XXXI Domingo del Tiempo Ordinario

CITA

San Gregorio Magno. ¿Qué hizo entonces el ciego para recibir luz a pesar de los obstáculos? «Él gritó más fuerte: Hijo de David, ten compasión de mí!»… ciertamente, cuanto más nos agobie el desorden de nuestros deseos… más debemos insistir con nuestra oración… cuanto más nublada esté la voz de nuestro corazón, hay que insistir con más fuerza, hasta dominar el desorden de los pensamientos que nos invaden y llegar a oídos fieles del Señor. Homilías sobre el evangelio, n°2 ; PL 76, 1081

Antoine de Saint-Exupéry “Solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”.

san Agustín «Bartimeo, hijo de Timeo, era un personaje que de una gran prosperidad cayó en la miseria, y que ésta condición suya de miseria debía ser conocida por todos y de dominio público, puesto que no era solamente un ciego, sino un mendigo sentado al borde del camino. Por esta razón Marcos lo recuerda solamente a él, porque la recuperación de su vista hizo que ese milagro tuviera una resonancia tan grande como la fama de la desventura que le sucedió» (Concordancia de los evangelios, 2, 65, 125: PL 34, 1138).

san Agustín: «Timeo Iesum transeuntem et non redeuntem» (Serm., 88, 14, 13), «tengo miedo de que el Señor pase y no vuelva»

BENEDICTO XVI –“La fe es un camino de iluminación: parte de la humildad de reconocerse necesitados de salvación y llega al encuentro personal con Cristo, que llama a seguirlo por la senda del amor. Según este modelo se presentan en la Iglesia los itinerarios de iniciación cristiana, que preparan para los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía”. Homilía 2012 La fe es un camino de iluminación

Papa Francisco, “Ninguno de los discípulos se para, como hace Jesús. Siguen caminando, pasan de largo como si nada hubiera sucedido. Si Bartimeo era ciego, ellos son sordos: aquel problema no es problema suyo. Este puede ser nuestro riesgo: ante continuos apuros, es mejor seguir adelante, sin preocuparse”. Homilía 25 de octubre de 2015

“Así, Jesús −afirmó el Pontífice− nos enseña a rezar”. Nosotros, habitualmente presentamos al Señor nuestra petición “una, dos o tres veces, pero no con mucha fuerza: y luego me canso de pedirlo y me olvido de pedirlo”. 6 de diciembre de 2013

AFORISMO POPULAR

“Si no sabes hacia dónde se dirige tu barco, ningún el viento te será favorable”

CONTO

LOS ESPEJUELOS DE DIOS

“Un hombre de negocios va rumbo al cielo. No iba muy tranquilo, pues era usurero.

Llegó al cielo. No vio a nadie y quedó asombrado al ver tantas maravillas. De sala en sala llegó al despacho de Dios. Sobre el escritorio había unos anteojos. No pudo resistir la tentación de ponérselos y al ponérselos le dio vértigo. Qué claro se veía todo.

Los intereses de los economistas, las intenciones de los políticos, etc. Entonces se le ocurrió mirar lo que estaba haciendo su socio el de la financiera. El muy cretino estaba estafando a una viuda. Al ver aquello, su alma sintió un deseo de justicia.

Tanta injusticia no puede ser, dijo. Y agarrando un piso lo lanzó con tan buena puntería, que dejó espatarrado a su socio.

En esto todo el cielo se lleno de algarabía. Era Dios que volvía de paseo con sus ángeles. Sobresaltado el usurero, dejó los anteojos y trató de esconderse. Pero ya Dios le estaba mirando con el mismo amor de siempre. El usurero trató de disculparse.

No, no, dijo Dios. Solamente quiero que me digas que has hecho con el piso que había aquí.

Bueno, yo entré, vi los anteojos y me los puse.

Está bien, eso no es pecado. Yo quisiera que todos miraran el mundo como lo miro Yo. Pero, ¿qué pasó con mi piso?

Ya más animado el usurero le contó lo que había visto y lo que había hecho. Ahí te equivocaste, le dijo Dios. Te pusiste mis anteojos, pero te faltaba tener mi corazón.

Imagínate si yo tiro un piso cada vez que veo una injusticia en la tierra, no alcanzarían todos los carpinteros del universo para proveerme de proyectiles. No, ojo, no. Hay que tener cuidado de ponerse mis anteojos, si no se está seguro de tener mi corazón.

Vuelve a la tierra y en penitencia reza esto durante cinco años: “Jesús manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo”. Ahí fue cuando se despertó: había sido un sueño”.

(José Luis Martín Descalzo)

AVARO TUERTO

Se cuenta la historia de un hombre avaro que sufría de cataratas en los ojos. Consultó a un eminente cirujano, quien después de examinarlo le manifestó que si se sometía a una operación recobraría su vista.

-Pero, ¿cuánto va a cobrarme? -fue la ansiosa pregunta del avaro.

-Mil dólares por cada ojo -respondió el doctor.

El avaro pensó en su ceguera, pero también pensó en su dinero y se dijo a sí mismo: “Con un ojo sano podré ver y contar mi dinero y así me ahorraré la operación del otro ojo.”

El avaro pasó el resto de su vida viendo por un solo ojo. El avaro es un hombre que se empeña en vivir pobre, para morir rico.

Antonio Gamiochipi

ANÉCDOTA

LA FOTOGRAFÍA QUE DIO LA VUELTA AL MUNDO

Kevin Carter, un reportero cualquiera, fue noticia un día de mayo de 1994, le habían concedido el Premio Pulitzer de fotografía por una foto que conmovió al mundo. Foto que cada vez que la contemplamos se nos encoje el corazón y cerramos los ojos para no ver la tragedia y la insignificancia de la vida humana.

Carter cubría la hambruna que asolaba a Sudán y, un día cualquiera, vio a una niña que caminaba insegura y sin fuerzas. En un descampado, sin testigos, cayó muerta de hambre.

Sí, había un testigo que la vigilaba, un buitre esperaba oír su último suspiro a un metro de distancia.

La cámara de Carter, pura casualidad, captó ese momento.

Carter, en medio de un paisaje de muerte y de muertos, se sentó y lloró desconsoladamente mientras fumaba sin parar. No podía dejar de ver lo que había visto.

Dos meses después Kevin Carter se suicidaba, tal vez no quería seguir viendo más niños en compañía de los buitres.

LA CEGUERA: UNA BENDICION

El célebre doctor Moon, espantado, supo por boca de su buen amigo, famoso como oculista, que antes de dos semanas iba a quedar totalmente ciego.

Para colmo de su pena, la joven que él amaba de corazón le confesó que no podía avenirse a unir a su destino a una pobre vida de ciego, y le devolvió su palabra. Durante unas semanas, ciego ya, su pena fue inmensa. Pero, siendo un creyente, al fin aceptó la dolorosa voluntad de su Dios. Algún tiempo después ideó la escritura para ciegos, la que más tarde Braille perfeccionó.

CEGUERA DE HANDELL

Handell, después de haber escrito El Mesías, se quedó ciego. Al estar en esta situación dijo: “Creo que mi habilidad para ver a Cristo crece a medida que decrece mi capacidad para ver a otros.”

CANTO

Martín Valverde – Bartimeo

Bartimeo – p. Enrique da Fonseca

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela