CITA
San Cirilo de Alejandría, Con su presencia cohonestó las nupcias, él que es el gozo y la alegría de todos, para alejar del alumbramiento la inveterada tristeza. Comentario sobre el evangelio de san Juan, Lib 2: PG 73, 223-226.
San Máximo de Turín, Fue allá no para beber vino, sino para darlo.
S. Alfonso Mª de Ligorio, “¿Por qué tendrán tanta eficacia los ruegos de María ante Dios? Las oraciones de los santos son oraciones de siervos, en tanto que las de María son oraciones de Madre, de donde procede su eficacia y carácter de autoridad; y como Jesús ama inmensamente a su Madre, no puede rogar sin ser atendida (…). Nadie pide a la Santísima Virgen que interceda ante su Hijo en favor de los consternados esposos. Con todo, el corazón de María, que no puede menos que compadecer a los desgraciados (…), la impulsó a encargarse por sí misma del oficio de intercesora y pedir al Hijo el milagro, a pesar de que nadie se lo pidiera (…). Si la Señora obró así sin que se lo pidieran, ¿qué hubiera sido si le rogaran?”. Sermones abreviados, Sermón 48: De la confianza en la Madre de Dios.
SAN ALBERTO HURTADO, SJ, La fe, ¡base de toda vida cristiana! El primer contacto del hombre con Dios es por la fe. “¡Sin fe es imposible complacer a Dios!” (Heb 11,6). ¿Cómo obtenerla? Pedirla, suplicarla, actuarse; humildad de corazón. Realizar la verdad, porque “el que obra la verdad, va a la luz” (Jn 3,21). (Un disparo a la eternidad, Universidad Católica de Chile, 2004, pp. 249-256)
San Juan Pablo II, “La Maternidad está siempre abierta al niño, abierta al hombre. Ella participa de sus preocupaciones aún las más ocultas. Asume estas preocupaciones y trata de ponerles remedio. Así ocurrió en la fiesta de las bodas de Caná. Cuando llegó “a faltar el vino” (Jn 2,3) el maestresala y los esposos se encontraron ciertamente en gran dificultad. Y entonces la Madre de Jesús dijo: “No tiene vino” (Jn 2,3)” (En la Parroquia de la Inmaculada y San Juan Berchmans, 20 de Enero de 1980)
«Se manifiesta como nueva maternidad según el espíritu y no únicamente según la carne, o sea la solicitud de María por los hombres, el ir a su encuentro en toda la gama de sus Necesidades. En Caná de Galilea se muestra sólo un aspecto concreto de la indigencia humana, aparentemente pequeño y de poca importancia (“no tienen vino”). Pero esto tiene un valor simbólico. El ir al encuentro de las necesidades del hombre significa, al mismo tiempo, su introducción en el radio de acción de la misión mesiánica y del poder salvífico de Cristo. Por consiguiente, se da una mediación: María se pone entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Se pone “en medio”, o sea, hace de mediadora no como una persona extraña, sino en su papel de madre, consciente de que como tal puede —más bien “tiene el derecho de”— hacer presente al Hijo las necesidades de los hombres. Su mediación, por lo tanto, tiene un carácter de intercesión: María “intercede” por los hombres. No sólo: como madre desea también que se manifieste el poder mesiánico del Hijo, es decir su poder salvífico encaminado a socorrer la desventura humana, a liberar al hombre del mal que bajo diversas formas y medidas pesa sobre su vida» (Redemptoris Mater, n. 21)
«”Haced lo que él os diga” (Jn 2,5). Es una exhortación que introduce muy bien las palabras y signos de Cristo durante su vida pública, siendo como el telón de fondo mariano de todos los “misterios de luz”» (Rosarium Virginis Mariae, n. 21)
FRANCISCO –El relato de las bodas de Caná nos invita a redescubrir que Jesús no se presenta a nosotros como un juez preparado para condenar nuestras culpas, ni como un comandante que nos impone seguir ciegamente sus órdenes; se manifiesta como Salvador de la humanidad, como hermano, como nuestro hermano mayor, Hijo del Padre: se presenta como Aquel que responde a las esperanzas y a las promesas de alegría que habitan en el corazón de cada uno de nosotros. Ángelus 2016 – Audiencia general del 29 de abril de 2015
Catecismo 2618. El Evangelio nos revela cómo María ora e intercede en la fe: en Caná (cf Jn 2, 1-12) la madre de Jesús ruega a su Hijo por las necesidades de un banquete de bodas, signo de otro banquete, el de las bodas del Cordero que da su Cuerpo y su Sangre a petición de la Iglesia, su Esposa. Y en la hora de la nueva Alianza, al pie de la Cruz (cf Jn 19, 25-27), María es escuchada como la Mujer, la nueva Eva, la verdadera “madre de los que viven”.
Amoris Laetitia “La alegría de ese amor contemplativo tiene que ser cultivada. Puesto que estamos hechos para amar, sabemos que no hay mayor alegría que un bien compartido: «Da y recibe, disfruta de ello» (Si 14,16). Las alegrías más intensas de la vida brotan cuando se puede provocar la felicidad de los demás, en un anticipo del cielo. Cabe recordar la feliz escena del film La fiesta de Babette, donde la generosa cocinera recibe un abrazo agradecido y un elogio: «¡Cómo deleitarás a los ángeles!». Es dulce y reconfortante la alegría de provocar deleite en los demás, de verlos disfrutar. Ese gozo, efecto del amor fraterno, no es el de la vanidad de quien se mira a sí mismo, sino el del amante que se complace en el bien del ser amado, que se derrama en el otro y se vuelve fecundo en él.”. nº 129.
Evangelii gaudium “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida de todos los que encuentran a Jesús”.
Apocalipsis 19,9 “Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero”»
La felicidad está más en dar (¡y en darse!) que en recibir (cf. Hech. 20,35).
Lumen gentium, «En las bodas de Caná de Galilea (…), movida por la compasión, consiguió, intercediendo ante él, el primero de los milagros de Jesús el Mesías (cf. Jn 2, 1-11)» (58).
Talmud “El mundo es como un banquete de bodas. Estamos aquí para regocijarnos por todo a la vez, por la bondad y las bendiciones de la vida”.
Follereau “La felicidad es lo único que estamos seguros de poseer cuando buscamos la felicidad de los demás. Hay que crear otras felicidades para ser feliz. Hay que regalar mucho para tener las manos llenas..
Ruiz de Galarreta: «La gloria de Dios es siempre la felicidad de sus hijos».
«Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos.» Marco Tulio Cicerón
«El vino lava nuestras inquietudes, enjuaga el alma hasta el fondo y asegura la curación de la tristeza.» Séneca.
«In vino veritas.» «En el vino (está) la verdad». Plinio «el viejo».
“El mejor vino no es necesariamente el más caro, sino el que se comparte.” George Brassens.
“El vino hace la vida más fácil y llevadera, con menos tensiones y más tolerancia.” Benjamin Franklin.
“Si bien la penicilina cura a los hombres, el vino les hace felices.” Sir Alexander Fleming.
“El vino da brillantez a las campiñas, exalta los corazones, enciende las pupilas y enseña a los pies la danza.” José Ortega y Gasset.
“El ánfora guarda siempre el aroma del primer vino que guardó.” Quinto Horacio Flaco.
«El vino es una cosa maravillosamente apropiada para el hombre si, en tanto en la salud como en la enfermedad, se administra con tino y justa medida.» Hipócrates.
«El buen vino es una excelente y jovial criatura de Dios, cuando se hace de él un uso moderado.» William Shakespeare
«Se templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra.» Cervantes
«Para conocer el origen y la calidad del vino no hay necesidad de beber todo el barril.» Oscar Wilde
Bebed porque sois felices, pero nunca porque seáis desgraciados. – Gilbert Keith Chesterton
Clases de vino sólo hay dos: el buen vino y el vino mejor. Refrán
Pero tu carne es pan, tu sangre es vino. – Rubén Darío
Los ingleses tienen el milagroso poder de convertir el vino en agua. –Oscar Wilde
CONTO
LOS NIÑOS LLEVABAN A PASEAR A SU MAESTRA
Jacinto le preguntó, aquella tarde a su pequeña amiga Gabriela. – ¿Qué has hecho hoy en la escuela?
– He hecho un milagro – respondió la niña. -¿ Y qué milagro hiciste? – Tenemos como profesora a una señorita que está muy enferma. No puede caminar y la llevan a la escuela sobre una silla de ruedas. La señorita hoy nos hablaba de los milagros de Jesús. Y los niños le dijeron: – No es verdad que haya milagros porque si los hubiera, Dios te hubiera curado a ti –
– Y ella, ¿qué dijo?: – Sí, Dios hace también milagros para mí – ¿Qué milagros te ha hecho Dios? –
– Mi milagro son ustedes – Porque me llevan los miércoles a pasear, empujando mi silla de ruedas.” “¿Lo ves? Hacemos milagros todos los miércoles por la tarde. La señorita dijo también que habría muchos más milagros si la gente quisiera hacerlos”.
¿Más asombroso es cambiar el agua en vino o el egoísmo en fraternidad?
“La felicidad – decía Follereau – es lo único que estamos seguros de poseer cuando buscamos la felicidad de los demás. Hay que crear otras felicidades para ser feliz. Hay que regalar mucho para tener las manos llenas..
Tomado de P. Chinaglia
MILAGRO MODERNO
Un borracho fue convertido por el Señor. Un día, después de su conversión, unescéptico se mofó de él diciéndole: —¿Crees tú que Cristo hizo que el agua se volviera vino?
La rápida y acertada respuesta de aquel que había sido un beodo fue: —No sé qué decirte…; pero lo que sí sé es que en mi hogar Cristo hizo que el vino se volviera pan.
BUDA Y LA FELICIDAD
Cuando Buda entró en la capital del rey Pransanjit, el propio rey en persona salió a recibirlo. Había sido amigo del padre de Buda y había oído hablar del tremendo espíritu de renuncia del muchacho. De modo que intentó persuadir a Buda de que renunciara a su vida de mendigo errante y regresara al palacio, pensando que con ello estaba prestando un servicio a su viejo amigo.
Buda se quedó mirando a los ojos de Pransanjit y dijo: «Respóndeme sinceramente: a pesar de toda tu aparente alegría, ¿te ha dado tu reino un solo día de felicidad?»
Pransanjit bajó su mirada y permaneció mudo.
No hay mayor alegría
que no tener motivo de tristeza;
no hay mayor riqueza
que contentarse con lo que uno tiene.
A, Mello, Oracion de la rana
COMPARTIR EL PRIVILEGIO Y LA RESPONSABILIDAD
Iba a celebrarse una gran fiesta en el pueblo, y cada uno de los habitantes tenía que contribuir vertiendo una botella de vino en un gigantesco barril. Cuando llegó la hora de comenzar el banquete y se abrió la espita del barril, lo que salió de éste fue agua. Y es que uno de los habitantes del pueblo había pensado: «Si echo una botella de agua en ese enorme barril, nadie lo advertirá” Lo que no pensó es que a todos pudiera ocurrírseles la misma idea.
ANÉCDOTA
EL FESTÍN DE BABETTE
El Papa Francisco tiene una película que le gusta mucho, El festín de Babette, e incluso la menciona en Amoris Laetitia.
Dos jóvenes viven en un pueblecito de Jutlandia con su padre, un pastor protestante muy austero y sombrío, creador de su propia religión. En su religión todo es pecado, todo está prohibido, no hay placer humano por inocente que sea, hasta una comida sabrosa, que no esté prohibido.
Las dos jóvenes renuncian al matrimonio y rechazan dos pretendientes. A la muerte de su padre, en lugar de dar un giro a sus vidas, deciden continuar su tarea.
Un buen día uno de los pretendientes les pide que den cobijo a Babette que huye de la guerra. Sólo quiere una cama y comida, tranquilidad y silencio, a cambio de hacer todos los trabajos de la casa. La acogen y abraza los sacrificios, el aburrimiento y la rutina de sus vidas.
A Babette le toca la lotería, nuevas posibilidades se abren en su vida, pero decide quedarse y ofrecer á las dos hermanas y a los 10 habitantes del pueblo una cena para la que ha encargado los mejores vinos, los mejores pescados, todos los productos más caros del mercado. Los invitados, escandalizados creen que es una invitación del mismísimo demonio, hacen voto de silencio, no alabarán ninguno de los manjares consumidos. Sólo el general, antiguo prometido de una de las hermanas, se maravilla, alaba y goza ante semejante y loco dispendio.
La religión del pastor y de las hermanas había empobrecido la vida de esas gentes, había castrado todo sentimiento , reducida a sacrificios, ascesis y noes, había matado el amor, la alegría, el sexo, la belleza…
Babette, en una comida, les descubrió la grandeza de Dios, la bondad de los sentimientos, el calor de los abrazos, la expresión de la palabra y la alegría del amor. No hay que renunciar a las alegrías de esta vida porque ya tendremos alegría en la vida del más allá. No hay que quemar este hoy para preparar el mañana.
CANTO
«Madre de la humanidad», Ixcís
Hagan todo lo que Él les diga HERMANA GLENDA
Delegación para el Clero de Santiago de Compostela