Jericó

II Domingo después de Navidad

Jericó

CITA

San Agustín, “Jesucristo es la sabiduría y el poder de Dios”.

“Despiértate, hombre: por ti, Dios se ha hecho hombre” Sermón 185

“¿Quién podrá explicar esto con palabras? ¿Quién lo ve? ¿Con qué documentos demostraré lo que digo? Yo soy un hombre, un pobre hombre que habla a hombres más pobres hombres aún. Y, con todo, hermanos míos, oso decir, y digo, que también yo veo dentro de mí, algo así como en espejo y enigma, un verbo semejante. Más, si quiere pasar a vosotros, no hay vehículo apropiado. El vehículo de este verbo (palabra) mío es el sonido vocal. Esto que me digo dentro de mí, si quiero decíroslo a vosotros, no hallo palabras adecuadas. Y ¡quiero hablar del Verbo (Palabra) de Dios, por quien fueron hechas todas las cosas! ¡Qué grandeza de Verbo! ¡Qué Verbo tan especial! Ved sus obras, y temblad ante su Hacedor. ¡Todas las cosas fueron hechas por él!” Sermón 120

San Ireneo «Este es el motivo por el cual el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre, entrando en comunión con el Verbo y recibiendo de este modo la filiación divina, llegara a ser hijo de Dios» (Adversus haereses, 3, 19, 1: PG 7, 939; cf. Catecismo de la Iglesia católica, 460).

Santo Tomás de Aquino, “El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres”(Oficio de la festividad del Corpus, Of. de Maitines, primer Nocturno, Lectura I).

san León Magno «el inaccesible quiere ser accesible; él, que existe antes del tiempo, comenzó a ser en el tiempo; el Señor del universo, velando la grandeza de su majestad, asumió la naturaleza de siervo» (Sermón 2 sobre la Navidad, 2.1).

«Si nosotros recurrimos a la inenarrable condescendencia de la divina misericordia que indujo al Creador de los hombres a hacerse hombre, ella nos elevará a la naturaleza de Aquel que nosotros adoramos en nuestra naturaleza» (Sermón 8 sobre la Navidad: ccl 138, 139).

«Se rebajó hasta asumir la humildad de nuestra condición sin que disminuyera su majestad» (Tractatus XXI, 2: CCL 138, 86-87).

«Reconoce, cristiano, tu dignidad y, puesto que has sido hecho partícipe de la naturaleza divina, no pienses en volver con un comportamiento indigno a las antiguas vilezas. Piensa de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. No olvides que fuiste liberado del poder de las tinieblas y trasladado a la luz y al reino de Dios» (Sermón 1 sobre la Navidad, 3,2: ccl 138, 88).

San Atanasio de Alejandría: «El Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios» (De Incarnatione, 54, 3: pg 25, 192)

San Basilio Magno, “Busca penetrar en el misterio: Dios asume la carne justamente para destruir la muerte oculta en ella”. Homilía 2, 6; PG 31, 1459-1462. 1471-1474.

San Juan de la Cruz afirma: Dios «lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo ha hablado en el todo, dándonos al Todo, que es su Hijo. (…) Pon los ojos sólo en él (…) y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas» (Subida del monte Carmelo, libro II, cap. 22, 4-5).

san Cromacio de Aquileya «Juan era el más joven de todos los discípulos del Señor; el más joven por edad, pero ya anciano por la fe» (Sermo II, 1 De Sancto Iohanne Evangelista: CCL 9a, 101).

Concilio Vaticano II: «Realmente, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado» (Gaudium et spes, 22)

San Juan Pablo II, Dios nos ha creado para compartir su misma vida; nos llama a ser sus hijos, miembros vivos del Cuerpo místico de Cristo, templos luminosos del Espíritu del Amor. Nos llama a ser “suyos”: quiere que todos seamos santos (Mensaje 29.VI.1999).

Benedicto XVI, “esta es la verdadera razón de la esperanza de la humanidad: la historia tiene un sentido, porque en ella “habita” la Sabiduría de Dios”. Ángelus (03-01-2010)

“El Verbo es «una realidad viva: un Dios que… se comunica haciéndose él mismo hombre» (J. Ratzinger, Teologia della liturgia, LEV 2010, p. 618).

¡Despiértate, hombre del tercer milenio! En Navidad, el Omnipotente se hace niño y pide ayuda y protección; su modo de ser Dios pone en crisis nuestro modo de ser hombres; llamando a nuestras puertas nos interpela, interpela nuestra libertad y nos pide que revisemos nuestra relación con la vida y nuestro modo de concebirla. A menudo se presenta la edad moderna como si la razón despertara del sueño, como si la humanidad hubiera salido finalmente a la luz, superando un periodo oscuro. Pero, sin Cristo la luz de la razón no basta para iluminar al hombre y al mundo. Por eso la palabra evangélica del día de Navidad —«era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre» (Jn 1,9)— resuena más que nunca como anuncio de salvación para todos. «Realmente, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado» (Const. Gaudium et spes, 22). Navidad, domingo 25 de diciembre de 2005

Francisco, Éste es el mensaje de Navidad: el Verbo se hizo carne. De este modo la Navidad nos revela el amor inmenso de Dios por la humanidad. De aquí se deriva también el entusiasmo, nuestra esperanza de cristianos, que en nuestra pobreza sabemos que somos amados, visitados y acompañados por Dios; y miramos al mundo y a la historia como el lugar donde caminar juntos con Él y entre nosotros, hacia los cielos nuevos y la tierra nueva. Ángelus, 05-01-2014

Roy L. Smith “El que no tiene la Navidad en su corazón, nunca la encontrará debajo el árbol”,

CONTO

CONVERTIRSE EN PÁJARO

Érase una vez un hombre que pensaba que la Navidad era un cuento chino. No era un hombre malo. Era un hombre amable, generoso con su familia y decente en todos sus asuntos con las demás personas. Pero no creía en todas esas cosas sobre la encarnación que se predican en las iglesias la noche de Navidad. “Siento mucho apenarte” dijo a su mujer que era una mujer de gran fe y una buena feligresa. Sencillamente no puedo aceptar la afirmación de que Dios se haya hecho hombre. Eso no tiene ningún sentido para mí”.

La víspera de Navidad su mujer y sus hijos fueron a la Misa de Gallo. El no quiso acompañarlos. “Me sentiría un tanto hipócrita, les dijo. Prefiero quedarme en casa y esperaros hasta que regreséis.

Poco después de que salieran empezó a nevar. Se acercó a la ventana y contempló los copos de nieve cada vez más grandes y pesados. Si tenemos que tener Navidad, pensó, mejor tener una Navidad blanca. Volvió a su silla junto a la chimenea y comenzó a leer el periódico. Minutos después fue sobresaltado por un gran ruido, seguido de otro y de otro.

Pensó que alguien había tirado bolas de nieve a la ventana de la sala de estar. Cuando se acercó a la ventana para investigar encontró una bandada de pájaros que, atrapados por la tormenta y en su búsqueda desesperada de cobijo, habían intentado entrar por la ventana. “No puedo dejar esas pobres criaturas ahí y que mueran de frío” pensó. ¿Pero cómo puedo ayudarles? Entonces se acordó del establo donde estaba estabulado el pony de los niños. Será un cálido cobijo para ellos.

Se puso el abrigo y las botas y pisando la cada vez más espesa nieve se dirigió al establo, abrió la puerta de par en par y encendió una luz. La bandada de pájaros no entraba. “La comida los atraerá”, pensó y volvió a casa en busca de pan que esparció por todo el establo, pero seguían revoloteando y no entraban. Lo intentó saliendo fuera y agitando sus brazos los animaba a entrar, pero revoloteaban en todas las direcciones e ignoraban la cálida luz del establo.

“Me ven como una criatura extraña y amenazante” pensó para sus adentros y no se me ocurre ninguna manera de que puedan confiar en mí. Si pudiera yo convertirme en pájaro aunque sólo fuera por unos instantes, seguro que los haría entrar y pondría a salvo”…

En ese momento las campanas de la iglesia comenzaron a sonar. Permaneció en silencio durante unos minutos y escuchó las campanas que llamaban a celebrar la Navidad. Cayó de rodillas en la nieve y se dijo: “Ahora entiendo, ahora veo por qué Tú tenías que hacerlo”…

Tomado de P. Félix Jiménez.

NADIE ME BUSCA

El nieto del rabí Baruc, el niño Ezequiel, estaba jugando con su amigo. Decidieron jugar al escondite. Ezequiel se escondió muy bien. Habiendo esperado un tiempo muy largo, salió de su escondite para encontrarse con su compañero. Se dio cuenta que el otro ni siquiera se había molestado mucho tiempo en buscar lo sino que se había ido. Llorando se fue donde su abuelo Baruc y le dijo quejándose: “Me he escondido muy bien pero mi amigo no me ha buscado”. El rabí Baruc comenzó a llorar también y dijo: “Esto es lo que dice Dios también a nosotros: me escondo pero nadie me busca”.

Un estudiante se acercó a un rabino y le dijo: En la antigüedad, había personas que veían el rostro de Dios. ¿Por qué ya no lo hacen?

El rabino respondió: “Porque hoy en día nadie puede rebajarse tanto”.

Un feligrés dijo a su párroco: “Yo asisto a la Misa de Gallo para celebrar el gran escándalo”.

¿Si usted fuera Dios se convertiría en un ser humano?

¿Acaso no sería mejor ser Dios en el cielo, esté donde esté y sea lo que sea ese cielo, que sumergirse en la sórdida condición humana con sus limitaciones y fracasos?

Tomado de P. Félix Jiménez

ANÉCDOTA

El 29 de mayo de 1982, en el estadio de Wembley, con los graderíos lleno de gente joven, Juan Pablo II celebró la Santa Misa. En la homilía, dijo unas palabras que, por fuerza, debieron impresionar a los que allí estaban: Al mirar a esta gran asamblea, siento un respeto enorme por cada uno de vosotros. Sois hijas e hijos de Dios.

Cuando una hija del rey Luis XV de Francia, Luisa, fue reprendida por una de sus servidoras, replicó con enojo: ¿No soy acaso la hija de tu rey? La otra no se amilanó ante semejante impertinencia, sino que supo poner a la princesa en su lugar con esta respuesta: Y yo, ¿no soy acaso la hija de tu Dios? La princesa siempre recordó estas palabras. Pasados los años, siendo carmelita, guardaba gran reconocimiento a quien supo darle tan provechosa lección.

Tomado de Anécdotas y Catequesis

CANTO

El Verbo Se Hizo Carne CRISTOBAL FONES

Salmo 147 La Palabra se hizo carne ATHENAS

La Palabra Se Hizo Carne JESED

Il Verbo Fatto Carne – Marco Frisina

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela