En Navidad, pide Francisco, hagamos algo por esa persona necesitada «en la que nadie piensa»

Tras rezar el Angelus este domingo en la Plaza de San Pedro, el Papa sintetizó los sentimientos que pide al pueblo cristiano ante la llegada de la Navidad:

“La Navidad, que ya está cerca, sea para cada uno ocasión de renovación interior, de oración, de conversión, de pasos adelante en la fe y de fraternidad entre nosotros. Miremos a nuestro alrededor, miremos sobre todo a los indigentes: el hermano que sufre, dondequiera que esté, nos pertenece. Es Jesús en el pesebre: el que sufre es Jesús. Pensemos un poco en esto. Y que la Navidad sea una cercanía a Jesús en este hermano y en esta hermana. Está allí, en el hermano necesitado, el pesebre al que tenemos que ir con solidaridad. Este es el belén viviente: el belén en el que realmente encontraremos al Redentor en las personas de los necesitados. Caminemos, pues, hacia la Noche Santa y esperemos el cumplimiento del misterio de la Salvación”.

Un “sí” sin aplazamientos

Antes, Francisco había recordado el Evangelio del cuarto y último domingo de Adviento, con el relato de la Anunciación. Ante el anuncio del ángel, la Virgen María “se encontró ante una decisión crucial: decir ‘sí’ a Dios, arriesgándolo todo, incluso su vida, o declinar la invitación y seguir con su camino ordinario”.

Sabemos que dijo “sí”, el fiat [hágase], pero “en la lengua en que está escrito el Evangelio, no es simplemente un ‘suceda’.  La expresión verbal indica un fuerte deseo, indica la voluntad de que algo se cumpla“. No es, pues, una “resignación”, una “aceptación débil y sometida”, sino “un deseo fuerte, vivo”: “No se toma tiempo, no hace esperar a Dios, no aplaza”.

Todo lo contrario que nosotros. Nuestra vida espiritual, añadió el pontífice, “está hecha de aplazamientos“: “Hoy, a las puertas de la Navidad, María nos invita a no aplazar, a decir ‘sí”.  ¿Tengo que rezar? Sí, y rezo. ¿Tengo que ayudar a los demás? Sí. ¿Cómo hacerlo? Lo hago. Sin aplazar”.

“Hagamos algo por los que tienen menos”

Aplicado a las circunstancias presentes y al tiempo navideño que llega, el Papa pidió algo muy concreto: “En lugar de quejarnos de lo que la pandemia nos impide hacer, hagamos algo por los que tienen menos: no el enésimo regalo para nosotros y nuestros amigos, sino para una persona necesitada en la que nadie piensa”.

“Y otro consejo”, añadió: “Para que Jesús nazca en nosotros, preparemos el corazón: vayamos a rezar. No nos dejemos ‘arrastrar’ por el consumismo… Lo importante es Jesús. El consumismo, hermanos y hermanas, nos ha secuestrado la Navidad. No hay consumismo en el pesebre de Belén: allí está la realidad, la pobreza, el amor”.

“Si el nacimiento de Jesús no toca nuestra vida”, concluyó, “la vida pasa en vano“.

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