D. Jaime López Ramón, sacerdote

Nació D. Jaime en el año 1926 en Santiago, fue ordenado de sacerdote en el año 1952 . Falleció el 2 de abril de 2024, siendo residente de la Casa Sacerdotal, acompañado de sus amigos.

Había celebrado la misa, ese mismo día, por la mañana con los demás sacerdotes de la Residencia sacerdotal, después del desayuno se encontró mal y los cuidadores de la residencia llamaron una ambulancia y entró por urgencias en el Clínico.

Fue bien atendido, pero le había llegado su hora y poco después de las 4 de la tarde fallecía. Fue una sorpresa a pesar de sus años y causó bastante emoción entre los sacerdotes y cuidadores de la residencia.

Era muy conocido porque estuvo en dos parroquias importantes de Santiago en San Juan Apóstol y luego en S. Miguel do Agros de cuya parroquia era emérito.

También tuvo algunas parroquias pequeñas pero hermosas en la Diócesis de Tuy-Vigo:

19-8-1952  Coadjutor de Santiago de Redondela

16-8-1954   cura ecónomo de Amoedo y encargado de Cepeda.

14-9-1955   profesor del Seminario Diocesano

15-9-1959   Mayordomo del Seminario Mayor de S. José (Tuy-Vigo)

1-6-1975      coadjutor de S. Juan Apóstol (dioc . De Santiago)

2-10-1982   incardinado en la diócesis de Santiago.

Hace algunos años le acompañé a ver esos lugares en donde había estado y disfrutó mucho recordando tiempos.

Llevaba varios años en la Casa sacerdotal de Santiago en donde se encontraba a gusto.- conservó el buen humor y las ganas de vivir hasta el final, aunque hablaba de vez en cuando de la proximidad de su muerte.

Le interesaba todo lo que se refiere a los sacerdotes y era buen amigo de muchos. De los que fueron sus feligreses les recordaba con cariño y sabía sus nombres y apellidos y les encomendaba. Tenía una buena memoria.

Sus gustos eran conocidos: uno de ellos era ver el mar. Los domingos por la tarde salíamos de paseo y su ilusión era ver el mar y hacer un rato de oración mirándolo.  Portosin y Porto do Son eran lugares habituales de sus salidas.

Siempre preguntaba por las noticias. La primera pregunta que te hacía, al verte, era: qué novedades hay?.

Le gustaba enterarse de la política y la marcha de la Iglesia en el mundo. También hacía preguntas a los más enterados para formar criterio.

Rezaba muchos rosarios. Se le veía, con el rosario en la mano, todo el día. Llenaba las horas rezando incansablemente. También hay que decir que era muy buen confesor. Animaba mucho a la lucha nueva.

Su gran amor era la Virgen de Fátima, a donde fue pocas semanas antes de su muerte. No había quien lo quitara de la Capeliña. Allí pasó casi todo el día a pesar del frio. Fátima fue meta de muchas peregrinaciones desde sus parroquias.

Una de sus últimas alegrías fue la publicación de un libro sobre su hermana que fue profesora de música en Santiago.

Le ayudó en todo momento a su amor a la diócesis y su lucha diaria, los encuentros con otros sacerdotes de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, en medios de formación, que apreciaba mucho y le animaban en su santidad .

Que descanse en paz y pida por las vocaciones para la Iglesia que tanto necesita.

VMSL

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