Domingos en Blanco

por Manuel Blanco

ESPABILAR

    Convertirse parece difícil. Además, ¿en qué…? Los ninivitas comprendieron que las cosas no podían seguir igual. Pero ¿y si siempre se hizo así? ¿Qué puede aportar un cambio? No sabemos cambiar, mejorar, a no ser que alguien lo imponga. Y mucho peor: el pensar en renovarse como en un imposible. Toca luchar contra el estancamiento.

    Inventaron un llavero con una inscripción idéntica por ambas caras: “si quieres tener a un tonto entretenido, dale la vuelta”. Hubo un tiempo en que quisimos ser rebeldes. Jesucristo nos llamó y nos parecía lo más “rompedor” del mundo. Luego nos enredamos y nos enredaron. Llegó la época de “espabilar”. Siempre estamos a tiempo.

    Existen múltiples distracciones que nos apartan de aquella voz “Sígueme”. Unos buenos padres dedican varias ocasiones al día a la útil directriz del “deixa eso”; para que el niño estudie, ayude, se tranquilice o evite un peligro: saludable ejercicio a nuestro alcance. Consumir, tener, salir, viajar, disfrutar, sensaciones fuertes… ¿morir por eso?

    Cuando apresaron a su primo, Jesús no se dedicó a quejarse; ni organizó manifestaciones del tipo “Todos somos Juan Bautista”. Y lo apreciaba muchísimo. Seguro que trataron de “recurrir” la sentencia. Pero el Señor, Eterno Él, sabía la importancia de aprovechar muy bien el tiempo. Buscar el bien de los demás, convierte.

Barca de Santiago / Enero 2015