El Papa celebró este miércoles la tradicional Audiencia General en el Aula Pablo VI del Vaticano, la última antes de la Navidad. El tema de su catequesis continuó siendo el discernimiento, como en semanas anteriores.
“Cada día, lo queramos o no, realizamos actos de discernimiento, en lo que comemos, leemos, en el trabajo, en las relaciones, si no elegimos nosotros, al final es la vida la que elige por nosotros, llevándonos donde no quisiéramos“, comentó Francisco.
Idea distorsionada
“La Palabra de Dios no se impone, es discreta, nos pacifica. Para el creyente, la Palabra de Dios no es simplemente un texto para leer, es una presencia viva, obra del Espíritu Santo que conforta, instruye, da luz, fuerza, descanso y gusto por vivir. Es un auténtico anticipo de paraíso”, afirmó el Papa.
“Esta relación afectiva con la Escritura lleva a vivir una relación afectiva con el Señor Jesús, y esta es otra ayuda indispensable y no descontada, porque muchas veces podemos tener una idea distorsionada de Dios, considerándolo como un juez hosco, severo, preparado para vernos fallar. Jesús, al contrario, nos revela un Dios lleno de compasión y de ternura, preparado a sacrificarse a sí mismo para encontrarnos, precisamente como el padre de la parábola del hijo pródigo”, apuntó.
Francisco hizo mención también en este punto al Paráclito. “Otra gran ayuda es el don del Espíritu Santo, presente en nosotros, que nos instruye, hace viva la Palabra de Dios que leemos, sugiere significados nuevos, abre puertas que parecían cerradas, indica sendas de vida allí donde parecía que hubiera solo oscuridad y confusión. El Espíritu Santo es discernimiento en acción, presencia de Dios en nosotros, es el don más grande que el Padre asegura a aquellos que lo piden”, aseguró.
“El Espíritu Santo es el gran desconocido. ¿Ustedes le rezan? Para nosotros, es algo como una persona que no cuenta, cuando es aquel que te da vida en el alma, déjenlo entrar, hablen con él, como hablan con el Padre y el Hijo”, expresó. “El discernimiento tiene el objetivo de reconocer la salvación que el Señor ha obrado en mi vida y que, si estoy luchando, es porque lo que está en juego es importante. Con estas ayudas, que el Señor nos da, no debemos temer”, afirmó.
Aquí puedes ver de forma íntegra la Audiencia General del Papa de este míercoles.
El Papa concluyó su catequesis acordándose del pueblo ucraniano. “Pensemos en tantos niños de Ucrania que están sufriendo tanto por esta guerra, en esta noche en que Dios que se hace niño, pensemos en los niños de Ucrania. Cuando me los he encontrado aquí, he visto que no logran sonreír, y cuando un niño no sonríe, es que algo grave pasa. Y es que estos niños traen sobre sí mismos la tragedia de esta guerra, que es tan inhumana y dura… Un pueblo ucraniano sin luz, ni calefacción, sin lo básico para sobrevivir… Recemos para que le llegue la paz cuanto antes”, concluyó.