El Clero diocesano celebrará la Misa Crismal y el Jubileo mañana martes

Mañana, martes Santo, 22 de marzo, será un día de fiesta para los sacerdotes de nuestro Presbiterio. Además de participar en la tradicional Misa Crismal, el Clero diocesano aprovechará ese día para celebrar su Jubileo con motivo del Año de la Misericordia.

Programa
10:30h. Meditación dirigida por el P. Francisco García Fraile, SDB,  Misionero de la Misericordia, en la Capilla del Seminario Mayor.

11:10h. Celebración del Sacramento de la Reconciliación. (A continuación los sacerdotes se revisten en el Aula S. Felipe Neri. Los Arciprestes, en la Sacristía de la Catedral).

11:40h. Procesión hacia la Catedral desde el Seminario Mayor, entrando por la Puerta Santa (Puerta de la Misericordia).

12:00h. Misa Crismal presidida por el Sr. Arzobispo. En la celebración, los sacerdotes renovarán las promesas sacerdotales y serán bendecidos los Santos Óleos.

14:00h. Comida de confraternización en el comedor del Seminario Mayor (Hospedería S. Martín Pinario).

Para ganar la gracia jubilar, esto es, la indulgencia plenaria, los sacerdotes deberán cumplir los mismos requisitos que los demás fieles:
– Sincera conversión, que incluye la aversión a todo pecado, incluso venial.
– Confesión sacramental.
– Comunión eucarística.
– Oración por las intenciones del Papa.
– Cumplir una obra enriquecida con la indulgencia: en este caso, peregrinar hacia la Puerta de la Misericordia de la Catedral.

Como ha escrito el Papa Francisco en la Bula Misericordiae Vultus: “La peregrinación es un signo peculiar en el Año Santo, porque es imagen del camino que cada persona realiza en su existencia. La vida es una peregrinación y el ser humano es viator, un peregrino que recorre su camino hasta alcanzar la meta anhelada. También para llegar a la Puerta Santa en Roma y en cualquier otro lugar, cada uno deberá realizar, de acuerdo con las propias fuerzas, una peregrinación. Esto será un signo del hecho que también la misericordia es una meta por alcanzar y que requiere compromiso y sacrificio. La peregrinación, entonces, sea estímulo para la conversión: atravesando la Puerta Santa nos dejaremos abrazar por la misericordia de Dios y nos comprometeremos a ser misericordiosos con los demás como el Padre lo es con nosotros” (n. 14).