Boletín Nº 90

«El sacerdocio es el amor de Cristo que se hace visible en hombres de carne y hueso»


https://www.dropbox.com/s/qxa6szpi3ge0oth/Presbiterio_90.pdf?dl=0

«Damos gracias a Dios al clausurar nuestro Sínodo diocesano. Durante tres años hemos reflexionado tratando de descubrir lo que el Señor quiere de nosotros en este momento concreto de nuestra Diócesis, de vernos desde Dios, y de iluminar la realidad diocesana con su luz para dar la respuesta que la Iglesia nos pide. Como Saulo en el camino de Damasco nos hemos preguntado: “¿Quién eres, Señor? ¿Qué quieres que hagamos”. Hoy en santa Catalina encontramos un modelo de amor a la Iglesia, con mirada clara y sonrisa cordial. San Juan evangelista nos dice que Dios es Luz. En este convencimiento encontraban la fuerza los primeros cristianos y los santos de todos los tiempos que no enseñaban su propia verdad sino el mensaje de Cristo que está por encima de las modas y de la mentalidad de cada circunstancia histórica. Hemos de hablar de las cosas de Dios con naturalidad y sencillez pero a la vez con la seguridad que nos da Cristo, siendo altavoces de la verdad revelada por Cristo. “Si caminamos en la luz, lo mismo que Él está en la luz, entonces estaremos en comunión unos con otros”. Es necesaria la conversión para no vivir en la contradicción sino en la verdad. […]


Construir ignorando a Dios y su voluntad nos lleva a la desilusión, a la tristeza y al sentimiento de derrota. El compromiso de fidelidad al amor de Dios no es fácil, pero en su misericordia no nos abandona, nos ofrece la posibilidad de volver a Él, y de experimentar la alegría de su amor que perdona. No podemos quedar atrapados en la jaula de nuestros conceptos y añoranzas. Transformar el documento sinodal en acontecimiento providencial es lo que la Iglesia nos pide para que Cristo resucitado sea el protagonista de esa historia que está por llegar.


Ao dirixirme a vós sinodais con afecto pastoral, teño presentes tamén a todos os diocesanos: nenos, novos, adultos e maiores, sacerdotes, membros de vida consagrada, e segrares, aos enfermos, ás persoas contemplativas que tan presentes se fixeron ao longo do Sínodo coa súa oración, aos afastados da vida diocesana que talvez pensasen que isto non é útil nin lles interesa. A ninguén considero excluído desta realidade sinodal. Quero achegarme a todos para compartir a nosa esperanza cristiá, tratando de responder as vosas preguntas, dicíndovos que a Igrexa será sempre parte do escándalo e misterio da cruz de Cristo.


Pido ao Señor que acenda a caridade nos nosos corazóns co seu Espírito para avivar a doutrina e as propostas sinodais a fin de que a verdade na Igrexa e no mundo poida renovar o pensamento, os costumes, a forza moral e a alegría da nosa diocese, sendo como fermento na masa, como sal da terra e luz do mundo. Di o Papa que sempre hai que volver visitar as orixes, unha memoria que nos salva de calquera imaxinación gloriosa pero irreal do pasado. Non se trata tanto de ocupar lugares canto de iniciar procesos. As fraxilidades que nos circundan habemos de transformalas en lugares de bendición. Moitas grazas a todos os que interviñestes no Sínodo, cun agradecemento especial ao Secretario
»
. (MONS. JULIÁN BARRIO BARRIO, De la Homilía en la Misa de clausura del Sínodo diocesano, Catedral de Santiago de Compostela, 29-4- 2017)

Boletín de la Delegación para el clero
del Arzobispado de Santiago de Compostela

Mayo 2017– 

Descárgatelo en Pdf aquí