánico y la ansiedad que viví ya no existen en mi vida. Cuando tocas fondo hay una fuerza que te hace subir para arriba y a partir de ese momento sólo valoras las cosas positivas de la vida, que son muchas”.

Esta fuerza admirable además le viene de su fe. De este modo, reconocía en Radio María: “tengo fe en Cristo, Cristo está siempre con nosotros en los buenos y los malos momentos. Tener fe en Cristo me ayuda, pero lo que más me ayuda es el amor que siento por la vida y como Dios creó la vida, amar la vida es amar a Cristo”.

A la hora de despedirse de la audiencia Jordi quiso dejar un mensaje corto y claro: “jamás hay que perder la esperanza, ni una vez muerto”. Y se despidió con su gran sentido del humor: “Que Dios os bendiga. Besos y abrazos para todos con mis pestañas”.

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