Boletín Nº 114

Formación permanente en S. Juan de Ávila: Dejarse formar por Dios… sobre todo por el ejercicio del Ministerio

https://www.dropbox.com/s/r4tb7cv8k9on65g/Presbiterio_114.pdf?dl=0«Configurarnos con Cristo nos lleva a dejarnos partir como pan que se comparte para la vida del mundo en el camino hacia la santidad. Si no vivimos en comunión profunda y permanente con Cristo Eucaristía, nuestro vivir no será realmente cristiano, y no tendremos vida en nosotros.

Así lo entendió y vivió san Juan de Ávila. “Un sacerdote que, bajo muchos aspectos podemos llamar moderno, especialmente por la pluralidad de facetas que su vida ofrece a nuestra consideración y por tanto a nuestra imitación”. “Su recia personalidad, su amor entrañable a Jesucristo, su pasión por la Iglesia, su ardor y entrega apostólica son estímulos permanentes para que vivamos en fidelidad la vocación a la que Dios llama a cada uno” (Mensaje Conferencia Episcopal Española en el Vº Centenario de su nacimiento).

[…] San Juan de Ávila fue un enamorado de Jesucristo, dejándose amar por Él. Evangelizar no es otra cosa sino contagiar esa relación de amor. Pero fue también un enamorado de la gente, reflejando el amor de Dios para con todos. Su vida y su tiempo es para los demás. Se interesa por la vida espiritual porque sabe que sin Dios no somos nada. Decía de él Fr. Luís de Granada, “no era suyo, sino de aquellos que lo habían menester”. Se desvivió expropiándose de sí mismo. Vivió lo que predicaba. Sus palabras iban acompañadas con las obras, siendo admirable su coherencia de vida. La pobreza y el acercamiento a los pobres con austero estilo de vida son necesarios para una efectividad evangelizadora. No concibe la misión sino en fraternidad con otros sacerdotes y laicos, creando comunión en su entorno. Nos sorprende la cantidad y diversidad de vocaciones laicales, consagradas y sacerdotales que promueve. Fue un auténtico Maestro de santos, definiendo la formación permanente como un dejarse formar por Dios a través de los acontecimientos de la vida, sobre todo por el ejercicio del ministerio, buscando siempre la voluntad de Dios con una disponibilidad plena para cumplirla.

Queridos membros da Vida Consagrada e laicos, “sede conscientes do gran don que os sacerdotes son para a Igrexa e para o mundo; a través do seu ministerio, o Señor segue a salvar aos homes, a facerse presente, a santificar. Sabede agradecer a Deus, e sobre todo sede próximos aos vosos sacerdotes coa oración e co afecto, especialmente nas dificultades, para que sexan cada vez máis Pastores segundo o corazón de Deus”. Que a Raíña dous Apóstolos, Santiago Apóstolo e San Xoán de Avila intercedan por nós para que en todo momento reflexemo-a realidade do Bo Pastor.»

(MONS. JULIÁN BARRIO, de la Homilía en la Misa de la Fiesta de S. Juan de Ávila, Iglesia de S. Martín Pinario, 10-5- 2019).

Boletín de la Delegación para el clero
del Arzobispado de Santiago de Compostela
-Mayo 2019-

Descárgatelo en Pdf aquí