XXV Domingo del Tiempo Ordinario

CITA

San Agustín veía en la envidia el «pecado diabólico por excelencia» (Catech. 4, 8).

No ofendamos a quien nos contrata, para recibir con la frente alta la recompensa. (Sermón 49,2).

En la recompensa seremos, pues, todos iguales: los últimos como los primeros y los primeros como los últimos, porque el denario es la vida eterna y en la vida eterna todos serán iguales. Aunque unos brillarán más, otros menos, según la diversidad de los méritos, por lo que respecta a la vida eterna será igual para todos. Sermón 87

San Juan Crisóstomo Luchamos entre nosotros, y es la envidia la que nos arma unos contra otros… Si todos se afanan así por perturbar el Cuerpo de Cristo, ¿a dónde llegaremos? Estamos debilitando el Cuerpo de Cristo… Nos declaramos miembros de un mismo organismo y nos devoramos como lo harían las fieras (Catecismo,2538 ).

«De la envidia nacen el odio, la maledicencia, la calumnia, la alegría causada por el mal del prójimo y la tristeza causada por su prosperidad» (Catecismo,2539 ).

¿Querríais ver a Dios glorificado por vosotros? Pues bien, alegraos del progreso de vuestro hermano y con ello Dios será glorificado por vosotros. Dios será alabado —se dirá— porque su siervo ha sabido vencer la envidia poniendo su alegría en los méritos de otros (Catecismo,2540 ).

San Gregorio Magno, Pero nosotros, ¿qué excusa pondremos, si no hacemos buenas obras? Recordemos que hemos recibido la fe, al salir del seno de nuestra madre, escuchado las palabras de vida desde nuestra cuna, y fueron las ubres de la santa Iglesia el alimento de la doctrina celestial al mismo tiempo que la leche materna. Homilías sobre el Evangelio, n° 19

Examine cada uno lo que hace, y vea si trabaja ya en la viña del sembrador. Porque el que en esta vida procura el propio interés no ha entrado todavía en la viña del Señor. Pues para el Señor trabajan quienes buscan no su propia ganancia, sino la de Él […]; los que se desviven por ganar almas y se dan prisa por llevar a otros a la viña (San Gregorio Magno, Hom. 19 sobre los Evang.).

Fray Luis de Granada: «si quieres una muy cierta medicina contra este veneno, ama la humildad y aborrece la soberbia, que ésta es la madre de esta peste. Porque como el soberbio ni puede sufrir superior ni tener igual, fácilmente tiene envidia de aquellos que en alguna cosa le hacen ventaja, por parecerle que queda él más bajo si ve a otros en más alto lugar».

San Juan XXIII, estamos “metiendo el amor propio debajo de nuestros zapatos”.

San Juan Pablo II, «el hombre crece en la medida en que se entrega por los demás» (A los agricultores de Legazpi City, 21 de febrero de 1981).

«Los fieles laicos pertenecen a aquel Pueblo de Dios representado en los obreros de la viña… “Id también vosotros a mi viña”» (Christifideles laici» n. 1-2).

Id también vosotros. La llamada no se dirige solo a los Pastores, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, sino que se extiende a todos: también los fieles laicos son llamados personalmente por el Señor, de quien reciben una misión en favor de la Iglesia y del mundo (Exhort. Apost. Christifideles laici, n. 2).

Papa Francisco, «Siempre debemos esforzarnos por aclarar los objetivos que nos impulsan a levantarnos y trabajar todos los días… No significa que siempre podamos ganar (no sería realista), sino que debemos tener claro a dónde vamos y hacia dónde nos llevan nuestros esfuerzos….». 15 de abril 2019 en la Sala Clementina del Vaticano.

Son tres cosas, tres escalones, los que te alejan de Jesús: las riquezas, la vanidad y el orgullo. Por esto son tan peligrosas las riquezas, porque te llevan en seguida a la vanidad y te crees importante. Y cuando uno se cree importante pierde la cabeza y se pierde. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 26 de mayo de 2015 en Santa Marta).

“La misericordia de Dios es tan grande, tan grande. No olvidemos esto. Cuántas personas dicen: «He hecho cosas tan malas. He comprado mi lugar en el infierno, no puedo volver atrás». ¿Pero piensa en la misericordia de Dios? Recordemos la historia de la pobre viuda que fue a confesarse con el cura de Ars (su marido se había suicidado; había saltado del puente al río. Y lloraba. Y dijo: «Pero yo soy una pecadora, pobrecilla. ¡Pero pobre mi marido! ¡Está en el infierno! Se suicidó y el suicidio es un pecado mortal. Está en el infierno». Y el cura de Ars dijo: «Deténgase, señora, porque entre el puente y el río está la misericordia de Dios». Pero hasta el final, hasta el final, está la misericordia de Dios” 18 de marzo de 2019

J. Radermakers La parábola intenta, pues, evidenciar que la Iglesia no es el resultado de los esfuerzos humanos, sino «una gracia que recibimos» ().

King, Herbert. «La envidia es fuente de numerosos pecados de pensamiento, palabra y obra. De esa turbia fuente brotan pensamientos faltos de amor, odiosos e injustos, palabras detractoras y difamatorias como también actos hostiles y hasta criminales». King No 2 El Poder del Amor

Toni Catalá SJ, Los de “dentro” tenemos que andar con mucho cuidado que podemos terminar creyendo que somos los mejores y los únicos… ¡qué peligroso en el juego “los de dentro”, “los de fuera”!

J. Dupont «El problema no es el de los derechos y los deberes de un amo, sino el de la solidaridad que debe unir a los obreros entre sí» ()

Karl Marx (en su etapa más joven y humanista): «Que cada uno aporte según su capacidad, y reciba según su necesidad».

K. Rahner, saber que todo lo que somos y tenemos, aún lo amargo e incomprendido, es don de la bondad de Dios; sobre la que no murmuramos, sino que la aceptamos, sabiendo que si lo hacemos -y aquí vamos, una vez más, más allá de la parábola- Dios mismo se nos da juntamente con su don, y que así se nos da todo lo que podemos recibir; he ahí la sabiduría y la gran hazaña de nuestra vida cristiana. (HOMILIARIO BIBLICO, BARCELONA 1967/Pág. 24-26)

CONTO

Recordemos la historia de la pobre viuda que fue a confesarse con el cura de Ars (su marido se había suicidado; había saltado del puente al río. Y lloraba. Y dijo: «Pero yo soy una pecadora, pobrecilla. ¡Pero pobre mi marido! ¡Está en el infierno! Se suicidó y el suicidio es un pecado mortal. Está en el infierno». Y el cura de Ars dijo: «Deténgase, señora, porque entre el puente y el río está la misericordia de Dios». Pero hasta el final, hasta el final, está la misericordia de Dios”

Tomado de Papa Francisco18 de marzo de 2019

LOS DOS HERMANOS

El Reino de los cielos es semejante a dos hermanos que vivían felices y contentos, hasta que recibieron la llamada de Dios para hacerse discípulos suyos.

El de más edad respondió con generosidad a la llamada, aunque tuvo que sentir cómo se desgarraba su corazón al separarse de su familia y de la muchacha a la que amaba y con la que soñaba casarse. Pero, al fin, se marchó a un país lejano, donde gastó su propia vida al servicio de los más pobres. Se desató en aquel país una persecución, a resultas de la cual fue detenido, falsamente acusado, torturado y condenado a muerte.

Y el Señor le dijo:

– «Muy bien, siervo fiel y cumplidor. Me has servido por el valor de mil talentos. Voy a recompensarte con mil millones de talentos. ¡Entra en el gozo de tu Señor!»

La generosidad del más joven fue menor. Decidió ignorar la llamada, seguir su camino y casarse con la muchacha a la que amaba. Disfrutó de un feliz matrimonio, le fueron bien los negocios y llegó a ser rico y próspero. De vez en cuando daba una limosna a algún mendigo o se mostraba bondadoso con su mujer y sus hijos. También de vez en cuando mandaba alguna pequeña suma de dinero a su hermano mayor que se encontraba en un remoto país, adjuntándole una nota que decía: «Tal vez con esto puedas ayudar mejor a aquellos pobres diablos».

Cuando le llegó la hora, el Señor le dijo:

– «Muy bien, siervo fiel y cumplidor. Me has servido con valor de diez talentos. Voy a recompensarte con mil millones de talentos. ¡Entra en el gozo de tu Señor!»

El hermano mayor se sorprendió al oír que su hermano iba a recibir la misma recompensa que él. Pero le agradó sobremanera. Y dijo:

– «Señor, aun sabiendo esto, si tuviera que nacer de nuevo y volver a vivir, haría por Ti exactamente lo mismo que he hecho».

Tomado de Alejandro Illescas

SAN PEDRO Y DIMAS

Cuentan que San Pedro y Dimas, el buen ladrón, ambos murieron crucificados y los dos fueron al cielo y los dos vivían en la misma calle, situación que molestaba mucho a San Pedro.

Un día que Dios pasaba por allí, San Pedro se atrevió a increpar a Dios.

“Sabes que Dimas y yo vivimos en la misma calle, en casas parecidas, y tienes que saber que yo dejé todo para seguirte: barca, redes, esposa e hijos y morí crucificado en Roma. Este Dimas no fue cristiano ni diez minutos. No entiendo por qué lo tratas como a mí”, le espetó San Pedro.

Dios le contestó: “Pedro, olvídame. Tu barca se caía a pedazos, tus redes estaban llenas de agujeros, tu mujer era un fastidio y la querías muy lejos, tus hijos eran unos rebeldes que te molestaban…

No me cuentes esas historias, “yo más santo y cumplidor que…” porque te conozco muy bien.

Sí , Pedro, el de la primera hora, y Dimas, el de la última hora, sin merecerlo, ambos recibieron la misma paga, el don de la salvación. Seguro que Dimas lo ha entendido, ¿lo habrá entendido también San Pedro y tantos San Pedros que hay en la vida cristiana?

Tomado de P. Félix Jiménez

ANÉCDOTA

¿QUIÉNES SON LOS DE LAS 6 DE LA MAÑANA Y LOS DE LAS 5 DE LA TARDE?

En la comunidad de Mateo, formada por cristianos procedentes del judaísmo y del mundo pagano, predicar que Dios iba a recompensar igual a unos que a otros podía levantar ampollas. El judío se sentía superior a nivel religioso: su compromiso con Dios se remontaba a siglos antes, a Moisés; llevaba el sello de la alianza en su carne, la circuncisión; había cumplido los mandatos y decretos del Señor; no habían faltado un sábado a la sinagoga. ¿Cómo iban a pagarles lo mismo a estos paganos recién convertidos, que habían pasado gran parte de su vida sin preocuparse de Dios ni del prójimo? Usando unas palabras del profeta Daniel, ¿cómo iban a brillar en el firmamento futuro igual que ellos? En este planteamiento se comprende el reproche que les hace el propietario (Dios): vuestro problema no es la justicia sino la envidia, os molesta que yo sea bueno.

José Luis Sicre

EL TALMUD DE JERUSALÉN

Contiene un relato parecido en la forma a la parábola que hemos escuchado. Se trata del discurso funerario que pronuncia un rabino al sepultar a un joven maestro de 28 años. En él se cuenta cómo un rey contrató obreros para su viña y también pagó a todos lo mismo. Pero, ante las protestas, su contestación fue: éste ha trabajado en dos horas más que vosotros en todo el día. El joven rabino difunto había hecho más en 28 años que muchos doctores en cien. Se le premiaba la cantidad de trabajo que fue capaz de realizar en poco tiempo.

Tomado de Mercaba

LA ENCÍCLICA RERUM NOVARUM DE PAPA LEÓN XIII

Aunque el principal objetivo de la encíclica fue determinar el correcto sentido de la vida del hombre en el mundo, y más concretamente el verdadero sentido del trabajo, la ocasión inmediata del documento papal fue la política y las propuestas socialistas encaminadas a eliminar los derechos a la propiedad, y a abrir una vía conducente al orden social totalitario. Por ello, para comprender el sentido último del debate es necesario ir a las razones antropológicas más profundas de la denominada «política económica», es decir, la teoría económica desarrollada en el primer cuarto del siglo XIX, cuya terminología es asumida por esta encíclica pontificia.

Tomado de Anecdonet

http://www.vatican.va/content/leoxiii/es/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_15051891_rerum-novarum.html

EL PREMIO ESTÁ EN EL CIELO

Hay un momento cumbre en un colegio: el día de la graduación de los alumnos (imposición de becas). Ese día pasan por tu mente tantas cosas de todos esos años en que les viste crecer, en que te dedicaste en cuerpo y alma a su formación; pronto se resumen, en la siguiente frase: y en primero tuvimos a otro profesor… (nombre).

Y es que el premio del maestro está en el cielo. Puede que para acceder a ese colegio tuvieras que elegir; que decidir cambiar de ciudad, con todas las consecuencias. Entonces te vino a la cabeza aquello de: «estos chicos se lo merecen». Un lugar nuevo, con personas, compañeros y costumbres diferentes. Los chicos te prueban y los padres te observan de arriba a abajo.

Te miden, hasta que te aceptan. Nueva casa, nueva ciudad; hay que hacerse amigos; tu familia te pregunta cómo estás; tú tienes a tus chicos en la cabeza. Programaciones, horarios de 5, 6 y 7 clases diarias (junto con vigilancias de comedor y de recreo). Tutorías frecuentes con los alumnos y mensuales con los padres. Trabajo de clase.

Trabajo de los alumnos; muchas horas de corrección de redacciones, de ortografía, deberes varios. Reuniones de profesores. Sábados de formación. Ir y venir con docenas de cuadernos para corregir. Les ves crecer, les das tu tiempo; les observas, les das cariño y apoyo; les aconsejas; les ofreces caminos y soluciones.

Te ríes con ellos, la primera comunión; la confirmación; los campamentos y convivencias; los exámenes y las recuperaciones (corrige y corrige); te sacan motes, los padres no acaban de apoyarte, pero te los llevas de excursión. Rezas por ellos, les ves mejorar, hacerse mayores.

Tú mismo te haces mayor, sin notarlo, por que en vez de mirarte al espejo debes correr para llegar al autobús, del que tú mismo te responsabilizas.

Y llega el día de la graduación de «los melenas».

En el resumen de estos ocho años aparece tu nombre: y en primero tuvimos a otro profesor (tu nombre). Y, mientras te planteas si todo ese sacrificio vale la pena, suena en tus oídos el dicho inglés: que el premio del maestro está en el cielo.

Juan F. Fernández

Tomado de Anecdonet

Los judíos dividían el día, desde la salida del sol hasta el ocaso, en doce horas. Pero el uso ordinario utilizaba normalmente las horas de tercia (de las nueve al mediodía), sexta (del mediodía hasta las tres) y nona (desde las tres a la puesta del sol).

«RECOMPENSA IGUAL PARA UN TRABAJO DESIGUAL»

Según las prescripciones del Antiguo Testamento el salario debía pagarse el mismo día en que había sido realizado el trabajo (Lev 19,13; Deut 24,15).

Tomado de Comentarios a la Biblia Litúrgica

Paulinas-PPC-Regina-Verbo Divino (1990), pp. 1058-1060.

¿CUÁNTO VALIA UN DENARIO EN LA BIBLIA?

Lo que hoy equivaldría a 2 dólares (aunque hoy un denario se puede comprar en mercado libre a $3.000). Así que 30 denarios sería solo 60 dólares. – Partiendo del valor de la Plata, entonces Judas entregó a Jesús por un monto que en el día de hoy podría estar entre 60 y 300 dólares.

Su valor inicial equivalía a 10 ases, de ahí su nombre y su símbolo: “X”.

En la misma linea, ¿cuántos euros son un denario?

Si un denario son 6,65 euros, sale casi más barato comprarse una casa que invitar a un vino a los amigos.

Sabiendo esto, ¿cuánto vale un denario actualmente?

Lo que hoy equivaldría a 2 dólares (aunque hoy un denario se puede comprar en mercado libre a $3.000). Así que 30 denarios sería solo 60 dólares. – Partiendo del valor de la Plata, entonces Judas entregó a Jesús por un monto que en el día de hoy podría estar entre 60 y 300 dólares.

Tomado de ALEPH

El denario​ fue una antigua denominación romana de plata​ acuñada aproximadamente entre 268 a. C. y 360. Su valor inicial equivalía a diez ases, de ahí su nombre y su símbolo X. También era equivalente a dos quinarios (medios denarios), cuatro sestercios (cuartos de denario), veinte semises (medio as) y cuarenta cuadrantes (cuartos de as). A principios del siglo I se estableció al denario como una veinticincoava parte de un áureo. Las 30 monedas de plata con la que le pagaron la traicion a Judas.

La Decena utilizada como una reduccion del Rosario para poder ser utilizada por una mano es Decenario (por ser una decena). Lamentablemente el uso de la palabra Denario se desvirtuo utilizandose para referirse a los Decenarios.

Tomado de Liturgia de las Horas.com.ar

POR SUERTE PARA TI Y PARA MÍ, DIOS NO ES JUSTO

“Hace unos años, llamaron a un sacerdote para visitar a un hombre de 93 años que padecía un cáncer terminal. Había sido un sindicalista que vivía y bebía mucho y trabajaba durante la mayor parte de su vida. Dos minutos de conversación, él mira a el sacerdote y le preguntó: “¿Es justo que alguien viva toda su vida de una manera y luego, al final de su vida, le pida a Dios que lo lleve al cielo? No, dijo el sacerdote, no es justo. Pero por suerte para ti y para mí, Dios no es justo.

Tomado de P. Félix Jiménez

EL PÉTALO DE LA ROSAUn chico joven estaba en Roma con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud, el 20 de agosto de 2000. Se encontraba rezando ante la tumba de una persona santa. A uno y otro lado había dos jarrones con unos ramos de rosas frescas, de color rojo. El joven estudiante pensaba en el mensaje del Papa que había escuchado el día anterior en Tor Vergata, sobre la vocación a una entrega total. Esas palabras se le habían clavado en el corazón. Estaba casi decidido a dar ese paso. En ese momento observó que de una de las rosas había caído un pétalo al suelo, y enseguida pensó en tomarlo como recuerdo de aquel momento tan importante de su vida. Pasaron unos segundos de duda sobre si incorporarse o no para tomar ese pétalo. Mientras lo consideraba, llegó un hombre, se agachó, tomó el pétalo y lo guardó en su bolsillo. Fue un detalle nimio, pero a aquel chico le vino entonces a la cabeza una idea meridiana: en nuestra vida se nos plantearán oportunidades muy bonitas e importantes, pero esas oportunidades no esperan siempre.

 Tomado de MSC

CHISTE

EL SACERDOTE Y EL TAXISTA

Había dos paisanos que tenían el mismo nombre: ‘Joaquín González’ , pero uno era ‘sacerdote’ y el otro era ‘taxista’.

Quiso el destino que los dos murieran el mismo día. Entonces, llegan al cielo, donde les espera San Pedro.

-¿Tu nombre? – pregunta San Pedro al primero.

– Joaquín González.

– ¿El sacerdote?

– No, no; el taxista.

San Pedro consulta su planilla y dice: – Bueno, te has ganado el Paraíso.

Te corresponden estas túnicas de seda con hilos de oro y esta vara de oro con incrustaciones de rubíes. Puedes pasar. – Gracias, gracias… – dice el taxista.

Pasan dos personas más y luego le toca el turno al otro Joaquín, quien había presenciado la entrada de su paisano. – ¿Tu nombre?

– Joaquín González.

– ¿El sacerdote?

– Sí.

– Muy bien, hijo mío. Te has ganado el Paraíso. Te corresponde esta bata de polyester y esta vara de plástico.

El sacerdote dice:

– Perdón, no es por presumir, pero… debe haber un error. ¡Yo soy Joaquín González, el sacerdote!-

Sí, hijo mío, te has ganado el Paraíso, te corresponde la bata de…- ¡No, no puede ser! Yo conozco al otro señor, era un taxista, vivía en mi pueblo, ¡era un desastre como taxista! Se subía a las aceras, chocaba todos los días, una vez se estrelló contra una casa, conducía muy mal, tiraba los postes de alumbrado, se llevaba todo por delante. Y yo me pasé cincuenta años de mi vida predicando todos los domingos en la parroquia. ¿Cómo puede ser que a él le toque una túnica con hilos de oro y vara de platino y a mí esto? ¡Debe haber un error!-

No, no es ningún error- dice San Pedro. Lo que pasa es que aquí en el cielo ha llegado la globalización con sus nuevos enfoques administrativos. Nosotros ya no hacemos las evaluaciones como antes

– ¿Cómo? No entiendo…

– Claro, ahora nos manejamos por ‘Objetivos y Resultados’ . Mira, te voy a explicar tu caso y lo entenderás enseguida:

Durante los últimos cincuenta años, cada vez que tú predicabas, la gente se dormía; pero cada vez que el taxista conducía, la gente rezaba y se acordaba de Dios. Entonces, ¿quién vendía más nuestros servicios? Nos interesan los resultados, hijo mío. ¡¡RE-SUL-TA-DOS!!!

Tomado de Parabolasdeldean

Cuentan que unos diablillos ponían todo tipo de tentaciones a un monje que tenía fama de hombre austero y santo y, por más que lo intentaban, no lograban atraparlo en sus redes. Un día fueron a pedir consejo al Diablo en jefe para que les dijera que tenían que hacer para que pecara. “Déjadmelo a mí, les dijo”. Al día siguiente el Diablo en jefe fue a visitar al monje austero y santo y le dijo: ¿Sabes la última noticia? A tu hermano le han ascendido a obispo.

No es justo. ¿Qué tiene o qué ha hecho mi hermano que no tenga o no haya hecho yo? La envidia lo sumergió en la tristeza y murmuró y se quejó amargamente a Dios. Pensó que merecía más paga que su hermano.

No es justo. Siempre hay alguien que con menos méritos que yo es más apreciado, más premiado y mejor pagado que yo.

Tomado de P. Félix Jiménez

ORACIÓN

ANTES DE TODO…

Hubo un tiempo en que yo no existía, y tú me creaste.

No había pedido nada, y tú me hiciste.

Todavía o había salido a la luz, y me viste.

No había aparecido, y te compadeciste de mí.

No te había invocado todavía, y te ocupaste de mí.

No te había hecho ninguna señal con la mano, y me miraste.

No te había suplicado nada, y te compadeciste de mí.

No había articulado ningún sonido, y me comprendiste.

No había todavía suspirado, y me escuchaste.

Aun sabiendo lo que actualmente iba a ser,

no me despreciaste.

Habiendo considerado con tu mirada precavida

mis faltas,

sin embargo, me modelaste.

Amor en presente

Y ahora, que yo, a quien has creado,

a quien has salvado,

a que he sido objeto de tanta solicitud por tu parte,

con la herida del pecado, suscitado por el Acusador,

¡que no me pierda para siempre!

Atada, paralizada,

encorvada como la mujer que sufría,

mi desdichada alma queda impotente para enderezarse.

Bajo el peso del pecado, mira hacia el suelo,

a causa de los duros lazos de Satán…

Inclínate hacia mí, Tú, el sólo Misericordioso,

a mí, pobre árbol pensante que se cayó.

Y futuro esplendoroso

A mí, que estoy seco, hazme florecer de nuevo

en belleza y esplendor

según las palabras divinas del santo profeta (Ez 17,22-24)…

Tú, el sólo Protector,

te pido que quieras posar sobre mí una mirada

surgida de la solicitud de tu amor indecible…

y de la nada crearás en mí la misma luz (cf Gn 1,3).

Por san Gregorio de Narek

Señor Dios nuestro:

Tú no abandonas a los que confían en ti.

Tómanos de la mano cuando tengamos miedo,

Ayúdanos cuando te llamemos a voz en grito,

porque tenemos experiencia

de que somos impotentes

para establecer en este mundo

tu reino de justicia y amor.

Envíanos hoy de nuevo a tu Hijo

para que sea nuestro Señor y Salvador

ahora y por los siglos de los siglos.

Tomado de Universidad Católica Valencia

POEMA

Un santo se sacó la lotería,

y a Dios le daba gracias noche y día;

pero un ladrón peor que el Iscariote

se la robó por medio de un garrote:

Dios premia al bueno; pero viene el malo

le quita el premio y le sacude un palo.

Aparentemente, los que se levantan temprano son los que soportan “todo el peso del día y el calor”; y después encima tienen que temblar y tragar saliva porque les pagan los últimos y encima los reprenden; de modo que los pobretes se quejan y dicen:

El sol molesta al justo y al injusto

y la lluvia igualmente los joroba

pero al justo más bien; porque el injusto

el paraguas le roba.

Leonardo Castellani, “El Evangelio de Jesucristo”,

Ed. Itinerarium, Buenos Aires , Pág. 105 y ss

MEDITACIÓN

«Apártate de mí —dice el apático aletargado—, te lo ruego; apártate de mí». ¿Por qué? «Quiero dormir». «Pero te causará la muerte». Él, por amor al sueño, responde: «Quiero morir». Pero la caridad dice desde arriba: «Yo no lo quiero».

Este mismo afecto amoroso lo manifiesta con frecuencia el hijo para con su padre anciano que ha de morir pocos días después, llegado ya al término de su existencia. Si le ve aletargado y advierte por el médico que su padre sufre esa enfermedad, dice para sí: «Despierta a tu padre; si quieres que viva, no le permitas dormirse». El jovenzuelo está junto al anciano, lo mueve, le pellizca, le pincha, le causa molestias impulsado por el amor filial, y no permite que muera inmediatamente quien ha de morir pronto debido a su ancianidad. Y si vive, se alegra el hijo de que viva algunos días más, no obstante que será sucesor del que va a morir. ¡Con cuánta mayor caridad debemos causar molestias a nuestros amigos con quienes viviremos no unos pocos días en este mundo, sino junto a Dios por toda la eternidad. Ámennos, pues, y hagan lo que escuchan de nuestra boca; adoren al que también adoramos nosotros, para recibir lo que igualmente esperamos nosotros. Vueltos al Señor….

Tomado de San Agustín, Sermón 87

No existe eso que llaman “mi” pan.

Todo el pan es nuestro,

se me ha dado a mí,

y a los demás a través de mí

y a mí a través de los demás.

Y no sólo el pan,

sino todas las otras cosas necesarias

para sustentar esta vida

se nos han dado en depósito

para compartirlas con los demás,

por causa de los demás,

para los demás y a los demás,

a través de nosotros.

Maestro Eckhart

CANTO

La Oración Cristóbal Fones, SJ

VIDEO

Parábola de Los Trabajadores de la Viña – Valivan

Delegación para el Clero de Santiago de Compostela