Dos artículos de opinión muy interesantes: Sobre la “teología civil” y sobre “la prohibición de la Navidad”

En la medida en que puedo, estoy muy atento a la prensa escrita. Me gusta mucho seguir los artículos de opinión. Lo hago, preferentemente, con los publicados en “La Voz de Galicia”, “Faro de Vigo” y “Atlántico Diario” – por ser los más próximos, ya que vivo en Vigo – , pero también con los de otros periódicos, especialmente de España y, a veces, de Italia y de Francia.

De los de mi zona, he colaborado con los tres. Más, con “Faro de Vigo”. Pero asimismo lo he hecho, en mayor o menor medida, con “La Voz de Galicia” y con “Atlántico Diario”. Y ha sido, siempre, un placer y un honor. Creo que los católicos, en esto, debemos estar muy disponibles, si nos piden, o nos permiten, la colaboración.

Ahora me referiré a “La Voz de Galicia”. A dos textos que considero magistrales. Uno de ellos firmado por Xosé Luis Barreiro Rivas, un politólogo muy inteligente, con el título:“Primera lección de teología civil” (28 de noviembre de 2015). Barreiro Rivas, en el fondo, no deja de constatar lo que ya había previsto A. Comte, el defensor del “orden y progreso”, el sociólogo positivista que, al final, en su remedo de religión, contaba el número de velas que adornarían cada ceremonia civil y laica.

El segundo texto es igualmente lúcido. Lo firma el periodista y escritor Ramón Pernas:“Prohibir la Navidad” (5 de diciembre de 2015). Ramón Pernas insiste, muy agudamente, en que, por mucho que lo intenten, los laicistas, no lo van a conseguir. Como no lo consiguió Stalin.

Yo no considero que ninguno de estos dos autores huelan a cera de sacristía. Son personas muy solventes, que piensan por sí mismos. Todos lo hacemos. No obstante, por su independencia, sus palabras sean, quizá, más significativas.

Es importante que personas cultas, con una trayectoria más que probada, digan en voz alta que no es de recibo resignarse a la insensatez neo-pagana, a la exclusión sistemática de lo cristiano en aras de no se sabe qué – quizá solo en aras del nihilismo más destructiivo -.

Tiene gracia que la sociedad se alarme ante el terrorismo fanático seudo-religioso y que, a la vez, desprecie cualquier elemento religioso que solo contribuye a la civilización, a la paz y a la convivencia.

Será, va a ser, que muchos, so capa de laicismo, pretenden ser totalitarios, invadiendo todos los campos de la vida de las personas. O será que les resulta más cómodo, en vez de solucionar los problemas reales, arremeter contra la pacífica presencia de Jesús, el Niño de Belén.

Lo triste no es que cuatro desgraciados lo hagan. Lo más triste sería que lo hiciesen, los cuatro desgraciados, sin enfrentarse a un átomo de resistencia, en nombre no solo de la fe, sino de la libertad y de la cultura.

Veo, con agradecimiento, que las mentes más despiertas no se dejan narcotizar.

Guillermo Juan Morado

InfoCatólica