II Domingo de Adviento

CITA

«El Señor le respondió: —Anda, levántate.

¿Qué haces ahí, caído rostro en tierra?»

Jos 7,10

« ¡Ven Tú y mis males se van! »

S.Son

Heráclito Nadie puede volverse por el camino que ha recorrido ()

Carta a Diogneto: «Lo que es el alma para el cuerpo, así son los cristianos dentro del mundo».

San Justino afirmaba: «Todas las cosas noblemente humanas nos pertenecen».

San Ireneo de Lyon habla en varias ocasiones de esta pedagogía divina bajo la imagen de un mutuo acostumbrarse entre Dios y el hombre: «El Verbo de Dios […] ha habitado en el hombre y se ha hecho Hijo del hombre para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios a habitar en el hombre, según la voluntad del Padre» (Adversus haereses, 3,20,2; cf. por ejemplo, Ibid., 3, 17,1; Ibíd., 4,12,4; Ibíd.,4, 21,3).

Orígenes,«El Señor desea abrir en vosotros un camino por el que pueda penetrar en vuestras almas. (…) El camino por el que ha de penetrar la palabra de Dios consiste en la capacidad del corazón humano. El corazón del hombre es grande, espacioso y capaz. (…) Prepara un camino al Señor mediante una conducta honesta, y con acciones irreprochables allana tú el sendero, para que la palabra de Dios camine hacia ti sin obstáculo» (Commentaria in Ioannem 21,5-7).

Cada uno de nosotros estaba torcido. Por la venida de Cristo, ya realizada, lo que estaba torcido en nuestra alma se ha enderezado. ¿De qué te sirve a tí que Cristo haya venido históricamente en la humanidad si no ha venido también a tu alma? Roguemos pues para que cada día se realice en nosotros su venida de manera que podamos decir: Vivo, pero no yo; es Cristo quien vive en mí (In. Lc. 22, 1-5).

San Ambrosio «El Hijo de Dios —escribe—, antes de reunir a la Iglesia, actúa ante todo en su humilde siervo. Por esto, san Lucas dice bien que la palabra de Dios descendió sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto, porque la Iglesia no tiene su origen en los hombres sino en la Palabra» (Expos. del Evangelio de Lucas 2, 67).

«Descendió, por tanto, la Palabra, para que la tierra, que antes era un desierto, diera sus frutos para nosotros» (ib.).

San Gregorio Nacianceno: «Nada alegra tanto a Dios como la conversión y salvación del hombre»

S. Agustín, «Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti» (Sermones169,13).

“Desde los profetas hasta Juan Bautista, fue el tiempo de las promesas; desde Juan Bautista hasta el fin de los tiempos es el tiempo de su cumplimiento” (San Agustín, Enarr. in, Ps. 109.1).

Conocéis lo que cada uno de vosotros tiene que hacer en su casa, con el amigo, el vecino, con su dependiente, con el superior, con el inferior. Conocéis también de qué modo da Dios ocasión, de qué manera abre la puerta con su palabra. No queráis, pues, vivir tranquilos hasta ganarlos para Cristo, porque vosotros habéis sido ganados por Cristo” Trat. sobre el Evang. de San Juan, 10, 9.

(Sermón sobre la humildad y el temor de Dios).

San Cirilo de Alejandría: «Pero alguno podría responder y decir: ¿Cómo habremos de preparar el camino al Señor? ¿Cómo haremos derechas sus sendas, siendo así que hay tantos impedimentos que estorban a los que quieren hacer una vida buena? La palabra del profeta responde a esto. Hay ciertos caminos y sendas, que a propósito no son para marchar, porque suben hasta las colinas o los montes, o bajan hasta los despeñaderos. Obstáculos que remueve diciendo: “Los derrumbaderos se rellenarán, y todo monte y colina se allanarán”. Hay algunos caminos que están trazados con desigualdad, porque tan pronto suben como bajan, haciendo difícil la marcha por ellos. De éstos dice: “Los tortuosos serán enderezados, y los caminos fragosos allanados”. Se comprende que todo esto ha sido hecho por el poder de nuestro Salvador; porque era difícil el camino de la vida y del conocimiento del Evangelio, a causa de que las pasiones humanas embargaban las almas. Pero cuando Dios, hecho hombre, destruyó el pecado en su carne, todo fue allanado, y se hizo fácil el camino, no habiendo ya collado ni valle que sea obstáculo para los que quieran caminar».

San Gregorio Magno, «No desaprovechéis este tiempo de misericordia ofrecido por Dios»

“Los valles se elevarán, las montañas y las colinas se allanarán”. ¿Qué es lo que aquí quiere decir con “los valles” sino los humildes, y con “los montes y colinas” sino los orgullosos? con la venida del Redentor…, según su misma palabra “el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”( Homilía sobre el Evangelio, nº 20.

Juan “perseveró en la santidad, porque se mantuvo humilde en su corazón” Trat. sobre el Evang. de San Lucas, 20, 5.

«Todo el que predica la fe recta y las buenas obras ¿qué hace, sino preparar el camino del Señor para que venga al corazón de los oyentes, penetrándolos con la fuerza de la gracia, ilustrándolos con la luz de la verdad, para que, enderezadas así las sendas que han de conducir a Dios, se engendren en el alma santos pensamientos?» (Homilía 20 sobre el Evangelio).

«Todo el que predica la verdadera fe y las buenas obras, ¿qué otra cosa hace más que preparar los corazones de los que le oyen para el Señor que viene? Endereza los caminos del Señor, formando en el ánimo pensamientos puros con la palabra de la buena predicación».

San Bernardo: Volvamos ya a la luz… Hemos de retornar al corazón. Ahí se nos muestra el camino de la salvación.

Llamaba a este Adviento “la venida del medio” (medius adventus).Nuestra vida se desarrolla entre dos venidas del Señor: la de la encarnación y la de la parusía. Pero hay una venida o visita del Señor que ya es un hecho actualmente; es el Señor que viene con la gracia, con la inspiración, que viene a buscar flores “a su jardín” (Cant. 5,1) Y frutos de su árbol (cf. Lc 13, 6ssq.).

San Francisco de Asís “El diablo se alegra, sobre todo, cuando logra arrebatar la alegría del corazón del servidor de Dios. Llena de polvo las rendijas más pequeñas de la conciencia que puedan ensuciar el candor del espíritu y la pureza de la vida. Pero cuando la alegría espiritual llena los corazones, la serpiente derrama en vano su veneno mortal.”

Santo Tomás de Aquino, «El que ama no se contenta con un conocimiento superficial del amado, sino que se esfuerza por conocer cada una de las cosas que le pertenecen, y así penetra hasta su interior» (Summa theologiae 1-2,28,2c).

(Sobre la caridad,1. c. ,204).

Beato Guerrico de Igny, Hermanos, el camino del Señor que él nos ha dicho preparásemos, se prepara caminando, es preparándolo que se camina. Incluso aunque estéis muy adelantados en este camino os queda siempre algo que preparar, a fin de que en el punto en que habéis llegado, tendáis siempre a ir más adelante. , 5º sermón para el Adviento.

Tomás de Kempis: «Dios no quiere tus cosas. Te quiere a ti»

Santo Tomás Moro «La claridad de mi conciencia hizo que mi corazón brincara de alegría»

“Felices los que están atentos a las necesidades de los demás, sin sentirse indispensables, porque serán distribuidores de alegría.”

“El sacerdote debe sentir la misma alegría de los apóstoles al ver a Nuestro Señor, al que tiene entre las manos.”

San Felipe Neri “Que la alegría en el Señor continúe hasta que se extinga la alegría del mundo…Alégrense entonces en el Señor y no en el mundo.”

Santa Teresa de Jesús: «Cuánto más santas, más conversables con las hermanas».

Antes da de muchas maneras a beber a los que le quieren seguir, para que ninguno vaya desconsolado ni muera de sed; porque de esta fuente caudalosa salen arroyos, unos grandes y otros pequeños, y algunas veces charquitos para niños, que aquellos les basta y más sería espantarlos ver mucha agua; éstos son los que están en los principios. Ansí que, hermanas, no hayáis miedo que muráis de sed en este camino; nunca falta agua de consolación (Camino de perfección,20,2).

San Francisco de Sales, Los valles que San Juan quiere que se rellenen no son sino el temor, el cual, cuando es muy grande, lleva al desánimo… ¿Qué montes son éstos? La presunción y el orgullo, que son un gran impedimento para la venida de nuestro (Sermón del 20 de diciembre de 1620. IX, 442.444).

Santa Teresita del Niño Jesús “Mi alegría es cumplir siempre la santa voluntad de mi Jesús, mi único y solo amor. Así, vivo sin miedo, amo el día y la noche por igual.”

“Mi alegría es ser pequeña, permanecer pequeña, así, si alguna vez en el camino caigo, me levanto enseguida, y mi Jesús me toma de la mano.”

“Jesús, no quiero probar ninguna alegría fuera de ti.”

Santa Teresita de Lisieux subrayó la pequeñez de María. El día de su profesión religiosa escribía: «¡Nacimiento de María! ¡Qué hermosa fiesta para llegar a ser esposa de Jesús! En efecto, era ella, la pequeña, efímera Virgen santa, la que presentó su pequeña flor al pequeño Jesús». (8 de septiembre de 1890)

Santa Gema “¡Qué alegría se experimenta al abandonarse totalmente en los brazos de Jesús! ¡Se está tan bien con Jesús a solas!… El alma fiel se hace hija queridísima de Jesús y Él le abre los brazos y la estrecha contra su corazón…»

San Pio de Pietrelcina “Camina con alegría y con un corazón lo más sincero y abierto que puedas; y cuando no puedas mantener esta santa alegría, al menos no pierdas nunca el valor y la confianza en Dios.»

San Josemaría Escriva de Balaguer, De que tú y yo nos portemos como Dios quiere –no lo olvides– dependen muchas cosas grandes Camino, n. 755.

Grande es nuestra responsabilidad: porque ser testigo de Cristo supone, antes que nada, procurar comportarnos según su doctrina, luchar para que nuestra conducta recuerde a Jesús, evoque su figura amabilísima. Hemos de conducirnos de tal manera, que los demás puedan decir, al vernos: éste es cristiano, porque no odia, porque sabe comprender, porque no es fanático, porque está por encima de los instintos, porque es sacrificado, porque manifiesta sentimientos de paz, porque ama“ Es Cristo que pasa, 122.

Sacudiremos la pereza de los que nos rodean, les abriremos amplios horizontes ante su existencia egoísta y aburguesada, les complicaremos la vida, haciendo que se olviden de sí mismos y los llevaremos a la alegría y a la paz

Tienes una pobre idea de tu camino, cuando, al sentirte frío, crees que lo has perdido: es la hora de la prueba; por eso te han quitado los consuelos sensibles (Camino, n. 996).

Santa Teresa de Calcuta «La alegría es oración, la señal de nuestra generosidad, de nuestro desprendimiento y de nuestra unión interior con Dios.»

“Hay una cosa muy bonita: compartir la alegría de amar. Amarnos los unos a los otros. Amar hasta el dolor.”

Concilio Vaticano II: «María colaboró de manera totalmente singular a la obra del Salvador por su fe, esperanza y ardiente amor, para restablecer la vida sobrenatural de los hombres. Por esta razón es nuestra Madre en el orden de la gracia» (LG 61).

«La plenitud de los tiempos ha llegado hasta nosotros y la renovación del mundo está irrevocablemente decretada y empieza a realizarse en cierto modo en el siglo presente, ya que la Iglesia aún en la tierra se reviste de una verdadera si bien imperfecta santidad». «Lumen gentium» (n. 48)

Catecismo,Los preparativos para la venida del Señor

522: La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos. Ritos y sacrificios, figuras y símbolos de la «Primera Alianza» (Heb 9, 15), todo lo hace converger hacia Cristo; anuncia esta venida por boca de los profetas que se suceden en Israel. Además, despierta en el corazón de los paganos una espera, aún confusa, de esta venida.

523: S. Juan Bautista es el precursor inmediato del Señor, enviado para prepararle el camino. «Profeta del Altísimo» (Lc 1, 76), sobrepasa a todos los profetas, de los que es el último, e inaugura el Evangelio, desde el seno de su madre saluda la Venida de Cristo y encuentra su alegría en ser «el amigo del esposo» (Jn 3, 29) a quien señala como «el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn 1, 29). Precediendo a Jesús «con el espíritu y el poder de Elías» (Lc 1, 17), da testimonio de Él mediante su predicación, su bautismo de conversión y finalmente con su martirio.

524: Al celebrar anualmente la liturgia de Adviento, la Iglesia actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador, los fieles renuevan el ardiente deseo de su segunda Venida (ver Ap 22, 17). Celebrando la natividad y el martirio del Precursor, la Iglesia se une al deseo de éste: «Es preciso que Él crezca y que yo disminuya» (Jn 3, 30).

535 El comienzo (cf. Lc 3,23) de la vida pública de Jesús es su bautismo por Juan en el Jordán (cf. Ac 1,22). Juan proclamaba «un bautismo de conversión para el perdón de los pecados» (Lc 3,3). Una multitud de pecadores, publicanos y soldados (cf. Lc 3,10-14), fariseos y saduceos (cf. Mt 3,7) y prostitutas (cf. Mt 21,32) viene a hacerse bautizar por él. «Entonces aparece Jesús». El Bautista duda. Jesús insiste y recibe el bautismo. Entonces el Espíritu Santo, en forma de paloma, viene sobre Jesús, y la voz del cielo proclama que él es «mi Hijo amado» (Mt 3,13-17). Es la manifestación («Epifanía») de Jesús como Mesías de Israel e Hijo de Dios.

El Precursor

717: «Hubo un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan» (Jn 1, 6). Juan fue «lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre» (Lc 1, 15.41) por obra del mismo Cristo que la Virgen María acababa de concebir del Espíritu Santo. La «visitación» de María a Isabel se convirtió así en «visita de Dios a su pueblo» (Lc 1, 68).

718: Juan es «Elías que debe venir» (Mt 17, 10-13): El fuego del Espíritu lo habita y le hace correr delante [como «precursor»] del Señor que viene. En Juan el Precursor, el Espíritu Santo culmina la obra de «preparar al Señor un pueblo bien dispuesto» (Lc 1, 17).

719: Juan es «más que un profeta» (Lc 7, 26). En él, el Espíritu Santo consuma el «hablar por los profetas». Juan termina el ciclo de los profetas inaugurado por Elías. Anuncia la inminencia de la consolación de Israel, es la «voz» del Consolador que llega (Jn 1, 23). Como lo hará el Espíritu de Verdad, «vino como testigo para dar testimonio de la luz» (Jn 1, 7). Con respecto a Juan, el Espíritu colma así las «indagaciones de los profetas» y el ansia de los ángeles: «Aquél sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo… Y yo lo he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios… He ahí el Cordero de Dios» (Jn 1, 33-36).

1432 “La conversión es primeramente una obra de la gracia de Dios que hace volver a Él nuestros corazones: ‘Conviértenos, Señor, y nos convertiremos’ (Lc 5,21). Dios es quien nos da la fuerza para comenzar de nuevo”.

«La Iglesia, que encierra en su seno pecadores, siendo al mismo tiempo santa y necesitada de purificación, avanza continuamente por la senda de la penitencia y de la renovación» (Lumen Gentium 8).

1817 «La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo».

1818«La virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume las esperanzas que inspiran las actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas al reino de los cielos; protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la espera de la bienaventuranza eterna».

Los preparativos para la venida del Salvador: 552-524.

La esperanza, virtud teologal: 1817-1821.

La virtud de la esperanza: 2090-2092.

La oración «venga a nosotros tu Reino»: 2816-2821.

Pío XII: «Tal vez hoy, el más grande pecado del mundo es que los hombres han comenzado a perder el sentido del pecado».

Pablo VI, «La reforma no puede afectar ni a la concepción esencial ni a las estructuras fundamentales de la Iglesia… No podemos acusar de infidelidad a nuestra querida y santa Iglesia de Dios… No nos fascine el deseo de renovar la estructura de la Iglesia por vía carismática…, introduciendo arbitrarios ensueños de artificiosas renovaciones en el esquema constitutivo de la Iglesia… Es necesario evitar otro peligro, que el deseo de reforma podría engendrar… en quienes piensan que la reforma de la Iglesia debe consistir principalmente en la adaptación de sus sentimientos y de sus maneras de proceder a los mundanos» (Ecclesiam suam 41-43 (6-VIII-1964)).

San Juan Pablo II «No dejéis por el trabajo de Dios, al Dios del trabajo» (en un viaje a Irlanda)

«Cristo revela el hombre al hombre», «Redemptor hominis».

«Aprite le porte a Cristo. No habete paura». «No tengáis miedo. Abridle las puertas a Cristo». «Ansi, spalancate». «Abridle las puertas de par en par a Cristo».

Benedicto XVI Hay muchas formas de desierto: el desierto de la pobreza, el desierto del hambre y de la sed; el desierto del abandono, de la soledad, del amor quebrantado. Existe también el desierto de la oscuridad de Dios, del vacío de las almas que ya no tienen conciencia de la dignidad y del rumbo del hombre. Los desiertos exteriores se multiplican en el mundo, porque se han extendido los desiertos interiores.

“Así pues, prepararse para la Navidad significa comprometerse a construir la “morada de Dios con los hombres”. Nadie queda excluido; cada uno puede y debe contribuir a hacer que esta casa de la comunión sea más grande y hermosa. Al final de los tiempos, quedará acabada y será la “Jerusalén celestial”…El Adviento nos invita a dirigir la mirada a la “Jerusalén celestial”, que es el fin último de nuestra peregrinación terrena. Al mismo tiempo, nos exhorta a comprometernos, mediante la oración, la conversión y las buenas obras, a acoger a Jesús en nuestra vida, para construir junto con él este edificio espiritual, del que cada uno de nosotros —nuestras familias y nuestras comunidades— es piedra preciosa”. Ángelus 2006

«la fe cristiana nos ofrece precisamente el consuelo de que Dios es tan grande que puede hacerse pequeño».

El Adveniat regnum tuum, la oración del adviento, que el mismo Señor puso en nuestra boca, sólo lo rezamos adecuadamente cuando nos dejamos transformar por esa oración; si nosotros nos dejamos abrir por ella a todos los hijos de Dios: «toda carne verá la salud de Dios». El Rostro De Dios Sígueme. Salamanca-1983.Págs. 116 S

La Iglesia no comenzó con los hombres, sino con la Palabra» («Exposición del Evangelio de Lucas» 2, 67).

«El presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino».‘Spe salvi’” 1.

«El evangelista quiere mostrar que el Evangelio no es una leyenda, sino la narración de una historia real; que Jesús de Nazaret es un personaje histórico que se inserta en ese contexto determinado. » (6 dic 2012)

Papa Francisco, Este camino no se acaba nunca. Así como en la vida de cada uno de nosotros siempre hay necesidad de comenzar de nuevo, de volver a levantarse, de volver a encontrar el sentido de la meta de la propia existencia, de la misma manera para la gran familia humana es necesario renovar siempre el horizonte común hacia el cual estamos encaminados. ¡El horizonte de la esperanza! Es ese el horizonte para hacer un buen camino. 1 de diciembre de 2013

Os dejo esta pregunta: «¿De verdad estoy enamorado de Jesús? ¿Estoy convencido de que Jesús me ofrece y me da la salvación?». Y, si estoy enamorado, debo darlo a conocer. Pero tenemos que ser valientes: bajar las montañas del orgullo y la rivalidad, llenar barrancos excavados por la indiferencia y la apatía, enderezar los caminos de nuestras perezas y de nuestros compromisos. – Ángelus 2015

El tiempo de Adviento nos devuelve el horizonte de la esperanza, una esperanza que no decepciona porque está fundada en la Palabra de Dios. ¡Él es fiel! ¡Él no decepciona! ¡Pensemos y sintamos esta belleza! El modelo de esta actitud espiritual, de este modo de ser y de caminar en la vida, es la Virgen María. Una sencilla muchacha de pueblo, que lleva en el corazón toda la esperanza de Dios. En su seno, la esperanza de Dios se hizo carne, se hizo hombre, se hizo historia: Jesucristo

¿Qué hizo Juan? Ante todo anunció al Señor. Anunció que estaba cerca el Salvador, el Señor; que estaba cerca el Reino de Dios. Un anuncio que él había realizado con fuerza: bautizaba y exhortaba a todos a convertirse. Juan era un hombre fuerte y anunciaba a Jesucristo: fue el profeta más cercano a Jesucristo. Tan cercano que precisamente él lo indicó a los demás. Cuando vio a Jesús, exclamó: “¡Es aquel!” ().

“no podemos ser mensajeros de la consolación de Dios si nosotros no experimentamos en primer lugar la alegría de ser consolados y amados por Él. Hoy se necesitan personas que sean testigos de la misericordia y de la ternura del Señor, que sacude a los resignados, reanima a los desanimados. Él enciende el fuego de la esperanza” (Ángelus 7 diciembre 2014).

«María es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales y una montaña de ternura». Evangelii Gaudium,

No debemos dejarnos sucumbir a la mentalidad del mundo, porque el centro de nuestra vida es Jesús ().

Cáritas Española, “En medio de tiempos tan complicados como los que estamos viviendo, el hombre necesita de la esperanza, de la pequeña luz de la esperanza, que tire de su fe y de su amor”.

“sabemos que, más allá de cualquier acontecimiento favorable o contrario, el Señor no nos deja solos. Vino hace dos mil años y vendrá de nuevo al final de los tiempos, pero viene también hoy a nuestra vida. Esta vida nuestra, con todas sus problemas, sus ansiedades e incertidumbres, es visitada por el Señor. Jesús, el Hijo de Dios que viene al encuentro del ser humano, es la respuesta de Dios al mundo” (Adviento y Navidad 2020-2021).

Cardenal Robert Sarah, «La vida pública de Jesús estuvo enraizada y fundamentada en la oración silenciosa de su vida oculta. El silencio de Cristo»

Comenta el cartujo Agustín Guillerand: «Las palabras que no pronunciamos se convierten en oraciones. Ahí reside nuestra fuerza y sólo podemos hacer algún bien a través de ese instrumento que es el silencio. Hablamos a Dios de aquellos con quienes no hablamos». la fuerza del silencio, 75

Teilhard de Chardin «El Señor Jesús no vendrá rápidamente más que si lo esperamos mucho. Lo que hará estallar la Parusía será una acumulación de deseos», (El medio divino, epílogo).

Elizabeth Gilbert «La incapacidad de abrirse a la esperanza es lo que bloquea la confianza, y la confianza bloqueada es la razón de los sueños arruinados». ()

Pagola, Hay personas que más que creer en Dios creen en aquellos que hablan de él. Solo conocen a Dios «de oídas».

Mario Benedetti: «No te rindas, aún estas a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo. No te rindas por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aun hay fuego en tu alma, aun hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo, porque esta es la hora y el mejor momento, porque no estás sola, porque yo te quiero».

Víctor Hugo: «Sé cómo el pájaro que, deteniendo su vuelo un rato en ramas demasiado débiles, siente cómo ceden bajo su peso, y sin embargo canta, sabiendo que tiene alas».

Friedrich Holderlin “Donde está el peligro también crece la salvación” ()

Javier Echevarría Adviento también es tiempo de purificación interior, para arrancar de nuestros corazones todo lo que, de un modo u otro, pueda dificultar esa llegada del Señor; tiempo, en fin, que nos incita a estar siempre dispuestos, bien dispuestos, para recibir ‑cuando Dios quiera, como Dios quiera‑ la llamada definitiva que el Señor nos hará un día.

José F. Rey Ballesteros Tu soberbia, egoísmo y autosuficiencia son montes que impiden al Señor entrar en tu casa. Date prisa, allánalos. Tu pereza, tu cobardía, tu tibieza son valles que entorpecen el camino del Señor hacia ti. Date prisa, rellénalos. Ponle la alfombra al Señor. Allánale el camino

Elvira- Yo no sé si el barrendero de mi calle es creyente o no. No sé si sabe siquiera qué quiere decir «adviento». Pero os aseguro que, a mí, me ha ayudado a comprenderlo un poco mejor. 1.Págs. 116 s.

CONTO

SACIAR LA SED

Cuenta una leyenda oriental que un hombre buscaba en el desierto agua para saciar su sed. Después de mucho caminar, ya muy fatigado, con la boca reseca, el peregrino descubre por fin las aguas de un arroyo. Pero, al arrojarse sobre la corriente, su boca encuentra sólo arena abrasadora. Vuelta a caminar, leguas y leguas; su sed y su cansancio van en aumento.

Por fin, ya oye el rumor del agua. Se divisa en la lejanía un río caudaloso, ancho; ya toman sus manos el líquido tan ansiado, pero de nuevo era sólo arena. Más andar aún, con la lengua fuera, como un perro sediento. Hasta que de nuevo se oye rumor de aguas de una fuente. Su chorro cristalino forma un gran charco. Pero sólo la decepción responde a la sed del caminante.

Y con renovado afán se lanza al desierto. Atraviesa montes, valles, y sólo halla soledad y aridez. No hay agua, ni rastro… Un día le sorprende un viento de humedad; allá, a lo lejos, parece que el mar inmenso brilla ante sus ojos. El agua es amarga, pero es agua. Al hundir su cabeza ansiosa entre las olas, no hace sino sumergirse en un fango que no está originado por el agua.

El peregrino entonces se detiene; se acuerda de su madre, que tanto sufrirá por él cuando sepa de su muerte. Las lágrimas vienen a sus ojos, resbalan y caen en el cuenco de sus manos, y entonces le permiten saciar su sed.

Algo parecido nos sucede a todos a veces, después de haber tratado en vano de apagar nuestra ansia en tantas fuentes engañosas, que descubrimos al fin que en las lágrimas de contrición y el arrepentimiento por nuestras errores está el agua que puede remediar nuestra sed.

Tomado de Anecdonet

TU LINTERNA SE HA APAGADO

Antaño, hace ya muchos años, se utilizaba en el Japón cierta clase de linternas hechas de papel y bambú, con una vela en su interior.

Un hombre ciego, que había ido a visitar a un amigo por la noche, recibió de éste una de esas linternas para que hiciese el camino de vuelta a casa.

– “¿Para qué quiero yo una linterna?” inquirió el ciego. “Oscuridad y luz son para mí la misma cosa”.

– “Sé que no necesitas una linterna para encontrar el camino”, replicó el amigo, “pero si no la llevas, algún otro podría tropezar contigo, así que es mejor que la cojas”.

El ciego partió con la linterna de la mano, pero apenas se había alejado un corto trecho cuando chocó de frente con alguien.

– “¡Mira por dónde andas!” le gritó al desconocido. “¿Es que no ves la linterna?”.

– “Tu linterna se ha apagado, hermano”, respondió el hombre.

Tomado de Los cuentos que yo cuento

MURIÓ A POCA DISTANCIA DE UN OASIS PORQUE ERA UN HOMBRE MODERNO.

Un hombre se había perdido en el desierto. Agotada la reserva de alimentos y de agua, se arrastraba fatigosamente sobre la arena caliente. De improviso vio delante de sí algunas palmas y sintió un gorgotear de agua. Más desanimado todavía, pensó: «Esto es un espejismo. Mi fantasía me proyecta delante los deseos más profundos de mi inconsciente. En realidad no hay absolutamente nada delante de mí». Esto se decía entre sí aquel hombre perdido en el desierto y sin esperanza y delirando se abandonó sin fuerzas al suelo y murió.

Poco tiempo después, algunos beduinos lo encontraron muerto en la arena. «¿Entiendes tú algo?» le dijo el primero:; tan cerca estaba del oasis, con el agua a dos pasos y frutas en cantidad. ¿Cómo es posible? Sacudiéndose la cabeza el otro le contestó: «Era un hombre moderno» Es decir, un hombre que no sueña, no tiene esperanza, no tiene ideales y no cree en Dios..

Los adoradores de esta era tecnológica están dispuestos a considerar real sólo lo que se puede clasificar y explicar racionalmente, y se hunden, con toda facilidad, en el vacío de la desesperación y de la angustia. No saben creer ni esperar.

«No de solo pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»(Mt 4,4). Y hoy podríamos adaptar este texto diciendo: «No de sola técnica vive el hombre sino sobre todo de esperanza y amor» que sólo pueden venir de Dios.

Tomado de P. Chinaglia

LA TORRE DEL ARREPENTIMIENTO

En las cercanías de Hoddam Castle, Dumfrieshire (Escocia), había una torrellamada “La Torre del Arrepentimiento”. Se refiere que en cierta ocasión un barón inglés, al caminar cerca de ese castillo, vio a un pastorcito que estabatendido sobre el césped y leyendo atentamente la Biblia.

—¿Qué estas leyendo, muchacho? — preguntó el transeúnte.

—La Biblia, señor— respondió el niño.

—¡La Biblia¡ Tú debes ser más sabio que el cura párroco. ¿Puedes decirme cuál es el camino para ir al cielo?

En seguida el pastorcito, sin desconcertarse por el tono burlón de aquel hombre, repuso:

—Sí señor, puedo: usted debe tomar el camino hacia aquella torre.

El varón se dio cuenta de que el niño había aprendido muy bien la lección de sulibro, y después de pronunciar una insolencia siguió su camino en silencio.

Lector: ¿Ya has estado en “La Torre del arrepentimiento”? Si no… pues ya sabes: debes entrar en ella…

Tomado de 500 ilustraciones

ANÉCDOTA

«COMIENZA».

El segundo evangelio se abre con una frase que le sirve de título: «Comienza el evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios».

La primera palabra -«comienza»- está llena de resonancias bíblicas, aunque siempre tengamos la tentación de pasarla por alto. No se trata únicamente del comienzo del libro, sino del comienzo de una historia nueva: la del evangelio de Jesús, rey mesiánico, iniciador del reino de Dios; el comienzo de la historia del Espíritu .

El evangelio tuvo un comienzo, recorrió el camino de la semilla que se convierte en árbol. El reino de Dios no se estableció de golpe; el Mesías no se presentó como un relámpago que de repente lo transforma todo. Hemos de hablar de un comienzo, de una presencia humilde, de un desarrollo que sólo al final aparecerá en toda su plenitud.

Pero eso no es todo. La palabra comienzo no dice referencia solamente al futuro; dice también referencia al pasado e indica ruptura con el mismo. Marcos sabe que comienza algo nuevo respecto del Antiguo Testamento y respecto a la historia y esperanzas de los hombres. La alegre noticia de Jesús no brota de la historia ni se explica sólo por ella, como si fuera el resultado lógico de su desarrollo; Jesús es la irrupción en el mundo de la novedad de Dios. Es una noticia esperada, deseada, pero al mismo tiempo inesperada y sorprendente.

La palabra «evangelio» se usaba para indicar la noticia de una victoria llevada a cabo por el emperador. Este lo reunía todo en su persona, era algo divino y extendía su poder sobre hombres y animales. Cuando el autor emplea esta palabra está diciendo algo muy concreto para aquellos lectores de Roma y alrededores: está presentando a Jesús al mismo nivel que el emperador y atribuyéndole los mismos honores. Si Jesús tiene «su evangelio», quiere decir que es una encarnación de Dios, que lleva consigo la salvación del mundo y que ofrece a los hombres la superación de sus penas y el itinerario válido para el Reino.

Tomado de FRANCISCO BARTOLOME GONZALEZ

Acercamiento A Jesus De Nazaret – 1

Paulinas/Madrid 1985.Pág. 153-155

EL RÍO JORDÁN,

La respuesta masiva al pregón de Juan es prueba y manifestación del descontento general con la situación. Fue saliendo, como en el éxodo de Egipto (Ex 13,4.8; Dt 11.10, etc.): el país judío es ahora tierra de opresión. El río Jordán era en tiempo de Josué la frontera de la tierra prometida (Nm 13,29; Jos 4,5; 5,1) y anunciaba el final del éxodo; su mención hace esperar una nueva tierra, pero fuera de los límites del país judío. El texto marca una oposición entre el desierto y Jerusalén (incluidos los vecinos de Jerusalén): el pueblo no va a buscar el perdón en el templo, sino en el lugar donde está el profeta.

Tomado de Mercaba

SITUACIÓN HISTÓRICA

El tiempo de la salvación comienza el año 15 del reinado del emperador romano Tiberio (14-37 d.C.), es decir, el año 28/29 de nuestra era. Entonces era Poncio Pilato procurador de Judea (26-36); Herodes Antipas, tetrarca de Galilea (4 a.C. – 39 d.C.); su hermano Filipo, tetrarca de Iturea y de la Traconítide, que están situadas al norte y al este del lago de Genesaret (4 a.C. 34 d.C.). Lisanias era tetrarca de Abilene al noroeste de Damasco, en el Antilíbano (Lisanias murió entre el 28 y el 37 d.C.). Las indicaciones de Lucas se han visto confirmadas por inscripciones y por historiadores antiguos. Además de las autoridades civiles se indican también las religiosas: el sumo sacerdote en funciones José Caifás (18-36 d.C.), junto al que gozaba de gran prestigio su suegro Anás, que le había precedido en el cargo.

Si Lucas hubiese querido únicamente fijar el tiempo, un dato hubiera sido más que suficiente. El primero, que es el más claro y más determinado. ¿Por qué, pues, añade los otros? Con ellos se trata de presentar las condiciones políticas y religiosas, el ambiente espiritual en que se cumplen las promesas de Dios. Palestina está bajo dominio extranjero. El soberano del país es el emperador Tiberio, del que los historiadores romanos trazaron -con razón o sin ella- el retrato de un soberano desconfiado, cruel, amigo del placer (Cf. TÁCITO, Anales Vl, 51). La parte meridional del país, Judea y Samaria, es desde el año 6 a.C. provincia romana. El gobierno del procurador Poncio Pilato era, según el parecer de los judíos, inflexible y sin consideraciones; se le achaca venalidad, violencia, rapiña, malos tratos, vejaciones, continuadas ejecuciones sin sentencia judicial y una crueldad sin límites e intolerable (FLAVIO JOSEFO, Bellum Iudaicum II, 169-177; FILON, Leg. ad Gaium 299-305). Los soberanos de la casa de Herodes eran idumeos, soberanos por la gracia de Roma. Los dos sumos sacerdotes se dieron maña para conservar largos años su posición mediante ardides diplomáticos. Se comprende que se suspire por el rey de la casa de David. También Zacarías aguardaba la liberación de las manos de todos los que nos odian (1,71).

El ámbito geográfico que delimita Lucas con sus indicaciones es el campo de acción de Jesús. En éste se desarrolla la historia sagrada: en Galilea y en Judea, y también al norte del lago de Genesaret. El imperio romano se había anexionado más o menos rigurosamente estas regiones. Por su parte, Jesús no traspasará sino muy raras veces los límites de Palestina, pero su mensaje conquistará toda la gran extensión sujeta a la soberanía del emperador romano Tiberio. Los Hechos de los apóstoles describen la carrera victoriosa de la palabra de Dios que había comenzado en Palestina.

Tomado de STÖGER, ALOIS, El Evangelio según San Marcos, en El Nuevo Testamento y su Mensaje, Editorial Herder

CRONOLOGÍA

Lucas sitúa en el tiempo y en el espacio la aparición pública de Juan Bautista (vv. 1-2). El año decimoquinto del imperio de Tiberio César corresponde al 27 ó al 28/29 de nuestra era, según dos cómputos de tiempo posibles (ver Cronología de la vida de Jesús, pp. 48-50). Poncio Pilato fue praefectus de Judea («procurador» en la terminología posterior) desde el año 26 al 36; su jurisdicción se extendía también a Samaría e Idumea. El Herodes que se menciona es Herodes Antipas, que murió el año 39. Filipo, hermanastro de Herodes Antipas, fue tetrarca de las regiones indicadas en el texto hasta el año 33/34. No es el mismo Herodes Filipo que estaba casado con Herodías, de la que se habla en el v. 19. El sumo sacerdote era Caifás, que ejerció su pontificado desde el año 18 al 36. Anás, su suegro, había sido depuesto el año 15 por la autoridad romana, pero conservaba mucha influencia en la política y la religión ju­días (cfr Jn 18,13; Hch 4,6). La mención de las circunstancias históricas, seguida de la expresión «vino la palabra de Dios sobre…» (v. 2), es frecuente en el inicio de muchos libros proféticos (Ez 1,3; cfr Os 1,1; Mi 1,1; So 1,1; etc.). De este modo el texto sugiere, como después afirmará Jesús expresamente (16,16), que Juan es el último de los profetas, y a través de él, Dios, con su palabra (v. 2), inaugura el último acto de la historia.

Tomado de Biblia de Navarra

EL “LIBRO DE BARUC”

Es un texto de autor desconocido, aunque se presente como redactado por Baruc, “secretario” de Jeremías, durante el exilio de Babilonia (cf. Ba 1,1-2). La crítica interna revela (tanto por los datos personales que no cuadran con aquello que conocemos de Jeremías, como por el desarrollo de las ideas y de las perspectivas que son, claramente, posteriores a la época del exilio) que es imposible atribuir esta obra al “secretario” de Jeremías. Lo más probable es que sea un texto escrito durante el siglo II antes de Cristo, en la diáspora judía. El autor invita a los habitantes de Jerusalén a celebrar una liturgia penitencial y les exhorta a la reconciliación con Yahvé.

Tomado de Dehonianos

EJEMPLOS PREDICABLES

COMO LAS TORMENTAS DE VERANO

Tal vez ustedes alguna vez vieron esas tormentas de verano que surgen de repente y llenan de espanto el corazón de los hombres. Primero son unas nubecitas tenues que parecen jugar en el azul del cielo; luego esas nubes se juntan, se ennegrecen, y de pronto el latigazo de un relámpago precede al ruido horrísono del trueno. Despierta el viento que dormía; azota la lluvia con persistencia los cristales; los animales horrorizados huyen a sus cuevas. Por el espacio infinito rueda el carro de la justicia de Dios.

Poco tiempo después el viento vuelve a quedarse dormido. Los truenos suenan cada vez más lejanos, la lluvia cesa y por una hendidura de las nubes asoma el regalo de un rayo de sol. Vence al fin el astro del día en su lucha con la tempestad; huele aromos la tierra mojada; el corazón se esponja con ella en una alegre expansión de confianza; la luz es más pura; el cielo más sereno; más hermoso el sol.

Aquí tenemos, mis hermanos, el símbolo que proponía Isaías cuando se refería al fruto de la penitencia. Consigue Dios con ella aquellos dos efectos de la tempestad: Primero borra los pecados como las nubes, dejando el cielo del alma limpio, luminoso, sin mancha. Segundo, vuelve a salir el sol de la gracia, renaciendo el día, descubriendo el cielo, regalándonos otra vez con las luces reviviscentes de los méritos perdidos.

(ROMERO, F., Recursos Oratorios, Editorial Sal Terrae, Santander, 1959, p. 134)

Tomado de MSC

En un domingo de Adviento como el de hoy, en 1511, un hermano dominico español, fray Antonio de Montesinos, hizo una homilía sobre las palabras, que hemos oído al inicio: «Voz que grita en el desierto» (lsaías 40, 3). Hablaba a una asamblea o grupo de conquistadores en una de las tierras poco antes colonizadas de América central. Sus palabras caían como mazazos sobre la cabeza de los presentes. Decía: «¿Con qué justicia y con qué derecho tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tantas guerras detestables a estas gentes, que eran dóciles y pacíficas en sus tierras, y habéis eliminado a muchos de ellos?.. ¿Por qué los tenéis así oprimidos y fatigados, sin darles de comer, ni curarles en sus enfermedades? ¿Qué cuidado tenéis para que conozcan la doctrina cristiana y a su Dios y creador? ¿Éstos no son hombres? ¿No tienen un alma racional? ¿No estáis obligados a amarles como a vosotros mismos?»

El famoso Bartolomé de las Casas, que nos ha transmitido esta predicación, dice que algunos de los presentes permanecieron indignados, otros llamados y compungidos.

También, Antonio de Montesinos al igual como el Bautista parece que pagó con su vida la valentía de gritarles a los conquistadores su «non licet», no os es lícito.

Tomado de Rainiero Cantalamessa

BAUTISMO DE CONVERSIÓN

Lo ilumina el siguiente texto del historiador judío del s. I de nuestra era -:

«Herodes había hecho asesinar a este hombre bueno (Juan), que exhortaba a los judíos a llevar una vida honrada, tratándose con justicia unos con otros, sometiéndose religiosamente a Dios y participando en un bautismo. De hecho, el propio Juan estaba convencido de que esa ablución no sería aceptable como perdón de los pecados, sino que se quedaría en una mera purificación temporal, si antes no se limpiaba el espíritu mediante una conducta honrada»

FlavioJosefo (Antigüedades judías).

HISTORIA Y CARACTERÍSTICAS DEL ADVIENTO

Sus orígenes son muy inciertos. Según algunos autores, parece que el Adviento en la liturgia romana se remonta al siglo IV, aunque algunos liturgistas consideran que esto es poco probable…. En otros lugares, como en España, parece que estaba unido a la preparación de los catecúmenos que habían de recibir el Bautismo en la solemnidad de la Epifanía. Alrededor del año 600 podemos encontrar exhortaciones de los predicadores galos a que los fieles se preparen a la Navidad igual como para la Pascua de Resurrección, es decir con una confesión. En el siglo V hallamos las oraciones preparatorias para la fiesta de Navidad en el Rótulus de Rávena, que, se cree estuvo inspirado en los escritos de San Pedro Crisólogo. 

Es dato cierto que en el siglo VI el Adviento tenía la misma estructura que conocemos hoy, con cuatro semanas antes de Navidad, aunque la cuarta es incompleta según los años. Los días del 17 al 24 se celebran con especialísima importancia; el día 17 comienzan en Vísperas, como antífonas para el Magníficat, las llamadas «antífonas mayores» o «antífonas ¡O!», pues todas comienzan por esa exclamación latina. 

Originalmente el color litúrgico que se utilizaba era negro pero desde el siglo XIV es el morado. El tercer domingo de Adviento, igual como el cuarto domingo de Cuaresma se viste de rosado, signo de alegría por la fiesta que se avecina. El derecho canónico antiguo prohibía la celebración solemne del matrimonio en este tiempo.

Algo que llama la atención es la variación en cuanto a la duración, en el desarrollo histórico de este tiempo litúrgico: 

Dos Domingos de Adviento: En el siglo V son celebrados por el rito siro-jacobítico. Un domingo está dedicado al anuncio que hace el ángel a Zacarías y el otro dedicado a la anunciación de María.

Tres Domingos de Adviento: Alrededor del año 500 en Antioquia se añade un domingo dedicado a la proclamación de le genealogía de Jesús.

Cuatro Domingos de Adviento: Estos domingos se conocían en Roma ya en el siglo quinto.

Cinco Domingos de Adviento: En otras partes se da una imitación de la cuaresma con cuarenta días de Adviento que comenzaba el 14 de Noviembre con el ayuno de San Felipe. Por eso los cinco domingos.

Seis Domingos de Adviento: Se conservaban el Toledo y en Milán (rito ambrosiano). El ayuno comenzaba en la fiesta de San Martín de Tours.

Tomado de Dei Verbum

DESIERTO

Es una palabra inquietante en nuestros días. Casi el 33% de la superficie terrestre está ocupada por desierto. Y la proporción va en pavoroso aumento a causa del fenómeno de la desertificación. Cada año cientos de miles de hectáreas de terreno cultivable se convierten en desierto. Cerca de 135 millones de personas se han visto alejadas de su sede natural, en los últimos años, por el desierto que avanza.

Pero existe otro desierto: no fuera, sino dentro de nosotros; no en los márgenes de nuestras ciudades, sino dentro de ellas. Es el agostamiento de las relaciones humanas, la soledad, la indiferencia, el anonimato. El desierto es el lugar donde si gritas nadie te oye, si yaces en tierra acabado nadie se te acerca, si una feroz bestia te asalta nadie te defiende, si experimentas un gran gozo o una gran pena no tienes a nadie con quien compartirla. ¿Y no es esto lo que ocurre a muchos en nuestras ciudades? Nuestro agitarnos y gritar, ¿no es también un gritar en el desierto?

Pero desierto aún más peligroso es el que cada uno de nosotros se lleva dentro. Justamente el corazón puede transformarse en un desierto: árido, apagado, sin afectos, sin esperanza, lleno de arena. ¿Por qué muchos no logran despegarse del trabajo, apagar el móvil, la radio, el compact disc…? Tienen miedo de hallarse en el desierto. La naturaleza, se dice, tiene horror del vacío (horror vacui), pero también el hombre rehuye el vacío. Si nos examinamos honestamente, veremos cuántas cosas hace cada uno de nosotros para no encontrarse solo, cara a cara consigo mismo y con la realidad.

Raniero Cantalamessa

HUYE DEL DESIERTO

Hablemos de los desiertos para valorar los oasis. Según los entendidos estos son los más extensos del planeta:

1. El Sahara, en Africa, con una extensión de 9.000.000 de Km cuadrados.

2. El de Arabia, en Asia, con 2.590.000 Km cuadrados.

3. El de Gobi, en China y Mongolia, con un millón de Km cuadrados. Pero hay desiertos más secos e invivibles que los anteriores y son los que creamos con el desamor.

Parece absurdo, pero hay quienes soportan relaciones muertas debido al orgullo y al egoísmo. Relaciones áridas y sin vida sostenidas por la inercia, mantenidas por la costumbre y apoyadas en las apariencias.

Relaciones enfermizas que deben tener dos salidas: Acabarlas o renovarlas buscando ayuda. Dios quiera que centrados en Ser más que en tener, elijamos amarnos y amar para hacer de la vida un oasis de paz.

Es de locos crear infiernos de egoísmo en lugar de crear el cielo con el amor. ¡Animo! elige vivir y huye del desierto del egoísmo.

Tomado de Motivaciones.org

CHISTE

Tiene sentido del humor Pemán, cuando, realista, en «Cisneros», con toda España mirando a Europa y América, hacia fuera, dice que «parece una moza que está todo el día asomada a la ventana, y le pregunta, ¿no hay nada dentro qué hacer?».

Jesús Martí Ballester

POEMA

NADIE FUE AYER

Nadie fue ayer,
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol…
y un camino virgen
Dios.

León Felipe




ORACIÓN

ENSÉÑAME, SEÑOR, TUS CAMINOS

Son tantos los lugares recorridos

y tantos los sueños tenidos

creyendo y afirmando

que no hay más caminos

que aquellos que marca el caminante

con sus pasos y sus decisiones…

que hoy mi palabra duda y teme alzarse.

Pero desde este lugar en que me encuentro,

a veces sin rumbo y perdido,

a veces cansado y roto,

a veces triste y desilusionado,

a veces como al inicio,

te susurro y suplico:

Enséñame, Señor, tus caminos;

tus caminos verdaderos,

tus caminos desvelados y ofrecidos,

seguros, limpios y fraternos,

tus caminos de gracia, brisa y vida,

tus caminos más queridos,

tus caminos de «obligado recorrido»,

a contracorriente de lo que más propaganda ofrece,

que se recorren en compañía

y nos dejan a la puerta de tu casa solariega.

Llévame por tus avenidas de paz y justicia,

por tus rotondas solidarias y humanas,

por tus autopistas de libertad y dignidad,

por tus cañadas de austeridad y pobreza,

por tus sendas de utopía y novedad

y, si es preciso, campo a través siguiendo tus huellas

y por la calle real de la compasión y misericordia.

Y que, al llegar a la puerta de tu casa,

pueda lavarme y descansar en el umbral,

oír tu voz que me llama, y entrar

para comer y beber contigo

y sentirme hijo y hermano en el banquete

preparado por ti y tus amigos.

Y, después, salir,

con enrgía y esperanza redobladas,

a preparar tus caminos.

Florentino Ullibarri

Tomado de Alforjas de Pastoral

A ABRIR CAMINO ME LLAMAS

No hay caminos en mi vida, Señor;

apenas senderos

que hoy abro y mañana desaparecen.

Yo estoy en la edad de los caminos:

caminos cruzados, caminos paralelos.

Yo vivo en encrucijada

y mi brújula, Señor,

no marca el norte.

Yo corro cansado hacia la meta

y el polvo del camino

se me agarra a cada paso,

como la oscuridad a la noche.

Yo voy a galope caminando,

y a tientas busco un rastro,

y sigo unas pisadas. Y me digo:

¿Dónde me lleva el camino?

¿Eres quien ha extendido

a lo largo de mi vida un camino?

¿Cuál es el mío?

Si Tú me lo has dado

me pertenece.

¿Dónde me lleva? Si Tú lo has trazado

quiero saber la meta.

Señor, yo busco tu camino (sólo uno),

y me fío de tu Palabra.

Dame fuerza, tesón a cada paso

para caminar contigo.

Yo busco ahora un camino, Señor.

Tú, que eres Camino,

da luz verde a mi vida

pues a abrir camino Tú me llamas.

Tomado de Pastoral SJ




SEÑORA DEL CAMINO

Señora del Camino, 

muéstrame la vía 

para llegar al Padre 

al lado de tu hijo. 

Señora del Camino, 

en mi oración te pido 

que no me dejes nunca; 

me siento como un niño. 

Dame tu luz para avanzar 

y en la noche oscura guíame. 

Hazme transparente 

como fue tu vientre 

para dar a luz la vida. 

Ponme con tu hijo, 

Señora del Camino.

Tomado de Pastoral SJ

MEDITACIÓN

CARTA AL HOMBRE DEL DESIERTO

Querido hombre:

He escuchado tu grito de Adviento. Está delante de mí. Tu grito, hombre, golpea continuamente a mi puerta. Hoy quisiera hablar contigo para que repienses tu llamada. Hoy, hombre, te quiero decir: ¿Por qué “Dios” preguntas? ¿A qué “Dios” esperas? ¿Qué has salido a buscar y a ver en el desierto?

Escucha a tu Dios, hombre de adviento:

“No llames a la puerta de un ‘dios’ que no existe, de un ‘dios’ que tú te imaginas… Si esperas… ábrete a la sorpresa del Dios que viene y no del ‘dios’ que te haces… Tú, hombre, y todos los hombres, tienen siempre la misma tentación: hacer un ‘dios’ a la imagen de vosotros mismos. Yo te digo hombre, yo Dios de vivos, soy un Dios más allá de tus invenciones.

Tú, hombre, y tantos otros, salen a ver dónde está Dios… Se dicen: “aquí está” pero no lo ven, y se sienten desanimados porque Dios no está donde les dijeron…

Y Dios está vivo. Pero ustedes no tienen mentalidad de Reino: no descubren a Dios en lo sencillo. Les parece que lo sencillo es demasiado poco para que allí esté Dios. Sépanlo: Yo, el Señor Dios, estoy en lo sencillo y pequeño…

Hombre de hoy y de siempre: deja espacio a tu Dios dentro de tu corazón. Sólo puedo nacer y crecer donde mi palabra es recibida y escuchada.

Qué tranquilo te quedas, hombre, haciendo “lo que hay que hacer” porque “haciendo las cosas de siempre” evitas la novedad del Evangelio. Pero yo te digo que tu corazón queda cerrado, y tus ojos incapaces de ver el camino por donde yo llego. No te defiendas, hombre, como haces siempre. No te escondas bajo ritos vacíos. Salí a ver al Bautista en el Jordán. Allí vas a ver que los únicos no convertidos son siempre los que se saben justificar.

Hombre, si me esperas, deja de hacerme vos el camino, y emprende el camino que Yo te señalo por boca de los profetas. Abrí el corazón a mi Palabra.

Yo, tu Dios, hablé.

Tomado de Motivaciones.org

COMO VIVIR EN UN DESIERTO

La Plegaria es:

La oración es silencio para escuchar a Dios. A ese Dios que nos habla siempre en la vida, en los hombres, en los acontecimientos, y en el corazón. Sobre todo es escuchar a Dios en su Palabra. Y especialmente en su Palabra hecha hombre: Jesucristo.

Lo esencial de la oración es la presencia del Señor. El está. El no falla. El no se ausenta. Yo sí, me ausento, me voy, circulo y paseo… pero El ya sabe y está. En cuanto vuelvo, pienso en El, le miro, percibo que está. Esta seguridad es la que, a pesar de mis muchas limitaciones, y también dificultades… y maldades (¿por qué ocultarlo?) me ha hecho permanecer y me hará permanecer. Lo espero, con su gracia. Lo esencial es su presencia, callada o elocuente.

Cuando me ausento, sé que él me espera. Cuando me porto «a mi estilo» enseguida percibo que no puedo hacer oración. Pero en cuanto lo reconozco, le pido perdón a El y al hermano que ofendí e inmediatamente siento su perdón y su paz.

Lo esencial también es ser arcilla blanda y dócil que el Padre vaya modelando con la calidez y ternura de sus amorosas manos. Que me vaya modelando a imagen de su Hijo. Que, al percibir sus manos amorosas, mi respuesta sea de docilidad a su voluntad, sea de sentirme pobre y abandonado en sus manos.

Lo importante de la oración es la fe. Rezo porque no lo veo. Cuando por la Misericordia de Dios lo vea, lo veré tal cual es y gozaré mirando. Pero ahora, creo, sufro, me siento a esperar, clamo desde lo más profundo. Hay que encontrar el hilo conductor con el que la Providencia amorosa de Dios lo va llevando todo. Por esto… rara vez lo veo mientras vivo los acontecimientos, sino después que pasaron.

¿qué tengo yo que mi amistad procuras?

¿qué interés se te sigue Jesús mío,

que a mi puerta cubierto de rocío,

pasas la noche de invierno a oscuras?

Oh, cuanto fueron mis entrañas duras,

pues no te abrí! Que extraño desvarío,

si de mi ingratitud el hielo frío

secó las llagas de tus plantas puras!

Cuántas veces el ángel me decía:

Alma, asómate ahora a la ventana

verás con cuanto amor porfía!

Y cuánta hermosura soberana,

Mañana le abriremos, respondía,

para lo mismo responder, mañana.

(Lope de Vega)

Toda oración ha de ser, al mismo tiempo un abandono total. Un hacernos obedientes a Cristo. Un darle todo nuestro amor y ofrecerle lo que somos y tenemos.

Vivir la gratuidad del amor, gratuidad para recibir y también para dar. El contemplativo es aquel que siempre tiene la plegaria en el pensamiento, en los labios o en su corazón. Y puede reconocer esta presencia de la oración en su vida, porque su corazón es acogedor, sin rencor, y de sus labios sólo salen palabras fraternas, amables, de paz… o palabras fuertes de defensa de la fidelidad al Señor o del amor a los Hermanos.

Padre Ignacio Larrañaga

Tomado de Motivaciones.org

CANTO

Ave María María josé Bravo

ÉL VENDRÁ Y TE SALVARÁ

VIDEO

Por los peregrinos de la esperanza – El Video del Papa 12 – Diciembre 2024

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela